PROGRAMA Nº 1198 | 20.11.2024

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EL SAGRADO CORAZÓN Y LOS SANTOS QUE DIFUNDIERON SU DEVOCIÓN

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En el siglo XII, destaca Guillermo de Thierry (+1148), quien enseñaba la importancia de "entrar de lleno en el Corazón de Jesús, en el Santo de los Santos". Su amigo, San Bernardo de Claraval (+1153), enseñaba que el "traspaso del costado del Señor revela Su bondad y la caridad de su Corazón por nosotros". San Víctor (+1173) afirmaba que "no se puede encontrar dulzura ni ternura que compare a la del Corazón de Jesús".

Los cartujos fueron los primeros monjes devotos al Sagrado Corazón. Ludolf de Sajona (+1378) escribió: "El Corazón de Jesús fue herido de amor por nosotros, para que, respondiendo a su amor, podamos entrar por esa herida abierta a Su Corazón y allí ser inflamados con Su amor, tal como el hierro puesto al fuego se hace incandescente". El cartujo Lansperguis (+1539) fue el primero en recomendar tener la imagen del Sagrado Corazón en un lugar visible para venerarla e inspirar al alma.

Santa Catalina de Siena (+1380) preguntó al Señor: "Dulce Cordero sin mancha, tú estabas muerto cuando tu costado fue abierto. ¿Para qué, entonces, permitiste que tu Corazón fuese de tal forma herido y abierto a la fuerza?" Nuestro Señor le respondió: "Por varias razones, de las que te diré la principal. Mis deseos hacia la raza humana eran infinitos y el tiempo actual de sufrimiento y tortura estaba al terminar. Ya que mi amor es infinito, no podía manifestarte cuánto te amo solo con este sufrimiento. Por eso quise revelarte el secreto de mi Corazón, permitiéndote verlo abierto, para que puedas entender que te amé mucho más de lo que te podía probar por un sufrimiento que ha terminado".

Después de las divisiones de la Iglesia en el siglo XVI, el jesuita San Pedro Canisio SJ (+1597) y otros se sintieron impulsados por el amor al Corazón de Jesús para la renovación de la Iglesia. San Francisco de Sales (+1622), obispo y doctor de la Iglesia, atribuía la fundación de las Visitantinas a la "obra de los Corazones de Jesús y María", y Santa Juana de Chantal (+1641) dijo: "Que el Señor nos dé la gracia para vivir y morir en el Sagrado Corazón". Ambos amantes del Corazón de Jesús cofundaron la orden de la Visitación. Una de sus novicias recibiría las apariciones del Sagrado Corazón que impulsaron la devoción por el mundo entero.

Sin embargo, fue en el siglo XVII cuando la devoción al Corazón de Jesús se propagó de manera sin precedentes. El gran santo y fundador Juan Eudes (+1680) unió la devoción al Corazón de Jesús con la del Corazón de María Santísima, dos amores, dos corazones inseparables. Fue el primero en organizar y celebrar las fiestas del Corazón de Jesús y el Corazón de María. Por la misma época, Santa Margarita María de Alacoque (+1690), novicia de la Visitación, recibió apariciones de Jesús, quien le mostró Su Corazón y le comunicó mensajes que transformaron su vida. En la primera de las apariciones, el 27 de diciembre de 1673, Jesús le comunicó:

“Mi Corazón divino está tan apasionado de amor por los hombres, y por ti en particular, que, al no poder contener en sí las llamas de su ardiente caridad, hay que transmitirlas con todos los medios. Mira este Corazón mío, que, a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aun en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradoramente es que estos insultos, los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio”.

Jesús ordenó a Santa Margarita propagar estos mensajes, lo cual ocurrió con la ayuda de San Claudio de la Colombière SJ (+1682), quien providencialmente llegó a ser su director espiritual. Desde el pequeño convento en Paray Le Monial, Jesús dispuso que el amor de su Corazón se propagase hasta los confines de la tierra. A través de San Claudio, los jesuitas fueron llamados por Dios para colaborar con las visitantinas en la propagación de la devoción al Corazón de Jesús y la formación de apóstoles. Las asociaciones del Sagrado Corazón llegaron a ser muchas y se divulgaron libros e imágenes por todo el mundo. También muchas congregaciones religiosas desde entonces adoptaron la devoción.

El siglo XX, en medio de tantos combates espirituales, fue privilegiado con las apariciones de Jesús a la novicia polaca Santa Faustina (+1938). Él le reveló Su Corazón radiando rayos rojos y blancos y le dictó un diario donde se da a conocer como La Divina Misericordia. Expresó que desea derramar la misericordia de Su Corazón sobre toda la humanidad. La oposición fue fuerte, pero con el ascenso del cardenal polaco de su diócesis a la sede de Pedro, las cosas cambiaron. Juan Pablo II canonizó a Santa Faustina en la primera canonización del año jubilar 2000. La devoción a la Divina Misericordia ha tenido una difusión verdaderamente milagrosa.

La devoción al Sagrado Corazón en otras iglesias también ha sido significativa. Hermanos de otras iglesias también profesan devoción al Corazón de Jesús. Juan Wesley, fundador de los metodistas, en 1819 reimprimió un libro sobre el Sagrado Corazón. Un detalle a tener en cuenta: Wesley también profesaba amor a la Virgen María.

Equipo de Redacción
ANUNCIAR Informa (AI)
Para EL ALFA Y LA OMEGA

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