Comentario Bíblico
Evangelio Lucas (19,1-10)
El relato de Zaqueo es otro de esos episodios de Lucas
que no tiene desperdicio. Es tan logrado, a todos los niveles, que habría que
leerlo varias veces y cada una de ellas nos encontraríamos con matices que
podría dar para una reflexión. No es un relato histórico. simplemente porque
Jesús “tenía” que pasar por allí para ir a Jerusalén. Pero el que sea en la
frontera de esta ciudad milenaria es un marco digno de consideración, porque la
salvación llega hasta los confines de la tierra. Se enfrentan dos personajes…
pero no solamente eso.
También hay gente que está a la expectativa de qué
hará Jesús. Aunque Jesús parece que no hace nada más que invitarse a casa de un
“pecador”, tendrá la última palabra. Con esto está dicho todo. Zaqueo es un
pecador para los puritanos, para los de religión legal. Para Jesús, y sin duda
para Lucas, es un “rico”. Pero ¿también de los ricos es el Reino de los cielos?
He aquí la gran cuestión de este episodio. Si los ricos renuncian a ello (dando
la mitad de los bienes a los pobres y haciéndose como la gran mayoría de la
gente) entonces sí.
Los bienpensantes de siempre especulaban que si Jesús
entraba a casa de un publican, se contaminaba, ya que los publicanos trataban
con las autoridades romanas que les concedían los privilegios de recolectores
de impuestos. Pero para Lucas Jesús va buscando el verdadero “pecado”: haber
acumulado riquezas y poder a costa de los otros. Y es eso lo que debe cambiar Zaqueo.
No tiene por qué renunciar a ser colector de impuestos, ni a tratar con los
paganos, los romanos, sino a no hacerse poderoso con las riquezas injustas. El
tema es muy querido para Lucas, como sabemos. Y eso, sin duda, porque en su
comunidad debía ser una cuestión puesta sobre la mesa de cómo se puede ser un
buen seguidor de Jesús en este mundo donde hay riquezas y todo lo que ello
conlleva.
El narrador de este episodio nos muestra su maestría
literaria, pero la instancia narrativa va mucho más allá de lo que podíamos
esperar. El que ponga en labios de Jesús elementos que son muy característicos
de su teología centra con precisión las perspectivas globales de su obra
evangélica: mostrar a Jesús como profeta y salvador. El que seleccione sus
informaciones es un indicio de buen narrador; insinúa las cosas y aunque no
describa la psicología teológica de la conversión de Zaqueo no significa que no
haya llegado hasta el fondo de las cosas: está, justamente, en la decisión de
dar la mitad a los pobres.
Esto no es signo de liberalidad solamente, sino de
justicia. No pretende Lucas presentar a Zaqueo simplemente como un hombre
desprendido o magnánimo (porque antes del encuentro con Jesús no lo había
sido), sino como un convertido a la causa del Reino. También aquí las
insinuaciones se transparentan: en la casa han hablado a fondo Jesús y Zaqueo,
porque querían conocerse mutuamente. Esta es, pues, una propuesta para los
ricos (no para dirigirlos espiritualmente), aunque la conversión también se
apoya, y mucho, en la magnanimidad, precisamente la que no muestran los controladores
ortodoxos de los pecadores.
Es un relato de grandes iniciativas: Zaqueo que quiere
conocer a Jesús; Jesús que busca a Zaqueo; Zaqueo que renuncia a ser rico (porque
no de otra manera se ha de entender ofrecer la mitad de los bienes a los
pobres, y restituir la injusticia) y, finalmente, Jesús (y desde luego Lucas
está detrás), que le muestra que ese es el camino de la salvación. Sabemos que Lucas quiere reconciliar a gente rica y poderosa
con el mensaje cristiano y con las exigencias del Reino desde algo que esté de
acuerdo con la exigencia social propia de su situación. El sentido práctico de
lo que pide no puede obviarse con interpretaciones o escapatorias que no lleven
a una praxis determinada.
Lucas lo ha dejado bien sentado en su obra: la riqueza
es muy peligrosa para vivir en cristiano, por injusta, como en el caso de
Zaqueo, y porque los pobres no podrán nunca salir de su condición si no cambian
las situaciones sociales, o mejor dicho, si los ricos no invierten «la mitad»
de sus riquezas en los pobres. Es una propuesta a nivel de la comunidad, o de
personas concretas, de la que hay que extraer consecuencias inmediatas de
alcance social; a posteriori debe tener reflejo en la sociedad que nos ha
tocado vivir en el mundo de hoy, como es en el caso de los pueblos del Tercer
Mundo y de su deuda externa frente a los países ricos y poderosos. Lucas debe
tener claro que en la comunidad cristiana no puede haber desequilibrios y que
los ricos y pudientes de ben compartir sus bienes como una exigencia de
conversión verdadera.
Esto significa, pues, que cuando Lucas se propone
describir el tiempo nuevo como un tiempo de salvación, en esta historia, esa
salvación se hace efectiva para él, para aquella casa, para aquella familia o
para aquella comunidad, por la praxis de la justicia como ética de verdadera
solidaridad.