Durante
el Consistorio Ordinario Público para la canonización de los beatos Roncalli y
Wojtyla, que se celebró en el palacio apostólico del Vaticano, el Papa
Francisco confirmó la fecha en que por primera vez dos Papas serán inscritos en
el registro de los santos al mismo tiempo. El Papa Francisco aprobó en junio
pasado el milagro atribuido a la intercesión del beato Juan Pablo II y dispensó a
Juan XXIII, el proceso del segundo milagro porque la fama de santidad del
llamado “Papa Bueno” es muy arraigada.
Cabe
resaltar que la fecha de canonización coincide con el día de la Divina Misericordia,
fiesta litúrgica establecida precisamente por Karol Wojtyla tras reconocer las
apariciones de Cristo a la monja polaca Faustina Kowalska. La beatificación del
Papa polaco también se realizó en la misma fiesta, que en el año 2011 cayó el 1
de mayo, y es que es variable porque se festeja el segundo domingo de Pascua
que cambia de acuerdo al calendario litúrgico de cada año.
Respecto
a la canonización de Juan XXIII, el iniciador del Concilio Vaticano II, resaltó
que la Iglesia muestra una
nueva sensibilización al haber aprobado su elevación a los
altares con un sólo milagro cuando normalmente se requieren dos: “si bien se
dice que un milagro es la confirmación de la santidad, la santidad es anterior
a los milagros, es la vida, ejemplo y las acciones lo que hacen a un santo, el
milagro es una prueba de ello pero la Iglesia puede encontrar muchas pruebas
por ejemplo está el caso de
san Francisco de Asís… hay personajes que no necesitan”.
El
canciller de la Universidad Pontificia comentó que el próximo 27 de abril el
Papa Francisco podría abrir un espacio para ganar indulgencias por la
canonización de dichos papas, sin embargo, habrá que esperar y estar pendientes
de ello ya que no es un requisito para la santificación aunque por ser
precisamente el Día
de la Misericordia no sería extraño que concediera alguna gracia especial
Por
su parte, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Federico
Lombardi, anunció que el Obispo emérito de Roma podría participar en la
ceremonia de canonización; “no hay motivo legal o doctrinal por el que Benedicto
XVI no pueda participar en una ceremonia pública". De ser así será un día
histórico; cuatro papas “juntos”. Un acontecimiento insólito, propio de ese
estilo tan lleno de sorpresas del actual pontificado, es la decisión del Papa
Francisco de canonizar, dentro de la misma ceremonia, a Juan XXIII y Juan Pablo II.
Antes
de seguir adelante, prudente será reflexionar cómo la existencia de Papas
santos, fue algo rarísimo durante los últimos 500 años. Para ser más precisos:
desde que san Pío V, quien reinó de 1566 a 1572, alcanzó la santidad, ningún otro
pontífice había sido elevado a los altares. Hubo que esperar hasta san Pío X,
quien reinó entre 1903 y 1914. Daba la impresión de que durante varios siglos,
la santidad no era algo que caracterizase a los vicarios de Cristo.
Las
cosas empezaros a cambiar desde la segunda mitad del siglo XIX. Pío IX, quien
sufrió el despojo de los estados pontificios, fue beatificado por Juan Pablo II en septiembre
del año 2000. Asimismo pontífices como Pío XII y Pablo VI tienen el grado de
venerables, lo cual significa que serán beatificados en cuanto se les compruebe
un milagro. Una vez expuesto lo anterior, hablemos brevemente de los dos
pontífices que están a punto de ser venerados como santos.
¿Qué
podemos decir de Juan Pablo
II que otros no hayan dicho antes? Un Papa que fue un auténtico pontífice misionero,
ya que realizó más de 100 viajes predicando el evangelio y confirmando en la
fe. Un Papa que fue incluso admirado por sus enemigos ideológicos y que durante
su funeral se hizo realidad aquello de “vox populi, vox Dei” ya que quienes
allí estaban orando clamaron al unísono: “¡santo subito!” Un poco más lejano en el tiempo es Juan XXIII
cuya vida y pontificado explican el nuevo rostro de la Iglesia.
Cuando
los cardenales que participaron en aquel cónclave de 1958 eligieron al anciano
patriarca de Venecia, Angel José Roncalli, muchos pensaron que sería un simple
Papa de transición. Y en cierto modo tuvieron razón ya que a Juan XXIII le
correspondió llevar a cabo la transición entre una Iglesia que estaba
quedándose rezagada, a otra que supo responder a los desafíos del mundo
moderno. Esto lo hizo Juan XXIII convocando al Concilio Vaticano II.
Cuatro
fueron los objetivos que se propuso el Papa bueno al convocar el Vaticano II:
Profundizar en la
naturaleza de la Iglesia
Renovarla
interiormente
Favorecer la unión de
los cristiano
Mantener el diálogo
con el mundo contemporáneo
El primer paso había
sido dado. Juan XXIII abrió las ventanas de la Iglesia para que entrase aire
fresco y con su peculiar bondad y apertura al mundo, hizo posible que sus sucesores
salieran de Roma en busca de las ovejas perdidas.
Sin
Juan XXIII no se explica la presencia de un Papa en Tierra Santa o en la ONU
como fue el paso de Pablo VI visitando los santos lugares en 1964 o viajando a
Nueva York un año después. La bondad de Juan XXIII y la apertura al mundo de
Pablo VI inspiraron al cardenal Albino Luciani a juntar los nombres de ambos en
el momento de elegir el nombre con el que habría de reinar: Juan Pablo I. Definitivamente,
resulta muy difícil de explicar el brillante pontificado de un Juan Pablo II si no acudimos
a sus tres inmediatos antecesores y –de un modo muy especial-a Juan XXIII el
Papa del concilio.
Dos
Papas de los últimos años suben al mismo tiempo a los altares recordándole al
mundo entero que la santidad pontificia es algo real y presente en los obispos
de Roma. Juan XXIII y Juan
Pablo II, dos Papas que tuvieron mucho en común y que el
Espíritu Santo se los dio a la Iglesia cuando ésta más los necesitaba. Una
decisión del Papa Francisco que consideramos sensata, oportuna y edificante.