martes, 29 de septiembre de 2015

FRAY JUNÍPERO SERRA

Junípero Serra Ferrer nació el 24 de noviembre de 1713 en Petra, Mallorca (España). A los 16 años se convirtió en fraile.

En 1749 y motivado por su celo evangelizador partió, junto con veinte misioneros franciscanos, hacia el Virreinato de la Nueva España, nombre colonial de México.

Allí impulsó su labor misionera en el Colegio de Misioneros de San Fernando. Luego de seis meses recibió la aprobación del Virrey para iniciar su misión en Sierra Gorda, un territorio montañoso donde ya habían fracasado algunos franciscanos. En este lugar permaneció 9 años.

En 1767, Carlos III decretó la expulsión de todos los miembros jesuitas de los dominios de la corona, lo que incluía al Virreinato de Nueva España. Los jesuitas, que atendían la población indígena y europea de las Californias, fueron sustituidos por 16 misioneros de la orden de los franciscanos encabezados por fray Junípero.

La comitiva salió de la ciudad de México el 14 de julio de 1767 y embarcó por el puerto de San Blas rumbo a la península de Baja California. Tras una corta travesía arribaron a Loreto, sede de la Misión de Nuestra Señora de Loreto, que es considerada la madre de las misiones de la Alta y Baja California.

Una vez que llegó la comitiva a la península, determinaron seguir explorando la Alta California para llevar la luz del Evangelio a la población indígena. El 3 de julio se erigió la Misión de San Carlos de Borromeo.

En julio de 1771 se estableció la Misión de San Antonio de Padua y en agosto la de San Gabriel, que se encuentra en la actual área metropolitana de Los Ángeles.

El 1 de septiembre de 1772 fundó la misión de San Luis Obispo de Tolosa. Los misioneros catequizaban a los indígenas, les enseñaban nociones de agricultura, ganadería y albañilería, les proporcionaban semillas y animales y les asesoraban en el trabajo de la tierra.

Junípero Serra falleció en la Misión de San Carlos Borromeo (Monterrey, California), el 28 de agosto de 1784. Sus restos se encuentran en la Basílica de esta misma misión.

San Juan Pablo II lo beatificó en 1988 y fue proclamado santo el 23 de septiembre de 2015, por el Papa Francisco en Estados Unidos.

martes, 22 de septiembre de 2015

VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE

Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, o la Virgen de la Caridad del Cobre, Caridad del Cobre o simplemente Cachita, es Patrona de Cuba, este solemne nombramiento fue proclamado por el Papa Benedicto XV en el año 1916. Posteriormente en un viaje realizado por Juan Pablo II a la isla de Cuba en el año 1998, coronó con gran dignidad a la Virgen como Patrona de la isla caribeña.

La imagen mariana se venera en la Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba. Benedicto XVI le otorga el 26 de marzo de 2012 la Rosa de Oro de la Cristiandad, con motivo del 400º aniversario de la aparición de la imagen.

Entre los años 1612 ó 1613, se realizó el hallazgo de la imagen de La Virgen de La Caridad, la historia narrada bajo juramento eclesiástico a los 85 años por Juan Moreno, "el negrito de La Caridad" nos cuenta como fueron en una canoa en busca de sal, el y dos hermanos indios, Juan y Rodrigo de Hoyos, cuando salían de Cayo Francés (en la Bahía de Nipe) observaron algo flotando en el mar, al acercarse vieron con asombro y alegría que se trataba de una imagen de la Virgen María sobre una tablilla donde se podía leer: "Yo Soy La Virgen de La Caridad".

La Historia se mezcla con la leyenda cuando, setenta y cinco años después de la aparición, el único testigo sobreviviente del "milagro", ya en plena senilidad, hizo una declaración jurada donde involucra en el relato de la milagrosa aparición al propio capitán Francisco Sánchez de Moya, quien había llevado la imagen a la isla.

En la actualidad, las personas que visitan el Santuario suelen volver a sus hogares con diminutas piedras donde brilla el cobre de la mina. Se dice que quienes las poseen tanto colocadas en vasos de agua, como en bolsillos o bolsos, poseen una especial protección contra los males, pues resultan metafóricos guardianes de un futuro noble en lo personal y familiar.

El hecho de que la fiesta de la Virgen de la Caridad se celebre en Cuba el 8 de septiembre, el mismo día que los cultos religiosos afrocubanos celebran la fiesta de su orisha o diosa Oshún (deidad del amor y la belleza), hacen que muchos piensen que el culto de la Virgen de la Caridad del Cobre sea un fenómeno de sincretismo, algo bastante común en Cuba, en el que los santos católicos se confunden o tienen su avatar en orishas con similares características del panteón religioso afrocubano.

EL PAPA FRANCISCO EN CUBA-SEPTIEMBRE 19 AL 22

Encuentro del Papa Francisco con los jóvenes de Cuba

El Papa Francisco sostuvo esta tarde un encuentro con unos cinco mil jóvenes en el Centro Cultural Padre Félix Varela a quienes les dirigió el siguiente discurso improvisado tras escuchar el testimonio del joven cubano Leonardo Fernández en representación de los demás asistentes:

Ustedes están parados y yo estoy sentado, ¡qué vergüenza! pero ¿saben por qué me siento? porque tomé notas de algunas cosas que dijo vuestro compañero y sobre estas les quiero hablar. Una palabra que cayó fuerte: soñar. Un escritor latinoamericano, decía que las personas tenemos dos ojos: uno de carne y otro de vidrio. Con el ojo de carne vemos lo que miramos. Con el ojo de vidrio vemos lo que soñamos. Está lindo ¿eh?

En la objetividad de la vida tiene que entrar la capacidad de soñar y un joven que no es capaz de soñar está clausurado en sí mismo. Está encerrado en sí mismo. Cada uno a veces sueña cosas que nunca van a suceder. Pero suéñalas, deséalas, busca horizontes, ábrete, ábrete a cosas grandes. No sé si en Cuba se usa la palabra, pero los argentinos decimos: no te arrugues, ¿eh? ábrete y sueña, sueña que el mundo contigo puede ser distinto. Sueña que si tú pones lo mejor de ti, vas a ayudar a que ese mundo sea distinto.

No se olviden. Sueñen. Por ahí se les va la mano y sueñan demasiado y la vida les corta el camino, no importa, sueñen y cuenten sus sueños. Cuenten, hablen de las cosas grandes que desean, porque cuanto más grande es la capacidad de soñar y la vida te deja a mitad de camino, más camino has recorrido. Así que primero soñar.

Tú dijiste una frasecita, que yo tenía escrita en la intervención de él porque la subrayé y tomé alguna nota. “Que sepamos acoger y aceptar al que piensa diferente”. Realmente nosotros a veces somos cerrados. Nos metemos en nuestro mundito: o este es como yo quiero que sea o no. Y fuiste más allá todavía: que no nos encerremos. Que no nos encerremos en los conventillos de las ideologías o en los conventillos de las religiones, que podamos crecer ante los individualismos.

Cuando una religión se vuelve conventillo pierde lo mejor que tiene, pierde su realidad de adorar a Dios, de creer en Dios. Es un conventillo, es un conventillo de palabras, de oraciones, de yo soy bueno, tú eres malo, de prescripciones morales y cuando yo tengo mi ideología, mi modo de pensar y tú tienes el tuyo, me encierro en ese conventillo de la ideología.

Corazones abiertos, mentes abiertas. Si tú piensas distinto que yo, ¿por qué no vamos a hablar? ¿Por qué siempre nos tiramos la piedra sobre aquello que nos separa, sobre aquello en lo que somos distintos? ¿Por qué no nos damos la mano en aquello que tenemos en común? Animarnos a hablar de lo que tenemos en común y después podemos hablar de las cosas que tenemos diferentes o que pensamos, pero digo hablar, no digo pelearnos, no digo encerrarnos, no digo ‘conventillear’ como usaste tú la palabra (se dirige al joven que habló en representación de los demás). Pero eso solamente es posible cuando uno tiene la capacidad de hablar de aquello que tengo en común con el otro, de aquello para lo cual somos capaces de trabajar juntos.

En Buenos Aires estaba en una parroquia nueva en una zona muy, muy pobre. Estaban construyendo unos salones parroquiales un grupo de jóvenes de la universidad y el párroco me dijo por qué no te vienes un sábado y así te los presento, trabajaban los sábados y los domingos en la construcción. Eran chicos y chicas de la universidad... entonces llegué y los vi y los fue presentando. Este es el arquitecto, es judío, este es comunista, este es católico práctico, todos eran distintos, pero todos estaban trabajando en común por el bien común. Eso se llama amistad social, buscar el bien común.

La enemistad social destruye y una familia se destruye por la enemistad, un país se destruye por la enemistad, el mundo se destruye por la enemistad. Y la enemistad más grande es la guerra. Y hoy día vemos que el mundo se está destruyendo por la guerra, porque son incapaces de sentarse y hablar. Bueno, negociemos, ¿qué cosas podemos hacer en común? ¿En qué cosas no vamos a ceder? Pero no matemos más gente. Cuando hay división, hay muerte. Hay muerte en el alma porque estamos matando la capacidad de unir, estamos matando la amistad social y eso es lo que yo les pido a ustedes hoy, sean capaces de crear la amistad social.

Después salió otra palabra que tú dijiste (nuevamente se dirige al joven que intervino antes que él)... la palabra esperanza. Los jóvenes son la esperanza de un pueblo, eso lo oímos en todos lados, pero ¿qué es la esperanza? ¿Es ser optimista? ¡No! Optimismo es un estado de ánimo. Mañana te levantas con dolor de hígado y no eres optimista, ves todo negro. O sea la esperanza es algo más, la esperanza es sufrida, la esperanza sabe sufrir para llevar adelante un proyecto, sabe sacrificarse ¿Tú eres capaz de sacrificarte por un futuro? ¿o solamente quieres vivir el presente y que se arreglen los que vengan?

La esperanza es fecunda, la esperanza da vida. ¿Vos sos capaz de dar vida? ¿o vas a ser un chico o chica espiritualmente estéril, sin capacidad de crear vida a los demás, sin capacidad de crear amistad social, sin capacidad de crear patria, sin capacidad de crear grandeza? La esperanza es fecunda.

La esperanza se da en el trabajo y aquí me quiero referir a un problema muy grave que se está viviendo en Europa. La cantidad de jóvenes que no tienen trabajo. Hay países en Europa que jóvenes de 25 años hacia abajo viven desocupados en un porcentaje del 40 por ciento. Pienso en un país. Otro país el 47 por ciento, otro país el 50 por ciento.

Evidentemente que un pueblo que no se preocupa por dar trabajo a los jóvenes; un pueblo y cuando digo pueblo no digo gobiernos, todo el pueblo... la preocupación de la gente, de que nuestros jóvenes no trabajan, ese pueblo no tiene futuro.  Los jóvenes entran a formar parte de la cultura del descarte y todos sabemos que hoy en este imperio del Dios dinero se descartan las cosas y se descartan las personas.

Se descartan los chicos porque no se los quiere o porque se los mata antes de nacer. Se descartan los ancianos... estoy hablando del mundo en general, se descartan los ancianos porque ya no producen. En algunos países hay ley de eutanasia pero en tantos otros hay una eutanasia escondida, encubierta. Se descartan los jóvenes porque no les dan trabajo. Entonces ¿qué le queda a un joven sin trabajo?

Un país que no inventa, un pueblo que no inventa posibilidades laborales para sus jóvenes, a ese joven le queda o las adicciones o el suicidio o irse por ahí buscando ejércitos de destrucción para crear guerras. Esta cultura del descarte nos está haciendo mal a todos, nos quita la esperanza y es lo que tú pediste para los jóvenes (se dirige al mismo joven).

“Queremos esperanza”, esperanza que sufrida, es trabajadora, es fecunda, nos da trabajo  y nos salva de la cultura del descarte y esta esperanza que es convocadora, convocadora de todos, porque un pueblo que sabe autoconvocarse para mirar el futuro y construir la amistad social, como dije, aunque piense diferente, ese pueblo tiene esperanza.

Y si yo me encuentro con un joven sin esperanza... por ahí una vez dije jovenes jubilados. Hay jóvenes que parece que se jubilan a los 22 años. Son jóvenes con tristeza existencial, son jóvenes que han apostado su vida al derrotismo básico, son jóvenes que se lamentan, son jóvenes que se fugan de la vida.

El camino de la esperanza no es fácil y no se puede recorrer solo. Hay un proverbio africano que dice “si quieres ir de prisa, anda solo, pero si quieres llegar lejos, anda acompañado”. Y yo a ustedes jóvenes cubanos, aunque piensen diferente, aunque tengan sus puntos de vista diferentes, quiero que vayan acompañados, juntos buscando la esperanza, buscando el futuro y la nobleza de la patria.

Y así empezamos con la palabra soñar y quiero terminar con otra palabra que tú dijiste (el mismo joven) y que yo la suelo usar bastante: “la cultura del encuentro”. Por favor, no nos ‘desencontremos’ entre nosotros mismos. Vayamos acompañados, Uno, encontrados, aunque pensemos distinto, aunque sintamos distinto, pero hay algo que es superior a nosotros, es la grandeza de nuestro pueblo, es la grandeza de nuestra patria, es esa belleza, esa dulce esperanza de la patria a la que tenemos que llegar. ¡Muchas Gracias!

Bueno, me despido deseándoles lo mejor. Todo esto que les dije se los deseo. Voy a rezar por ustedes. Y  les pido que recen por mí. Y si alguno de ustedes no es creyente y no puede rezar, porque no es creyente, que al menos me desee cosas buenas.

Que Dios los bendiga, los haga caminar en este camino de esperanza hacia la cultura del encuentro evitando esos conventillos de los cuales habló vuestro compañero.

Y que Dios los bendiga a todos.

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EL PAPA FRANCISCO EN CUBA-SEPTIEMBRE 19 AL 22

El testimonio de este joven hizo cambiar de discurso al Papa Francisco en Cuba

En el Centro Félix Varela en La Habana, uno de estos jóvenes le dirigió unas sentidas palabras al Papa. Su nombre es Leonardo Fernández y, como el Santo Padre, cuenta que aprendió el celo por hacer apostolado de su abuela, con quien solía salir para evangelizar en las calles de Cuba. Su enérgico testimonio llevó al Papa Francisco a dejar de lado el texto que tenía preparado e improvisar un discurso.

Fernández, explicó el vocero del Vaticano, P. Federico Lombardi, es hijo de un padre comunista y de una madre católica. Su padre recientemente aceptó casarse por la Iglesia. Ahora el muchacho estudia el último año de la carrera de historia en la universidad y tuvo la oportunidad de dirigirse al Pontífice en representación de la juventud cubana.

“Querido Papa Francisco: Aquí hoy estamos los jóvenes cubanos. Somos muchachos y muchachas de líos profundos (…) a veces perdemos la fe (pero) a pesar de todos estos problemas, sabemos superarlos”, dijo Leonardo al comenzar su intervención.
El muchacho resaltó luego la variedad de personas presentes, incluso no creyentes, y resaltó que a pesar de las diferencias “lo que nos une es la esperanza de un futuro de cambios profundos para Cuba, donde nuestro país sea un hogar que acoja a todos sus hijos, piensen como piensen y estén donde estén”.

“Le queremos pedir algo especial: que renueve en nosotros la esperanza de que se puede crecer, soñar que se puede ser feliz en esta compleja realidad que nos tocó vivir”, dijo Fernández.

“Ayúdenos Santo Padre a ser jóvenes que sepamos acoger al que piensa diferente, que no nos encerremos en los conventillos de las religiones o las ideologías. Que podamos crecernos ante el individualismo y la indiferencia, grandes males de la rutina cubana, que al salir de aquí seamos capaces de interpretar los signos de nuestros tiempos y nos tomemos de la mano para construir una Cuba como la quiso nuestro héroe nacional José Martí: con todos y para el bien de todos”, pidió el joven.

Leonardo Fernández también instó al Papa para que “este encuentro con usted nos permita que nuestra patria sea una tierra de reconciliación y un espacio para la cultura del encuentro y que conforme nos enseñó nuestro Padre Félix Varela asumamos el reto de ser la dulce esperanza de la patria”.

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martes, 8 de septiembre de 2015

MAALULA

A 50 kilómetros de Damasco, y a más de 1500 metros de altura, en dirección del Líbano, Maalula se recuesta sobre los Montes Kalamun como si en realidad se tratara de una gigantesca colmena al borde del precipicio. Este pueblo, excepcionalmente acogedor, flota sobre una naturaleza implacable. El paisaje está ampliamente impregnado de una luminosidad irreal. Una vasta extensión de verdes relampaguean en la base de los montes... higueras, damascos en flor, álamos incómodos por la presencia de minúsculos pájaros aguerridos, viñas... Una suavidad de carácter que Maalula ha sabido preservar a lo largo de sus siglos. Lejos de sus primeros pasos, cuando este caserio formaba parte del Reino de Homs... o cuando durante la época romana se llamaba Seliócopolis.

Maalula será siempre una auténtica cita con la historia. Hoy en día este pueblo cuenta con unos 2000 habitantes. Una población pacífica y laboriosa entregada a la tarea elemental de vivir dignamente. Una atmósfera de trabajo que no enturbia su vocación primera, la de preservar su lengua, sus tradiciones; y su rica historia. La manera menos misteriosa de salvaguardar un futuro necesario. Desde su llegada el viajero tiene la sensación de haber sido transportado a un mundo mágico donde los personajes se suceden unos a otros a una cadencia feroz. Lo primero que viene al espíritu es la belleza de los rostros; el gran encanto de ese Oriente. Pero luego son los gestos y la sonrisa que permiten adivinar la natural disposición que poseen los maalulis para comunicar lo que es invisible a simple vista. Maalula es ante todo un aspecto del mundo sensual. Maalula es un espacio de imágenes. Imágenes que devoran, que trituran al observador. Imágenes sin escapatoria, rudas, perfectas, sublimes.

Los habitantes de Maalula son los herederos naturales de aquellas tribus semitas que en el siglo XIV antes de nuestra era poblaban el desierto sirio y parte de la Mesopotamia. Inscripciones antiguas dan cuenta de estas tribus bajo el nombre de Aramu o Ahlamu. Los arameos estaban en realidad organizados en una multitud de reinos sin lazos fuertes de unión. Hacia el año 1000 los arameos ocupan un vasto territorio qua alcanza las orillas del Eufrates. Pero el poderío de sus ejércitos es sistemáticamente debilitado por los asaltos de los reyes de Assur. La decadencia comienza a llamar a sus puertas. Los diferentes principados y reinos arameos, incapaces de coordinar sus esfuerzos, van siendo derrotados uno a uno. Arpat, Cobah, Hamat pierden el control de sus posesiones. Los asirios vencen. Prácticamente en el año 730 antes de Cristo la suerte queda echada, Assur llama a la frontera de Egipto.

La lengua aramea constituye en la antiguedad del Medio Oriente el lazo de comunicación preponderante entre los pueblos semitas. Alrededor del siglo VIII a. de C. prácticamente el imperio de la lengua aramea se extiende desde Egipto hasta regiones muy apartadas de Asia. Los primeros testimonios en lengua aramea se hallan sobre la tumba del rey Kilamu (siglos IX-VIII a. de C.), o en Neirab sobre las estelas funerarias del dios Luna al sur de Alepo. A partir del siglo VII a. de C. el arameo es utilizado en todo el Imperio Asirio. Hacia el año 500 a. de C. también los persas adoptan el arameo como lengua "oficial". La escritura con caracteres alfabéticos se extiende rápidamente. El libro de Esdras nos muestra que el arameo también es utilizado en Palestina. Una vez que el Imperio Persa se extiende el arameo se generaliza.

Documentos encontrados en la India (siglo III a. de C.) nos muestran que el arameo se utilizaba en toda Asia Menor. Los judios de Palestina utilizan el arameo hasta el siglo II d. de C. Luego del hallazgo de los manuscritos de Qumran a orillas del Mar Muerto la visión del arameo hablado y escrito se ha modificado sensiblemente; y es posible que siga modificándose a medida que otros descubrimientos de ese tipo salgan a la luz. En todo caso se trata de una lengua en plena evolución, rica y dinámica. Nos queda claro que la palabra cristiana fue difundida por Cristo y sus discipulos en arameo; idioma hablado y escrito por ellos. Lo que hoy llamamos siriaco es en realidad un dialecto del arameo hablado en Mesopotamia (y en lo que hoy es Urfa, Turquía), y que luego se convirtió en la lengua de los cristianos de Siria. A su vez, el siriaco sufre la presión de los invasores árabes sobre todo a partir del siglo V de nuestra era. El siriaco termina por sucumbir.

Los árabes ganan por esta vez la batalla. Ello no obstante algunos focos de resistencia subsisten... Maalula es un ejemplo de ello. Es muy difícil aventurarse sobre un pronóstico para saber si el siriaco (que unos llaman siriani, arameo o neoarameo; y otros asirio) tendrá un futuro asegurado. En todo caso es de esperar que el siriaco se convierta en la lengua del futuro. No sorprende que un sentimiento de solidaridad entre gentes que hablan una misma lengua se haga sentir actualmente. Entre los jacobistas de Turquía, los montañeses asirios de Mosul (Irak), los nestorianos y caldeos que viven aún en Irán... La distinción entre siriaco oriental y siriaco occidental (este último hablado en Maalula) aparece también en la escritura. El siriaco oriental utiliza los viejos caracteres unciales, es decir una escritura en mayúsculas; mientras que la escritura del siriaco occidental es más bien cursiva. Lamentablemente en Maalula asistimos actualmente a una pérdida casi por completo de la escritura siriaca. Es de desear que algunos jóvenes impreganados de la cultura de sus mayores asuman un día la grata misión de reintroducir la escritura siriaca en la vida cotidiana.

El pasado, presente en cada rincón de Maalula encuentra en el Monasterio de Mar Sarkis (San Sergio) un testigo de lujo. El monasterio fue construido en el siglo IV sobre las ruinas de un templo pagano. De estilo bizantino y formas despojadas guarda en su seno uno de los primeros altares cristianos. Desde su construcción hasta la fecha este monasterio ha sido utilizado como lugar de culto; lo que le confiere un soplo de misterio aún mayor. El monasterio es propietario de una interesantísima colección de íconos religiosos de los siglos XVI al XVIII; entre los que se destacan un bello ícono de la Santa Virgen Maria y otro de los mártires Sergio y Bakhos. Además los monjes de monasterio han grabado algunas oraciones en arameo occidental a la intención de los visitantes. Este monasterio fue así llamado en honor de San Sarkis, caído en mártir durante el reinado de Maximianos.

Saliendo del pueblo; y a la derecha de la ruta, se encuentra un camino escarpado que conduce a una terraza donde una pequeña cascada da la bienvenida al peregrino. Estamos en el Convento de Mar Tekla, de rito ortodoxo. El edificio fue construído sobre varios pisos lo que le confiere una presencia suntuosa. Siguiendo las escalaras llegamos al último piso donde nos aguardan una iglesia moderna con cúpula y una gruta que deja filtrar un agua que ha dado prueba de prodigios. Curioso monumento religioso que recibe incesantes muestras de devoción, no sólo de peregrinos cristianos; sino además de muchos musulmanes convencidos de la santidad del lugar. El convento guarda celosamente los restos de Santa Tecla, hija de un principe Seljukida, y adepto de San Pablo. Otros vestigios de la vida religiosa pasada se atesoran en el convento. Pero lo que sin duda atrae al curioso es la paz del lugar. Una ocasión insuperable para meditar y entrar en comunión con la belleza del paisaje.

Algunas otras iglesias, quizá menos prestigiosas, atestiguan de un fervor religioso intacto. Cabe también destacar la existencia de una mezquita. Los maalulis atesoran, oralmente, un cancionero religioso-festivo único por su variedad e imaginacion. Y desde luego un gran sentido comunitario y festivo. Tres grandes fiestas folklóricas ritman la vida de los habitantes de este magnífico lugar. El 14 de septiembre en honor de la Santa Cruz. El 22 de septiembre fiesta de Mar Tekla. Y el 7 de Octubre fiesta de Mar Sarkis.

VIRGEN DE LA ALMUDENA

En 1623, Isabel de Borbón, primera esposa de Felipe IV, acudió a la iglesia de Santa María para pedir a la Virgen de la Almudena dar a luz felizmente. Con este motivo se trasladó la Virgen desde un altar lateral al altar mayor, descubriéndose detrás de unos maderos que tapaban el retablo del altar mayor una pintura de una Virgen, a la que bautizaron con el nombre de Nuestra Señora de Lis, por la flor que lleva en la mano derecha.

Aunque se cree que la imagen fue pintada al consagrarse la iglesia poco después de 1085, año en que Alfonso VI conquistó Madrid, permaneciendo mucho tiempo en completo olvido tras la aparición milagrosa de la imagen de la Virgen de la Almudena en un cubo de la muralla, la imagen del fresco data del siglo XIII o XIV. En 1638, el trozo de muro en que fue pintado se trasladó a los pies del altar y en 1834 a una capilla dentro de la iglesia de Santa María. Desde 1911 se encuentra en la cripta de la Catedral de la Almudena, siendo restaurada recientemente.

La leyenda cuenta que tras la conquista de Madrid por el rey Alfonso VI en noviembre de 1085, comenzó la búsqueda de la imagen de la Virgen que, casi cuatrocientos años antes, en el año 712, había escondido un herrero para evitar que los musulmanes la profanaran a su entrada en Madrid. Aunque nadie la había olvidado porque sabían de su existencia por los antepasados, se ignoraba el lugar exacto donde permanecía oculta.

Después de nueve días de constantes plegarias y preces un cubo de la muralla se resquebrajó dejando al descubierto la imagen de la Virgen flanqueada por dos cirios que la habían alumbrado durante los 373 años de forzoso “exilio”. La imagen fue trasladada hasta la entonces cercana y hoy desaparecida parroquia de Santa María, demolida en 1868 para ampliar la calle de Bailén. Desde entonces se la llamó “Virgen de la Almudena”, en recuerdo de la "almudayna" o ciudadela, en la que fue encontrada.

Según la tradición, la primitiva imagen fue tallada en vida de la Virgen por San Nicodemo, pintada por Lucas y colocada en el trono por San Colocero o Colócero. Algunos opinan que este Lucas no se refiere al evangelista (que era médico) sino a un pintor del siglo V. Y sigue contando la tradición que fue traída a España por el apóstol Santiago en el año 38.

De esta primitiva imagen se desconoce lo que fue de ella ni cuando fue sustituida por la actual. Y de ésta tampoco se tienen datos de cuando fue tallada ni quien fue su autor. La imagen actual es de finales del siglo XVI o principios del XVII y representa a la Virgen de pie, con el Niño en los brazos. Está realizada en madera de pino, se halla en la Catedral de la Almudena, calle Mayor, 82 en Madrid y se trata de un fresco de 1,53 x 0,92 cm.

jueves, 3 de septiembre de 2015

TRAILER - 2ª TEMPORADA CATHOLIC STUFF


Catholic Stuff creatividad y buen humor al servicio de la Iglesia

Catholic Stuff, es un proyecto nacido en Santander, España. Producido por los Siervos del Hogar de la Madre y está enfocado a los jóvenes de hoy: los que comparten, intercambian y generan ideas en redes sociales. Su meta es generar conciencia y que los jóvenes sean testigos de la cercanía plena con Dios.

Conocemos bien que las redes sociales son un punto de encuentro de los jóvenes, son plataformas por las que se comparten muchos tipos de contenido. Sin embargo, ¿qué tipo de mensajes son los que se están intercambiando entre los usuarios? Por mucho que se intente encontrar contenido de la fe católica en la red, la marea de mensajes negativos calla cualquier esfuerzo actual. Esta es la realidad que el Hno. Brian de la Dolorosa notó junto a su amigo Brian Shields de Lumen Entertainment y fue la base para su proyecto digital: Catholic Stuff.

El proyecto inició como una propuesta en el marco de unos ejercicios espirituales que los Siervos del Hogar de la Madre organizaron para jóvenes. Con los frutos de la oración y el discernimiento tres jóvenes respondieron al proyecto. La meta fue evangelizar a través de los medios de comunicación para que cada vez más y más jóvenes católicos creen y difundan contenido para dar a conocer el mensaje de nuestra Madre Iglesia. Pablo Fernández, Luis Escandell, Isay Zuñiga, junto con la dirección del Hno Brian de la Dolorosa y el Hno. Kristian de la mirada de María conforman el equipo de Siervos HM Films donde se crea Catholic Stuff.

Si bien el producto visible para la red son videos con enseñanzas de la fe católica para jóvenes, atrás de este proyecto existe una amplia base de formación tanto espiritual como técnica. La base de esta estructura es enseñar a utilizar de forma correcta los miedos de comunicación teniendo una vida de oración y de este modo poder transmitir el mensaje de la fe desde la experiencia de encuentro personal con el Señor. Su programa de trabajo incluye clases de fotografía, iluminación y composición. Estas son reforzadas con la práctica realizando videos, aprendiendo a usar cámaras, luces y escribiendo guiones para finalizar con la edición de los mismos y el uso de efectos especiales.

El primero en apuntarse a esta iniciativa genial fue Pablo, quien hace poco tiempo discernió su vocación a la vida consagrada como candidato en los Siervos del Hogar de la Madre. Según nos comenta él: “no haces esto por hacer buenos videos ni aprender más, sino para dar gloria a Dios.”

Con varios videos grabados y editados, el equipo de Siervos HM Films irá presentando cada uno según se logren sus objetivos en las redes sociales. Por ejemplo, con el primer video ya en línea tienen como meta llegar hasta las 10.000 visitas para presentar la segunda parte. Luego de esto plantearán la publicación de los siguientes.

En palabras del Hno. Brian de la Dolorosa, la meta del proceso de formación que se da detrás de este equipo se resume en: “crecer en tu vida interior con Dios y evangelizar a través de los medios de comunicación con contenidos que tengan el espíritu de la Iglesia. Enseñarles a los jóvenes a que vivan en gracia, a ser santos ya que con tibieza no van a evangelizar.”

Hay otro elemento de esta iniciativa genial que queremos compartir con ustedes, y que es parte de uno de los tesoros que nos da la Iglesia: San Maximiliano Kolbe. Este clérigo franciscano conventual polaco inspira al equipo de Catholic Stuff con su vida al haber fundado varios medios de comunicación católicos, dos periódicos y ochos revistas, uno de los cuales llegó a vender casi un millón de ejemplares en su mejor época.

Los invitamos a todos a ver sus producciones en su canal en youtube: www.youtube.com/cosascatolicas y a quienes estén interesados a colaborar, contactarse con ellos al correo siervoshmfilms@gmail.com y sobre todo a tener en sus oraciones a Catholic Stuff y a todas las demás iniciativas geniales que difunden con cariño y alegría las enseñanzas de nuestra Iglesia.

Fuente:

martes, 1 de septiembre de 2015

¿QUIÉN ERA REBECA?

Rebeca es otra mujer decisiva en el destino del pueblo hebreo, del pueblo escogido. Sin ella la historia bíblica habría sido muy diferente. Su peripecia vital, o al menos la que interesa para el destino de Israel, se lee en el libro del Génesis. Veamos con mayor atención estos acontecimientos. En el “Antiguo Testamento” (Génesis, 24) se incluye un relato, muy bien narrado y con gran lujo de detalles, en torno al “Casamiento de Isaac”. Al morir Sara, la madre de Isaac, éste se quedó desconsolado. Pasaron los años y seguía sin contraer matrimonio; tanto que Abraham, su padre, se inquietó y encargó a uno de sus siervos que le escogiera esposa, pero le hizo prometer que no la buscaría en Canaán, pues que allí eran paganas, sino en Mesopotamia, en la tierra de sus padres, en la suya propia:

“Abraham ya era un anciano de edad avanzada, y el Señor lo había bendecido en todo. Entonces dijo al servidor más antiguo de su casa, el que le administraba todos los bienes: "Coloca tu mano debajo de mi muslo, y júrame por el Señor, Dios del Cielo y de la tierra, que no buscarás una esposa para mi hijo entre las hijas de los cananeos, con los que estoy viviendo, sino que irás a mi país natal, y de allí traerás una esposa para Isaac". (Génesis, 24, 1-4).

El siervo, lógicamente, le presenta una serie de objeciones porque no le parece tarea fácil ésa:

El servidor le dijo: "Si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿debo hacer que tu hijo regrese al país de donde saliste?". "Cuídate muy bien de llevar allí a mi hijo", replicó Abraham. "El Señor, Dios del cielo, que me sacó de mi casa paterna y de mi país natal, y me prometió solemnemente dar esta tierra a mis descendientes, enviará su Angel delante de ti, a fin de que puedas traer de allí una esposa para mi hijo. Si la mujer no quiere seguirte, quedarás libre del juramento que me haces; pero no lleves allí a mi hijo". (Génesis, 24, 5-8).

El pobre siervo, desorientado, parte para la tierra de su señor y allí hace lo que él considera más lógico: le pide una señal a Dios:

“Luego tomó diez de los camellos de su señor, y llevando consigo toda clase de regalos, partió hacia Arám Naharaim, hacia la ciudad de Najor. Allí hizo arrodillar a los camellos junto a la fuente, en las afueras de la ciudad. Era el atardecer, la hora en que las mujeres salen a buscar agua. Entonces dijo: "Señor, Dios de Abraham, dame hoy una señal favorable, y muéstrate bondadoso con mi patrón Abraham. Yo me quedaré parado junto a la fuente, mientras las hijas de los pobladores de la ciudad vienen a sacar agua. La joven a la que yo diga: "Por favor, inclina tu cántaro para que pueda beber", y que me responda: "Toma, y también daré de beber a tus camellos", esa será la mujer que has destinado para tu servidor Isaac. Así reconoceré que has sido bondadoso con mi patrón”. (Génesis, 24, 10-14).

Parece que el viejo criado pide mucho, no sólo busca a una mujer caritativa, que le haga la merced de darle de beber a él, un extranjero, sino que además pide que sea capaz de sacar ella misma el agua necesaria para los camellos. La mujer que haga eso bien puede ser la esposa de Isaac:

“Aún no había terminado de hablar, cuando Rebeca, la hija de Betuel - el cual era a su vez hijo de Milcá, la esposa de Najor, el hermano de Abraham - apareció con un cántaro sobre el hombro. Era una joven virgen, de aspecto muy hermoso, que nunca había tenido relaciones con ningún hombre. Ella bajó a la fuente, llenó su cántaro, y cuando se disponía a regresar, el servidor corrió a su encuentro y le dijo: "Por favor, dame un trago de esa agua que llevas en el cántaro". "Bebe, señor", respondió ella, y bajando el cántaro de su hombro, se apresuró a darle de beber”. (Génesis, 15-19).

Muy contento con su suerte, el viejo siervo aún quiere saber más y le pregunta de quién es hija. No sale de su asombro cuando Rebeca le contesta quién es, es la sobrina nieta del propio Abraham: “Ella respondió: "Soy la hija de Betuel, el hijo que Milcá dio a Najor” (Génesis, 24, 24).

Y no sólo eso, sino que le invita a ir a casa de su padre a pasar la noche, dando muestras de tener un corazón limpio y puro. El siervo entiende que era la señal que esperaba y da las gracias, ante el asombro de Rebeca:

“El hombre se inclinó y adoró al Señor, diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de mi patrón Abraham, que nunca dejó de manifestarle su amor y su fidelidad. El ha guiado mis pasos hasta la casa de sus parientes". Entretanto, la joven corrió a llevar la noticia a la casa de su madre” (Génesis, 24, 26-28).

A continuación nos enteramos de que a Labán, el hermano de Rebeca, le llaman la atención el anillo y los brazaletes que el siervo le ha dado a la joven y acude a la fuente para rogarle al hombre que vaya a su casa y ofrecerle la hospitalidad, que era sagrada en la época.

El propio Labán atiende a los camellos y le sirve de comer al siervo, aunque éste primero quiere contar su misión. Le cuenta, de una manera muy sencilla, pero didáctica para el lector, toda la historia que ya sabemos. El viejo siervo de confianza de Abraham está inquieto y quiere saber si ha concluido su búsqueda o no. Todos se apresuran a contestar que la voluntad de Dios es lo primero:

“Labán y Betuel dijeron: "Todo esto viene del Señor. Nosotros no podemos responderte ni sí ni no. Ahí tienes a Rebeca: llévala contigo, y que sea la esposa de tu patrón, como el Señor lo ha dispuesto. Cuando el servidor de Abraham oyó estas palabras, se postró en tierra delante del Señor. Luego sacó unos objetos de oro y plata y algunos vestidos, y se los obsequió a Rebeca. También entregó regalos a su hermano y a su madre.” (Génesis, 50-53).

La historia prosigue con elementos de carácter práctico. A la mañana siguiente, el siervo pretende llevarse ya a Raquel, pero, para su familia, la noticia ha sido precipitada y se resisten a dejarla ir tan pronto. Rebeca soluciona el conflicto diciendo que quiere partir. Parece intuir que la misión que la aguarda es de suma importancia y no puede demorarse. Su familia le bendice con estas sencillas palabras:

“…y la bendijeron, diciendo: "Hermana nuestra, que nazcan de ti millares y decenas de millares; y que tus descendientes conquisten las ciudades de sus enemigos".” (Génesis, 24, 60).

Rebeca no parte sola, como era natural en una joven de casa adinerada. La acompañan sus doncellas y su nodriza. Y aquí la historia cambia de escenario y vuelve de nuevo a Isaac quien, hasta ahora, había permanecido ajeno a su propio futuro:

“Entretanto, Isaac había vuelto de las cercanías del pozo de Lajai Roí, porque estaba radicado en la región del Négueb. Al atardecer salió a caminar por el campo, y vio venir unos camellos. Cuando Rebeca vio a Isaac, bajó del camello y preguntó al servidor: "¿Quién es ese hombre que viene hacia nosotros por el campo?". "Es mi señor", respondió el servidor. Entonces ella tomó su velo y se cubrió. El servidor contó a Isaac todas las cosas que había hecho, y este hizo entrar a Rebeca en su carpa. Isaac se casó con ella y la amó. Así encontró un consuelo después de la muerte de su madre.” (Génesis, 24, 62-67).


En la época era costumbre que el marido no viera la cara de su esposa hasta la noche de bodas, así no es de extrañar que Rebeca se cubra la cara con premura al ver a Isaac. Nada más se dice de la impresión que tuvieron el uno del otro, pero queda claro que Isaac se consoló con Rebeca de la muerte de su madre, Sara.

A todo eso, Abraham volvió a tomar mujer y tuvo varios hijos más, aunque los envió a oriente, lejos de su hijo primogénito, Isaac. Abraham murió a los 175 años. Tras su muerte, Isaac fue bendecido por el Señor y siguió viviendo junto al pozo de Lajai Roi.

Entendemos, por los datos que nos da la historia, que Rebeca era mucho más joven que Isaac, cuando se desposaron. Isaac tenía 40 años. Al principio Rebeca tardó en quedarse embarazada y las malas lenguas decían que era estéril. Cuando, por fin, concibió, tuvo un embarazo difícil:

“Como los niños se chocaban el uno contra el otro dentro de su seno, ella exclamó: "Si las cosas tienen que ser así, ¿vale la pena seguir viviendo?". Entonces fue a consultar al Señor, y él le respondió: "En tu seno hay dos naciones, dos pueblos se separan desde tus entrañas: uno será mas fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor". (Génesis, 25, 22-23).

Estas palabras la indican que los dos hermanos serán el origen de dos pueblos que siempre tendrán problemas para convivir, como son los edomitas (descendientes de Esaú) y los israelitas (descendientes de Jacob).

Finalmente dio a luz dos gemelos, el mayor Esaú y el menos Jacob. Sabido es que los nombres no se ponían en balde, sino que significaban algo. Así Esaú vendría a significar “el velludo o peludo” y Jacob parece ser que significa “Dios proteja”, aunque la etimología popular relaciona su nombre con el hecho de su curioso nacimiento. Isaac tenía entonces 60 años:

“El que salió primero era rubio, y estaba todo cubierto de vello, como si tuviera un manto de piel. A este lo llamaron Esaú. Después salió su hermano, que con su mano tenía agarrado el talón de Esaú. Por ello lo llamaron Jacob. Cuando nacieron, Isaac tenía sesenta años.” (Génesis, 25, 25-26).

Estos muchachos crecen y se dedican a labores distintas, a Esaú le atrae la caza porque es fiero y fuerte; a Jacob le atrae más la vida tranquila y el hogar. Los padres estaban divididos, aunque Rebeca muestra claramente sus inclinaciones hacia el pequeño. Se narra el episodio conocido de la venta de la primogenitura por un plato de lentejas como podemos leer:

“En cierta ocasión, Esaú volvió exhausto del campo, mientras Jacob estaba preparando un guiso. Esaú dijo a Jacob: "Déjame comer un poco de esa comida rojiza, porque estoy extenuado". Fue por eso que se dio a Esaú el nombre de Edóm. Pero Jacob le respondió: "Dame antes tu derecho de hijo primogénito". "Me estoy muriendo", dijo Esaú. "¿De qué me servirá ese derecho?". Pero Jacob insistió: "Júramelo antes". El se lo juró y le vendió su derecho de hijo primogénito. Jacob le dio entonces pan y guiso de lentejas. Esaú comió y bebió; después se levantó y se fue. Así menospreció Esaú el derecho que le correspondía por ser el hijo primogénito.” (Génesis, 25, 29-34).

A todo esto, hay un inciso en la historia y Rebeca vuelve a cobrar protagonismo. Se declara un episodio de hambre y se dirigen a Guetar por indicación del Señor, que no quiere que vuelvan a Egipto. En ese momento el Señor hace la promesa a Isaac igual que la hubiera hecho a su padre:

“...Ahora residirás por un tiempo en este país extranjero, pero yo estaré contigo y te bendeciré. Porque te daré todas estas tierras, a ti y a tu descendencia, para cumplir el juramento que hice a tu padre Abraham. Yo multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y le daré todos estos territorios, de manera que por ella se bendecirán todas las naciones de la tierra. Haré esto en premio a la obediencia de Abraham, que observó mis órdenes y mis mandamientos, mis preceptos y mis instrucciones"....” (Génesis, 26, 3-5).

El rey de Guetar es Abimelec, rey de los filisteos quien, en el pasado, se encaprichó de Sara por un episodio similar al que vamos a referir. Isaac no quiere decir que Rebeca es su esposa por miedo a que lo maten, ya que Rebeca es muy hermosa.

Abimelec, que ya está escarmentado de la otra vez, observa en secreto a Isaac y Rebeca y ve que él la acaricia, con lo cual deduce que no es su mujer y lo hace llamar para pedirle explicaciones. Finalmente, el rey ordena que nadie los toque y que los dejen vivir en paz.

Tanto es así que su hacienda se engrandece en demasía y sufre la envidia de los filisteos quienes le ciegan continuamente los pozos para impedir que abreven sus animales. La tensión va en aumento, pero Isaac porfía una y otra vez, abriendo nuevos pozos. Al final, el propio rey pacta con él, dadas sus riquezas, y han de aprender a vivir en paz.

En la propia familia hay también problemas, porque Esaú contrae matrimonio con mujeres del país que no gustan a sus padres, antes al contrario, “Ellas fueron una fuente de amargura para Isaac y Rebeca.” (Génesis, 26, 35).

Por último, llegamos al episodio crucial del relato que es cuando Isaac, ya anciano, sin apenas vista, decide bendecir a su hijo mayor antes de morir. Ruega a Esaú que salga al campo y le prepare un buen guiso antes. Rebeca que ha estado muy antena corre a decírselo a Jacob y no sólo eso, interviene y cambia el destino. Ordena a su hijo Jacob que le traiga dos cabritos para que ella misma haga el guiso:

“Ahora, hijo mío, escucha bien lo que voy a ordenar. Ve al corral y tráeme de allí dos cabritos bien cebados. Yo prepararé con ellos una buena comida para tu padre, de esas que le agradan a él, y tú se la llevarás para que la coma. Así él te bendecirá antes de morir".” (Génesis, 27, 8-10).

Jacob pone obstáculo porque él es lampiño y su hermano velludo y su padre lo reconocerá al tacto; pero Rebeca se muestra con una voluntad indomable, dispuesta a beneficiar a su hijo pequeño a toda costa:

“Que esa maldición caiga sobre mí, hijo mío", le respondió su madre. "Tú obedéceme, y tráeme los cabritos". (Génesis, 27, 13).

Sigue Rebeca siendo la protagonista de este momento decisivo:

“Después Rebeca tomó una ropa de su hijo mayor Esaú, la mejor que había en la casa, y se la puso a Jacob, su hijo menor; y con el cuero de los cabritos le cubrió las manos y la parte lampiña del cuello. Luego le entregó la comida y el pan que había preparado....” (Génesis, 27, 15-17).

Isaac sospecha al principio, pero acaba por bendecir a su hijo pequeño, como si fuera el primogénito. Cuando ha acabado su bendición llega Esaú, pero ya no se puede dar marcha atrás porque las palabras han sido pronunciadas. Esaú se desconsuela y ruega una bendición, la que sea, porque ya se sabe sin nada y le duele. Isaac entonces pronuncia estas palabras que más que bendición parecen una maldición:

“Isaac le respondió, diciéndole: "Tu morada estará lejos de los campos fértiles y del rocío que cae del cielo. Vivirás de tu espada y servirás a tu hermano. Pero cuando te rebeles, lograrás sacudir su yugo de tu cuello".” (Génesis, 27, 39-40).

Es comprensible, desde un punto de vista humano, que Esaú comience a odiar visceralmente a su hermano, aunque no se priva de decirlo e incluso de advertir que lo matará algún día. Rebeca, en ese momento, vuelve a intervenir para torcer el curso de los acontecimientos y le ordena que parta a su tierra, a casa de su hermano Labán con la pretensión de que tome mujer allá:

“Cuando contaron a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor, ella mandó llamar a Jacob, su hijo menor y le dijo: "Tu hermano te quiere matar para vengarse de ti. Ahora, hijo mío, obedéceme. Huye inmediatamente a Jarán, a casa de mi hermano Labán, y quédate con él algún tiempo, hasta que tu hermano se tranquilice, hasta que se calme su ira contra ti y olvide lo que le has hecho. Después yo te mandaré a buscar. ¿Por qué voy a perderlos a los dos en un solo día?". Rebeca dijo a Isaac: "¡Esas mujeres hititas me han quitado hasta las ganas de vivir! Si también Jacob se casa con una de esas hititas, con una nativa de ese país, ¿qué me importa ya de la vida?".” (Génesis, 27, 42-46).

Y a partir de aquí nada más de sabe de Rebeca. Podemos imaginar que le dolería la ausencia de Jacob, quien tuvo que pasarse mucho tiempo en casa de su tío Labán, aunque ésa es otra historia. El propio Isaac da la autorización para la partida.

A Rebeca no se le pueden hacer sólo alabanzas; eso está claro, pero acaso sea ése su mayor encanto puesto que se muestra como una mujer con aspectos negativos y positivos, una mujer de carne y hueso, que a veces decide bien y otras decide mal.

Rebeca supo mostrarse como una mujer caritativa y eso gustó a Dios, quien la escogió como esposa de Isaac. Rebeca fue también buena esposa y buena madre hasta cierto punto, ya que demostró un favoritismo sin motivo hacia su hijo pequeño, quizá porque el mayor presentó aún mayor voluntad que ella al casarse con paganas, quizá por otras razones que desconocemos. El caso es que Rebeca cambió el destino y al hacerlo sembró el odio y el rencor en el corazón de su hijo mayor, a la vez que desataba problemas en su propia familia.

Y ella misma sufrió la condena al verse privada del hijo al que más amaba. Pero no vamos a juzgar a Rebeca, no somos quiénes para hacerlo, acaso estaba jugando un papel mucho más importante en la historia del pueblo escogido, mucho más importante de lo que ella misma hubiese podido imaginar nunca. Acaso ella misma no fue quien eligió hacer lo que hizo.