miércoles, 30 de agosto de 2017

LA REPÚBLICA DE UŽUPIS

Alcanzará con atravesar el angosto río y con caminar unos pocos pasos sobre un viejo puente para estar en otro país. No habrá apostado allí ningún policía, nadie pedirá documentación ni revisará equipaje. No habrá trámites burocráticos y quizás el turista despistado ni siquiera note que ha abandonado LITUANIA y su capital VILNA una vez al otro lado del angosto VILNELĖ. Pero habrá llegado a la REPÚBLICA DE UŽUPIS, el barrio que quiere ser país y, de una forma u otra, ya lo ha logrado. Al menos eso hace saber las banderas y el curioso orgullo nacional de los habitantes de esta inexistente nación, que a veces no parece ser más que un chiste o una especie de experimento social. Pero es mucho más. Y ahora celebra sus primeros veinte años.

El 1° de abril es conocido en inglés como APRIL FOOLS' DAY (DÍA DE LOS INOCENTES), día en que tradicionalmente se realizan bromas de todo tipo en numerosos países del mundo. En 1997, esa fue la fecha escogida para declarar la INDEPENDENCIA DE UŽUPIS, como si se tratara de una bravuconada más. Pero era en realidad una declaración política en los años en que LITUANIA, ya independiente de la desaparecida UNIÓN SOVIÉTICA, buscaba reencontrarse con su identidad y con su propia historia. La caída del comunismo había significado para VILNA la desaparición de las estatuas de Lenin, pero también el comienzo de una nueva etapa. La ciudad necesitaba transformarse y dejar de lado las sombras del pasado reciente.

Para mediados de los años 90, UŽUPIS, que en lituano significa "al otro lado del río", era un pequeño barrio sucio, abandonado, con escasa infraestructura; un nido oscuro en donde solían recaer delincuentes y al que el resto de la ciudad le daba la espalda. En la otra orilla del VILNELĖ se levanta la Academia de Arte, y desde sus ventanas los estudiantes alcanzaban a ver el olvidado vecindario. Entonces numerosos fotógrafos, poetas, músicos y cineastas pensaron que ese era el lugar ideal, tan cercano como barato, para refundar la sociedad. Y lo hicieron creando un país bohemio y bizarro que se constituyó como símbolo de una nueva era para LITUANIA, con su propio himno, su propia Constitución Nacional, presidente, gabinete de ministros, un pequeño ejército y hasta su propia moneda, el EUROUŽAS.

La bandera de esta curiosa nación cambia de color en cada estación del año y muestra una mano con la palma agujereada, símbolo de lo imposible de ocultar aun cubriéndose los ojos. Hoy, la ficticia REPÚBLICA DE UŽUPIS cuenta con más de 300 embajadores y cualquiera puede convertirse en ciudadano sin importar en dónde viva. Casi no pasan coches por las calles de este pequeño barrio de poco más de medio kilómetro cuadrado, no hay más ruido que los pasos de la gente y las aguas del río. Se ven esculturas por doquier, arte callejero, grafitis, muchos bares y galerías. Es uno de los rincones más turísticos de VILNA y los visitantes suelen hacer fila para recibir el innecesario pero pintoresco sellado en sus pasaportes.

En el río hay un pequeño muelle al que los locales se refieren simpáticamente como el puerto internacional más pequeño del mundo. Al lado, un monumento imagina a Jesucristo como mochilero, muy cerca del espacio triangular conocido como Plaza Tíbet, en donde las coloridas banderas de plegaria recuerdan la visita del Dalai Lama, hoy ciudadano honorario de UŽUPIS. En el centro del barrio-país se levanta la estatua de un ángel que toca una trompeta, como si despertara a la sociedad después de la larga noche que significó el control soviético. Hacia allí peregrinan cada 1° de abril los locales, con cerveza, música y banderas para celebrar el cumpleaños de la nación.

Pero probablemente el rincón más interesante sea la pared en donde están inscriptos los 39 artículos de la Constitución Nacional en numerosos idiomas. Entre ellos aparecen:

Art. 3. Todos tienen derecho a morir pero esta no es una obligación
Art. 7. Todos tienen derecho a no ser amados, pero no necesariamente
Art. 12. Un perro tiene derecho a ser un perro
Art. 24. Todos tienen derecho a no entender nada
Art. 26. Todos tienen derecho a festejar o no su cumpleaños
Art. 27. Todos deben recordar su nombre
Art. 29. Nadie puede compartir lo que no posee
Art. 37. Todos tienen derecho a no tener derechos.

Fuente:

miércoles, 23 de agosto de 2017

LA MENTIRA OCULTA DEL VERDADERO ORIGEN DE LOS MAPUCHES

La palabra "MAPUCHE" fue creada para un fin específico. Esta voz del ANTIGUO ARAUCO no corresponde a ningún tipo étnico ni parcialidad, ni familia o cultura, sean estas designaciones empleadas tanto en especial como en general. Tengamos presente que jamás figuró un solo cacique, un CONA O CAPITANEJO, UNA PRINCESA, UN GRAN CAZADOR O GUERRERO, ni un individuo determinado que fuera conocido como "MAPUCHE", pues a todos esos andinos, sean ARAUCANOS, PAMPAS, RANQUELES, BOROGANOS, HUILICHES, PEHUENCHES O TEHUELCHES, se los identificó por sus etnias reales y nunca jamás como "MAPUCHES". Ningún jefe indígena figuró o combatió como representando a esa arbitraria e interesada designación de "MAPUCHE" que fue totalmente desconocida hasta principio del siglo XX, años 1902-1903 aproximadamente (tener en cuenta el conflicto argentino-chileno, CURAMALAL - con su antecedente de 1897 – 1898).

Este término fue creado por estudiosos chilenos y agentes ingleses interesados, quienes propiciando la palabra "MAPUCHE" para aplicarla a los indígenas, tanto de Chile como de Argentina, hacían desaparecer viejas etnias como los ARAUCANOS, PAMPAS, HUILICHES, PEHUENCHES O TEHUELCHES, aglutinando bajo el nombre de "MAPUCHE" a todas las parcialidades que eran argentinas, borrándolas de los valles cordilleranos y de la Patagonia, para lograr la posesión de un vasto y fecundo territorio argentino, que siglos antes había sido invadido por araucanos chilenos. La “creación mapuche" igualaba a todos y era, y es, una expresión que muchos desprevenidos no llegan a entenderla. Fue un “invento geoestratégico” y hoy es un problema potenciado por intereses foráneos.

La bandera "MAPUCHE" es auspiciada por el exterior (especialmente desde Europa) y particularmente desde grupos sectarios religiosos, interesados en la campaña pro-mapuche que en los últimos tiempos se agita permanentemente y ocupa un importante espacio en los diferentes medios de difusión y culturales de ambos países afectados. Es necesario destacar que algunos sectores militares chilenos, y más allá de sus pretensiones históricas, observan con preocupación la cuestión "MAPUCHE", ya que perciben una maniobra interesada "segregacionista" que afectaría a Chile en un ecosistema, que sin considerar la frontera política, es compartido como región geográfica con la Argentina. Vale destacar que los territorios reclamados constituyen ecosistemas sobre el sector cordillerano en algunos casos, y sobre tierras con recursos naturales de alto valor estratégico.

Detrás de dichos reclamos se esconden intereses extra nacionales que potencian su actitud a partir de un mundo en el cual la degradación ambiental, la explosión demográfica y la escasez de recursos naturales constituyen los principales "nuevos tipos de conflictos" que caracterizan el contexto estratégico global. No es aventurado percibir intereses internacionales en la consecución de los objetivos políticos que dinamizan las comunidades aborígenes. Como ya hemos mencionado, es en las regiones de baja densidad demográfica, pero atractivas por sus riquezas económicas y recursos naturales donde muchos grupos pretenden instalarse. Finalmente, las características del conflicto moderno y su dinámica multifuncional permiten concluir que los recursos naturales de los países que los poseen, más aquellos ecosistemas que por su alto valor ecológico constituyen reservas estratégicas, serán las causas que potenciarán el enfrentamiento de intereses extranjeros con intereses nacionales.

Asimismo se incentivarán las contradicciones internas de las naciones, en particular aquellas de carácter cultural. En este sentido, el "indigenismo" es un vehículo que, a partir de soportes ideológicos, políticos, financieros y mediáticos proporcionados por países desarrollados, ONG (s) y corporaciones transnacionales, atenta contra la identidad nacional primero, y contra la integridad territorial después. Este paradigma de la Nación Argentina es denostado por una campaña intencional que pretende disolver los verdaderos valores de la argentinidad. Lamentablemente la ignorancia histórica hace que muchos honestos ciudadanos se presten a colaborar con esta aviesa campaña. El GENERAL ROCA no encabezó una campaña privada en 1879. Fue como Comandante en Jefe del Ejército Nacional a cumplir la misión que Avellaneda, presidente de la Nación Argentina, elegido por el pueblo, le había asignado. Y esa campaña estuvo destinada a integrar, a incorporar de hecho a la geografía argentina, prácticamente la mitad de los territorios históricamente nuestros, y que estaban bajo el poder tiránico del MALÓN ARAUCANO, cuyos frutos más notables eran el robo de ganado, de mujeres y la provocación de incendios. Los ARAUCANOS, tal como su nombre lo indica, eran 'ORIGINARIOS' DE CHILE, más precisamente de la región de Arauco.

Los ARAUCANOS, que hoy se hacen denominar "MAPUCHES", llegaron a la Argentina allá por 1830, catorce años después de nuestra Declaración de la Independencia, es decir, cuando la Nación Argentina era ya independiente y soberana. Por lo tanto, fueron invasores. El primer grupo de invasores los constituyeron aproximadamente unos 100 indígenas capitaneados por YANQUETRUZ. Se afincaron en Neuquén y desde allí se fueron extendiendo hacia el sur y el norte. El verdadero genocidio lo cometieron los ARAUCANOS cuando aniquilaron a los GUENENAKEN, también llamados genéricamente TEHUELCHES, que eran los auténticos 'aborígenes originarios' de la Patagonia norteActualmente como argentinos tienen todos los derechos al igual que los demás argentinos, pero no a intentar falsear la historia y pretender que les devuelvan tierras que nunca les pertenecieron, de las que NO SON "PUEBLO ORIGINARIO", sino que fueron sus INVASORES. Ya para el año 1879, las tropas de CALFUCURÁ eran poderosas, y lo prueba el hecho de que ganaron las primeras batallas contra el Ejército Nacional que emprendió la Reconquista de esas tierras usurpadas. Ambos bandos contaban con FUSILES RÉMINGTON Y CARABINAS “ROLLING BLOCK”, MOD. 1866, 11MM. Los ARAUCANOS los traían de su país, de CHILE, a donde se los vendían los INGLESES a cambio del ganado argentino robado en los malones. Prueba de ello, es que la columna del Ejército Nacional comandada por el GRAL. VILLEGAS tenía como objetivo clausurar y controlar los pasos andinos por donde les llegaban a los ARAUCANOS los Rémington y el abastecimiento de municiones.

Los indígenas ARAUCANOS eran tradicionalmente muy guerreros. Recordemos que en los primeros tiempos de la conquista española asolaron varias importantes ciudades en Chile que los chilenos tardaron siglos en reconquistar. Los ARAUCANOS, en el año 1250 subieron hacia el norte y destruyeron el IMPERIO DE TIAHUANACO. Este Imperio era mayor y mucho más civilizado que el posterior IMPERIO DE LOS INCAS que comenzó luego en el año 1280. El uso actual del término "MAPUCHE" y las falsas reivindicaciones de estos son maniobras disolventes y disgregantes que practican políticos con minúscula en las últimas décadas con finalidades anti-nacionales, y para beneficio propio. Los denominados "MAPUCHE" son sólo ORIGINARIOS de la inventiva del FOREIGN OFFICE BRITÁNICO. Ni ROSAS o ROCA los mencionan en la CAMPAÑA AL DESIERTO, tampoco los historiadores, ni la famosa expedición a los INDIOS RANQUELES. Tampoco los menciona la Historia Oficial en las Provincias, ni en los Museos de Historia del Neuquén, de Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Mendoza, ni tampoco San Juan… ¿Desde cuándo han aparecido estos mapuches en escena? Su propia bandera es similar a la nueva Sud Africana, luego del apartheid. Utilizaron a Mandela, y ahora desean utilizar a un pueblo que no es originario de nada, sólo TEHUELCHES y ARAUCANOS lo son.

Desde comienzos del siglo XVI está presente la sangre hispana en todo el suelo argentino y los pueblos originarios de la Patagonia anteriores a esa fecha fueron las etnias TEHUELCHES, conformadas por distintos pueblos o 'tribus' como los RANQUELES, LOS PUELCHES, GUENENAKEN, PAMPAS, PEHUENCHES, AÓNIKENK, etc... Este tema "MAPUCHE" y su propaganda instalada que han hecho del indigenismo una cuestión de estado, es preciso comenzar a desbaratarla de raíz. Es más que evidente LA GRAN MENTIRA, ya que al hacerse llamar "MAPUCHES" pretenden ocultar o hacer pasar desapercibido su verdadero e invasor 'ORIGEN' ARAUCANO, es decir, 'NATURAL DE ARAUCO, CHILE'. Y simultáneamente, intentan ocultar el GENOCIDIO TEHUELCHE a manos de los ARAUCANOS, como si estos últimos genocidas fueran otros, cuando se trata de ellos mismos. Y, lamentablemente, no sólo los políticos venales y periodistas pagados por el sistema, sirven de difusores de una mentira infame, sino que han caído en ella y no siempre por ingenuidad. Obispos y sacerdotes que fieles a sus posturas tercermundistas, impulsan como verdad de Perogrullo, dando así por sentadas todas y cada una de esas falacias. Se llegó al extremo inconcebible de engañar al SANTO PADRE JUAN PABLO II Y AL PAPA BENEDICTO XVI cuando les hicieron decir que el gran santo Ceferino era "MAPUCHE" y no TEHUELCHE. Es difícil creer en la inocencia por desconocimiento de los obispos patagónicos en esta maniobra vil, porque es de suponer que si han llegado a cargos en esas instancias de la jerarquía eclesiástica, deben poseer una cultura general histórica de su patria compatible con su rango. En nuestro país, la comunidad Araucana que se hace llamar Mapuche aún no ha desarrollado acciones radicalizadas y violentas para hacerse de la posesión de tierras, pero en Chile -donde la población de etnia araucana es muy numerosa- ya han comenzado, a través de la vinculación con las F.A.R.C.

LOS GODOS DEL EMPERADOR VALENTE

En el año 376 después de Cristo, en la frontera del Danubio se presentó una masa enorme de hombres, mujeres y niños. Eran refugiados godos que buscaban asilo, presionados por el avance de las hordas de Atila. Por diversas razones -entre otras, que Roma ya no era lo que había sido- se les permitió penetrar en territorio del imperio, pese a que, a diferencia de oleadas de pueblos inmigrantes anteriores, éstos no habían sido exterminados, esclavizados o sometidos, como se acostumbraba entonces.

En los meses siguientes, aquellos refugiados comprobaron que el imperio romano no era el paraíso, que sus gobernantes eran débiles y corruptos, que no había riqueza y comida para todos, y que la injusticia y la codicia se cebaban en ellos. Así que dos años después de cruzar el DANUBIO, en ADRIANÓPOLIS, esos mismos godos mataron al emperador VALENTE y destrozaron su ejército. Y noventa y ocho años después, sus nietos destronaron a RÓMULO AUGÚSTULO, último emperador, y liquidaron lo que quedaba del imperio romano.

Y es que todo ha ocurrido ya. Otra cosa es que lo hayamos olvidado. Que gobernantes irresponsables nos borren los recursos para comprender. Desde que hay memoria, unos pueblos invadieron a otros por hambre, por ambición, por presión de quienes los invadían o maltrataban a ellos. Y todos, hasta hace poco, se defendieron y sostuvieron igual: acuchillando invasores, tomando a sus mujeres, esclavizando a sus hijos. Así se mantuvieron hasta que la Historia acabó con ellos, dando paso a otros imperios que a su vez, llegado el ocaso, sufrieron la misma suerte.

El problema que hoy afronta lo que llamamos EUROPA, u Occidente (el imperio heredero de una civilización compleja, que hunde sus raíces en la BIBLIA y el TALMUD y emparenta con el CORÁN, que florece en la Iglesia medieval y el Renacimiento, que establece los derechos y libertades del hombre con la Ilustración y la Revolución Francesa), es que todo eso -Homero, Dante, Cervantes, Shakespeare, Newton, Voltaire- tiene fecha de caducidad y se encuentra en liquidación por derribo. Incapaz de sostenerse. De defenderse. Ya sólo tiene dinero. Y el dinero mantiene a salvo un rato, nada más.

Pagamos nuestros pecados. La desaparición de los regímenes comunistas y la guerra que un imbécil presidente norteamericano desencadenó en el Medio Oriente para instalar una democracia a la occidental en lugares donde las palabras ISLAM y RAIS -religión mezclada con liderazgos tribales- hacen difícil la democracia, pusieron a hervir la caldera. Cayeron los centuriones -bárbaros también, como al fin de todos los imperios- que vigilaban nuestro limes.

Todos esos centuriones eran unos hijos de puta, pero eran nuestros hijos de puta. Sin ellos, sobre las fronteras caen ahora oleadas de desesperados, vanguardia de los modernos bárbaros -en el sentido histórico de la palabra- que cabalgan detrás. Eso nos sitúa en una coyuntura nueva para nosotros pero vieja para el mundo. Una coyuntura inevitablemente histórica, pues estamos donde estaban los imperios incapaces de controlar las oleadas migratorias, pacíficas primero y agresivas luego. Imperios, civilizaciones, mundos que por su debilidad fueron vencidos, se transformaron o desaparecieron. Y los pocos centuriones que hoy quedan en el RHIN o el DANUBIO están sentenciados.

Los condenan nuestro egoísmo, nuestro buenismo hipócrita, nuestra incultura histórica, nuestra cobarde incompetencia. Tarde o temprano, también por simple ley natural, por elemental supervivencia, esos últimos centuriones acabarán poniéndose de parte de los bárbaros. A ver si nos enteramos de una vez: estas batallas, esta guerra, no se van a ganar. Ya no se puede. Nuestra propia dinámica social, religiosa, política, lo impide. Y quienes empujan por detrás a los godos lo saben. Quienes antes frenaban a unos y otros en campos de batalla, degollando a poblaciones enteras, ya no pueden hacerlo.

Nuestra civilización, afortunadamente, no tolera esas atrocidades. La mala noticia es que nos pasamos de frenada. La sociedad europea exige hoy a sus ejércitos que sean oenegés, no fuerzas militares. Toda actuación vigorosa -y sólo el vigor compite con ciertas dinámicas de la Historia- queda descartada en origen, y ni siquiera HITLER encontraría hoy un Occidente tan resuelto a enfrentarse a él por las armas como lo estuvo en 1939. Cualquier actuación contra los que empujan a los godos es criticada por fuerzas pacifistas que, con tanta legitimidad ideológica como falta de realismo histórico, se oponen a eso.

La demagogia sustituye a la realidad y sus consecuencias. Detalle significativo: las operaciones de vigilancia en el Mediterráneo no son para frenar la emigración, sino para ayudar a los emigrantes a alcanzar con seguridad las costas europeas. Todo, en fin, es una enorme, inevitable contradicción. El ciudadano es mejor ahora que hace siglos, y no tolera cierta clase de injusticias o crueldades. La herramienta histórica de pasar a cuchillo, por tanto, queda felizmente descartada. Ya no puede haber matanza de godos. Por fortuna para la humanidad. Por desgracia para el imperio.

Todo eso lleva al núcleo de la cuestión: EUROPA o como queramos llamar a este cálido ámbito de derechos y libertades, de bienestar económico y social, está roído por dentro y amenazado por fuera. Ni sabe, ni puede, ni quiere, y quizá ni debe defenderse. Vivimos la absurda paradoja de compadecer a los bárbaros, incluso de aplaudirlos, y al mismo tiempo pretender que siga intacta nuestra cómoda forma de vida. Pero las cosas no son tan simples. Los godos seguirán llegando en oleadas, anegando fronteras, caminos y ciudades.

Están en su derecho, y tienen justo lo que Europa no tiene: juventud, vigor, decisión y hambre. Cuando esto ocurre hay pocas alternativas, también históricas: si son pocos, los recién llegados se integran en la cultura local y la enriquecen; si son muchos, la transforman o la destruyen. No en un día, por supuesto. Los imperios tardan siglos en desmoronarse. Eso nos mete en el cogollo del asunto: la instalación de los godos, cuando son demasiados, en el interior del imperio.

Los conflictos derivados de su presencia. Los derechos que adquieren o deben adquirir, y que es justo y lógico disfruten. Pero ni en el IMPERIO ROMANO ni en la actual EUROPA hubo o hay para todos; ni trabajo, ni comida, ni hospitales, ni espacios confortables. Además, incluso para las buenas conciencias, no es igual compadecerse de un refugiado en la frontera, de una madre con su hijo cruzando una alambrada o ahogándose en el mar, que verlos instalados en una chabola junto a la propia casa, el jardín, el campo de golf, trampeando a veces para sobrevivir en una sociedad donde las hadas madrinas tienen rota la varita mágica y arrugado el cucurucho.

Donde no todos, y cada vez menos, podemos conseguir lo que ambicionamos. Y claro. Hay barriadas, ciudades que se van convirtiendo en polvorines con mecha retardada. De vez en cuando arderán, porque también eso es históricamente inevitable. Y más en una EUROPA donde las élites intelectuales desaparecen, sofocadas por la mediocridad, y políticos analfabetos y populistas de todo signo, según sopla, copan el poder. El recurso final será una policía más dura y represora, alentada por quienes tienen cosas que perder.

Eso alumbrará nuevos conflictos: desfavorecidos clamando por lo que anhelan, ciudadanos furiosos, represalias y ajustes de cuentas. De aquí a poco tiempo, los grupos xenófobos violentos se habrán multiplicado en toda Europa. Y también los de muchos desesperados que elijan la violencia para salir del hambre, la opresión y la injusticia. También parte de la población romana -no todos eran bárbaros- ayudó a los godos en el saqueo, por congraciarse con ellos o por propia iniciativa. Ninguna pax romana beneficia a todos por igual.

Y es que no hay forma de parar la Historia. «Tiene que haber una solución», claman editorialistas de periódicos, tertulianos y ciudadanos incapaces de comprender, porque ya nadie lo explica en los colegios, que la Historia no se soluciona, sino que se vive; y, como mucho, se lee y estudia para prevenir fenómenos que nunca son nuevos, pues a menudo, en la historia de la Humanidad, lo nuevo es lo olvidado. Y lo que olvidamos es que no siempre hay solución; que a veces las cosas ocurren de forma irremediable, por pura ley natural: nuevos tiempos, nuevos bárbaros.

Mucho quedará de lo viejo, mezclado con lo nuevo; pero la EUROPA que iluminó el mundo está sentenciada a muerte. Quizá con el tiempo y el mestizaje otros imperios sean mejores que éste; pero ni ustedes ni yo estaremos aquí para comprobarlo. Nosotros nos bajamos en la próxima. En ese trayecto sólo hay dos actitudes razonables. Una es el consuelo analgésico de buscar explicación en la ciencia y la cultura; para, si no impedirlo, que es imposible, al menos comprender por qué todo se va al carajo.

Como ese romano al que me gusta imaginar sereno en la ventana de su biblioteca mientras los bárbaros saquean Roma. Pues comprender siempre ayuda a asumir. A soportar. La otra actitud razonable, creo, es adiestrar a los jóvenes pensando en los hijos y nietos de esos jóvenes. Para que afronten con lucidez, valor, humanidad y sentido común el mundo que viene. Para que se adapten a lo inevitable, conservando lo que puedan de cuanto de bueno deje tras de sí el mundo que se extingue.

Dándoles herramientas para vivir en un territorio que durante cierto tiempo será caótico, violento y peligroso. Para que peleen por aquello en lo que crean, o para que se resignen a lo inevitable; pero no por estupidez o mansedumbre, sino por lucidez. Por serenidad intelectual. Que sean lo que quieran o puedan: hagámoslos griegos que piensen, troyanos que luchen, romanos conscientes -llegado el caso- de la digna altivez del suicidio. Hagámoslos supervivientes mestizos, dispuestos a encarar sin complejos el mundo nuevo y mejorarlo; pero no los embauquemos con demagogias baratas y cuentos de Walt Disney. Ya es hora de que en los colegios, en los hogares, en la vida, hablemos a nuestros hijos mirándolos a los ojos.

Arturo Pérez-Reverte

miércoles, 16 de agosto de 2017

FRAY LUIS BELTRÁN

El 30 de enero de 1816, a pedido del rey de España, el papa Pío VII envió a sus “venerables hermanos arzobispos, obispos y queridos hijos de América, súbditos del Rey de las Españas”, una “Breve” en la que les decía: “Entre los preceptos claros y de los más importantes de la muy santa religión que profesamos, hay uno que ordena a todas las almas a ser sumisas a las potencias colocadas sobre ellas. Estamos persuadidos de que ante los movimientos sediciosos que se producen en aquellos países, por los cuales nuestro corazón está entristecido y nuestra sabiduría reprueba, vosotros no dejasteis de dar a vuestros rebaños todas las exhortaciones.

Nos somos el representante de aquel que es el Dios de la paz, nacido para rescatar al género humano de la tiranía de los demonios. Nuestra misión apostólica nos obliga a impulsaros a buscar toda clase de esfuerzos para arrancar esa muy funesta cizaña de desórdenes y sediciones que el hombre ha tenido la maldad de sembrar allá. Vosotros lo conseguiréis fácilmente, venerables hermanos, si cada uno de vosotros quiere exponer con celo al rebaño los perjuicios y graves defecciones y las calidades y virtudes notables y excepcionales de nuestro muy querido hijo en Jesucristo, Fernando, Rey Católico de las Españas. Recomendad la obediencia debida a nuestro Rey [...] y obtendréis en el cielo la recompensa de vuestros sacrificios y de vuestras penas por Aquel que da a los pacíficos la beatitud y el título de hijo de Dios”.

Afortunadamente, entre el rebaño latinoamericano había hombres como Manuel Belgrano, católico practicante, y muchos sacerdotes que, insumisos y arriesgando su vida y hasta la recompensa del cielo, decidieron luchar por la libertad del continente. Uno de ellos, quizás uno de los más notables y menos reconocidos fue fray Luis Beltrán. Según la versión canónica había nacido en Mendoza -aunque en su testamento declara ser oriundo de San Juan- un 7 de septiembre de 1784. Su verdadero apellido era Bertrand pero fue anotado por error en el acta de bautismo como “Beltrán”. Ingresó en el Convento de San Francisco en Mendoza donde estudió las ciencias teóricas y ejercitó las prácticas como la física y la mecánica. Decidió seguir su vocación religiosa y fue trasladado a Santiago de Chile, donde en 1812 fue designado capellán de las tropas independentistas comandadas por Carrera.

Las habilidades y el ingenio de Beltrán fueron puestos a prueba tras la derrota de Hierbas Buenas, cuando se ofreció para recomponer el parque de artillería diezmado por los españoles. Por sus eficientes servicios fue ascendido a Teniente de Artillería, pero la derrota de los patriotas chilenos en Rancagua, el 2 de octubre de 1814, lo obligó a emprender junto a centenares de derrotados el penoso cruce de la cordillera hacia Mendoza. Llevaba consigo sus herramientas de trabajo y la convicción de seguir peleando contra los enemigos de América. En la capital mendocina el gobernador San Martín que preparaba el ejército libertador decidió incorporar a sus filas a aquel hombre de quien tenía las mejores referencias y de quien Mitre contaba que: “se hizo matemático, físico y químico por intuición; artillero, pirotécnico, carpintero, arquitecto, herrero, dibujante, cordonero, bordador y médico por la observación y la práctica, siendo entendido en todas las artes manuales y lo que no sabía lo aprendía con sólo aplicar a ello sus extraordinarias facultades naturales”

Fray Luis impuso en el campamento del Plumerillo un frenético ritmo de producción. Montó un taller en el que trabajaban por turnos unos setecientos artesanos y operarios a los que Beltrán formaba a los gritos en medio del ruido ensordecedor de los golpes del martillo sobre el hierro hasta quedar ronco para toda la vida. Allí, donde no había nada más ni nada menos que la solidaridad y la entrega a la causa revolucionaria del pueblo cuyano, se fabricaba de todo, desde monturas y zapatos hasta balas de cañón, fusiles, vehículos de transporte y granadas. Allí diseñaba las máquinas para disimular la desigualdad entre aquellos hombres y la imponencia de la cadena montañosa más alta del mundo después del Himalaya. Puentes colgantes, grúas, pontones para doblegar quebradas intransitables y abismos imposibles. Todo se fabricaba allí día y noche bajo el impulso de fray Luis.

Ya no quedaban campanas en las iglesias de la zona ni ollas en muchas casas. Todo era fundido en los talleres de aquel “VULCANO CON SOTANA”. “Si los cañones tienen que tener alas, los tendrán”, decía Beltrán. San Martín quiso premiar tanto empeño y lo ascendió a Teniente Primero con el grado de Capitán. El inspector general del Ejército, José Gascón, se opuso a la carrera militar del fraile artillero por considerarla anticatólica, pero el jurista canónico Diego Estanislao Zavaleta dictaminó a favor de la continuidad de Beltrán a las órdenes de San Martín. Pero fray Luis no sólo fabricaba las armas; las usaba con un coraje temerario que fue reconocido por el gobierno de las Provincias Unidas a través de una medalla por su actuación en la memorable batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817. Proclamada la independencia de Chile, Beltrán comenzó a preparar los pertrechos para la expedición al Perú, pero el desastre de Cancha Rayada lo obligó a trabajar sin parar junto a un grupo selecto de colaboradores en la provisión del ejército libertador.

En sólo 16 días tuvo listos 22 cañones, cientos de fusiles y miles de municiones, que serían estrenados con todo éxito el 5 de abril de 1818, en el definitivo combate de Maipú; tras el cual Beltrán recibió otro encargo del Libertador: preparar lo más maravillosos  fuegos de artificio para celebrar la Independencia de Chile. Más tarde, participó activamente en la provisión y mantenimiento del parque de artillería de la campaña del Perú y fue designado por San Martín como Director de la maestranza del Ejército Libertador. Se dio el gusto de entrar en Lima junto al Libertador, aquella histórica capital desde donde salían las órdenes para aniquilar poblaciones enteras. Tras el retiro de San Martín, Beltrán siguió peleando a los órdenes de Bolívar. Instalado en el cuartel general de Trujillo, el fraile volvió al intenso ritmo de producción y a los turnos rotativos de trabajadores. Bolívar puso a prueba su eficiencia ordenándole la puesta a punto y embalaje de unos mil fusiles y armas de puño en un plazo máximo de tres días.

Beltrán y su gente pusieron todo el empeño olvidándose del sueño. Al octavo día todavía faltaba embalar algunas piezas cuando llegó Bolívar, quien lo reprendió duramente y amenazó con fusilarlo. Fray Luis entró en una profunda depresión y se encerró en su cuarto. Seguramente el episodio no lo era todo, era aquella famosa gota de aquel famoso vaso. Años de lucha, de esfuerzos, de no parar. La “melancolía”, como se decía entonces, le fue ganando la partida y el suicidio apareció cada vez más fuerte en sus pensamientos hasta que se transformó en acción. Se cercioró de que todas las aberturas de su cuarto estuviesen bien cerradas, arrojó sobre el brasero un producto químico que producía un vapor asfixiante y se acostó en su cama a esperar aquella muerte que tantas veces había esquivado en los campos de batalla de medio continente.

Pudo ser salvado a tiempo pero los médicos que lo atendieron lo encontraron en un estado de total alteración mental. Deambuló delirando por las callejuelas del pueblito de Huanchaco, hasta que fue rescatado por una familia amiga. Pudo restablecerse y embarcarse hacia Chile. Volvió a cruzar la cordillera y llegó a Buenos Aires justo a tiempo para incorporarse, con su revalidado título de Teniente Coronel, a las tropas navales que se aprestaban a combatir contra el Brasil y participó en el combate de Ituzaingó. Pero su estado físico y espiritual se complicaban. Debió abandonar la campaña y regresar a Buenos Aires. Luis Beltrán murió fraile y sin un peso a los cuarenta y tres años, el 8 de diciembre de 1827.

miércoles, 9 de agosto de 2017

ARQUEÓLOGOS ENCUENTRAN CIUDAD DONDE JESÚS HIZO EL MILAGRO DE MULTIPLICACIÓN DE PANES Y PECES

En la costa noreste del Mar de Galilea, un equipo de arqueólogos desempolvó el lugar donde, según el Nuevo Testamento, estuvieron tres de los apóstoles de Jesús, en el valle de la hoy llamada RESERVA NATURAL DE BETSAIDA. En el lugar habría estado la antigua ciudad romana de Julias, que según el historiador FLAVIO JOSEFO fue construida sobre las ruinas de BETSAIDA en el siglo primero. Fue en dicha localidad donde nació Pedro, según el Evangelio de Juan.

El arqueólogo MORDEJAI AVIAM, del KINERET COLLEGE de Israel, que lleva trabajando en este proyecto desde hace tres años, dijo “Hemos encontrado lo que parece ser la ciudad de los tres apóstoles, donde Jesús multiplicó los panes y los peces”. El historiador FLAVIO JOSEFO describió en sus textos la ciudad de BETSADIA, de la que explicó que el rey judío FELIPE EL TETRARCA la transformó, elevándola de un pueblo de pescadores a una auténtica ciudad romana.

La temporada pasada MORDEJAI AVIAM halló, junto con otros 25 arqueólogos y voluntarios, una capa del período de las Cruzadas, una factoría de azúcar del siglo XIII, un monasterio y lo que parece ser una iglesia. Dos metros bajo el suelo encontraron restos del período bizantino, que se remonta a la etapa final del Imperio Romano y que en sus primeros años de vida se extendió por todo el Mediterráneo Oriental.

“Hay monedas, cerámica, un mosaico, muros y una casa de baños de estilo romano, lo que nos lleva a pensar que no se trataba simplemente de un pueblo, sino de una gran ciudad romana”, asegura MORDEJAI AVIAM, y añade que por debajo de la capa que data de las Cruzadas encontraron estas ruinas del período anterior, el romano (del año 300 al 100 a. C.).

Según los Evangelios, Jesús se retiró a un lugar desierto a descansar a solas, pero una muchedumbre creciente lo siguió. Cuando caía el atardecer, sus discípulos le sugirieron despedir a sus seguidores para que pudieran ir a comer, pero él les dijo que no era necesario que se fueran y les mandó que los alimentaran con lo que allí había, a lo que estos contestaron que solo tenían cinco panes y dos pescados, recordemos el relato:

“«Tráiganmelos aquí», les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños” (Mt. 14,18-21).

MORDEJAI AVIAM asegura que los restos encontrados demuestran que ese es el lugar donde millones de cristianos ubican ese milagro, si bien hay otras teorías arqueológicas que sitúan la localidad en otros puntos de la región, rechazando esa ubicación con el argumento que el nivel del lago en esa época cubría esa zona, algo que los nuevos hallazgos contradicen.

LOS HADZA

En los alrededores del LAGO EYASI, en las proximidades de la llanura del PARQUE NACIONAL SERENGUETI en TANZANIA vive una de las últimas tribus de cazadores-recolectores de la Tierra: LOS HADZA. En el mundo de los HADZAS se vive en completa libertad, algo que la sociedad moderna apenas puede imaginar. Este pueblo vive sin reglas ni calendario. No conocen los aparatos electrónicos ni de ninguna otra clase de tecnología, los conocimientos necesarios para la recolección y la caza son transmitidos en forma oral.

La tribu no tiene ceremonias de carácter religioso, no tiene leyes y tampoco cuentan con una moneda, lo más parecido a una actividad económica actual es el comercio ocasional por un par de pantalones cortos o sandalias con una tribu vecina. Viven de la caza de mandriles, una actividad realizada diariamente por los hombres del pueblo bajo un calor sofocante, entre espinosos arbustos, serpientes venenosas y leones, de la caza depende la posibilidad de comer o pasar de hambre.

Al menos un millar de HADZAS aún viven en cuevas alrededor del LAGO EYASI, justamente cerca de esa zona se encontraron las primeras evidencias fósiles más antiguas de los primeros homínidos. El pueblo HADZA no participa en conflictos y no tiene ningún recuerdo de brotes de enfermedades infecciosas o malnutrición. Su población no ha superado nunca los números que no podría sostenerse de la caza o la recolección. Su régimen alimenticio es simple, depende de la caza de casi todos los animales de la zona, a excepción de las serpientes, que se capturan con arcos y flechas hechas a mano.

Su lenguaje se cree que es la lengua más antigua que todavía se habla: se trata de un dialecto rítmico marcado por sonidos como chasquidos y que no guarda relación con ningún otro idioma conocido en la actualidad. A diferencia de la población contemporánea, los HADZAS gozan de gran cantidad de tiempo libre. Su 'trabajo' es la caza para la alimentación, a la que destinan alrededor de cinco horas diarias. Viviendo desde hace miles de años como lo hacían sus ancestros, esta tribu ha dejado una huella en su tierra, y representa lo que nuestra sociedad contemporánea ha perdido.