PROGRAMA Nº 1198 | 20.11.2024

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LAS PREOCUPACIONES DE LOS CATEQUISTAS

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"Como catequista y formador en Seminarios y cursos de actualización, estoy en contacto constante con catequistas que comparten sus preocupaciones sobre la labor que realizan en sus parroquias y colegios.

No pretendo sacar conclusiones inmediatas, pero creo que es importante que tomemos conciencia de que, aunque trabajemos en diferentes contextos y lugares, compartimos una situación común.

Más de mil catequistas de distintas partes de Argentina respondieron a esta encuesta. Muchos de ellos expresaron su deseo de que la catequesis promueva la comunión con Dios y con los demás. También esperan que sea un proceso progresivo de aprendizaje sobre la vida de Jesús, facilitando un encuentro personal con Él y ayudando a interpretar la acción de Dios en la historia.

Además, consideran que la catequesis debe fomentar la participación en la liturgia e integrar a las personas en las actividades de la Iglesia. Desde la niñez hasta la adultez, es esencial que ofrezca argumentos sólidos para explicar nuestra fe y herramientas que nos ayuden a meditar la Palabra y a orar. También debe preparar a las personas para anunciar el Evangelio.

Una buena catequesis no solo inicia en la fe, como en la catequesis kerigmática, sino que acompaña a lo largo de todas las etapas de la vida, promoviendo el compromiso personal y apostólico dentro del marco familiar. También debe preparar para el diálogo interreligioso y abrir el corazón para recibir al Espíritu Santo y para la conversión. El crecimiento catequístico debe reflejarse en nuestra conducta diaria, orientándose hacia la unión y la solidaridad, sin reducirse a ser solo una instrucción religiosa.

Los temas tratados deben partir de la vida cotidiana y relacionar las verdades de siempre con la realidad actual, ofreciendo motivaciones atractivas para que las personas se acerquen a Jesús. Para esto, es clave utilizar los medios de comunicación para mostrar una Iglesia viva que invita a recorrer el verdadero camino.

También es fundamental que se haga mayor hincapié en la participación comunitaria de la liturgia, en la oración en grupo durante la catequesis, y en la caridad con el prójimo. Durante años, dejamos de enseñar a "leer" los acontecimientos de la vida a la luz de la Palabra, pero poco a poco estamos recuperando esta práctica.

Un aspecto que sigue siendo olvidado en muchos enfoques catequísticos es el Espíritu Santo. Rara vez se lo presenta con suficiente énfasis, aunque sabemos que es vital fomentar la apertura del corazón para recibirlo. Los catequistas también señalaron la importancia de atender las necesidades de los catecúmenos, resaltando que la comunidad es un medio clave para acercarse a Dios y que debemos respetar el ritmo de cada persona.

Finalmente, debemos motivar, especialmente a niños y jóvenes, para que se acerquen a la Iglesia no solo para recibir los sacramentos, sino para que se sientan parte de la comunidad de manera integral. Es crucial recordar que la catequesis no es solo una colección de verdades para aprender o una serie de normas morales para cumplir. La catequesis es la vida en Cristo.

Juan Carlos Pisano".

Hoy, soy Julio Montarón, y recordé cómo en mis primeros años como catequista fui formado en el ejemplo de vida cristiana de Juan Carlos. Sus enseñanzas, cuentos, clases y discos en los que participó me mostraron una nueva forma de transmitir el amor de Dios por nosotros, un amor que, en Cristo, se convierte en redención. Aunque esta forma de enseñanza era nueva, el amor era el mismo, eterno. Que la vida en Cristo sea hoy, para la iglesia, una fuente de alegría, esperanza y amor verdaderos. Tal como nos lo dice Juan Carlos Pisano, años después de haberse reunido con el Padre celestial, en ese texto que hoy hemos leído con voz de profeta.

Julio Montaron

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