Se trato de trece mujeres con edades comprendidas entre
los 18 y los 29 años, presas en la cárcel de Las Ventas por su supuesta
actividad política.
Sus nombres eran Carmen
Barrero Aguado, Martina Barroso García, Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibañez,
Julia Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil Olaya, Virtudes
González García, Ana López Gallego, Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero
Salas, Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente.
La ejecución se
justificaba oficialmente como castigo por el asesinato del comandante de la Guardia Civil Issac
Gabaldón, de su hija y de su chófer, que se atribuyó a una supuesta gran red
comunista a la que habrían pertenecido las ajusticiadas; se trató, no obstante,
de una condena injusta y falsa, ya que en el momento de esta muerte (el 27 de
julio anterior) LAS TRECE ROSAS ya
se encontraban en la prisión de Las Ventas.
Para los historiadores que
han estudiado el caso, la ejecución (que se produjo simultáneamente a la de
otros 43 varones, incluido un menor de 14 años) respondía más bien a la
voluntad del régimen de Franco, tan sólo cuatro meses después de vencer la
Guerra Civil, de reprimir a sus adversarios políticos y enviar un mensaje
ejemplarizante a los ciudadanos. La
repercusión del incidente, se debió principalmente al rechazo internacional que
suscitó, en gran medida por el perfil de las trece mujeres.
Se trataba de jóvenes que
no habían participado de manera activa en la guerra, aunque algunas de ellas
estaban vinculadas en distinto grado de intensidad a las Juventudes Socialistas
Unificadas (JSU) o al Partido Comunista
de España (PCE). No era el caso de todas, no obstante: por ejemplo, la
pianista de 29 años Blanca Brisac Vázquez había sido detenida por mantener
relación con un músico del PCE, sin que conste ninguna militancia por su parte.
De hecho, ocho de las
trece asesinadas eran, en aquel momento, menores de edad, ya que la mayoría
legal se situaba en 21 años. Por ello,
se organizó una campaña de protesta en París, impulsada por una hija de Marie
Curie, que supuso el origen del sobrenombre con el que hoy son conocidas estas
víctimas; una campaña que sin embargo no amilanó al régimen franquista, que
continuó con la ejecución de la amplia mayoría de los 364 detenidos en relación
con el atentado de Gabaldón.
El fusilamiento tuvo lugar
en una tapia del cementerio de La
Almudena al este de Madrid, cercano a la prisión de Las Ventas. En dicho lugar
se colocó por primera vez en 1988 una placa conmemorativa y desde entonces cada
cinco de agosto se celebran homenajes a las Trece Rosas.
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