En Abril de
1942 era un gran mes para los sueños expansionistas del Imperio Japonés. El
Mikado controlaba en el continente parte de China, Corea, Indochina, Indonesia,
Malasia, Singapur y Birmania; en Oceanía disponía de las Filipinas, las Islas
Marshall, Islas Gilbert, Islas Palau, Islas Marianas, Wake, Nueva Bretaña,
Islas Salomón y había comenzado la invasión de Nueva Guinea. Su siguiente
objetivo era un sueño que Japón perseguía desde hacía décadas: Clavar la
bandera del Sol Naciente en Australia. Pero para ello era necesario despejar
los arrecifes y el Mar del Coral. “Operación MO”
fue el nombre con que los japoneses denominaron a la campaña del Mar del Coral.
El plan básicamente era seguir consolidando posiciones en Nueva Guinea y
Rabaul, para luego avanzar sobre Nueva Caledonia, las Islas Fidji y Samoa, y
por último asegurar el cerco naval sobre Australia ocupando Tulagi y las Islas
Salomón Meridionales. Durante ese trayecto supuestamente los portaaviones
estadounidenses tendrían que hacer aparición y los japoneses tendrían
oportunidad de destruirlos.
La Flota
Imperial Japonesa estaba compuesta para la operación por tres portaaviones, los
pesados Shokaku y Zuikaku, y el ligero y ya anticuado Shoho. Les acompañaban
seis cruceros, siete destructores y el petrolero de abastecimiento Toho Maru.
Un total de 23 navíos disponía el contraalmirante Chuichi Hara al mando de
todos estos, ayudado por el vicealmirante Takeo Takagi de la 5ª División de
Portaaviones con el Shokaku y Zuikaku, más el Grupo de Escolta del almirante
Arimoto Goto con el Shoho y la Fuerza de Submarinos del capitán Noburu
Ishizaki. Dos batallas
distintas tenían en mente los japoneses una vez que se lanzaran al Mar del
Coral. En un principio la misión de la flota era desembarcar a un contingente
en Port Moresby, capital de Nueva Guinea para completar el asedio sobre la isla
y otra sección ocupar Tulagi más los archipiélagos cercanos. Mientras se hacía
eso, los japoneses esperaban atraer a la flota americana, si fuese posible con
portaaviones, para hundirlos. Por eso mismo la Marina Imperial Japonesa tenía
al inicio de la Operación MO un total de 53 barcos, los cuales se irían
reduciendo para invadir sus respectivos objetivos mientras los restantes se preparaban
para hacer frente al enemigo. Un plan perfecto.
Si Japón
conseguía la victoria en la batalla, Australia quedaría aislada de Estados
Unidos y Europa, con lo cual no tendría más remedio que pedir la paz, lo que
daría a la larga el triunfo al Eje. Por una suerte casual del destino, el 17 de
Abril de 1942 los servicios secretos estadounidenses habían conseguido
descifrar el código japonés “Púrpura (Purpple)” y averiguar todo los
movimientos y planes nipones que tenían proyectados sobre el Mar del Coral.
Como no cabía esperar, se avisó inmediatamente a la persona más idónea en el
Pacífico, Nimitz. A pesar de
conocer los planes del enemigo, la situación de los Aliados no era muy propicia
para llevar una incursión en el Mar del Coral. Australia para empezar carecía
de aviación. Los portaaviones americanos USS Hornet y USS Enterprise regresaban
de una incursión sobre Tokyo y el portaaviones USS Saratoga se encontraba en
reparaciones. Comprendiendo las escasas fuerzas navales de las que disponía,
Nimitz ordenó a otras escuadras mucho más lejanas en diversos frentes del
Pacífico que viniesen, arriesgándose de ese modo a que llegara la flota
japonesa antes que ellos. De Pearl Harbor salió la Task Force 11 con el
portaaviones USS Lexington, dos cruceros pesados y cinco destructores; al mismo
tiempo en el Mar del Coral se reunía a la Task Force 17 con el portaaviones USS
Yorktown, tres cruceros pesados, seis destructores y un buque cisterna.
Al amanecer del
8 de Mayo de 1942 los aviones de reconocimientos norteamericanos y japoneses
despegaron de sus respectivos portaaviones casi simultáneamente para
localizarse unos con otros. A las 8:15 horas de la mañana el reconocimiento
estadounidense informó de que los portaaviones japoneses se hallaban a 175
millas al Oeste de la Task Force 17. Un poco después el reconocimiento nipón
también informó a los suyos de la posición de los norteamericanos. Ambos bandos
se había encontrado mutuamente. Entre las 9:00
y 9:25 horas, despegaron del USS Yorktown 24 SBD Dauntless, 9 Devastator y 2 cazas
Wildcat, pero cinco minutos más tarde se dificultó el despegue del USS
Lexington porque otro piloto de reconocimiento transmitió un mensaje erróneo
sobre otra posición diferente de los barcos japoneses, pasado esto, echaron
proa al cielo con un margen de retraso considerable. Los japoneses más
favorablemente pusieron en el aire sus aviones también, para ello contaban con
122 aparatos, mientras que los americanos 121, número totalmente igualado para
que el Mar del Coral pudiese convertirse en la primera batalla entre
portaaviones de la Historia.
Cuando los SBD
Dauntless llegaron a la altura de la flota japonesa, decidieron esperar
cubriéndose en las nubes a la espera de los Devastator. Sobre las 10:57 los
estadounidenses comenzaron el ataque. El portaaviones Zuikaku lanzó cazas Zero
en el aire y se protegió con una densa pantalla de fuego desde su artillería
antiaérea, eso hizo que los norteamericanos cambiaran el objetivo hacia el
portaaviones Shokaku. Los Dauntless picaron contra el Shokaku y le impactaron
con una bomba en la banda de estribor que provocó un incendio en el combustible
y otra bomba en el taller de reparaciones de popa. A las 11:07 un grupo de 11
torpederos Devastator atacaron al Shokaku sin resultado, aunque un Dauntless
logró encajarle otra bomba en la cubierta. Los aviones norteamericanos se
retiraron sin haber hundido un sólo barco, sin embargo aunque el Shokaku siguió
flotando y sus incendios fueron apagados, su comandante ordenó llevarlo a Truk
para repararlo. Por culpa de la metralla e incendios murieron 108 japoneses.
En el mismo
instante en que estaba finalizando la incursión americana sobre la flota
japonesa, un grupo nipón de 33 bombarderos en picado Aichi Val, 18 torpederos
Nakajima y 18 cazas Zero localizaron a los portaaviones enemigos USS Lexington
y al USS Yorktown. En cuanto los portaaviones americanos vieron lo que se les
venía encima empezaron a escupir fuego con todo su potencial antiaéreo, ya que
apenas contaban con cazas porque en aquel momento se encontraban de regreso
desde la zona de los portaaviones japoneses. A las 11:18 horas los Nakajima
lanzaron varios torpedos contra los dos portaaviones, esquivando el USS
Yorktown esquivó ocho con hábiles maniobras a la vez que también evitó las
bombas que le cayeron en picado. En cambio al USS Lexington le lanzaron
torpedos a distancias más próximas imposibles de esquivar, por eso dos le
impactaron en la banda de babor y en la de estribor.
Después del ataque con
torpedos los bombarderon en picado encajaron al USS Lexington dos bombas en la
cubierta, rompiéndole una de ellas la sirena de emergencia del barco que
avisaba a los marineros del peligro. El último ataque se realizó contra el USS
Yorktown que recibió la explosión en la superfície de una bomba de 400
kilogramos, artefacto que le atravesó hasta la cuarta cubierta. Cuando se
retiraron los japoneses el USS Lexington estaba muy mal herido e imaginaron que
se hiría a pique en custión de horas. Caída la noche
del 8 de Mayo de 1942, la Batalla del Mar del Coral había finalizado. Una de
las consecuencias más inmediatas a la batalla, es que aunque la victoria fue
sin duda de Japón, el Imperio del Sol suspendió el asalto a Port Moresby, lo
que permitió a Estados Unidos y Australia respirar para reorganizarse. Estados
Unidos tuvo unas pérdidas bastante considerables. Le fueron hundidos el
portaaviones pesado USS Lexigton, el destructor USS Sims y el buque cisterna
USS Neosho; además de tener 659 muertos y 69 aviones derribados. Japón en la
Batalla del Mar del Coral sufrió la pérdida de un portaaviones ligero y
anticuado de escaso valor, el Shoho. Paralelamente murieron 700 japoneses y 77
aviones fueron derribados.
Una vez más, al
igual que en Pearl Harbor, los Estados Unidos sufrieron una derrota militar
naval en el Mar del Coral. La pérdida del portaaviones pesado USS Lexington,
“Lady Lex” conocido por los marineros, supuso un duro golpe para la ya baja
moral de los Estados Unidos. Daba la impresión de que ganar a los japoneses
fuese algo imposible. Los japoneses calificaron la batalla como un éxito, algo
que indudablemente lo era.
Sin embargo las órdenes desde Tokyo fueron las de
suspender la expansión japonesa en el Mar del Coral hasta que la flota de
Estados Unidos no hubiera quedado más reducida. Tal decisión política fue un error
estratégico que Japón lo pagaría muy caro, ya que en esos mares tenía
superioridad y sobretodo bases aéreas por las distintas islas desde donde
protegerse. Sin embargo la
nueva política de Tokyo iba a ser erróneamente abandonar esa zona segura, para
viajar al Pacífico Central, concretamente a la Isla de Midway, batalla en la
que cambiarían las tornas en Junio de 1942. Independientemente del resultado
del encuentro, la Batalla del Mar del Coral supuso el nacimiento de una nueva
doctrina de enfrentamiento naval consistente en el uso por parte de ambas
flotas de los portaaviones para hundirse.