A
finales del siglo XIX, en Ushuaia (Isla Grande de Tierra del Fuego), el
gobierno federal instaló una colonia penal, donde llegan los primeros prisioneros
condenados en 1884. En 1902 ya era un conjunto de edificaciones para los presidarios,
y se construye un ferrocarril de rieles de madera con trocha de menos de un metro
para el transporte de materiales, principalmente: rocas, arena y leña. En 1909,
el alcalde se da cuenta de la necesidad de mejorar el servicio e implementa el
sistema de tracción “Decauville”, de 600 mm de trocha, el que se termina hacia
fin de año. Este trencito, conectaba la prisión con el bosque pasando, a lo
largo de la costa, frente al nuevo y creciente pueblo de Ushuaia. Este
ferrocarril fue conocido como el “Tren de los Presos” y llevaba tanta madera
para la calefacción y cocina, como para la construcción.
La
vía férrea fue paulatinamente extendiéndose adentro del bosque, en áreas mas remotas,
a medida que la madera se agotaba. Llegó hasta el valle del río Pipo, en
terrenos más altos. La constante edificación llevó a las autoridades de la
cárcel a utilizar a los prisioneros en variados trabajo y pesadas labores. En
1947, el gobierno de Perón y su Director del Servicio Penitenciario Federal, clausuran
el presidio e implementan una base naval. Dos años más tarde, el terremoto de
Tierra del Fuego de 1949, bloqueó y destruyó gran extensión de la línea férrea
y no hubo ninguna preocupación por parte del gobierno en despejar y reconstruir
la vía. El
trayecto se hizo inviable y el servicio del tren se cerró en 1952.
En
1994, la línea férrea fue reconstruida por una empresa privada con
fines turísticos y comenzó a funcionar nuevamente, pero con vagones lujosos y
servicio de comedor. Una nueva locomotora a vapor (Camila) se compró en
Inglaterra en 1995 y con otra -fabricada en Argentina- y tres locomotoras
diésel, realizan un hermoso viaje turístico. El viaje comienza en la «Estación Fin del
Mundo», a 8 km al oeste de Ushuaia. Se toman pasajeros a lo largo del Valle Pico,
en la Garganta Toro
y en la “Estación
Cascada de la Macarena“, los visitantes son ilustrados acerca
del pueblo originario Yámana, mientras están detenidos durante 15 minutos disfrutando,
al mismo tiempo, de una hermosa vista. El tren luego ingresa al Parque
Nacional, donde los pasajeros pueden abordar un automotor que los lleva dentro
del parque a través del valle, volviendo a la «Estación El Parque»
donde retoman el tren.