PROGRAMA Nº 1164 | 27.03.2024

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MARIN MERSENNE

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Filósofo y científico francés, nacido en el año 1588. Amigo íntimo de Descartes y (desde 1611) jesuita, fue profesor de filosofía en Nevers y pasó luego a un convento parisino. Descubrió las leyes de los tubos sonoros y las cuerdas vibrantes, se relacionó con Pascal, Torricelli y Beeckman, organizó reuniones científicas en la Academia fundada por Colbert y tradujo a Galileo y obras de ciencia griegas. Es autor de La verdad de las ciencias contra los escépticos y los pirrónicos.

La notoriedad de Marin Mersenne está todavía hoy injustamente vinculada casi sólo a su amistad con Descartes; el filósofo y científico francés fue en realidad una de las grandes figuras de la revolución intelectual del siglo XVII. Sirvió de nexo de unión entre los más relevantes intelectuales de la época, y de un grupo de nombres ilustres que reunió a su alrededor surgió la Academia Parisiensis, germen que daría lugar a la Academia de las Ciencias. Entre sus proyectos, Mersenne acarició siempre la constitución de una suerte de academia universal, que bajo la dirección de las monarquías europeas y el papado aglutinase a los hombres más sabios en todos los campos, desde la ciencia y la filosofía hasta el derecho y la teología.

Ilustre estudioso de la música, se ocupó de sus diversos aspectos en obras como Les préludes de l'harmonie universelle (1634) y Armonía universal (1636-37). Sus experimentos sobre tubos sonoros y cuerdas vibratorias le permitieron descubrir y enunciar leyes precisas que durante cerca de tres siglos ha figurado con su nombre. Investigó asimismo diversos instrumentos, diseñó órganos portátiles y estudió variadas cuestiones relacionadas tanto con la música antigua como con la moderna.

En la mayoría de sus obras, se ocupó de multitud de temas de filosofía, astronomía, cosmología y música, refuta el libertinaje intelectual y combate especialmente a autores como Bruno y Charron; desafió también el escepticismo en La verdad de las ciencias contra los escépticos y los pirrónicos (1625), en la que, con anterioridad a René Descartes, probó la incoherencia del escepticismo (la duda sistemática carece de sentido, pues quien duda de todo sabe al menos, con total certeza, que duda) y defendió el valor de la evidencia inmediata.


Sincero y creyente, Mersenne inserta en su mecanicismo el motivo apologético de la justificación del "milagro", el cual, precisamente porque es una derogación de las leyes naturales, supone la existencia de éstas, sin las cuales no existiría; por lo tanto, salvar las leyes naturales significa salvar el milagro. Para Mersenne, la nueva física mecanicista describirá de modo más seguro las leyes naturales que la aristotélica, al construir la explicación de la naturaleza no sobre bases filosóficas sino sobre principios matemáticos; el insigne filósofo y científico contribuyó de este modo al nacimiento y desarrollo de la física moderna.

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