PROGRAMA Nº 1198 | 20.11.2024

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EL DIENTE DE BUDA

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Cautivo en Génova, Marco Polo dictó a Rustichello de Pisa, compañero de celda, su Liber Milionis. Este lo escribió en un francés no muy elegante, entre 1296 y 1299. El cautiverio y el libro, después adivino la libertad, se concretaron en tres años. Pero las aventuras de Marco Polo sólo circularon en copias imperfectas. Se calcularon en 120 manuscritos disímiles en distintos idiomas los que entonces se tuvieron por auténticos. El libro, finalmente, y más o menos completo, fue publicado por Ramusio en 1559.

En uno de sus capítulos, Marco Polo, enviado especial de Kublai Kahn en la isla de Ceilán, adquiere para éste, en 1284, mediante el pago de una suma fabulosa, el diente de Buda a quien se veneraba con los nombres de Sergamoni Borchan y Sakia-Muni. Pero la venta resultó fraudulenta. Los sacerdotes de la pagoda donde se custodiaba el hueso sagrado habían entregado a Marco Polo un colmillo de elefante.

Rustichello de Pisa, que era un oscuro novelista, y redactor de los episodios de la Mesa Redonda, pero un hombre de ingenio, festejó la superchería y volvió a describir el fraude imaginando el final y la ira de Kublai Kahn. Según Rustichello, el Kahn mandó, con posterioridad a Marco Polo, cuatro embajadas sucesivas para adquirir el famoso diente de Buda "que brillaba en la Gran Pagoda de Ceilán".

Las cuatro comitivas regresaron, también "sucesivamente", con cuatro dientes distintos, pero esta vez de ser humano "a razón de un colmillo por vez", de manera que con el colmillo del elefante eran cinco los colmillos adquiridos cuando, en realidad, un ser humano sólo poseía cuatro dientes de esta clase.

Enfurecido, el Kahn fue a la isla y reprochó el fraude al Gran Sacerdote. Este lo dejó hablar y le respondió con la  siguiente reflexión: "El hombre tiene treinta y dos dientes, entre los cuales se destacan sus cuatro colmillos. Pero como Buda se reencarnó cuatro veces, tuvo cuatro dentaduras sucesivas. De ahí los cuatro colmillos que hemos entregado a tus embajadores. Uno por cada vida de Buda".
Kublai Kahn preguntó: "Pero... ¿Y el colmillo de elefante que vendieron a Marco Polo?" "Es muy sencillo -dijo el Gran Sacerdote-. 
Es una de sus vidas anteriores, antes de las cuatro reencarnaciones humanas, Buda, que era un animal (el Gran Sacerdote se hincó y miró al cielo), combatió con un elefante y luego se durmió. Cuando despertó, advirtió que en el lugar donde le faltaba uno de sus dientes tenía ahora el colmillo del elefante. Era la prueba de su victoria".

El Gran Sacerdote acometió sus últimas palabras con una sonrisa. Kublai Kahn también sonrió. Pero antes de que los demás sacerdotes y los miembros de la comitiva sonrieran a su vez, desenvainó un chuzo de medio metro y atravesó por el ombligo al Gran Sacerdote. "Este chuzo -expresó el Kahn- es la gran dentellada con el colmillo del elefante que Buda te envía por mi intermedio para festejar tu ingenio".

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