Se
conoce con el término Holocausto o Shoá a la persecución y aniquilación
sistemática de los judíos europeos por parte del Estado alemán
nacionalsocialista y sus colaboradores. Este plan sistemático se desarrolló
durante el período que media entre el ascenso al poder del nazismo en 1933,
hasta la finalización de la Segunda Guerra mundial en 1945. Durante este período, fueron asesinados
6.000.000 de judíos. Los
judíos fueron las víctimas principales de la barbarie nazi, por ser definidos
como una raza o etnia inferior. Aunque no fueron los judíos las únicas víctimas
del Holocausto. Muchos de los once millones de civiles asesinados fueron
perseguidos por motivos políticos, ideológicos o como en el caso de los
comunistas, los socialistas, los testigos de Jehová, los homosexuales y los
prisioneros de guerra. Hubo otros grupos que fueron también objeto de
destrucción debido a su percibida “inferioridad racial”: los Sinti y Roma
(gitanos), los discapacitados y algunos pueblos eslavos, especialmente polacos
y rusos.
La
palabra Holocausto proviene del griego antiguo: olos, que significa “todo” y
kaustos o kautos, que significa “quemado”. Este término puede referirse a una
ofrenda ofrecida en sacrificio y consumida totalmente por el fuego, o a una
gran destrucción de la vida, especialmente con fuego. La palabra con el
significado de una ofrenda que es quemada en sacrificio aparece frecuentemente
en escritos religiosos a lo largo de los siglos, particularmente en las
descripciones de rituales que incluían sacrificios con fuego. En los escritos
seculares, holocausto normalmente significa “destrucción completa o total”, connotación
que fue particularmente dominante desde fines del siglo XIX hasta la época de
la carrera armamentista de mediados del siglo XX.
En
las primeras referencias al asesinato de los judíos en Europa por parte de los
nazis también se continuó con este uso del término. En 1941, algunos escritores
ya empleaban el término Holocausto para referirse a los crímenes de los nazis
contra los judíos, pero en estos casos iniciales no se le atribuía exclusividad
al término. Sin embargo, avanzada la década de 1940 se iniciaba un proceso de
cambio. Holocausto (con H mayúscula o minúscula) pasó a ser un término más
específico debido a que era utilizado en traducciones israelíes de la palabra
Shoá. Esta
palabra hebrea se comenzó a utilizar frecuentemente para denotar el asesinato
de judíos en Europa cometido por los nazis. (Los judíos que hablaban yidish
utilizaban el término churbn, una traducción de Shoá al idisch) La
identificación de Holocausto con Shoá se vio de manera muy clara en la
traducción oficial al inglés de la Declaración de Independencia de Israel en
1948, en las publicaciones traducidas de Yad Vashem en la década de 1950 y en
la cobertura periodística del juicio a Adolf Eichmann en Israel en 1961.
Resulta
imposible saber con exactitud el número de víctimas judías, no obstante, las
estadísticas indican que el total superó las 5.860.000 personas. La mayoría de
los investigadores aceptan la cifra aproximada de seis millones. Sin embargo,
hay que tener en cuenta que no se registraron todas las víctimas de la Shoá;
hubo numerosos registros confeccionados por los nazis y luego destruidos por
ellos para ocultar sus crímenes o perdidos, quemados o dañados durante las
intervenciones militares; los registros tenían informaciones fragmentadas que
no incluían por ejemplo, origen, nacionalidad o religión de las víctimas.