Eid
al Adha es la Celebración del Sacrificio, que conmemora el pasaje recogido
tanto en la Biblia como el Corán, en el que se muestra la voluntad de Abraham
(Ibrahim) de sacrificar a su hijo como un acto de obediencia a Dios, antes de
que Dios interviniera para proporcionarle un cordero y que sacrificara a este
animal en su lugar. En varios países de África musulmana tales como Mali,
Níger, Senegal o Benin dan el nombre de Tabaski
a esta fiesta, y en una parte de Amazighs en África del Norte, le nombran Tafaska. En muchos lugares de habla
hispana es conocida como Fiesta del
Cordero.
Esta
festividad, que tiene lugar el décimo día del mes de Zil-Hajj, 70 días después
del Eid al-Fitr, es
incorporada en el Hajj, la gran peregrinación a la Meca, que
debe ser hecha por lo menos una vez y preferiblemente durante este mes. El Eid
al-Adha se representa por los musulmanes de todo el mundo con la ofrenda de un
sacrificio animal (comúnmente una vaca o un cordero) como una acción de
gratitud para Dios por salvar la vida de Ismael, hijo del profeta Abraham.
En
este día, los musulmanes que están en La Meca concluyen los ritos de su
peregrinación y, después de la oración especial, sacrifican -o más
modernamente, pagan para que un matarife cualificado sacrifique en su lugar-
generalmente un cordero. Sin embargo, la mayoría celebran la festividad en sus
lugares de residencia, acudiendo a las mezquitas para la oración y luego,
aquellos que pueden hacerlo, sacrifican y celebran una comida a la que se
invitan mutuamente. Normalmente suele celebrarse al aire libre, en las afueras
de las ciudades, en una zona
abierta denominada musalla.
La
carne del animal es
separada en tercios, una para la persona que obsequia a la
bestia, otra para repartir entre sus parientes y el último tercio para los
necesitados, independientemente de su religión, raza o nacionalidad. El
musulmán acude a la oración tras haber hecho la ablución mayor o gusl y haberse
ataviado con su mejor ropa, limpia y perfumada. Recita unos versículos que sólo
se cantan durante las dos fiestas anuales y en los enterramientos. Los
musulmanes glorifican a Dios hasta que el imán inicia la oración recitando
siete takbir (Allahu akbar) y haciendo dos prosternaciones (rakáa). Después, el
imam pronuncia una jutba o sermón a los miembros de la comunidad que se hallan
presentes. Por último, se disuelve la reunión y los asistentes se besan en
señal de hermanamiento y se felicitan por la fiesta.
Con
esta festividad, los musulmanes recuerdan que el Islam significa sumisión, ya
que nadie mostró mejor su sumisión a Dios que Abraham (Ibrahim en árabe), quien
estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo primogénito Ismael (Isma'il) como
prueba de su lealtad a Dios. Al final, Dios fue clemente y paró su brazo en el
aire justo cuando iba a cercenar el cuello de su hijo. Agradecido, Abraham
sacrificó un carnero en su lugar y es en imitación de ese acto que los
musulmanes matan a sus animales en lo que se considera la Fiesta Mayor del Islam. Según el Corán, Ismael, el hijo primogénito
de Abraham, engendrado por su esposa Agar, fue el protagonista de la historia
(a diferencia de la tradición judeo-cristiana, que otorga este papel a Isaac):
Y cuando ( Ismael )
era lo bastante mayor
para ayudar en las
tareas ( de Ibrahim ), este dijo:
“¡Oh mi querido hijo!
¡He visto en sueños
que debía sacrificarte:
considera, pues, como
lo ves tú!”
[Ismael] respondió:
“¡Oh padre mío! ¡Haz
lo que se te ordena:
hallarás que soy, si
Allah quiere,
paciente en la
adversidad!”
Pero cuando ambos se
hubieron sometido
a la voluntad de
Allah,
y le hubo tendido
sobre el rostro, le llamamos:
“¡Oh Ibrahim, has
cumplido ya con la visión!”
Así, realmente,
recompensamos a los que hacen el bien:
pues, ciertamente,
todo esto fue en verdad
una prueba, clara en
sí misma.
Y le rescatamos
mediante un sacrificio magnífico,
y de esta forma le
dejamos como recuerdo
para futuras
generaciones:
“¡La paz sea con
Ibrahîm!”