PROGRAMA Nº 1167 | 17.04.2024

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Kyrie Eléison

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El Kyrie eléison, Christe eléison, es una aclamación laudatoria (de alabanza) muy antigua que recitamos los cristianos al inicio de la liturgia eucarística latina (la misa, el acto esencial del culto y de la oración de la Iglesia). Con el Kyrie (vocativo de Kyrios que quiere decir "el Señor") confesamos el señorío de Cristo Resucitado sobre la humanidad y su historia. Esos Kyrie eléison, Christe eléison, en griego significan: ¡Señor ten piedad, Cristo ten piedad!

Veamos brevemente el uso y significados que se le daba a la palabra Señor en la antigüedad, en la época helenística, así como en el Antiguo y Nuevo Testamento, su aplicación a Jesús y el uso del kyrie en la liturgia desde la iglesia primitiva hasta nuestros días. La palabra "Señor" designa al que manda, al que tiene legítimo poder sobre alguien o algo. Era "Señor" (: adonay en hebreo, : kyrios en griego, domine en latín) el dueño de un esclavo, de un animal u objeto (Lc 19,33). Con el adoni se le distinguía también a la persona que desempeñaba un puesto importante (Gén. 23, 6), -por ejemplo "Adoni-Bézeq" ó "mi señor es Bézeq"- y se le decía señor también al rabí. En Egipto, y en las tierras semíticas, los servidores y esclavos llamaban señor a su rey (Éx 10, 7).

Tanto las religiones egipcias como semíticas veneraban a sus dioses como señores o dueños supremos de sus vidas, como revelan las antiguas inscripciones. En el Antiguo Testamento a Yahvéh se le designa como Señor por ser el creador del cielo y tierra (Gén I,I), creador de su pueblo (Is 43,I.21) y su libertador en tiempos de la esclavitud en Egipto (Éx 19,4-6). De este modo, se le sustituyó el nombre propio de Yahvéh con el título real Adonai, y Kyrios en griego. En la época helenística, cuando las religiones y la cultura griega tocan las muchas costas del mediterráneo, los dioses egipcios y griegos eran designados como señores: Kyria Isis, Kyrios Asclepios (Esculapio)... A estos "muchos señores y dioses" del mundo griego, Pablo les exhorta a conocer al "único Dios, el Padre, y el único señor Jesucristo" (2 Cor 8,5s).

En el Nuevo Testamento Dios es "el Señor" (Rom 4,8) y en muchas ocasiones se sustituye la palabra Dios por "el Señor". Y también Jesús es llamado "Señor". Pero es ya un Señor a quien quisieron hacerle suyo y entregarse voluntaria e intensamente, por lo que se dirigirán a él con el título de "Señor mío" (adoni) o "Señor nuestro" (Mc 11,3; 7,28). Si al título arameo de Rabbí (maestro) o Rabbuní le fue transmitido el de señor, para los discípulos Jesús será "mi Señor" (Lc 19,31; 22,II), título que Él acepta (Jn 13,13) por ser el Ungido de Dios (Mc 8,29), en cuya persona se manifiesta el poder regio de Dios (Mt 12,28), con poder para juzgar a vivos y a muertos (Jn 5,22), a cuya soberanía desean entrar de lleno sus discípulos cuando clamaban en arameo maran atha "Nuestro Señor ha venido, está presente", ó marana tha "Señor nuestro, ven".

Cabe anotar también, que la invocación Christe eléison es característica del rito romano, con la excepción del rito mozárabe. En las peticiones, recordaban el ambiente terrenal que les rodeaba: suplicaban por los dolores del mundo, clamaban por la paz y la liberación de los oprimidos y de los perseguidos. Más tarde, estas súplicas con el kyrie fueron eliminadas, permaneciendo ahora a solas el kyrie, como un clamor penitencial, individualista. El kyrie eléison se cantaba como una sílaba con muchas notas, siendo luego enriquecidos los cantos con abundantes melismas (grupo de notas sucesivas que forman un neuma o adorno sobre una misma vocal). Los coros introdujeron eventualmente tropos (textos breves con música) que encontramos más evidentemente desde la Edad Media. Los más grandes compositores occidentales han compuesto magníficas piezas musicales polifónicas en honor a estas breves pero tan profundas frases del Kyrie eléison.

A finales del siglo II las lecturas eucarísticas eran aún leídas en griego. Cuando bajo el papa San Dámaso en el siglo IV fueron cambiados los textos de la misa del griego al latín, el kyrie permaneció sin embargo inmutable, y así siguió por siglos. Los Padres apostólicos y los Apologistas no mencionan el Kyrie eléison. La referencia más antigua que tenemos sobre su uso en la liturgia romana es la del octavo libro de las Constituciones Apostólicas y en el tercer canon del Segundo Concilio de Vaison, en el año 529. San Gregorio II (590-604) aclara el uso que le daba en el rito romano respecto al estilo de Constantinopla, o las iglesias orientales. El Ordo Romano del siglo VII y VIII ya lo colocan alternado entre el coro y los feligreses terminada la antífona del Introito, o sea, al comienzo de la Misa.

Aunque dando paso actualmente al vernáculo de cada región -tras el Concilio Vaticano II- el hermoso y profundo Kyrie se canta en griego aún hoy día en épocas o liturgias especiales, como por ejemplo en las misas dominicales (Domini dies: día del Señor) en tiempo de Cuaresma. Y como para ser cristianos hay que reconocer a Cristo como nuestro Señor (I Cor 12,3; I Jn 4, 1-3), comenzamos haciéndolo así al inicio de la celebración de la Santa Cena (la misa), recitando o cantando el Kyrie eléison.

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