Misionero
jesuita español que desempeñó una vasta labor evangelizadora en Cartagena de
Indias, bautizando y adoctrinando a los esclavos que llegaban de África.
Canonizado por la Iglesia en 1888 y patrono de Colombia, tal y como él mismo se
definió, EL APÓSTOL DE LOS NEGROS o EL ESCLAVO DE LOS NEGROS. El padre
Claver ejerció su apostolado con total dedicación. Cuando se anunciaba la
llegada de un barco negrero, trataba de averiguar de qué región procedía su “carga”, con objeto de buscar los intérpretes
adecuados para hablar con los esclavos. Los propietarios de esclavos se negaban
a suministrarle intérpretes o ponían muchos obstáculos, motivo por el cual el
Colegio de Cartagena terminó comprando un grupo de esclavos-intérpretes
oriundos de diversas regiones de África para que ayudaran a Claver.
El
religioso pasaba con ellos al buque negrero, al que llevaba regalos como
naranjas, limones, tabaco, pan o aguardiente. Bajaba a las bodegas y decía a
los esclavos que estaba allí para cuidar de que los blancos les trataran bien;
les aseguraba que no iban a matarlos, como a menudo creían, y les alentaba a
abrazar la fe cristiana, para lo que debían instruirse. Luego preguntaba por
los enfermos y los niños nacidos en la travesía, a quienes dedicaba sus cuidados
de urgencia. Cuando le
impedían subir al buque negrero, hacía lo mismo en los almacenes donde se
hacinaban los esclavos. Claver repetía las visitas varios días, y dedicaba
después varias horas a la catequesis por medio de los intérpretes. Esta labor
solía hacerla en un patio, ante un cuadro de Jesús crucificado, y terminaba con
el acto de contrición. Cuando los catecúmenos estaban bien instruidos procedía
a bautizarlos, y luego les entregaba unas medallas de plomo que tenían impresos
los nombres de Jesús y María.
El
jesuita terminó por ser respetado por las autoridades cartageneras y por los
mismos propietarios de esclavos, que temían verle aparecer. Vivía con extrema
austeridad, durmiendo en una esterilla y comiendo frugalmente, y dedicado a sus
rezos en los ratos libres. A raíz de la independencia de Portugal en 1640
habían disminuido los barcos negreros, pues dicha nación había detentado el
asiento. Se produjo entonces un vacío que duró hasta que volvió a organizarse
el negocio de la trata. El 6 de
septiembre de 1654 enfermó de gravedad y al día siguiente se le dio la
extremaunción. A su muerte, acaecida en la noche del 7 al 8 de septiembre de
1654, numerosos fieles habían ido a visitarle. Tuvo unas solemnes honras
fúnebres y fue enterrado en la capilla del Santo Cristo, en la iglesia de la
Compañía. El proceso de su beatificación empezó en 1658. En 1747 fue declarado
Venerable por Benedicto XIV; fue beatificado en 1851 por Pío IX, y canonizado
en 1888 por León XIII. Su fiesta se celebra el 9 de septiembre.