PROGRAMA Nº 1168 | 24.04.2024

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LA RESURRECCIÓN EN EL ISLAM

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La creencia en, "El día de Resurrección", yawm al-Qiyāmah (también conocido como yawm ad-dīn,"El día del juicio final" y as-sā`a, "La última hora") es también crucial para los musulmanes. El Corán acentúa la resurrección corporal, una rotura del entendimiento preislámico de muerte. Esto declara que la resurrección será seguida de la reunión de toda la humanidad, culminando en su juicio por Dios.

El Corán hace referencia a varios pecados que pueden condenar a una persona al Jahanam (como la incredulidad, la usura y la falta de honradez). Los musulmanes ven el paraíso, Janah, como un lugar de alegría y dicha, con referencias del Corán que describen sus rasgos y los placeres físicos de dicho lugar.

Hay también referencias a una aceptación de mayor júbilo por Dios. Tradiciones místicas en el Islam colocan estos placeres divinos en el contexto de una conciencia extática de Dios.

El difunto, entre la muerte y la resurrección, vive una etapa, una suerte de vida pasajera que el Corán denomina «la vida de intervalo», loarzajiyya. El Corán habla de ella brevemente.

«Cuando la muerte llega a uno de los impíos, éste exclama: "¡Señor mío! ¡Devuélveme a la vida! ¡Tal vez sea capaz de hacer una obra piadosa entre las cosas que desatendí!". No, lo que dice son meras palabras; detrás de los hombres hay una barrera (barzají) hasta el día en que sean resucitados» (Corán 23,101-102).

En otras palabras, los muertos oyen y sienten incluso lo que pasa entre los vivos; sus sentidos son más finos que los de éstos últimos.

La vida barzajiyya -llamémosla «vida de la tumba»-comienza, como ya hemos visto, con el interrogatorio de los dos ángeles. El diálogo entre el muerto y los ángeles se inspira en un versículo del Corán (el 32 de la azora 14): «Dios fortalece a aquéllos que creen con palabra firme en la vida de este mundo y en la vida futura...».

Existe igualmente otra escena en un hadiz del profeta que describe la vida de la tumba: «La tumba puede ser un jardín del paraíso o bien un hoyo del infierno». Ornar, el segundo califa, se llegó un día al cementerio de Qalib y gritó con fuerza: «¿Os habéis encontrado con lo que os había prometido vuestro Señor?» Uno de los acompañantes le pregunta: «¿Gritas a los muertos?». Él le contestó: «Vosotros no me oís mejor que ellos» (según Bujari 1370).

Paradójicamente, el profeta describe las más de las veces los tormentos de la tumba y no su lado paradisíaco.

«El profeta se puso en pie para pronunciar un discurso sobre la prueba por la que pasa el muerto en la tumba, y los musulmanes que lo escuchaban se pusieron a armar un gran ruido (debido a su miedo)» (según Bujari 1373).

Nos sería imposible dar cuenta aquí de todos los de­talles con que se describen los tormentos de la tumba. Sería recuperar un inmenso folclore.

Después viene la resurrección. La llamada a la resurrección comienza con un sonido de trompeta. «Se toca la trompeta: ¡Éste es el día de la amenaza!» (Corán 50,19).

A partir de esta llamada a la resurrección, los infieles se sentirán muy mal. Ellos preferirán proseguir su vida de tum­ba, pues saben lo que les espera cuando llegue su juicio final.

«Se toca la trompeta, y de sus tumbas salen corriendo hacia su Señor. Entonces dirán: "¡Ay de nosotros! ¿Quién nos ha arrancado de nuestros lechos? ¡Esto es lo que el Clemente había prometido! ¡Los profetas estaban en lo cier­to!"» (Corán 36, 51-52).

Según el Corán, la Sunna y todo el patrimonio del Islam, los musulmanes creen que Dios resucitará a todos los que han muerto desde la creación hasta el final de los tiempos.

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