Los orígenes de la palabra NAMASTÉ son muy remotos, ya
que proviene de la ancestral cultura hindú caracterizada por la presencia de
diversos idiomas. Uno de los tantos idiomas que se hablan en la India es el
sánscrito, el cual es considerado como una lengua sagrada dentro de dicha
cultura. El sánscrito es además un idioma perfecto y completo desde el punto de
vista gramatical, de acuerdo con los lingüistas. Además, literalmente significa
algo así como “perfectamente hecho”. Incluso, en algunas partes del sur de
Asia, se utiliza NAMASKAR como sinónimo, sobre todo en Nepal para dirigirse a
los mayores.
Los hindúes utilizan la palabra NAMASTÉ como forma de
saludo y despedida, así como para dar gracias, para pedir como muestra de
respeto y generalmente acompañándola con el gesto (o “MUDRA”) de juntar las
palmas de las manos en forma de rezo, colocándolas en el centro del pecho.
NAMASTÉ es una palabra compuesta. El término “NAMAS” significa “SALUDO” o
“REVERENCIA”, y proviene etimológicamente de NAM, que quiere decir “POSTRARSE”
o “INCLINARSE”. Por su parte, el sufijo “TE” es un pronombre personal, bastante
parecido al equivalente en español, por cierto, que significa “A TI”.
Más allá del aspecto estrictamente semántico de la
palabra NAMASTÉ, el aspecto filosófico-espiritual que posee el sánscrito, le
otorga significados más profundos a esta palabra. Así, por ejemplo, el término
“NAMAS” también puede ser interpretado como “NADA MÍO”, significando que mi ego
se reduce a la nada, connotando una actitud de humildad frente al otro. Si este
saludo se realiza desde el corazón, se establece una conexión genuina entre las
personas, por encima de las expectativas y máscaras sociales. Otro matiz del
significado de esta multifacética palabra está en la creencia en las religiones
orientales de que existe una chispa divina en cada persona.
Entonces, cuando la palabra NAMASTÉ está acompañada del
gesto, o MUDRA, de las manos en forma de rezo y la inclinación de la cabeza,
esta tácitamente reconociendo esta presencia divina en uno mismo y en el otro.
Si se expresa con palabras, sería algo así como: “La chispa divina que hay en
mí reconoce la chispa divina que hay en ti”. NAMASTÉ es una forma de honrar a
la otra persona, un modo de mostrar respeto y agradecimiento desde la parte más
profunda de nuestro ser.