PROGRAMA Nº 1202 | 18.12.2024

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Juan XXII y Juan Pablo II Santos

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Durante el Consistorio Ordinario Público para la canonización de los beatos Roncalli y Wojtyla, que se celebró en el palacio apostólico del Vaticano, el Papa Francisco confirmó la fecha en que por primera vez dos Papas serán inscritos en el registro de los santos al mismo tiempo. El Papa Francisco aprobó en junio pasado el milagro atribuido a la intercesión del beato Juan Pablo II y dispensó a Juan XXIII, el proceso del segundo milagro porque la fama de santidad del llamado “Papa Bueno” es muy arraigada.

Cabe resaltar que la fecha de canonización coincide con el día de la Divina Misericordia, fiesta litúrgica establecida precisamente por Karol Wojtyla tras reconocer las apariciones de Cristo a la monja polaca Faustina Kowalska. La beatificación del Papa polaco también se realizó en la misma fiesta, que en el año 2011 cayó el 1 de mayo, y es que es variable porque se festeja el segundo domingo de Pascua que cambia de acuerdo al calendario litúrgico de cada año.

Respecto a la canonización de Juan XXIII, el iniciador del Concilio Vaticano II, resaltó que la Iglesia muestra una nueva sensibilización al haber aprobado su elevación a los altares con un sólo milagro cuando normalmente se requieren dos: “si bien se dice que un milagro es la confirmación de la santidad, la santidad es anterior a los milagros, es la vida, ejemplo y las acciones lo que hacen a un santo, el milagro es una prueba de ello pero la Iglesia puede encontrar muchas pruebas por ejemplo está el caso de san Francisco de Asís… hay personajes que no necesitan”.

El canciller de la Universidad Pontificia comentó que el próximo 27 de abril el Papa Francisco podría abrir un espacio para ganar indulgencias por la canonización de dichos papas, sin embargo, habrá que esperar y estar pendientes de ello ya que no es un requisito para la santificación aunque por ser precisamente el Día de la Misericordia no sería extraño que concediera alguna gracia especial

Por su parte, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Federico Lombardi, anunció que el Obispo emérito de Roma podría participar en la ceremonia de canonización; “no hay motivo legal o doctrinal por el que Benedicto XVI no pueda participar en una ceremonia pública". De ser así será un día histórico; cuatro papas “juntos”. Un acontecimiento insólito, propio de ese estilo tan lleno de sorpresas del actual pontificado, es la decisión del Papa Francisco de canonizar, dentro de la misma ceremonia, a Juan XXIII y Juan Pablo II.

Antes de seguir adelante, prudente será reflexionar cómo la existencia de Papas santos, fue algo rarísimo durante los últimos 500 años. Para ser más precisos: desde que san Pío V, quien reinó de 1566 a 1572, alcanzó la santidad, ningún otro pontífice había sido elevado a los altares. Hubo que esperar hasta san Pío X, quien reinó entre 1903 y 1914. Daba la impresión de que durante varios siglos, la santidad no era algo que caracterizase a los vicarios de Cristo.

Las cosas empezaros a cambiar desde la segunda mitad del siglo XIX. Pío IX, quien sufrió el despojo de los estados pontificios, fue beatificado por Juan Pablo II en septiembre del año 2000. Asimismo pontífices como Pío XII y Pablo VI tienen el grado de venerables, lo cual significa que serán beatificados en cuanto se les compruebe un milagro. Una vez expuesto lo anterior, hablemos brevemente de los dos pontífices que están a punto de ser venerados como santos.

¿Qué podemos decir de Juan Pablo II que otros no hayan dicho antes? Un Papa que fue un auténtico pontífice misionero, ya que realizó más de 100 viajes predicando el evangelio y confirmando en la fe. Un Papa que fue incluso admirado por sus enemigos ideológicos y que durante su funeral se hizo realidad aquello de “vox populi, vox Dei” ya que quienes allí estaban orando clamaron al unísono: “¡santo subito!” Un poco más lejano en el tiempo es Juan XXIII cuya vida y pontificado explican el nuevo rostro de la Iglesia.

Cuando los cardenales que participaron en aquel cónclave de 1958 eligieron al anciano patriarca de Venecia, Angel José Roncalli, muchos pensaron que sería un simple Papa de transición. Y en cierto modo tuvieron razón ya que a Juan XXIII le correspondió llevar a cabo la transición entre una Iglesia que estaba quedándose rezagada, a otra que supo responder a los desafíos del mundo moderno. Esto lo hizo Juan XXIII convocando al Concilio Vaticano II.

Cuatro fueron los objetivos que se propuso el Papa bueno al convocar el Vaticano II:

Profundizar en la naturaleza de la Iglesia
Renovarla interiormente
Favorecer la unión de los cristiano
Mantener el diálogo con el mundo contemporáneo
El primer paso había sido dado. Juan XXIII abrió las ventanas de la Iglesia para que entrase aire fresco y con su peculiar bondad y apertura al mundo, hizo posible que sus sucesores salieran de Roma en busca de las ovejas perdidas.

Sin Juan XXIII no se explica la presencia de un Papa en Tierra Santa o en la ONU como fue el paso de Pablo VI visitando los santos lugares en 1964 o viajando a Nueva York un año después. La bondad de Juan XXIII y la apertura al mundo de Pablo VI inspiraron al cardenal Albino Luciani a juntar los nombres de ambos en el momento de elegir el nombre con el que habría de reinar: Juan Pablo I. Definitivamente, resulta muy difícil de explicar el brillante pontificado de un Juan Pablo II si no acudimos a sus tres inmediatos antecesores y –de un modo muy especial-a Juan XXIII el Papa del concilio.

Dos Papas de los últimos años suben al mismo tiempo a los altares recordándole al mundo entero que la santidad pontificia es algo real y presente en los obispos de Roma. Juan XXIII y Juan Pablo II, dos Papas que tuvieron mucho en común y que el Espíritu Santo se los dio a la Iglesia cuando ésta más los necesitaba. Una decisión del Papa Francisco que consideramos sensata, oportuna y edificante.

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