El impulso detrás de este proyecto fue Robert Redford, quien convenció a los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward para escribir un libro sobre el escándalo Watergate, publicado en 1974. Adquirió los derechos y convenció a Warner Bros. para financiar el ambicioso proyecto, que resultó ser largo, complicado y lleno de incógnitas. Casi medio siglo después, "Todos los hombres del presidente" sigue siendo considerada un tótem cinematográfico en la lucha entre el poder y la información. Es un retrato histórico de Estados Unidos en esa época y una imagen realista y completa del arduo trabajo periodístico, libre de toda retórica.
La película recibió ocho nominaciones al Oscar y se llevó dos estatuillas, una para el guion y otra para Jason Robards, quien interpretó al editor jefe Ban Bradlee. El éxito fue casi unánime entre el público y la crítica, al punto de que el título mismo se convirtió en patrimonio común, siendo mal pronunciado, reutilizado y memorizado en diferentes contextos.
"Todos los hombres del presidente" nos recordó la importancia del periodismo en la sociedad y cómo la búsqueda de la verdad puede sacar a la luz los más oscuros secretos de los poderosos. La película dejó una huella imborrable en la conciencia colectiva y sigue siendo una referencia obligada para entender la relación entre el poder político y la prensa en Estados Unidos.
En resumen, esta obra maestra del cine es una ventana al pasado, un retrato magistral de la historia política de Estados Unidos y una lección sobre la valentía y determinación necesarias para enfrentar la corrupción y el abuso de poder. "Todos los hombres del presidente" nos recordó que, en el fragor de la lucha por la verdad, el periodismo puede ser un poderoso aliado de la justicia y la democracia.
Fuente:
https://elpelado.com.ar
