Estamos en Inglaterra, finaliza la primavera del año 1943. La Alemania
Nazi se encuentra en una dura encrucijada: acaba de perder la batalla de
Stalingrado y sus tropas se veían más exhaustas que nunca. El garrafal error de
enemistarse con la Unión Soviética la había forzado a enfrentar fuerzas que
sencillamente era incapaz de igualar. Pero su poder bélico seguía siendo
terrible. A la industria alemana ahora se sumaba el poder de Polonia, Italia y,
sobre todo, Francia y Bélgica, una capacidad que no debería subestimarse. Y el
ejército alemán seguía siendo un adversario temible, uno que al menos la Gran
Bretaña no estaba en condiciones de enfrentar. Afortunadamente para los británicos, en este momento los Estados Unidos
ya habían entrado al conflicto y masivos refuerzos de Occidente comenzaban a
llegar a la isla. En vista de la catástrofe que había surgido el ejército
alemán comenzaron los planes para un desembarco. Había llegado la hora de
liberar a Francia. Pero para ello se necesitaban armas capaces de romper las
duras defensas alemanas. Dentro de las propuestas realizadas por los británicos
una en particular resalta por su extraña forma. Se trata del PANJANDRUM: una potente máquina que,
se esperaba, destruiría rápidamente las defensas alemanas en las playas de
Normandía.
El concepto era de una simpleza magnífica. Ruedas de madera cargadas
de explosivos se pondrían sobre el océano, donde al encender los cohetes las
ruedas comenzarían a marchar hacia su objetivo final: las fortificaciones enemigas.
Hay que admitir lo magnífico del planteamiento. Independientes a los comandos
humanos, una vez se encendieran los PANJANDRUM
serían el equivalente moderno a una fila de elefantes marchando hacia las filas
enemigas. Se planteaba que facilitarían muchísimo la entrada de las tropas
aliadas a territorio francés. Sin embargo, las cosas terminaron saliendo muy diferente de lo esperado.
El PANJANDRUM no tenía ningún tipo
de control y las irregularidades en el terreno hacían que los cohetes se
soltaran de la máquina, desviando su trayectoria y convirtiéndola en un
potencial búmeran lleno de explosivos que podía golpear al mismo ejército
aliado. Pese a que el prototipo del PANJANDRUM
se mantuvo en secreto por un tiempo bastante largo, su desarrollo involucró pruebas
de campo en las que cientos de testigos vieron el fracaso británico. Esto ha hecho que muchos consideren que el artefacto jamás se pensó como
un arma de campaña sino que hizo parte de la OPERACIÓN FORTALEZA, que buscaba convencer a los alemanes que el
ataque se ejecutaría por el norte, en las posiciones del Paso de Calais, y no
por Normandía. En cualquier caso, el PANJANDRUM
sigue siendo una de las curiosidades más notorias de la Segunda Guerra Mundial.
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