El sacerdote Modesto Lule tiene un programa que se llama: “La Hora de los Cincelazos” y se me ocurrió pedirle uno, el que me compartió fue que debemos anunciar la palabra de Dios con valentía. El mensaje esperanzador de Jesús siempre ha sido un gran reto, hasta para los propios seguidores y discípulos de Él. Lo encontramos en Hechos de los Apóstoles 4 del 23 al 26.
Los creyentes nos hemos enfrentado a muchas dificultades para compartir la Buena Nueva y es que el mensaje motiva a la igualdad, a compartir, a dejar a un lado nuestros intereses y esto es muy difícil hoy en día. Se piensa primero en uno mismo, después yo y al último yo, el Evangelio está sustentado en el amor, aleja a los poderosos y los invita a cambiar y como vemos en Hechos de los Apóstoles, quienes tienen las riquezas planean ignorar un mensaje que es dicho por el hijo de Dios.
Resulta que a quien viene nombre de Dios no se le acepta, pero si alguien viene con todos sus títulos, con sus cartas credenciales, pues se le va a aceptar, así es la naturaleza del hombre, que fáciles para los hombres creer en los títulos y en las distinciones humanas, que difícil sigue siendo creerle a Jesús. Él, quien venía con un mensaje de libertad y de amor, pero el corazón del hombre, sigue revelándose a quien hizo el cielo y la tierra todo lo que hay en ella.
El Evangelio nos invita a vivir en paz, compartiendo nuestros talentos, lo que tenemos y sobre todo ayudar a servir a los pobres, que difíciles comprender la vida de esta manera, porque nuevamente nuestros intereses, nuestro corazón duro nos aleja y en este tiempo que debemos reflexionar en la paz y en la necesidad, es importante contemplar, ayudar y hacer viva nuestra fe en acciones para los necesitados.
Es importante vivir con un solo corazón, con una misma alma, es ocuparnos unos de otros, ayudarnos como hermanos, ese es el mensaje de evangelización, ese es el mensaje que Jesús vino a compartir, ayudémonos unos a otros, actualmente debemos proclamarle, el Evangelio requiere de valentía y es mucho más que sacar una bocina con un micrófono y anunciarlo.
La evangelización se hace en todo momento, el mensaje de Jesucristo sigue causando incomodidad, en muchos lugares de nuestra sociedad, especialmente en las altas esferas, donde se habla de igualdad y justicia, seguimos viendo prodigios, y todavía no nos animamos a cambiar. Debemos asumir con amor y responsabilidad, ser el Evangelio vivo, llevarlo a todos lados y también comprender que habrá lugares donde no será bien recibido, donde nuevamente las altas esferas van a ignorarnos, porque por una razón afectamos sus intereses con la justicia, el amor y el compartir.
Es importante que con nuestra paciencia y constancia muchas personas se conviertan, también debemos tomar en cuenta, que al mal no le gusta que proclamemos la palabra, quiere callarnos, silenciar estos medios, que no funcionen, que haya interferencia, eso es lo que quiere el mal, el mal no quiere escuchar que hay algo bueno para cada uno de nosotros, que hay esperanza. No nos desanimemos, eso es lo peor que podemos hacer los creyentes, desanimarnos con estas acciones, no importa si no hay reconocimiento, de hecho no lo buscamos.
Rafael Salomón
Para ANUNCIAR Informa (AI)