miércoles, 30 de diciembre de 2015

HISTORIA DEL AÑO NUEVO

Es una fiesta que conmemora el inicio de un nuevo año. La fecha en que se realiza esta celebración depende del tipo de calendario utilizado, siendo la más utilizada el 1 de enero, fecha según el calendario juliano/gregoriano, usado en la mayoría de los países del mundo. Tradicionalmente, el calendario romano comenzaba el primer día del mes de marzo. Sin embargo, era en el mes de enero (el 11º mes) cuando los cónsules de la Antigua Roma asumían el gobierno. Julio César, en el año 47 adC, modificó el sistema creando el calendario juliano, que con algunas modificaciones realizadas en tiempos del Cónsul Marco Antonio 44 adC, el Emperador Augusto César 8 adC y finalmente por el Papa Gregorio XIII 1582, se utiliza hasta hoy. En éste se da inicio al año el día 1 de enero. Posteriormente, el calendario juliano/gregoriano mantuvo la costumbre y la celebración se caracterizó con un significado religioso durante la Edad Media y los siglos posteriores. Llamar Calendario Gregoriano al Calendario occidental es una seria injusticia para su verdadero creador, el Cónsul Julio César.

Hace 4.000 años los babilonios vieron en esta repetición de las estaciones un motivo digno de celebrarse e instauraron un ciclo festivo que dejaría corta la juerga más movida de nuestra época: eran 11 días de celebración, que comenzaban cuando la primavera describía sus primeros trazos entre los jardines colgantes de Babilonia. Los egipcios también recibían con algarabía las señales que preludiaban el nuevo año. Su rostro se tornaba festivo cuando llegaba el ansiado momento en que el río Nilo empezaba a crecer y el caudal se hacía propicio para la siembra. Entonces, la tierra era labrada con confianza en los tiempos venideros.

Desde siempre, el nuevo año ha significado el festejo de un triunfo inexistente, una victoria que se desea pero aún no ha ocurrido, un elogio a la esperanza que se renueva cada 365 días. En las diferentes culturas de todos los tiempos los cambios de ciclo han llevado implícitos ritos que atraen salud, amor y dinero, los tres pilares básicos de la felicidad del hombre. Por eso, no es extraño encontrar ritos ancestrales, propios de cada cultura y pueblo, que busquen la felicidad, el éxito y la abundancia. La espera de fin de año es especial en Venezuela. Antes que den las 12, las familias se reúnen en sus hogares y preparan la hallaca, una especie de humita exuberante, repleta de condimentos y relleno especial, que se regala a los amigos durante la noche de víspera de Año Nuevo. Es una forma de reafirmar la amistad y de desear buena suerte para el próximo año.

En Alemania desafían al destino mediante la “ceremonia” del BLEIGLESSEN. Este ritual consiste en develar los misterios del futuro con una barra de plomo. El plomo se pasa por una soldadora, se funde hasta hacerse agua y las gotas plateadas se vierten en un vaso cuando el alba empieza a despuntar. El plomo líquido se vuelve sólido nuevamente y alcanza formas extrañas que -con una buena dosis de imaginación germánica- pueden predecir lo que depara el mañana.

Los escoceses festejan en el HOGMANAY. El procedimiento es sencillo: se busca un barril de madera, se le prende fuego y se lo pone a rodar por las calles. Según dicen, es para permitir el paso del nuevo año. Además, después de medianoche, llega el momento de presentar su "primer pie". A esa hora van a ver a sus allegados para desearles feliz año nuevo y les ofrecen un trago de whisky y un pedazo de pastel de avena. Los más viejos se quedan y esperan que el "primer pie" en sus casas sea el de una persona bella y alta y, sobre todo, de cabello negro (que trae suerte).

En Rumania las mujeres solteras suelen caminar hacia un pozo, encender una vela y mirar hacia abajo. El reflejo de la llama dibujará en las oscuras profundidades del agua el rostro de su futuro esposo. Las que se quedan en sus casas toman una rama de albahaca y la colocan bajo la almohada: el sueño de esa noche tendrá como protagonista al hombre que las espera.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

NO AL NARCOTRÁFICO, SI A LA VIDA PLENA

1. Los Obispos argentinos volvemos una vez más sobre este tema por la gravedad creciente que significa. “La plaga del narcotráfico, que favorece y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad” (1) Con estas enérgicas palabras el Papa Francisco llamaba al compromiso social.

2. Nosotros, como pastores del Pueblo de Dios que peregrina en la Argentina, adherimos con firmeza al contundente mensaje del Santo Padre, y nos sentimos cercanos a quienes más sufren a causa del crimen organizado. En efecto, convencidos de la gravedad del momento que enfrenta nuestra Patria en este tema, queremos alertar a toda la sociedad acerca de la necesidad de una conversión urgente. La problemática es muy amplia. Hoy queremos centrar nuestra reflexión en lo referente al narcotráfico.

3. La complejidad del problema nos lleva a entender que dicha transformación no puede ser comprendida de modo unilateral. Cualquier respuesta lineal resulta tan ineficiente como inútil. San Juan Pablo II sostenía que “La toxicomanía tiene que considerarse como el síntoma de un malestar existencial, de una dificultad para encontrar su lugar en la sociedad, de un miedo al futuro y de una fuga hacia una vida ilusoria y ficticia. (...) El incremento del mercado y del consumo de drogas demuestra que vivimos en un mundo sin esperanza, carente de propuestas humanas y espirituales vigorosas.” (2)

4. Cuando hablamos de narcotráfico nos referimos a un negocio de dimensiones mundiales, que extiende sus redes en los Estados, las empresas y en múltiples sectores de la sociedad. La globalización ha favorecido la acción de grupos supranacionales más allá de los intereses de las naciones. El Estado debe oponer una fuerza organizada  para neutralizar los enormes daños que causa el flagelo que nos ocupa. En este contexto el narcotráfico y otras mafias han crecido enormemente en los últimos años.

Lamentablemente ya se encuentra arraigado en nuestro país; su presencia y difusión es incomprensible sin la complicidad del poder en sus diversas formas. Es doloroso constatar que, además, las drogas, signos de muerte, se producen en la Argentina. El crimen organizado se enriquece también de otras formas de esclavitud, tales como la trata de personas, el tráfico de armas, el tráfico y venta de órganos, el trabajo infantil, entre otros. No se nos escapa el vínculo de esta situación con la violencia o inseguridad social y la agresividad irracional en los asaltos y otros tipos de delitos. Francisco hace un firme pedido de conversión y desea que “La misma llamada llegue también a todas las personas promotoras o cómplices de corrupción. Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social” (…) “Si no se la combate abiertamente  tarde o temprano busca cómplices y destruye la existencia”. (3)

5. La cultura global del consumismo genera deseos insatisfechos e impone en nuestros países un mercado con una escala inadecuada de valores. Transmite constantemente la idea falsa de que sin determinados bienes no se puede ser feliz. La plenitud del ser aparece identificada con el tener. Esta propuesta es la lógica avasalladora del consumismo que, como el agua, penetra todos los rincones de la sociedad. ¡Cuántos chicos perdieron la vida por seguir la seductora voz del consumo como a su propia ley! ¡Cómo se globaliza la indiferencia cuando nos acomodamos en la búsqueda del confort personal! Por todo el país a nivel capilar las comunidades dan cuenta de que el tendal de enfermos que produce la droga es cada vez mayor.

6. Esta globalización de la indiferencia, que genera una cultura individualista centrada en el consumo es la que da el marco propicio para la expansión de las redes del narcotráfico. No se puede comprender este fenómeno al margen de la actual cultura global. El narcotráfico está en el espíritu del capitalismo más salvaje y de la idolatría del dinero: es inseparable de ellos. Y sabemos que “el amor al dinero está en la raíz de todos los males”. (I Tim 6,10).  Como nos enseña Francisco “No llevamos el dinero con nosotros al más allá. El dinero no nos da la verdadera felicidad. La violencia usada para amasar fortunas que escurren sangre no convierte a nadie en poderoso ni inmortal. Para todos tarde o temprano llega el juicio de Dios al cual ninguno puede escapar” (4)

En esta cadena delictiva se encuentra el “narcomenudeo”. Es creciente la cantidad de gente que produce en su casa el “paco” u otros preparados perniciosos y luego lo comercializan sin escrúpulo, llegando al atropello de mandar a los propios hijos o nietos a vender drogas. Esta realidad atenta contra el quinto mandamiento “¡No matarás!”. No obstante hay una gran distancia entre el grado de responsabilidad del narcotraficante y el del chico pobre que es utilizado finalmente para hacer llegar la droga. Debemos cuidar que sobre estos últimos no se descargue la fuerza del castigo.

7. La guerra contra las drogas -insistimos- está perdida para quien no se opone a la instalación de este sistema. Hoy nadie puede dudar que es necesario poner radares y disponer de las mejores fuerzas de seguridad posibles. Pero la respuesta verdaderamente adecuada consiste en una profunda transformación cultural.

Con dolor vemos que las reservas morales de nuestro pueblo se ven gravemente amenazadas por el narcotráfico, que desintegra el tejido social. En las zonas periféricas, en algunos barrios y villas, el vendedor de droga se ha convertido en un referente social; se crea allí un espacio independiente ajeno a la auténtica cultura. Se banaliza la deshumanización. Cuando una persona, vencida ya sea por necesidad, o algo aun peor, por ambición, se involucra en el narcomenudeo incrementa sus ganancias y comienza a poseer determinados bienes a los que antes no accedía.

¿Cómo educar a los chicos y a las chicas en la cultura del esfuerzo, del trabajo, en la importancia del estado de derecho? El narcotráfico consagra el triunfo de quien con poco esfuerzo consigue mucho y está al margen de la ley, generando un nuevo escenario de supuesto progreso social. Esto desalienta las esperanzas de aquellos que se esfuerzan y anhelan logros, fruto de su trabajo digno. La falta de ejemplaridad es una debilidad moral y cultural en la vida de la sociedad.

8. El narcotráfico está en contradicción con la naturaleza del Estado. Si el primero busca el beneficio de algunos pocos, el segundo debe velar por la justicia para todos. Instalando su propia ley, el narcotráfico va carcomiendo el estado de derecho. Progresivamente los conflictos van abandonando la legislación y los tribunales, para resolverse con la ley de la fuerza y la violencia.

9. Reconociendo el problema del narcotráfico como un drama nacional, como pastores de la Iglesia en la Argentina asumimos nuestra responsabilidad y queremos profundizar nuestro compromiso.

En diversos lugares del país se vive en una gran indefensión institucional, que reclama la responsabilidad de quienes gobiernan y de todos los legisladores y miembros del poder judicial: se necesitan Políticas de Estado que sean adecuadas y explícitas, concretas y firmes, para eliminar el narcotráfico y el narcomenudeo.

Queremos hacer llegar una palabra de aliento a aquellos jueces que incluso arriesgando sus vidas y las de sus familias encaran seriamente su misión respecto de este tema. Necesitamos reforzar el papel de una justicia independiente y su coordinación con las fuerzas públicas profesionalizadas en esta lucha.

10. En esta tarea convocamos a todo el Pueblo de Dios y tanta gente de buena voluntad: comprometámonos con pasión en el cuidado y acompañamiento de aquellas personas que sufren directa o indirectamente a causa del consumo de drogas. La Iglesia quiere estar cerca de las familias heridas por la adicción de algunos de sus miembros; cuenten con nuestra oración y cercanía. Tenemos la certeza que la amistad social, la confianza y el perdón son actitudes que restauran el tejido social y nos acercan al corazón de Jesús.

11. A pocos días de comenzar el Año Jubilar de la Misericordia, unidos al Papa queremos hacer un firme llamado a la conversión. Nos dirigimos especialmente a quienes son parte de grupos criminales, a quienes miran con indiferencia el drama de los hermanos, y a quienes colaboran por omisión o comisión en la expansión de este flagelo.  “Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Ante el mal cometido, incluso crímenes graves, es el momento de escuchar el llanto de todas las personas inocentes depredadas de los bienes, la dignidad, los afectos, la vida misma”. (5)

En nuestra Madre, La Virgen de Luján, Patrona de los argentinos, los bendecimos.

110º Asamblea Plenaria
Conferencia Episcopal Argentina
del 8 al 13 de noviembre de 2015

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(1) Discurso del Papa Francisco en el Hospital San Francisco de la Providencia. Río de Janeiro, 24/07/2013
(2) Discurso de San Juan Pablo II a un congreso sobre el fenómeno de la droga organizado por el consejo pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios. 11/10/1997.
(3)  Bula de convocación del Jubileo extraordinario de la Misericordia “Misericordiae Vultus” del Papa  Francisco, 11/04/15
(4) Idem.
(5) Idem.

martes, 1 de diciembre de 2015

ANDRÉS EL APÓSTOL

Nació en Betsaida, población de Galilea situada a orillas del lago de Genezaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano Simón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era mayor o menor que éste. La familia tenía una casa en Cafarnaún y en ella se alojaba Jesús cuando predicaba en esa ciudad. Cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús, le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!"

Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues, hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les pidió que le acompañasen a su morada.

Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado). Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús. Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de EI.

AI año siguiente, nuestro Señor eligió a los doce Apóstoles; el nombre de Andrés figura entre los cuatro primeros en las listas del Evangelio. También se le menciona a propósito de la multiplicación de los panes (Juan, 6, 8-9) y de los gentiles que querían ver a Jesús (Juan, 12, 20-22) Aparte de unas cuantas palabras de Eusebio, quien dice que San Andrés predicó en Scitia, y de que ciertas "actas" apócrifas que llevan el nombre del apóstol fueron empleadas por los herejes, todo lo que sabemos sobre el santo procede de escritos apócrifos. Sin embargo, hay una curiosa mención de San Andrés en el documento conocido con el nombre de "Fragmento de Muratori", que data de principios del siglo III: "El cuarto Evangelio (fue escrito) por Juan, uno de los discípulos. Cuando los otros discípulos y obispos le urgieron (a que escribiese), les dijo: "Ayunad conmigo a partir de hoy durante tres días, y después hablaremos unos con otros sobre la revelación que hayamos tenido, ya sea en pro o en contra. Esa misma noche, fue revelado a Andrés, uno de los Apóstoles, que Juan debía escribir y que todos debían revisar lo que escribiese".

Teodoreto cuenta que Andrés estuvo en Grecia; San Gregorio Nazianceno especifica que estuvo en Epiro, y San Jerónimo añade que estuvo también en Acaya. San Filastrio dice que del Ponto pasó a Grecia, y que en su época (siglo IV) los habitantes de Sínope afirmaban que poseían un retrato auténtico del santo y que conservaban el ambón desde el cual había predicado en dicha ciudad. Aunque todos estos autores concuerdan en la afirmación de que San Andrés predicó en Grecia, la cosa no es absolutamente cierta. En la Edad Media era creencia general que San Andrés había estado en Bizancio, donde dejó como obispo a su discípulo Staquis (Rom. 14,9). El origen de esa tradición es un documento falso, en una época en que convenía a Constantinopla atribuirse un origen apostólico para no ser menos que Roma, Alejandría y Antioquía. (El primer obispo de Bizancio del que consta por la historia, fue San Metrófanes, en el siglo IV).

El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión" apócrifa dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV. En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia. Según una tradición que carece de valor, el santo fue a misionar basta Kiev. Nadie afirma que haya ido también a Escocia, y la leyenda que se conserva en el Breviario de Aberdeen y en los escritos de Juan de Fordun, no merece crédito alguno. Según dicha leyenda, un tal San Régulo, que era originario de Patras y se encargó de trasladar las reliquias del apóstol en el siglo IV, recibió en sueños aviso de un ángel de que debía trasportar una parte de las mismas al sitio que se le indicaría más tarde.

De acuerdo con las instrucciones, Régulo se dirigió hacia el noroeste, "hacia el extremo de la tierra"". El ángel le mandó detenerse donde se encuentra actualmente Saint Andrews, Régulo construyó ahí una Iglesia para las reliquias, fue elegido primer obispo del lugar y evangelizó al pueblo durante treinta años. Probablemente esta leyenda data del siglo VIII. El 9 de mayo se celebra en la diócesis de Saint Andrews la fiesta de la traslación de las reliquias. El nombre de San Andrés figura en el canon de la misa, junto con los de otros Apóstoles. También figura, con los nombres de la Virgen Santísima y de San Pedro y San Pablo, en la intercalación que sigue al Padrenuestro. Esta mención suele atribuirse a la devoción que el Papa San Gregorio Magno profesaba al santo, aunque tal vez data de fecha anterior.

martes, 24 de noviembre de 2015

FRANCISCO ES UNA ESPERANZA PARA LOS GAY

"El cura gay reza por la independencia”, lee en voz alta Krzysztof Charamsa en el diario español El Mundo, donde se lo ve saludando al intendente de Arenys de Munt, el pueblo catalán que organizó la primera consulta popular sobre la posible separación de Cataluña del resto de España. Y estalla en una carcajada: “¡Ja! Hablan del cura gay como si yo fuera el único. ¡Hay cientos, miles!” Ríe largo Charamsa, este teólogo polaco de 43 años que llevaba casi dos décadas en el Vaticano cuando anunció que es gay y que tiene pareja. Desde entonces, abandonó el clériman y se mudó a Barcelona con su novio, Eduard Plana, un empleado informático catalán de 44 años, que lo acompañó en la conferencia en la que el ex monseñor abrió los brazos delante de los micrófonos y dijo en italiano: “Hablaré en la lengua de Dante. He salido del closet y soy feliz. He pasado por un coming out que me ha devuelto a la verdadera felicidad de mi sacerdocio”.

También ahora ríe largo Charamsa. Como si necesitara desahogarse.
Hasta el día de su confesión –el 3 de octubre de este año–, este monseñor era secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional vaticana y, desde 2003, oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la ex Inquisición. Enseñaba, además, Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum de Roma. Con semejante currículum, su confesión puso el grito en el cielo: es la primera vez que un sacerdote de tan alto rango en el Vaticano confiesa su homosexualidad y se abraza con su pareja en público.

La sexualidad no se debería practicar dentro de la Iglesia, pero usted dice que hay muchos curas gay. ¿Acaso la sexualidad es tema de discusión entre los miembros del clero?
En el clero se vive la sexualidad como un espacio complejo, de tabú, de rechazo. De nuestra sexualidad no se habla. Es algo que debés tomar como si no fuera parte de vos. Entonces no hablamos de nuestra sexualidad. Pero todo el tiempo hacemos bromas. Es una manera de defendernos, de tocar siempre el tema sin abordarlo realmente. La sexualidad es parte de tu identidad personal y no importa si hay actos sexuales o no. Uno debe vivir la propia sexualidad en paz, en armonía. Somos corporales, no somos ángeles. La vida está marcada por cómo uno vive su sexualidad. Pero en la Iglesia existe sólo la heterosexualidad. Cualquier otra es vista como una desviación. Se la ha llamado de diversas formas: desde pecado hasta delito, desde enfermedad hasta desviación contra natura. La sexualidad en la mentalidad católica siempre fue algo no bueno, algo que se debía esconder. Tardamos muchos siglos en comprender que la sexualidad no sirve solamente para procrear. Sirve también para expresar amor.

¿Está en contra del celibato?
Los que elegimos el clero no hemos elegido el celibato sino que se nos ha impuesto una vida asexual sobre la cual la ciencia moderna tiene muchísimas dudas. Hoy, a la luz de la psicología y la antropología modernas, llevar una vida asexuada por obligación no es sano. El celibato es sano si es opcional. La Iglesia debe empezar a reflexionar sobre esta imposición. Hice muchísimos esfuerzos por entender las razones de la Iglesia para imponer el celibato. Y en un cierto momento me di cuenta de que corresponde a algo irracional. Los apóstoles de Jesús no eran célibes y muchos obispos en la Iglesia primitiva tenían mujeres. Pablo dice que hay que elegir por obispo a quien tenga una mujer y le sea fiel. ¿Sabés por qué? Porque si es un hombre maduro con mujer e hijos, y además sabe administrar su familia y su casa, será un buen obispo.

¿Cuándo se dio cuenta de que era homosexual?
Siempre lo supe. Y lo escondí y me odié. En la Iglesia, un homosexual debe encerrar su sexualidad dentro de sí mismo, debe odiar la propia identidad. Este es el sentimiento que se infunde. No importa tanto si has cometido actos homosexuales o no. En el clero somos especialistas en homofobia interiorizada, que es aquélla que del odio a uno mismo nos lleva a odiar a las personas semejantes a nosotros. Viví en el Vaticano qué significa discutir sobre la homosexualidad. No es informarse sino ridiculizar y desacreditar con estereotipos a la comunidad gay.

Si siempre tuvo claro cuál era su orientación sexual, ¿qué lo llevó a confesarlo recién ahora?
Me llevó mi tiempo. Formé parte durante doce años de la Congregación para la Doctrina de la Fe, una de las oficinas más importantes del Vaticano y, al mismo tiempo, la principal agencia homófoba de la Iglesia. El coming out tiene tres fases: la más dolorosa, que es delante de uno mismo; luego la confesión a las personas queridas y a los amigos; y por último, decirlo a la luz del sol. El último envión fue el amor de mi pareja, ese amor que la Iglesia Católica desprecia, humilla y condena. Imaginate: los documentos de la Congregación llaman “inhumano” al amor homosexual. He hecho lo que aprendí de Jesús: el testimonio. Di mi testimonio. Soy gay y soy un buen cura. He trabajado durante años para la Iglesia, intenté comprender sus razones, me esforcé en obedecer todas su reglas durante la mayor parte de mi vida. Y ahora le debo decir: soy gay, estoy feliz, me siento orgulloso de mi identidad y exijo que mi Iglesia abra los ojos a la realidad.

¿Se lo aconsejaría a los cientos, miles, de curas gay que usted conoce?
Claro que sí. Ellos también deben salir del armario. No es sólo un consejo, es un deber de coherencia, una obligación. Sé que muchos no lo harán para no perder la carrera, la vida egoísta y tranquila que nos proporciona el Vaticano.

¿Cree que, si hubiera sido discreto, usted habría podido llevar adelante su carrera vaticana y su relación personal con Eduard, su pareja?
Por supuesto. Más de uno me lo ha sugerido en el Vaticano y conozco muchos prelados que se manejan así, manteniendo relaciones sentimentales con hombres o con mujeres y llevando adelante el ejercicio de su rol dentro de la Iglesia. Es el gran riesgo de la doble vida dentro del clero. Yo no he tenido una doble vida. Tuve un período de crecimiento en el amor que me ha ayudado a salir del trauma de homosexual negado.

¿Cuánto tiempo hace que Eduard y usted están juntos?
El suficiente como para comprender que entre nosotros hay un profundo amor y ese amor me ha convertido en mejor cura.

Pero usted ya no es más cura.
No puedo ejercer mi sacerdocio, pero la ordenación no me la pueden quitar. Seré cura hasta que me muera.

¿Piensa casarse?
Es una respuesta que deberíamos dar con Eduard, los dos juntos. Este no es el momento, pero ya saldremos a hablar públicamente. Podría decir que la unión civil está entre mis sueños. Habría que ver qué opina Eduard. No hay razones teológicas por las cuales la Iglesia pueda oponerse a la unión civil de personas del mismo sexo. Porque no es su asunto. Asunto suyo es el matrimonio sacramental. La Iglesia puede tener su posición, pero no en un asunto laico de un estado democrático que debe gestionar el bien común no sólo de los católicos.

Desocupado y en ropa de civil, Krzysztof Charamsa dice que se mudó aquí, a Barcelona, con lo puesto. “No he podido ni siquiera levantar mi biblioteca. Mi despacho está cerrado y hasta las monjitas que regentean el hogar de ancianos donde celebraba misa se despidieron de mí diciéndome cosas espantosas”, lamenta. Prefiere no dar detalles de su vida doméstica pero los diarios catalanes ya hablan de que el ex monseñor Charamsa y Eduard Planas se mudarán al Gayxample, la zona más gay friendly del Eixample barcelonés.

El 3 de octubre, Krzysztof Charamsa fechó tres cartas. Una para el papa Francisco, otra para el rector del Pontificio Ateneo Regina Apostolorum y la última para el rector de la Pontificia Universidad Gregoriana, dos de las casas de estudios más prestigiosas de Italia donde el ex monseñor era profesor de Teología.

“Santo Padre, querido Francisco (...). Luego de un tiempo largo y sufrido de discernimiento interior y de plegaria, delante de Dios y con plena consciencia de la gravedad del momento, he tomado la decisión de rechazar públicamente la violencia de la Iglesia frente a las personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales –escribió Charamsa al Papa–. Siendo también yo un hombre de orientación homosexual, no puedo más seguir soportando el odio homofóbico de la Iglesia, la exclusión, la marginalización y la estigmatización de las personas como yo que son continuamente ofendidas en su dignidad y en sus derechos humanos, negados y doblegados por esta Iglesia violenta y por sus fieles.”

Y agrega: “Le agradezco algunas de sus palabras y gestos de Pontífice frente a las personas homosexuales. Pero sus palabras tendrán valor sólo y exclusivamente cuando borre todas las declaraciones del Santo Oficio, ofensivas y violentas, sobre las personas homosexuales, hasta que arranque la instrucción obscena de Benedetto XVI que prohíbe la admisión al sacerdocio de personas homosexuales”.

¿Cree que si Francisco hubiera podido decidir sobre su situación sin el contexto y las presiones del Vaticano su destino habría sido diferente?
Sin duda. El papa Francisco es una esperanza para las personas homosexuales. Francisco es revolucionario. Es el primer papa que ha utilizado la palabra “estigmatización” y le empezó a hablar a esta mentalidad católica que está muy afuera del Vaticano. Monseñor Piero Marini, que fue ceremonial del papa Juan Pablo II, fue la primera persona que Francisco recibió en audiencia privada. Luego de verlo, Marini dijo: “Con el papa Francisco hemos empezado a vivir. Es como salir de una oscuridad. Tenemos de nuevo derecho a discutir, a hablar claramente”. El problema del Vaticano es que este rechazo a la apertura que propone el papa Francisco no es racional. La Congregación para la Doctrina de la Fe debería estudiar los temas de manera científica, pero el rechazo es casi ideológico. Por eso yo sufría ahí. Tenía que estudiar cosas a escondidas porque, de lo contrario, estaba sospechado. El problema del Vaticano es que no tenemos ninguna comisión interdisciplinaria.

Usted hizo su confesión un día antes de la inauguración del Sínodo sobre la Familia impulsado por el Papa. ¿Cómo evalúa sus resultados?
Eso fue también parte de mi denuncia. He visto cómo día tras día se boicoteaba la propuesta de Sínodo del papa Francisco. La Congregación para la Doctrina de la Fe no ha promovido ningún estudio serio que el Papa ha pedido. No hemos tratado seriamente la voluntad de nuestro jefe, que es el Papa. La Congregación ha hecho una auténtica guerra contra el divorcio sin un verdadero estudio, que era lo que el Papa había pedido que hiciéramos. Francisco quiere que empecemos a estudiar, a pensar sobre la familia, la sexualidad, el matrimonio. El Sínodo ha dicho la verdad sobre la Iglesia Católica, que actualmente es paranoica, irracional y promotora del odio homofóbico en un mundo donde justamente la homofobia se ha transformado en algo punible para las leyes de muchos estados. La Congregación es la vieja Inquisición que se ocupa de la defensa de la verdadera fe, de la doctrina de la Iglesia. Es la responsable de la defensa delante de las herejías.

El papa Paulo VI, en el Concilio Vaticano II, decidió que no podíamos más perseguir a las personas por herejía, que ésa no es la función de la Iglesia, sino que debíamos promover positivamente la fe y no perseguir suscitando miedo. Podían darse situaciones en las cuales la Iglesia tuviera que corregir a alguien, pero debía hacerse con humildad, con misericordia, con caridad. Paulo VI decía que la verdad no existe sin caridad. Cuando uno ve esta reforma de la Inquisición pareciera escuchar las palabras del papa Francisco cuando dice: “Yo no quiero Inquisición en la Iglesia, quiero estudio”. En mi Congregración se decía: “Ah, este hombre no conoce la Teología”. Francisco es un teólogo fantástico. Sabe adónde ir. Es consciente de que no cuenta con el tiempo para leer toda la biblioteca, pero que a la vez tiene que saber dónde están las ideas fuertes, dónde están las preguntas importantes. Es un hombre fiel al Evangelio, a Dios y, al mismo tiempo, es muy sensible a la humanidad. Conoce bien la situación de las personas en sus vidas cotidianas. Francisco dice que no podemos estar desconectados de la realidad, que si desconectamos la religión nos volvemos defensores de doctrinalismos fríos y de normas frías, y que esos fríos principios no le sirven a nadie. Y que eso es como matar a la comunidad creyente. Este es un diagnóstico muy duro.

En su carta al rector del Pontficio Ateneo Regina Apostolorum que envió con copia al decano de la Facultad de Teología de donde era profesor, Charamsa se sincera: 
“Deseo compartir con usted mi decisión de hacer público que soy una persona homosexual. Estoy orgulloso y feliz de poder finalmente expresar mi identidad, libre de deshumanos pesos psicológicos, injustificados sentimientos de culpa, traumas de complejos y de estrés, acusaciones de enfermedad y de desviación. Comparto con usted y, a través suyo, con toda nuestra joven comunidad académica, esta experiencia de liberación del odio, del desprecio y del miedo de uno mismo, inculcada diabólicamente en la estigmatización de las personas pertenecientes a las minorías sexuales de nuestra comunidad católica”.

¿Alguien le respondió?
Mi obispo. Me pidió que, para evitar la expulsión, me retractara respecto de lo que dije.

¿Quiere decir que si usted admite que fue un error, que se confundió, que en realidad creyó que era gay pero que no lo es, la Iglesia le vuelve a abrir sus puertas?
Seguramente no volvería al lugar que yo había alcanzado luego de 17 años en Roma. Pero sí, podría volver a ejercer el sacerdocio.

Ahora que está comprobando lo que es vivir fuera de la Iglesia, ¿no considera esa posibilidad?
Jamás. Soy el hombre más feliz del mundo.

Fuente:
www.clarin.com

martes, 3 de noviembre de 2015

VIRGEN NEGRA DEL MONASTERIO SANTA MARÍA DE LOS TOLDOS

La Virgen Negra que se venera en el Monasterio de Santa María es una reproducción de la talla original que se encuentra en el santuario y Monasterio de Einsiedeln, situado en el corazón de Suiza. Cuando Einsiedeln fundó el Monasterio de Los Toldos le entregó, -¡como tesoro precioso!-, una reproducción de la Virgen Negra. María ofrece su mano izquierda como un trono en el que se sienta el NIÑO JESÚS, nuestro Salvador. Parece que el Niño se le estuviera cayendo, pero en realidad nos lo está ofreciendo como un regalo ya que por el misterio de su Encarnación el Hijo de Dios se hizo hombre para salvarnos del pecado y regalarnos la luz que no tiene fin. Jesús nos sonríe y levanta la mano derecha bendiciéndonos. En su izquierda lleva un pajarito como símbolo de la providencia de Dios que alimentaba a san Benito a través de un cuervo. Pero además cuenta la tradición que. el artista de la imagen original, quizás haya puesto el pajarito haciendo referencia a un pasaje de un relato apócrifo o alguna leyenda donde cuenta que el Niño Jesús, jugando con algún compañero, había modelado con barro pequeños pajaritos y golpeando las manos los había hecho volar. La Virgencita tiene en su mano derecha un cetro que simboliza su dignidad de Reina, -¡en Cristo servir es reinar!-, pues ella es la esclava del Señor que cumplió fielmente la palabra de Dios y por su intercesión y amor maternal ayuda a la Iglesia toda a escucharla y cumplirla.

¿Por qué es negra?
Los piadosos peregrinos que llegaban al santuario de Einsiedeln (Suiza) le encendían velas con el deseo que los cirios continuaran ante la Virgen su presencia, su oración y su amor. Y estas velas o lámparas, al arder, además de las llamas, largaban un humo que fue oscureciendo de a poco a la Virgen. Este es uno de los factores por los que la Virgen es negra. Pero hay otro factor importante que influyó. En el año 1798 se produjo en Suiza la revolución francesa. Estos hombres hicieron muchos destrozos en la iglesia, sacristía, biblioteca, altares, relicarios. Sacaron todo lo que les interesó y hasta demolieron parte del camarín de la Virgen. Pero antes que estos revolucionarios fueran al monasterio, los monjes, avisados de antemano de la llegada de estos sacrílegos, escondieron la Virgen Negra que estaba en el camarín y pusieron otra similar, que era una copia. Al llegar estos hombres al Monasterio, después de hacer los destrozos, se llevaron la copia de la Virgen Negra, pensando que era la original con joyas. De esta forma los monjes salvaron la sagrada imagen. Pero estos hombres seguían haciendo destrozos en la ciudad, entonces, por temor a que vinieran al Monasterio, se la tuvieron que llevar. Este trabajo de salvar la imagen, la realizó un empleado del monasterio, llamado Plácido Kälin. La colocaron en un cajón de pino, envuelta en paños, sellada con pasto seco por dentro y por fuera y se la trasladó en este cajón a un lugar designado en la montaña del valle de Alp y después fue enterrada al pie del monte Mythen, a unos 30 Km. del monasterio. Más tarde fue sacada de allí y la llevaron a otros lugares, también seguros.

Plácido hizo un muy buen trabajo, porque tuvo que pasar por muchos lugares peligrosos. El cajón, donde llevaba a la Virgen, lo camufló con cosas que aparentaban ser parte de las pertenencias de un vendedor ambulante. Así pudo seguir con su objetivo.
Uno de los lugares donde estuvo escondida la imagen de la Virgen fue en Voralberg, en la frontera de Suiza, concretamente en San Geroldo donde había una capilla y una propiedad del Monasterio, en Austria. Allí quedó oculta más de un año. Después que terminó la revolución francesa, en 1803, llevaron la Virgen Negra a su casa, es decir, al monasterio de Einsiedeln. Pero antes de ponerla a la vista, para la veneración de los piadosos peregrinos, se dieron cuenta que había que restaurarla. Para esto llamaron a un hombre experto sobre el tema llamado Juan Adán Futcher. Lo primero que le hizo este restaurador fue sacarle el hollín y limpiar las partes ennegrecidas, por causa del humo de las velas o lámparas que le habían encendido los peregrinos desde mucho tiempo atrás. Luego de haberla limpiado, la Virgen quedó con el color natural de la madera, probablemente de tilo. Pero la imagen así restaurada, extrañó tanto a los piadosos cristianos que habían conocido la imagen oscura en sus peregrinaciones hacia ella, que los monjes de este monasterio de Einsiedeln, frente a la insistencia de los numerosos peregrinos, tuvieron que decirle a Juan que pintara de negro al Niño y a la Madre. Y así lo hizo. Desde entonces esta imagen fue llamada "LA VIRGEN NEGRA". Es bueno recordar que muchas imágenes de la Virgen Negra veneradas en santuarios del mundo son de color negro, como las de Chenstokova en Polonia, la Morenita de Monstserrat. la Pilanca de Zaragoza, la de Puig en Francia, Aparecida en Brasil y tantas otras.

LA TRAMA POLÍTICA OCULTA DE LOS AÑOS EN QUE BERGOGLIO AÚN NO ERA FRANCISCO

En el nombre del Papa, de Mariano de Vedia, reconstruye las siempre tensas relaciones entre el kirchnerismo y la Iglesia Católica.

No llovía afuera, pero en la Casa Rosada se había desatado una tormenta de ideas. Un día después de asumir en reemplazo de Alberto Fernández como jefe de Gabinete, Sergio Massa había convocado a sus colaboradores a su flamante despacho para que le sugirieran qué cosas podían hacerse para mejorar la situación del país y la imagen del Gobierno, luego de la severa derrota que significó la crisis del campo. Era el viernes 25 de julio de 2008 y estaban, entre otros, Juan Manuel Abal Medina, que lo acompañaba como vicejefe de Gabinete; Amado Boudou, que lo había sucedido en la Anses; Gabriel Mihura Estrada, al frente de su equipo de asesores; José Paesani, subsecretario de Coordinación, y gente que lo había ayudado en su gestión como intendente de Tigre. Allí fueron surgiendo consejos para abordar el problema de la deuda externa y los reclamos de los holdouts, la situación de Aerolíneas Argentinas, la ya visible desconfianza del Indec, el creciente protagonismo e influencia de Guillermo Moreno, que había estado ausente en el acto de asunción, hasta que le tocó el turno a Jorge O'Reilly, un empresario dedicado a desarrollos inmobiliarios en la zona norte del Gran Buenos Aires y a quien Massa había llevado como asesor ad honórem. "Creo que hay que dejarse de pelear con todo el mundo y el primero en la lista es la Iglesia", propuso. Enseguida, el jefe de Gabinete le pidió que asumiera la tarea de intentar recomponer ese frente abierto. [.]

Al margen de los cortocircuitos con el cardenal Jorge Bergoglio, el Gobierno no había podido superar el entredicho con el Vaticano por la frustrada designación de Alberto Iribarne como embajador argentino, a raíz de su matrimonio en segundas nupcias no convalidado por la Iglesia. Incluso, en el entorno de Cristina Kirchner había voces que propiciaban no cubrir la sede diplomática, en señal de descontento con la Santa Sede por el rechazo del nombre propuesto. O'Reilly, ex alumno del colegio Cardenal Newman y vinculado con grupos católicos conservadores, sospechaba que sectores del kirchnerismo le habían hecho jugar adrede una mala carta a la Presidenta, proponiendo un candidato que seguramente la Santa Sede iba a objetar. La propuesta tejida por Massa y O'Reilly para fortalecer los lazos con Roma fue el punto de partida de una estrategia que algunos vislumbraron como un plan que escondía un objetivo más ambicioso: quitarse de encima al molesto arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. En la propia Iglesia, hay voces que entienden que esa estrategia habría sido acordada con sectores conservadores que mantenían influencia en la Secretaría de Estado del Vaticano y que se mostraban interesados en profundizar el conflicto con el gobierno argentino. [.]

La hipótesis era atribuirle responsabilidad en ese enfrentamiento al cardenal Bergoglio, a quien ya veían como un posible candidato a suceder a Benedicto XVI, para justificar su posible traslado a un cargo en la estructura de la Santa Sede y promover un nuevo arzobispo de Buenos Aires, que garantizara una convivencia más amable con el Gobierno. Todas las versiones coinciden en que el plan para que Bergoglio fuera nombrado en un cargo en Roma y liberar el arzobispado de Buenos Aires contemplaba la idea de promover en su lugar al obispo Oscar Domingo Sarlinga, titular de la diócesis de Zárate-Campana. En una entrevista con este autor, Sarlinga lo confirmó. Admitió que se vio envuelto en el episodio, pero insistió en que no participó de la maniobra. También sectores del propio gobierno kirchnerista, ubicados en las antípodas ideológicas del empresario conservador que rodeaba a Massa, reconocieron que el intento existió, pero que rápidamente funcionaron las antenas de alerta para lograr que el operativo se frustrara. [.]

¿Era un plan de O'Reilly? ¿Era una idea de Massa, para ofrecerle en bandeja a la Presidenta la cabeza del principal enemigo de los Kirchner?

Una fuente que trabajó cerca de Néstor Kirchner fue terminante, en diálogo con el autor de este libro: "Massa fue la persona que tuvo que dar la cara y hacer la jugada. Fue una orden. Ni lo dudes. En la gestión de los Kirchner muy difícilmente un funcionario toma una decisión por sí mismo. La bajada de línea era directa". Bergoglio era considerado en ese tiempo un enemigo del Gobierno. Incluso, según reveló en enero de 2015 el diputado porteño Gustavo Vera, creador de la Fundación La Alameda, los movimientos del cardenal eran seguidos desde despachos oficiales por agentes de la Secretaría de Inteligencia. "El propio Bergoglio me dijo que tenía los teléfonos pinchados y que en el arzobispado había micrófonos por todos lados y de eso se encargaba el agente Antonio Horacio «Jaime» Stiusso, por orden de Néstor Kirchner", denunció el legislador al autor de este libro. "En ese tiempo, Stiusso le respondía y Kirchner lo bancaba", resumió Vera. [.]

"Entre el gobierno kirchnerista y la Secretaría de Estado del Vaticano había más vínculos de los que se suponen", advirtió en una entrevista el obispo Sarlinga, que rompió un silencio de varios años luego de haber escuchado en silencio distintas versiones que lo ligaron al episodio. Con la perspectiva que ofrece mirar los hechos a la distancia, el obispo de Zárate-Campana está hoy convencido de que se trató de una maniobra urdida entre el gobierno kirchnerista y sectores conservadores del Vaticano que conservaban influencia en la Secretaría de Estado. "La idea era presentar a Bergoglio como uno de los responsables de la tensa relación entre la Iglesia y el gobierno argentino, especialmente si se avanzaba con la provocación de la ruptura de relaciones con la excusa de la demora en aceptar un embajador y sacarlo del medio. El argumento era que había que mejorar los lazos con el gobierno de los Kirchner y frenar los conflictos porque se debía evitar la cubanización de la Argentina", reveló el obispo. [.]

Sarlinga relató que la operación se frustró porque intervino un tercer sector, enrolado en el ala izquierda y peronista del gobierno de Cristina Kirchner. "Se ofuscaron porque la operación para sacar a Bergoglio se hubiera llevado adelante sin ellos y los laureles se los habrían llevado Massa y O'Reilly", evaluó el obispo. A renglón seguido, reveló que el canciller Taiana y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, le hicieron saber a Bergoglio la asonada que se había montado y gestionaron ante Cristina Kirchner para que la maniobra naufragara. "Eso es cierto", admitió Taiana, al dar su versión de los hechos, en una entrevista con este autor. "La maniobra existió. Tenía un sentido político contrario al cardenal y a los mejores intereses del Gobierno. Bergoglio lo supo y en la Cancillería jugamos en contra de esa propuesta y abortamos una cosa que tenía ciertas posibilidades de avanzar", dijo el ex ministro de Relaciones Exteriores. [.]

En el entorno de Massa, en tanto, no admiten el episodio, pero lejos de refutarlo escapan para adelante. "Si hubo tal problema, Francisco no lo tiene presente. Suponer que el Papa, por un problema que pudiera haber sucedido hace tiempo guarda rencor, sería creer que no está en condiciones de perdonar. En ese relato hay personas involucradas a las que Francisco ya recibió en forma pública. No hay razones para interpretar que tenga reparos con Massa", respondió una fuente cercana al líder del Frente Renovador. [.]

"Massa está muy tranquilo. Cuando tuvo posibilidades de comunicarse con Su Santidad, se alegró y se tranquilizó. Las operaciones son muchas. Más allá de todas las interpretaciones que se hagan, es bueno saber que la otra parte piensa de la misma manera", explicó el intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, uno de los vasos comunicantes de Massa con la Iglesia. Como quien da vuelta una página para no volver a releerla, aclara que O'Reilly ya no pertenece al Frente Renovador ni integra ninguno de los equipos que asesoran y acompañan al candidato presidencial. [.]

Cuando el propio arzobispo supo de los trascendidos que pronosticaban un posible traslado, los recibió con humor. "Ni loco me sacan de acá", le comentó a uno de sus colaboradores. Una fuente cercana a la Iglesia, que conoció después la operación, advirtió: "Esas cosas, Bergoglio las podrá perdonar, porque es su obligación como cristiano, pero no las olvida. Su memoria es prodigiosa". [.]

Desacreditada la jugada atribuida a O'Reilly, el sector progresista del gobierno de Cristina Kirchner aceleró un movimiento de piezas y logró que la Presidenta designara en octubre de 2008 embajador argentino ante la Santa Sede a Juan Pablo Cafiero. [.] Con cierta ironía, O'Reilly hizo llegar un mensaje a sus anteriores adversarios internos: "Al final, tuvimos éxito. Se revirtió la idea de dejar la embajada vacante". La diferencia es que fueron a buscar un candidato afín al progresismo". [.]

Fuente:
www.lanacion.com.ar

ESTADO DE LOS DEMONIOS - SEGUNDA PARTE

Sí, el tiempo transcurre para los demonios. No es un tiempo como el nuestro (que es tiempo material) sino que se trata de un tiempo propio de los espíritus, tiempo que es llamado evo (aevum en latín). El evo es la sucesión de actos de entendimiento y voluntad en un ser espiritual. Los actos de la razón y de la voluntad se suceden provocando un antes y un después, un antes de un determinado acto del entendimiento, o de un acto de querer algo. Desde el momento que hay un antes y un después hay algún tipo de tiempo. Por tanto cuando se dice que los espíritus en el cielo y en el infierno están en la eternidad hay que entender esta afirmación como que están en una interminable sucesión temporal, una sucesión de tiempo sin final, con principio (que es cuando fueron creados), pero sin final.

Sólo Dios está en un eterno presente, sólo en El no hay sucesión de tiempo de ninguna clase. En El no ha transcurrido nunca ni un solo segundo, ni un solo antes ni después. La eternidad de Dios es cualitativamente distinta de la eternidad del tiempo material (con un principio pero sin final) y de la eternidad del evo (también con un principio, también sin final).Sobre este tipo de tiempo, el evo, habló Santo Tomás ya en el siglo XIII, en la Primera Parte de la cuestión X, artículo V, de su Summa Theologica y quizá a algunos les pudo parecer que su razonamiento era excesivamente teórico. Hay numerosos relatos de personas que han pasado por experiencias cercanas a la muerte, personas que han vivido la experiencia de la separación del cuerpo, de entrar en el tunel, etc, y se ha comprobado que cuando se les preguntaba si había tiempo en esa experiencia, es decir si notaron que transcurría tiempo, las explicaciones que daban concordaban perfectamente con lo que Santo Tomás de Aquino explica sobre el evo al hablar de los espíritus sin materia.

¿Puede experimentar el demonio algún placer?
El demonio no goza con ninguno de nuestros cinco sentidos. Sólo goza con su inteligencia y su voluntad. Puede parecer que es poca cosa, pero no lo es. Los placeres intelectuales pueden ser tan variados como los de nuestros cinco sentidos. En realidad son mucho más variados. El gozo que nos proporciona una ópera, una sinfonía, una partida de ajedrez, un libro, son placeres eminentemente espirituales aunque esa información llegue a nuestro espíritu a través de apariencias sensibles. El mundo espiritual visto por nosotros desde nuestro mundo puede parecer insípido, incoloro, aburrido, pero es un error. El mundo espiritual es mucho más variado, rico y deleitable que el que nos ofrece el cosmos material.

Los demonios gozan de los placeres, pues sus dos potencias espirituales (conocimiento y voluntad) siguen intactas. El obrar de su naturaleza ha quedado indemne a pesar del alejamiento de Dios.
Lo que no pueden hacer es amar a nadie con un amor sobrenatural. La capacidad de amar ha quedado aniquilada en la psicología del demonio. El demonio conoce, pero no ama. El placer que logra al tener éxito en hacer un mal es exactamente el mismo que siente una persona en la tierra al lograr vengarse de su enemigo. Se trata de un placer lleno de odio, sin sosiego.

¿Cuáles son los más malignos de todos los demonios?
Podría parecer que los demonios más perversos tienen que ser los de más alta jerarquía, pues no. No hay relación entre naturaleza y pecado. Un naturaleza angélica de la última jerarquía pudo ser mucho más perversa que un ángel superior. El mal que puede cometer un ser libre no depende de la inteligencia, ni del poder que posea. Siempre ponemos como ejemplo de malignidad al jefe de las SS, Heinrich Himmler. ¿Pero no pudo ser peor que él alguno de sus subordinados? Por supuesto que sí. Entre los hombres vemos que alguien menos inteligente y en un puesto social poco relevante puede ser mucho peor, mucho más perverso, que un gran dictador.
Y lo mismo dicho para el mal, vale para el bien. Un ángel de la última jerarquía pudo ejercitar más sus virtudes que uno de más alta jerarquía. De la misma manera que una viejecita humilde sin estudios y que sólo se ha dedicado a las labores de la casa toda la vida puede ser más santa que un arzobispo o un sumo pontífice.

Una interesante pregunta que se desprende de todo esto es si la jerarquía que nos da la Biblia (ángeles, arcángeles, principados...) es una jerarquía de la gracia o de la naturaleza. Es decir, los serafines son los más santos o sólo los más poderosos y en los que más brilla el fulgor de la inteligencia angélica. Mi opinión es que es una jerarquía según la naturaleza.
Pues las descripciones visuales de los cuatro vivientes alrededor del Cordero (los ángeles de la mayor jerarquía) dan más bien impresión de poder y conocimiento, al igual que los mismos nombres de las nueve jerarquías. El nombre de principado o potestad, por poner dos ejemplos, son nombres que indican más bien poder. Además, es más sencillo hacer jerarquía de la naturaleza que de la gracia.

Extracto del libro
“Tratado de Demonología y Manual de Exorcistas”
Del P. José Antonio Fortea

martes, 27 de octubre de 2015

ESTADO DE LOS DEMONIOS - PRIMERA PARTE

¿En qué piensa un demonio?
Todo ángel caído conserva la inteligencia de su naturaleza angélica. Y con ella sigue conociendo. Conoce e indaga con su mente el mundo material y el espiritual, el mundo real y el conceptual. Como ser espiritual, eminentemente intelectual, no hay duda de que esta profundamente interesado por las cuestiones conceptuales. El sabe muy bien que la Filosofía es la más elevada de las ciencias. Incluso sabe que la Teología está por encima de la Filosofía; pero odia a Dios. En el conocer encuentra placer, pero también sufrimiento. Sufre cada vez que ese conocimiento le lleva a considerar a Dios. Y el demonio percibe continuamente el orden y la gloria del Creador en todas las cosas. Hasta en las cosas aparentemente más neutras, él encuentra el reflejo y el recuerdo de los atributos divinos.

Pero el demonio no está siempre en cada instante sufriendo. Muchas veces simplemente piensa. Sólo sufre en ciertos momentos, cuando se acuerda de Dios, cuando se vuelve a hacer consciente de su miserable estado, de su separación de Dios, cuando le remuerde la conciencia. Unas veces sufre más, otras menos, su sufrimiento no es uniforme. Aunque estas variaciones se dan según la intensidad que marca la deformidad moral propia de cada demonio. Sería bastante horrible pensar en los demonios como seres permanentemente en sufrimiento, cada instante, cada momento. La separación de Dios produce sufrimiento por toda la eternidad, pero es el sufrimiento del alejamiento, no es el sufrimiento de una máquina de tormento en acción constante. El demonio ni está tentando siempre, ni está retorcido de dolores espirituales siempre.

¿Cuál es el lenguaje de los demonios?
El lenguaje de los demonios es exactamente el mismo que el de los ángeles. Los ángeles no necesitan ninguna lengua, ningún idioma para comunicarse entre ellos, pues se comunican entre sí con especies inteligibles. Las especies inteligibles son los pensamientos que se transmiten entre ellos. Nosotros nos transmitimos palabras, ellos se transmiten directamente pensamiento en estado puro, sin necesidad de mediaciones sensibles o de signos. Las especies inteligibles pueden ser comunicación de razonamientos, de imágenes, de sentimientos, etc. La transmisión de estas especies inteligibles es telepática. Se produce a voluntad. Y puede dar lugar a diálogos como los que tenemos los hombres. Las inteligencias humanas nos comunicamos nuestros razonamientos a través de palabras que son signos. Los espíritus angélicos pueden comunicar entre sí pensamiento en estado puro.

¿Dónde están los demonios?
Tanto las almas de los condenados como los demonios no pueden ubicarse en las coordenadas del espacio. Tampoco se puede decir que están en otra dimensión. ¿Qué significa estar o no estar en una dimensión para un espíritu? Simplemente no están en ningún lugar. Existen, pero no están ni aquí, ni allí. Se dice que un demonio está en un sitio cuando actúa en un sitio. Si un demonio está tentando a alguien aquí, se dice que está aquí. Si un demonio posee un cuerpo allí, se dice que está allí. Si un demonio mueve una silla en un fenómeno poltergeist, se dice que está en ese sitio concreto. Pero en realidad no está allí, simplemente está actuando allí.

El infierno, el cielo y el purgatorio son un estado. Después de la resurrección los cuerpos de los condenados sí que estarán en un sitio concreto, y por eso el infierno será un lugar. Los cuerpos de los bienaventurados también ocuparán lugar. Por eso en la Biblia se dice: “…y vi un cielo nuevo y una tierra nueva”, Ap. 21, 1. De ahí que los bienaventurados habitarán en la tierra restaurada de nuevo tras la destrucción que se narra en el Apocalipsis. Puesto que los bienaventurados habitarán corporalmente en esta tierra ¿dónde estarán los hombres condenados? Nada se puede afirmar con seguridad. Algunos piensan que su lugar estará en el centro de este mismo mundo.

¿Puede un demonio hacer algún acto bueno?
El demonio no está siempre haciendo el mal, muchas veces simplemente piensa. Y en ello no obra mal alguno, es un mero acto de su naturaleza. Sin embargo, el demonio no puede hacer actos morales sobrenaturales. Es decir, no puede hacer un acto de caridad, de arrepentimiento sobrenatural, de glorificación sincera de Dios, etc. Pues para realizarlos se necesita una gracia sobrenatural. Puede glorificar a Dios, pero a la fuerza, no porque quiera hacerlo. Puede arrepentirse de haberse alejado de Dios, pero sin pedir perdón, reprochándose tan solo el mal que le ha sobrevenido de esa acción, pero sin dolor de haber ofendido a Dios. Y así puede hacer otros muchos actos naturales con su inteligencia y su voluntad. Pero el demonio nunca mostrará la más mínima compasión, ni el más pequeño acto de amor hacia nadie. Su corazón sólo odia, es insensible al sufrimiento de los demás.

Extracto del libro
“Tratado de Demonología y Manual de Exorcistas”
Del P. José Antonio Fortea

NUESTRA SEÑORA DE SCHOENSTATT


María es venerada en Schoenstatt bajo esa advocación y el nombre “Madre tres veces Admirable” (en latín Mater ter Admirabilis, y abreviado MTA), proviene de Ingolstadt, al sur de Alemania. En el siglo XVI, época de la reforma protestante, los miembros de la Congregación Mariana de Ingolstadt habían actuado activamente y con gran fecundidad en la defensa y propagación de la fe católica.

En esa Congregación veneraban a María como “Mater ter Admirabilis”. En la época de la fundación de Schoenstatt, los jóvenes que habían sellado la Alianza de Amor, querían ser para su tiempo lo que aquellos congregantes marianos de Ingolstadt habían sido para el suyo, por eso quisieron tomar el nombre de su advocación y venerar a María como “Madre tres veces Admirable de Schoenstatt”.

En un sentido más amplio, podemos afirmar que la expresión “tres veces Admirable” significa: muy admirable o admirable por múltiples motivos. Por ejemplo, como Madre de Dios, Madre del Redentor y Madre de los redimidos. O como Madre de la fe, de la esperanza y de la caridad, etc.

Más tarde, en 1939, se añadió al nombre oficial de la Virgen de Schoenstatt la palabra: "Reina". Schoenstatt era perseguido por la dictadura nazi. El Padre Kentenich comparó esta lucha, en su momento, al enfrentamiento del pequeño David con el gigante Goliat. Surgió entonces en las filas de Schoenstatt una corriente de coronación: reconocer que María, en la Alianza de Amor, no sólo es Madre, sino que también tiene poder de Reina y, como tal, puede contar –más allá de nuestro desvalimiento humano– con nuestra fidelidad de aliados e instrumentos suyos, también en las circunstancias más difíciles.

El título de "Victoriosa" surgió hacia el final de la vida del Padre José Kentenich, en 1966. Después de 14 años de haber sido separado de su Obra por la Iglesia, el Papa Pablo VI declaró su rehabilitación al final del Concilio Vaticano II, y así el Padre Kentenich pudo regresar a Schoenstatt. En medio de todas las oscuridades que debieron atravesar el Padre Kentenich y su Obra en los años anteriores, siempre lo movió una total confianza en la victoria final de la Santísima Virgen. Por eso, en reconocimiento al poder vencedor de María en la historia de la Obra de Schoenstatt, quiso que, en adelante, al título de Madre y Reina de Schoenstatt se añadiese el de "Victoriosa".

María, como nuestra Reina, a quien nos entregamos como aliados e instrumentos, se manifiesta en nuestra vida como la gran victoriosa que vence todos los poderes del mal y nos intercede las gracias que necesitamos para llegar a la plenitud de hijos de Dios. De allí surge la advocación completa: Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt.

martes, 20 de octubre de 2015

NO SOMOS UNA IGLESIA PARA LOS PUROS, NUESTRA REGLA ES EL AMOR

Entrevista realizada por el periodista Andrea Tornielli del portal “Vatican Insider” con el cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington: «Es el Sínodo más libre en el que he participado; la sospecha de manipulaciones es absurda. Los que manifiestan estas sospechas tienen la vista nublada»

«No somos una pequeña Iglesia solo para los puros, la regla de la comunidad cristiana es el amor». Lo afirma, a la vigilia del inicio de la última semana del Sínodo de los obispos sobre la familia, el cardenal estadounidense Donald Wuerl, arzobispo de Washington y miembro de la comisión de los diez padres sinodales encargados de redactar la relación final que será sometida al voto del próximo sábado 24 de octubre. Original de Pittsburgh, Pennsylvannia, Wuerl nació en 1940 y fue ordenado en 1966; veinte años más tarde fue nombrado obispo por Juan Pablo II. Después de pasar dos años en Seattle fue transferido a su ciudad nata y en 2006 Papa Ratzinger lo eligió como guía de la disecáis de Washington y lo creó cardenal en 2010.

¿Cómo describe su experiencia de padre sinodal con los nuevos procedimientos?
El primero Sínodo al que asistí fue el primer Sínodo, de 1967. Yo era entonces secretario de uno de los obispos que participaban. Después fui miembro, como obispo, de siete Sínodos, y, con base en mi experiencia, puedo decir que este Sínodo permite que los obispos tengan más tiempo para hablar entre ellos. Este cambio fue la respuesta del Papa a una petición de los obispos durante todos esos años: la de pasar menos tiempo escuchando las intervenciones en la asamblea, y de tener más tiempo para la discusión libre en los grupos lingüísticos. Francisco hizo esto siguiendo las recomendaciones del Consejo del Sínodo.

¿Por qué eran necesarios estos cambios?
Ahora, la mayor parte del tiempo no se pasa simplemente escuchando, sino también discutiendo entre nosotros. Y luego hay otra cosa que representa un paso más: la idea de haber tenido dos Sínodos sobre el mismo argumento, a un año de distancia el uno del otro, permitió continuar el trabajo, involucrando y haciendo que toda la Iglesia participe. Así, como base de esta asamblea tuvimos el «Instrumentum laboris», que representa toda la discusión interna de la Iglesia. Y en los «circuli minores», los grupos lingüísticos, se preparan relaciones comunes. Me gustaría subrayar que los moderadores y los relatores de cada grupo son elegidos por nosotros. En nuestro círculo lingüístico, el relator, después de haber preparado un resumen, lo hizo circular para que lo revisemos otra vez. Me parece democrático. Después, los relatores de los trece «circuli minores» deben buscar entre sí un consenso sobre los elementos comunes que han surgido en los diferentes grupos. Y luego está la comisión de diez personas para la relación final. No es posible que la idea de una sola persona pueda manipular a todos los demás.

¿Qué le parece la carta, firmada también por tres cardenales que son estrechos colaboradores del Papa en la Curia romana, en la que se ponía en duda la honestidad y la transparencia del proceso sinodal tal y como lo estableció el mismo Pontífice?
Responderé con una frase que me dijo una persona del gobierno de mi país. Me dijo: «Si esto sucediera en la administración de los Estados Unidos, con un ministro que se opusiera al Presidente y dijera que el Presidente está manipulando el País, no creo que obtendría la misma respuesta gentil». No vi esa carta, leí la versión que fue publicada. Yo solo sé que la acusación de manipulación es absurda: con el proceso que he descrito, ¿cómo es posible manipular a 270 participantes, que eligen relatores y moderadores, y que además votan? Los que lo afirman esto tienen una vista bastante nublada. Es como los que sufren de ictericia y ven todo amarillo. Le cuento una historia: cuando trabajaba aquí en Roma, hace muchos años, en un rincón de la Vía de la Conciliazione, había una heladería y el dueño, que se llamaba Cesare, era muy anti-clerical. Cada vez que pasaba le decía: «Buenos días», y él nunca me respondía. Una vez me detuve y le di los buenos días. Me preguntó que por qué lo saludaba siempre. Le respondí: «Cesare, si no lo hubiera hecho, tú le habrías dicho a tu esposa: ‘Mira a ese sacerdote que pasa por aquí todos los días y nunca saluda’». Como en el caso del que estamos hablando: parece que no hay nada que pueda cambiar nuestras convicciones.

Más allá de las diferencias sobre posibles soluciones a los diferentes problemas, parece surgir en diferentes intervenciones un enfoque pastoral que no se limita a la enunciación de la doctrina. ¿Es así?
Siempre hemos dicho: presenta la enseñanza de la Iglesia con claridad, y luego, como pastor de almas, trabaja con la persona en la situación en la que se encuentra esa misma persona. Hay que estar cerca de las personas y comprender lo que la persona logra escuchar. Si uno no entiende, te ofreces para ayudarlo a entender. Los padres tratan de hablar de forma sencilla y clara a sus hijos, pero, si alguno no entiende, no le dicen que ya no forma parte de la familia. No puedes comenzar diciendo que ya no es parte de la familia. El corazón de la discusión en el Sínodo es esto: verdad y amor son dimensiones de la misma realidad divina. La Palabra, la Verdad se hizo carne. No podemos decirle a alguien: ¡fuera! Hay que ir a su encuentro, escucharlo para saber cómo decir lo que quieres decirle para poder hacerte escuchar. Y de esta manera poder acercarlo a Jesús. Esto es lo que hace un pastor. Es el mensaje del Evangelio de hoy: Jesús vino para servir y dio su vida por nosotros que no somos perfectos. Muchas personas responden positivamente a Papa Francisco y demuestran mucho afecto por él, aunque estén alejadas de la Iglesia católica, porque perciben la misma actitud de Jesús. Este es el objetivo de nuestro servicio. Creo que comprenderemos cada vez más que Papa Francisco es un don de Dios para el tiempo en el que estamos viviendo. Los fieles ven en el Papa una invitación para acercarse a Dios. Cuando era rector del seminario, explicaba que nosotros podíamos dar cualquier indicación a los seminaristas solamente después de haberles explicado y hecho comprender que nosotros los cuidábamos, que queríamos su bien. EL amor, no la ley, es la arquitectura de la comunidad cristiana. Jesús ofreció testimonio de esto sobre la cruz. No somos una Iglesia pequeña para los puros.

En relación con la cuestión más controvertida relacionada con posibles aperturas, bajo determinadas condiciones, sobre la concesión de los sacramentos a los divorciados que viven una segunda unión, ¿cómo cree que podría concluir el Sínodo?
No sé cuál será el resultado. Pero ya hemos obtenido un resultado, un verdadero paso positivo: está claro que Papa Francisco quiere una Iglesia en la que las preocupaciones de todos sean escuchadas. No sé qué sucederá al final de esta semana. Me parece que el resultado del Sínodo es decir a todo el mundo que en la Iglesia católica se puede discutir y que el principio del amor de Dios es la norma. Debemos comprender cómo acercar a las personas a Dios.

A 34 años de la «Familiaris consortio» ha cambiado mucho en la sociedad y en la forma de vivir la familia…
Pasamos todo el tiempo en el Sínodo de 2012 para comprender cómo había cambiado el mundo: secularismo, relativismo, materialismo, individualismo. Hablamos sobre los tsunami de la secularización que ha cambiado completamente el rostro de la cultura occidental. El Papa nos invita a interrogarnos. Aunque haya un pequeño grupo que diga: «no podemos ni siquiera hablar de esto».

Usted acaba de recibir al Papa en Washington. ¿Qué le sorprendió de sus mensajes?
Francisco llamó a los americanos a sus propios valores, no fue a decirnos: «Tienen que hacer esto o aquello». Nos dijo: «Ustedes son una nación que dice que estos son valores que hay que seguir». Esto sorprendió a todos. No fue para señalar con el dedo, no condenó, sino que fue a recordarnos lo que nosotros decimos que somos como americanos. Fue bello que directamente desde Capitol Hill, después del discurso al Congreso, es decir el lugar del poder de nuestro país, haya ido a ver a los sin techo y a las personas que los ayudan, a solo seis calles de distancia. Francisco nos recordó lo que deberíamos ser.

Después de la realidad del viaje, una semana después volvió justamente esa polarización que Francisco pedía superar, con las polémicas mediáticas después de dos saludos que se llevaron a cabo en la nunciatura de Washington.
Francisco habló, la gente respondió. Después llegaron esas polémicas, que reflejaban otra mentalidad, el intento de dividirnos los unos de los otros, de condenarnos recíprocamente. Se vio el contraste entre el mensaje del Papa y el mensaje polarizado.

Fuente:

martes, 13 de octubre de 2015

¿Cuántos milagros hizo Jesús? - Primera Parte

Una gran parte de su vida y de su tiempo, Jesús la dedicó a hacer milagros. Los Evangelios consagran un amplio espacio a ellos. En Marcos, por ejemplo, de los 489 versículos que cuentan su vida pública, casi la mitad son narraciones de milagros. Pero si quisiéramos enumerarlos a todos, nos resultaría muy difícil. En una primera lectura, podemos descubrir que en Marcos hay 18 milagros, en Mateo 20 y en Lucas 20. Pero ésta es sólo una observación aparente, porque si leemos con más cuidado descubrimos que en varios lugares del Evangelio hay pequeños resúmenes de su actividad milagrosa, que dicen por ejemplo: “Le trajeron todos los enfermos y endemoniados (de Cafarnaúm)... y Jesús sanó a muchos enfermos y expulsó a muchos demonios” (Mc 1,32-34). Y no sólo curaba en Cafarnaúm, sino que “recorría toda Galilea predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios” (Mc 1,39). Hasta venían enfermos del extranjero, porque “su fama llegó a toda Siria, y le traían todos los pacientes aquejados de enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó” (Mt 4,24).

Sin embargo, el Evangelio de Juan no parece pensar lo mismo. En él, la actividad milagrosa de Jesús aparece muy reducida. Juan narra únicamente 7 milagros de Jesús. Debido a que este Evangelio es altamente simbólico, no parece ser casualidad que el autor emplee esa cifra, puesto que en la Biblia el número 7 significa “perfección”, “excelencia”. Pero el autor del Evangelio no sólo narra 7 milagros sino que quiere que nos demos cuenta de ello. Por eso al final del primero dice: “Éste es el primero de sus signos (o milagros), y lo hizo Jesús en Caná de Galilea (2,11). Después del segundo dice: “Éste fue el segundo signo (o milagro) que realizó Jesús” (4,54). O sea, es como si nos invitara a ir enumerándolos a medida que los va narrando, para que descubramos que son 7.

Estos 7 milagros, seleccionados cuidadosamente por Juan, son: 1) Las bodas de Caná (2,1-11), 2) La curación del hijo de un funcionario real (4,43-54), 3) La curación del enfermo de la piscina de Bezatá (5,1-18), 4) La multiplicación de los panes (6,1-15), 5) La caminata sobre las aguas (6,16-21), 6) La curación del ciego de nacimiento (9,1-7), y 7) La resurrección de Lázaro (11,1-44). Es cierto que existe un octavo milagro: la “segunda pesca milagrosa” (21,1-6). Pero hoy los exégetas sostienen que el capítulo 21 no pertenece al autor del Evangelio de Juan, sino que se trata de un apéndice añadido posteriormente por otra mano. Por eso los biblistas no lo cuentan entre los milagros del autor original, que deben seguir considerándose 7. No es que Juan creyera realmente que Jesús había hecho sólo 7 milagros. Al final de su Evangelio él mismo aclara: “Jesús realizó muchos otros signos, que no están escritos en este libro” (20,30). Sin embargo, quiso relatar únicamente 7. Y ni siquiera quiso incluir esos pequeños resúmenes de curaciones que traían los otros tres Evangelios, para no salirse del marco de ese número.

¿Por qué entonces, si Juan sabía que Jesús había hecho muchos milagros, sólo cuenta 7? La respuesta, y la clave de todo, está en el diferente concepto de milagro que tiene Juan. En los otros tres Evangelios, llamados sinópticos, Jesús hace milagros por compasión a la gente. Por eso dicen que Jesús “sintiendo lástima” curó al leproso (Mc 1,41); “sintiendo pena” multiplicó los panes a la gente hambrienta (Mt 15,32); “movido por la compasión” curó a los enfermos (Mt 14,14); “mirando la fe” de sus amigos sanó al paralítico (Lc 5,20). Obrando de esta manera, Jesús revelaba que estaba cerca el Reino de Dios. Un Reino donde ya no habría afligidos, ni hambrientos, ni desfavorecidos, porque había surgido una nueva comunidad cristiana que tenía a Dios por Rey. Los milagros, por lo tanto, eran la señal del nuevo mundo que estaba surgiendo, de la nueva situación que Jesús inauguraba en favor de los más pobres, y en la que todos los creyentes hoy debemos embarcarnos y comprometernos.

Jesús hacía milagros para mostrar su gran poder, y aclarar así que nada ni nadie podrá oponerse a su proyecto de instaurar el Reino de Dios en la tierra. Por eso, estos tres Evangelios para decir “milagro” emplean el término griego dynamis, que significa “hecho de poder”, “acto poderoso”, porque lo que Jesús hacía, con sus milagros, era mostrar el gran poder que había aparecido con él, y que estaba cambiando al mundo. En cambio en el Cuarto Evangelio, Jesús no hace milagros por compasión. No es el sufrimiento y el dolor de la gente lo que lo mueven a realizar sus actos prodigiosos. No busca tampoco mostrar su poder, ni anunciar la llegada del Reino de Dios. ¿Entonces qué busca Jesús con sus milagros en el Evangelio de Juan? Busca predicarse a sí mismo, contar quién es Él. Cada milagro que hace es para revelar algún aspecto o faceta de su persona, de su intimidad. Los milagros son las piezas de un rompecabezas que los oyentes de Jesús tienen que reconstruir, y cuyo resultado es la figura completa de Jesús.

Este diferente significado explica algunas características propias que tienen los milagros en el Cuarto Evangelio. En primer lugar, el hecho de que sólo sean 7. Porque al tratarse de representaciones de la persona misma de Jesús, tenían que ser 7 para representarlo de manera perfecta. En segundo lugar, así se explica el que los milagros de Jesús en Juan siempre incluyan algún detalle extraordinario, algún “plus”, algún rasgo que muestre lo excepcional del hecho. Quizás esto responda a que, en el sermón de la última cena, Jesús había afirmado haber hecho “obras que ningún otro ha hecho” (Jn 15,24). Así, en las bodas de Caná, los litros de agua que Jesús convierte en vino son 600, una cantidad desorbitada para la fiesta de un pueblito.

En la curación del hijo del funcionario real, se subraya la gran distancia a la que Jesús lo cura; en los otros Evangelios Jesús también había curado a la distancia, como a la hijita de la cananea (Mc 7,24-30), o al criado del centurión (Mt 8,5-13); pero eran curaciones realizadas a metros de distancia; en cambio en Juan el milagro ocurre a 35 kilómetros de donde está Jesús. En la curación del paralítico de Bezatá, se resalta la gran cantidad de tiempo que el hombre llevaba enfermo: 38 años. En los sinópticos, la persona que cura Jesús con más años de enfermedad es una mujer encorvada, que llevaba 18 años enferma (Lc 13,10-13). En la multiplicación de los panes, Juan es el único que dice que Jesús pregunta a sus discípulos cómo dar de comer a la multitud, pero sólo para probarlos “porque él sabía lo que iba a hacer”, recalcando así que Jesús lo sabe todo, porque es de condición divina.

En el milagro en el que camina sobre las aguas, Juan añade el detalle de que, aunque la barca con los discípulos se hallaba azotada por el viento en medio del lago, apenas Jesús llegó hasta ellos sobre las aguas, la barca tocó tierra en el lugar exacto a donde se dirigían. En la curación del ciego, se agrega la particularidad de que era un ciego de nacimiento, único caso en todos los Evangelios. Finalmente, en la resurrección de Lázaro, el muerto llevaba cuatro días enterrado, mientras que en las resurrecciones que cuentan los otros evangelistas se trata de personas que hacía algunas horas que habían muerto. En tercer lugar, así se explica el hecho de que Juan nunca los llame “milagros”, como los hacen los otros Evangelios, sino “signos” (en griego, seméia). Porque mientras los otros Evangelios pretendían mostrar que Jesús realizaba “hechos poderosos” (o sea, milagros), capaces de erradicar el mal, la enfermedad y el sufrimiento del mundo, Juan quiere mostrar que Jesús realizaba hechos “reveladores”. Sus milagros no eran tanto para ayudar a la gente, como para mostrar su interior. No los hacía para salvar, sino para catequizar. No revelaban su poder, sino su persona. Por eso, a la hora de elegir un nombre, Juan prefirió llamarlos “signos”. Porque un signo es algo que no tiene valor por sí mismo sino por lo que representa, es una señal de algo que está más allá.

Ariel Álvarez Valdez
Biblista