Alcanzará con atravesar el angosto río y con caminar unos pocos pasos
sobre un viejo puente para estar en otro país. No habrá apostado allí ningún
policía, nadie pedirá documentación ni revisará equipaje. No habrá trámites
burocráticos y quizás el turista despistado ni siquiera note que ha abandonado LITUANIA y su capital VILNA una vez al otro lado del angosto VILNELĖ. Pero habrá llegado a la REPÚBLICA DE UŽUPIS, el barrio que
quiere ser país y, de una forma u otra, ya lo ha logrado. Al menos eso hace
saber las banderas y el curioso orgullo nacional de los habitantes de esta
inexistente nación, que a veces no parece ser más que un chiste o una especie
de experimento social. Pero es mucho más. Y ahora celebra sus primeros veinte
años.
El 1° de abril es conocido en inglés como APRIL FOOLS' DAY (DÍA DE LOS INOCENTES), día en que
tradicionalmente se realizan bromas de todo tipo en numerosos países del mundo.
En 1997, esa fue la fecha escogida para declarar la INDEPENDENCIA DE UŽUPIS, como si se tratara de una bravuconada más.
Pero era en realidad una declaración política en los años en que LITUANIA, ya independiente de la
desaparecida UNIÓN SOVIÉTICA,
buscaba reencontrarse con su identidad y con su propia historia. La caída del
comunismo había significado para VILNA
la desaparición de las estatuas de Lenin, pero también el comienzo de una nueva
etapa. La ciudad necesitaba transformarse y dejar de lado las sombras del
pasado reciente.
Para mediados de los años 90, UŽUPIS,
que en lituano significa "al otro
lado del río", era un pequeño barrio sucio, abandonado, con escasa
infraestructura; un nido oscuro en donde solían recaer delincuentes y al que el
resto de la ciudad le daba la espalda. En la otra orilla del VILNELĖ se levanta la Academia de Arte,
y desde sus ventanas los estudiantes alcanzaban a ver el olvidado vecindario.
Entonces numerosos fotógrafos, poetas, músicos y cineastas pensaron que ese era
el lugar ideal, tan cercano como barato, para refundar la sociedad. Y lo
hicieron creando un país bohemio y bizarro que se constituyó como símbolo de
una nueva era para LITUANIA, con su
propio himno, su propia Constitución Nacional, presidente, gabinete de
ministros, un pequeño ejército y hasta su propia moneda, el EUROUŽAS.
La bandera de esta curiosa nación cambia de color en cada estación del
año y muestra una mano con la palma agujereada, símbolo de lo imposible de
ocultar aun cubriéndose los ojos. Hoy, la ficticia REPÚBLICA DE UŽUPIS cuenta con más de 300 embajadores y cualquiera
puede convertirse en ciudadano sin importar en dónde viva. Casi no pasan coches
por las calles de este pequeño barrio de poco más de medio kilómetro cuadrado,
no hay más ruido que los pasos de la gente y las aguas del río. Se ven esculturas
por doquier, arte callejero, grafitis, muchos bares y galerías. Es uno de los
rincones más turísticos de VILNA y
los visitantes suelen hacer fila para recibir el innecesario pero pintoresco
sellado en sus pasaportes.
En el río hay un pequeño muelle al que los locales se refieren
simpáticamente como el puerto internacional más pequeño del mundo. Al lado, un
monumento imagina a Jesucristo como
mochilero, muy cerca del espacio triangular conocido como Plaza Tíbet,
en donde las coloridas banderas de plegaria recuerdan la visita del Dalai Lama, hoy ciudadano honorario
de UŽUPIS. En el centro del
barrio-país se levanta la estatua de un ángel que toca una trompeta, como si
despertara a la sociedad después de la larga noche que significó el control
soviético. Hacia allí peregrinan cada 1° de abril los locales, con cerveza,
música y banderas para celebrar el cumpleaños de la nación.
Pero probablemente el rincón más interesante sea la pared en donde están
inscriptos los 39 artículos de la Constitución Nacional en numerosos idiomas.
Entre ellos aparecen:
Art.
3. Todos tienen derecho a morir pero esta no es una obligación
Art.
7. Todos tienen derecho a no ser amados, pero no necesariamente
Art.
12. Un perro tiene derecho a ser un perro
Art.
24. Todos tienen derecho a no entender nada
Art.
26. Todos tienen derecho a festejar o no su cumpleaños
Art.
27. Todos deben recordar su nombre
Art.
29. Nadie puede compartir lo que no posee
Art.
37. Todos tienen derecho a no tener derechos.
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