lunes, 27 de febrero de 2023

¿FUE TENTADO JESÚS POR EL DIABLO?-Segunda Parte

Después de salir de la esclavitud de Egipto y entrar a la libertad del desierto, por 40 años experimentó un hambre parecida. Ante la escasez de alimento, el pueblo sí cayó en la tentación. Se reveló contra Moisés, anheló poderes especiales para hacer aparecer alimento, y hasta llegó a añorar tener poder para volver a la esclavitud de Egipto, en donde comía bien. (Éx 16). Muchos años después, Moisés le echaría en cara esta debilidad, diciéndole que deberían haber pensado que no sólo de pan vive el hombre, sino también de todo lo que sale de la boca de Yahvé (Deut 8, 3).

Pero cuando le sobrevino esa misma tentación a Jesús, se negó a usar sus poderes especiales en beneficio de sí mismo, y recordando aquellas palabras de Moisés se las presentó al diablo y lo derrotó. El segundo encuentro entre Jesús y el diablo tiene lugar, según Mateo, en el techo de una de las galerías del Templo, sobre un precipicio de más de cien metros que daba al torrente Cedrón. Allí es invitado a tirarse al vacío para probar que Dios lo cuida siempre y no permite que le suceda nada. De paso, realiza un milagro maravilloso. También Israel había pasado por una situación parecida.

En la localidad de Masá, en el desierto, había faltado el agua. Sabían que Yahvé estaba con ellos y nunca los abandonaba. Pero para probarlo y ver si era cierto que Dios no permitiría que nada le sucediera, exigieron a Moisés que con un signo maravilloso hiciera aparecer agua. Cayeron en la tentación de usarlo a Dios. Y no obstante ello, Dios les hizo el milagro, no más (Éx 17, 1-7). Pero Moisés, recordando este episodio, años más tarde les reprochó: "Nunca más vuelvan a tentar a Dios" (Deut 6, 16).

Ahora esta misma tentación la tenía Jesús: probar a Dios tirándose del techo para ver si era cierto que siempre estaba con él. Pero el Señor, recordando otra vez el consejo de Moisés, se lo volvió a citar al diablo para vencerlo. La tercera vez que se enfrenta Jesús al tentador es en una montaña altísima, desde donde en una visión imaginaria contempla todos los reinos de aquel entonces.

Esta vez Satanás va directamente al grano y le descubre el fin de sus tentaciones: abandonar el servicio exclusivo del Padre y convertirse en un adorador del diablo, para obtener mejores beneficios y riquezas en su vida. También Israel en el desierto tuvo esta tentación: abandonar a Yahvé y hacerse un ídolo, un becerro de oro para adorarlo. Y había sucumbido ante ella (Éx, 32). Con su infinita y habitual paciencia, Moisés dirigió un discurso al pueblo antes de entrar en la tierra prometida, pidiéndole que ahora no se dejaran tentar por los otros dioses que allí pudieran encontrar, pues "sólo a Dios hay que adorar, y a él solo darle culto" (Deut 6, 13).

Según los evangelistas Jesús habría vivido esta misma tentación de adorar a otro fuera de Dios Padre. Y la superó nuevamente con las palabras de Moisés, que le sirvieron de arma vencedora. Israel había sido derrotado en todas las pruebas del desierto. Fueron tantas las transgresiones y los desprecios a Yahvé, que Dios no pudo engrandecer al pueblo, como era su proyecto. Es cierto que éste logró asentarse en la tierra prometida, pero desde allí no consiguió aportar para toda la humanidad los aires de paz, de amor, de prosperidad que Dios tenía pensados. No supo enseñar cómo debe vivir un pueblo con Dios en el medio.

Por eso los profetas, mirando hacia el futuro, confiaron en que Dios mandaría un Mesías con la fuerza suficiente para vencer todas las tentaciones y convertir en realidad las antiguas esperanzas del pueblo. Con la llegada del Señor, los evangelistas sugieren que se inaugura un "nuevo pueblo de Israel", formado por Jesucristo y sus seguidores, los cristianos. Estos tienen ahora la difícil tarea de reanudar la conquista, todos los días, de esa tierra prometida, que ahora es el mundo entero, e instaurar en él una nueva era de armonía, de paz y de salvación que no había podido lograr el Israel de los patriarcas.

Y esta vez sí será posible pues el iniciador de la empresa, Jesús, salió triunfante de las pruebas, y todo aquél que viva unido a él puede, de ahora en más, vencer también las tentaciones. Por ello los autores reunieron las tentaciones sólo al inicio de su vida pública. Para señalar que si uno se esfuerza por vencerlas, tiene luego despejado el camino hacia el éxito, y asegurado el triunfo final, como Jesús. Ningún exegeta sostiene que Jesús fue realmente llevado al desierto, que allí sintió hambre y fue tentado, que luego pasó al Templo de Jerusalén, y terminó en la cima de un monte. Toda esta coreografía es una creación de los evangelistas a fin de dejarnos una enseñanza. Pero aún queda la pregunta: ¿estos relatos de las tentaciones fueron totalmente inventados por los hagiógrafos, o se basaron en episodios reales de la vida de Jesús? Todo lleva a pensar en lo segundo.

Para la primera tentación la palabra "pan" nos da una pista de cuándo pudo haberle sucedido. Probablemente fue el día en que, frente al hambre de la multitud, multiplicó los panes (Mc 6, 30-44). San Juan relata que al ver el signo que había hecho, la gente quiso apoderarse de él para hacerlo rey a fin de tener siempre a uno que le satisficiera sus necesidades materiales. Jesús, frente a la miseria y el dolor de la gente, se habría inclinado a aceptar. Pero al darse cuenta de que era una tentación se retiró solo a la montaña (Jn 6, 14-15). ¿Quién fue el diablo de esta primera tentación? Fue el mismo pueblo, que lo tentaba para que de la nada siguiera sacando más pan, y redujera sólo a eso su misión ¿Cuándo pudo haberle ocurrido la segunda tentación?

El tentador le pide que haga un milagro "desde arriba, tirándose al vacío" para convencer a la gente de sus poderes extraordinarios. El diablo de esta tentación es mucho más experto e inteligente que el de la primera, y además conoce bien la Biblia, pues le cita el salmo 91. También aquí tenemos una pista. Sabemos que un día "se le acercaron los fariseos y saduceos, y para tentarlo le pidieron que les hiciera una señal en el cielo", así creerían definitivamente en él (Mt 16, 1). Jesús ya llevaba años predicando, pero la dureza de corazón de esta gente les había impedido convertirse, y lo único que había cosechado eran burlas. Ahora tenía la posibilidad de apabullarlos con algún prodigioso milagro y taparles definitivamente la boca. Pero reaccionó ante la nueva tentación, y "dejándolos, se fue" (Mt 16, 4).

¿Quién fue el tentador en esta prueba? El dominio que tiene de la Biblia nos da un indicio: alguien que conoce muy bien la religión. Si claro, fueron las autoridades religiosas, que intrigadas por la actividad que Jesús desplegaba en medio del pueblo lo desafían a que ejecute un gran milagro para ver hasta dónde tenía poder. La tercera tentación, la del facilismo, en la que el diablo le propone conquistar todos los reinos del mundo sin sufrimientos ni sacrificios, simplemente adorándolo, la sufrió cuando Simón Pedro, al oír a Jesús que anunciaba su futura pasión y sufrimientos, le aconsejó que no se dejara matar en la cruz sino que conquistara el mundo de un modo más fácil. Jesús, luego de pensarlo, le contestó: "apártate de mi vista, Satanás" (Mt 16, 21-23). El diablo en realidad fue, esta vez, el mismo apóstol Pedro. Jesús fue tentado durante toda su vida.

Pero la experiencia de sus pruebas fue resumida por los evangelistas en 3 tentaciones. Con esto pretendieron decir que también nosotros seremos tentados toda la vida. Que estemos preparados para ello. Sólo la persona no comprometida puede jactarse de no ser tentada nunca. En cambio las tentaciones se intensifican a medida que uno va aproximándose a su ideal. Pero sobre todo quisieron enseñarnos que si Jesús, como hombre, pudo superar sus tentaciones, también todo hombre puede hacerlo. Nunca una tentación está por encima de las fuerzas humanas. Nadie debe poner el pretexto, cuando caiga, de que la tentación fue más fuerte que él, ya que desde Cristo en adelante, quienes se dejan guiar por el Espíritu salen siempre victoriosos. Especialmente si conocen la Palabra de Dios, gracias a la cual, Jesús pudo vencer los embates del diablo.

Extractado de la Revista Vida Pastoral
Editorial San Pablo - Argentina
Biblista y Teólogo
Ariel Álvarez Valdés

LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN LA IGLESIA

Las hojas de los árboles comienzan a caer, el viento nos recuerda que ya tenemos un cambio de estación, el frío es otro indicio que el otoño ya está con nosotros. Es tiempo de cambio, así es la vida, siempre en constante movimiento y transformación. Todo esto me hace pensar en la manera que algunas personas se resisten a los cambios, a las nuevas propuestas y es que la tradición es exactamente contraria al cambio.

Entiendo lo importante y necesario de mantener vivas las bases de todo aquello que nos da identidad; sin embargo, creo que cambiar algunas cosas nos ayudaría a entender la vida desde otra óptica. La Iglesia y las mujeres, claro ejemplo de la tradición  que ha permanecido y que lentamente va cambiando, eso lo estamos viendo con el Papado de Francisco. Están sucediendo cambios; algunos alentamos y otros muestran su desacuerdo, por la tradición y el negarse a tener esa apertura tan necesaria respecto a la presencia de las mujeres, no es nada sencillo cuando se trata de modificar o cambiar.

Nuevamente recurro a la metáfora del cambio de estación, la misma naturaleza nos muestra que requiere transformarse para dar paso a una nueva versión de ella misma. Me alegra que se estén dando pasos firmes en el tema de la presencia activa en la Iglesia católica, aunque para ser sinceros, se ha ido con gran lentitud, a veces pienso que hay ciertas trabas e intereses de gran peso. Jesús y las mujeres, ellas tuvieron un lugar especial, el cual se modificó históricamente hasta limitar sus funciones y responsabilidades. Tal vez sea criticado por mostrar mi apoyo para que las mujeres puedan participar activamente, para que haya un verdadero cambio y renovada actitud, soy consciente que estos cambios no se verán de forma inmediata, que tardarán tiempo en suceder ya que la tradición puede ser tan fuerte y hasta el impedimento para llevar a cabo estos cambios.

Hoy quiero que mi voz se escuche a favor de la mujer en nuestra Iglesia, con participación real y verdadera, no de apariencia y dejando a un lado las responsabilidades que se le han dado, me refiero a un cambio sustancial y real, donde sean tratadas como lo hizo Jesús. La tradición indica cuáles serían los espacios que ellas deberían desempeñar y por muchos años las mujeres lo aceptaron con amor y es que las cosas deberían ser así. Estamos frente a estos tiempos de cambio, nuevos vientos están soplando y donde las mujeres recobrarán el lugar que Jesús les dio a sus discípulas, es mi sincera esperanza. Vivir un cambio, ver que ellas tengan similares responsabilidades. Sin duda el tema es controvertido, pero creo que ha llegado el momento de abrir nuestros criterios a una revalorización de las mujeres.

No es competencia, no debe ser visto como lucha de poderes, ni menos un atentado a la tradición. Jesús no se equivocó en sus tiempos, las recibió en la misma forma que lo hizo con los hombres, juntos evangelizaron, mujeres, niños y hombres compartían la buena nueva, se apoyaban y crearon comunidades que son la base de lo que ahora conocemos como Iglesia. Jesús trató con afecto a las mujeres. Muestro mi sincero apoyo para la participación de la mujer aunque tal vez no me tocará verlo, pero me emociona saber que estos ajustes se encaminan hacia cambios por parte de nuestra jerarquía donde también estamos los laicos estamos involucrados.


Desde México en su segmento exclusivo “La Sencillez del Amor” Rafael Salomón

HUGO EMILIO CAINZOS


Destacado periodista y comunicador católico HUGO EMILIO CAINZOS, falleció el 5 de marzo de 2015, a las 22.30, en el Hospital Militar Central de Buenos Aires, luego de una larga y cruel enfermedad. HUGO era uno de los miembros de la comisión revisora de cuentas de nuestra productora ANUNCIAR Contenidos Latinoamérica.

“Fue, un ser muy especial por su bohemia, solidaridad, lealtad y caridad cristiana, supo ganarse, a lo largo de su vida, el respeto y afecto de todos, especialmente de aquellos que tuvieron el privilegio de ser su amigo”, destaca nuestro director, Alfredo Musante.

Asimismo, recuerda que fue “bautizado por el periodista Hermes Acuña, un amigo y compañero de ruta en el éter de la radio, bajo el seudónimo de ‘Juan XXIII, El Papa Bueno’, precisamente por esas cualidades que lo distinguían y destacaban”.

“Siempre de buen carácter y la sonrisa a flor de piel, pero firme en sus convicciones, las que ponía de manifiesto cuando fuera necesario, especialmente en el programa radial, que creara y condujera desde muchos años, ‘Opiniones en voz alta’”, señalo.

“Conciliador y dispuesto en todo momento para el trabajo en equipo, tanto en la parroquia Nuestra Sra. De Luján, de San Andrés, partido de San Martín, Provincia de Buenos Aires, a la cual concurría como devoto feligrés, como en el Círculo de Periodistas de General San Martín, cuya Comisión Directiva integraba desde hace mucho tiempo”, agrega.

En el año 2011, HUGO firma un convenio de colaboración con nuestra productora integrando su programa de radio “Opiniones en voz alta”, para formar parte de la red de medios asociados a ANUNCIAR Contenidos Latinoamérica. Cuando el programa de radio EL ALFA Y LA OMEGA, cumplió 400 emisiones al aire, sus conductores le propusieron que fuese uno de los que condujeran el programa compartiendo con otro amigo y excelente profesional como es Eduardo Barrantes. Participo en los cuatro episodios del radioteatro virtual no presencial internacional (VNPI) EL VIAJE QUE CAMBIÓ AL MUNDO, dando vida a un posadero ficticio de nombre Tomás del Vaso que tenía su posada en el Puerto de Palos de la Frontera.

ANUNCIAR Informa (AI)

ROSA LUXEMBURGO

Nació el 5 de marzo de 1871 en Zamosc, cerca de Lublin, en la Polonia entonces controlada por Rusia, en el seno de una familia de origen judío. Al mudarse a Varsovia, Rosa asistió a un instituto femenino de segunda enseñanza. Incluso a esa edad tan temprana, Rosa aparece ya como miembro del partido polaco izquierdista, desde 1886. Este partido se fundó cuatro años antes, en 1882, 20 años después de la aparición de los partidos obreros en Rusia, e inició su andadura política con la organización de una huelga general, tras la cual el partido fue desbaratado y cuatro de sus líderes fueron condenados a pena de muerte.

En 1887 Rosa terminó la educación secundaria con un buen expediente, pero tuvo que huir a Suiza en 1889 para evitar su detención. Allí asistió a la Universidad de Zurich, estudiando filosofía, historia, política, economía y matemáticas de forma simultánea. Sus áreas de especialización fueron la teoría del Estado, la Edad Media y las crisis económicas y de intercambio de stock.

En 1890, la ley de Bismarck que prohibía la socialdemocracia fue derogada, lo cual permitió que un legalizado Partido Socialdemócrata de Alemania el (SPD) consiguiera escaños en el Reichstag. Una vez en él, y a pesar de su discurso comunista, los miembros socialistas del parlamento centraron su labor cada vez más en la obtención de ventajas parlamentarias y en su enriquecimiento personal.

Rosa, por el contrario, se mantuvo en sus principios marxistas. En 1893, funda el periódico “La causa de los trabajadores”, oponiéndose a las políticas nacionalistas del Partido Socialista Polaco. Rosa creía que una Polonia independiente sólo podía surgir tras una revolución comunista en Alemania, Austria y Rusia. Ella mantenía que la lucha debía focalizarse en contra del capitalismo, y no en la consecución de una Polonia independiente, negando por lo tanto el derecho de autodeterminación de las naciones bajo el socialismo, lo cual causaría su posterior enfrentamiento con Lenin.

En 1898, obtuvo la ciudadanía alemana al casarse con Gustav Lübeck, y se mudó a Berlín. Desde 1900, expresó sus opiniones sobre los problemas económicos y sociales en varios artículos en periódicos de toda Europa. Sus ataques al militarismo alemán y al "imperialismo" se volvieron más insistentes conforme vislumbraba la posibilidad de la guerra.

Entre 1904 y 1906 su trabajo se vio interrumpido a causa de tres encarcelamientos por motivos políticos. Sin embargo, mantuvo su actividad política; en 1907 tomó parte en el V Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en Londres, donde se entrevistó con Lenin. En el Segundo Congreso Socialista Internacional en Stuttgart, presentó la resolución —que fue aprobada— de que todos los partidos obreros europeos debían unirse para evitar la guerra.

Su aguda crítica a la Revolución de Octubre y a los bolcheviques disminuyó en la medida en que ella explicó los errores de la revolución y de los bolcheviques como “un completo fracaso del proletariado internacional (Sobre la Revolución rusa). A pesar de toda su carga crítica, dejó claro como credencial de los bolcheviques que al menos ellos se habían atrevido a hacer la revolución.

“En esta erupción de la división social en el seno de la sociedad burguesa, en la profundización internacional y el enaltecimiento del antagonismo de clases radica el mérito histórico del Bolchevismo, y en esta proeza - como siempre en las grandes conexiones históricas - los errores y equivocaciones puntuales desaparecen sin dejar rastro”

Tras la Revolución de Octubre, hacer ellos mismos una revolución se convirtió en una «responsabilidad histórica» de los obreros alemanes, y por tanto acabar con la guerra. Cuando estalló la revolución en Alemania en noviembre de 1918, Rosa Luxemburgo inmediatamente comenzó a agitar para provocar una revolución social:

“La abolición de la ley del capital, la implantación de un orden social socialista - esto, y nada más, es el tema histórico de la presente revolución. Es una formidable empresa, que no puede desarrollarse en un abrir y cerrar de ojos simplemente mediante decretos desde arriba. Sólo puede llevarse a cabo a través de la acción consciente de las masas trabajadoras en la ciudad y en el campo, sólo mediante la más alta madurez intelectual y un inmarchitable idealismo puede ser conducida seguramente a través de todas las tempestades hasta arribar a buen puerto”

Las últimas palabras conocidas de Rosa, escritas la noche de su muerte, fueron sobre su confianza en las masas, y en la inevitabilidad de la revolución:

“El liderazgo ha fallado. Incluso así, el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y esto es por lo que la victoria futura surgirá de esta derrota. '¡El orden reina en Berlín!' ¡Estúpidos secuaces! Vuestro 'orden' está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror vuestro: ¡Yo fui, yo soy, y yo seré!”

LA HISTORIA DE LAS MUJERES DIACONISAS

Debido al contexto sociológico de la época, la Iglesia primitiva no pudo, de forma inmediata, extraer las consecuencias que se derivaban del nuevo y revolucionario concepto de sacerdocio propuesto por Cristo. Pablo sabía que el bautismo de Cristo había suprimido en principio la distinción entre libres y esclavos (Gálatas 3, 38) y dedujo, como lógica conclusión, que los esclavos debían ser liberados (1 Corintios 7, 21-23). Sin embargo, el sistema social de la época, le llevó a aceptar la esclavitud como un mal necesario. De la misma forma, las ideas vigentes en su tiempo le imposibilitaron realizar en profundidad la igualdad en Cristo entre hombre y mujer en la que creía firmemente (Gálatas 3, 28). En este contexto, es extraordinariamente significativo que ya en tiempos de Pablo, las mujeres ejercieran funciones de ministerio en la Iglesia.

"Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la Iglesia de Cencreas, para que la reciban en el Señor, como corresponde a los santos, ayudándola en todo lo que necesite de ustedes: ella ha protegido a muchos hermanos y también a mí." (Romanos 16, 1-2).

La palabra DIAKONOS aplicada a Febe no tiene realmente el sentido de una función ministerial precisa tal como la tendrá más tarde cuando se referirá a las mujeres. Aquí tiene el sentido de “servidora” habitual en el Nuevo Testamento. (cf. Efesios 6, 22).
En la misma carta a los Romanos 16-1,16, encontramos una variedad de saludos:

[…] Saluden a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús.

[…] Saluden a María, que tanto ha trabajado por ustedes.

[…] Saluden a Trifena y a Trifosa, que tanto se esfuerzan por el Señor; a la querida Persis, que también ha trabajado mucho por el Señor.

Aquí, Pablo se refería con certeza a tareas apostólicas.

[…] Exhorto a Evodia y a Síntique que se pongan de acuerdo en el Señor. Y a ti, mi fiel compañero, te pido que las ayudes, porque ellas lucharon conmigo en la predicación del Evangelio, junto con Clemente y mis demás colaboradores, cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida. (Filipenses 4,2-3).

"Por el Evangelio" indica, sin duda, una participación en la tarea de la evangelización. Los apóstoles, dedicados sin respiro a la tarea de la evangelización, como corresponde a su ministerio, han llevado consigo mujeres, no como esposas sino como hermanas, para compartir su ministerio hacia las mujeres que viven en sus hogares: por medio de ellas, las enseñanzas del Señor llegan a las estancias de las mujeres sin levantar sospechas.
Así como las mujeres habían acompañado a Cristo en su ministerio (Lucas 8, 1-4), también las mujeres participaron en la construcción de las primeras comunidades cristianas. El profeta, según el Nuevo Testamento, no es simplemente alguien inspirado; él o ella es alguien que realiza una misión en la comunidad. Felipe el evangelista tenía cuatro hijas que "profetizaban" (Hechos 21, 9).

[…] "En consecuencia, el hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta deshonra a su cabeza; y la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra a su cabeza, exactamente como si estuviera rapada" (1 Corintios 11, 4-5). La profecía realizada por una mujer, tiene aquí la misma consideración que la realizada por un hombre. La palabra tiene el mismo significado para los dos. El profeta tiene una clara función en la asamblea litúrgica.

En el Nuevo Testamento, la palabra viuda puede designar distintos tipos de personas aunque relacionadas entre sí. Los Hechos de los Apóstoles (6, 1-2; 9, 39) nos informan que "viudas ancianas" eran atendidas por la comunidad. Se trata aquí de una simple cuestión de viudedad en el sentido ordinario del término. Pero ya en la carta a Tito, vemos a estas viudas jugando un papel particular en la comunidad:

[…] "Que las mujeres de edad se comporten como corresponde a personas santas. No deben ser murmuradoras, ni entregarse a la bebida. Que por medio de buenos consejos, enseñen a las jóvenes a amar a su marido y a sus hijos, a ser modestas, castas, mujeres de su casa, buenas y respetuosas con su marido. Así la Palabra de Dios no será objeto de blasfemia" (Tito, 2, 3-4).

En la primera carta a Timoteo encontramos una comparación con la Febe de la carta a los romanos y con las viudas de la carta a Tito:

[…] "Hay viudas que lo son realmente, porque se han quedado solas y tienen puesta su confianza en Dios, consagrando sus días y sus noches a la súplica y a la oración. Pero la que lleva una vida disipada, aunque viva, está muerta. Incúlcales esto para que sean irreprochables: el que no se ocupa de los suyos, sobre todo si conviven con él, ha renegado de su fe y es peor que un infiel. Para estar inscrita en el grupo de las viudas, una mujer debe tener por menos sesenta años y haberse casado una sola vez. Que sus buenas obras den testimonio de ella; tiene que haber educado a sus hijos, ejercitado la hospitalidad, haber lavado los pies a los hermanos, socorrido a los necesitados y practicado el bien en todas sus formas." (1 Timoteo 5, 3-10).

Parece claro que “las mujeres” en cuestión no son las esposas de los diáconos, puesto que su descripción es paralela a la de los mismos. Debemos pues entender que se habla de "DIACONISAS". Esto indica un ministerio que forma parte de los ministerios ordenados. Sin embargo, durante los primeros siglos, continuó la confusión terminológica y práctica. No es hasta el siglo tercero que la Iglesia clarifica la posición de las DIACONISAS con mayor precisión, posiblemente a causa de los problemas que tenía con las viudas poco organizadas. En la Didascalia (siglo tercero) y en las Constituciones Apostólicas (siglo cuarto) se definen los distintos papeles de las viudas y de las diaconisas.

Los Concilios fijaron las condiciones para su ordenación sacramental y se elaboraron los rituales de ordenación. En la Iglesia Bizantina el diaconado femenino se desarrolló durante los siglos octavo y noveno. Muchas mujeres diaconisas santas son veneradas en el calendario de la Iglesia Ortodoxa.

El declive del diaconado femenino ha sido atribuido a dos causas principales:

[…] el miedo a la impureza ritual debido al periodo menstrual femenino;

[…] el descenso de bautismos de adultos. Esto hizo disminuir la necesidad de la ayuda de mujeres diaconisas, tal como se menciona en algunos rituales sirios antiguos.

Siempre ha habido mucha oposición a las mujeres diaconisas en las zonas de la Iglesia de habla latina, como: Italia, norte de África, la Galia y Bretaña. Las principales razones fueron: la influencia del derecho romano, según el cual la mujer no podía ocupar ningún puesto de autoridad. En el transcurso de la edad media, pocas personas conocían lo que el diaconado de las mujeres había significado en la Iglesia primitiva.

08 DE MARZO | DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Hoy no es un día de celebración, lo digo para evitar la confusión así que vale la aclaración. Hoy es un día de reflexión por la igualdad de derechos y es que aún hay que levantar la voz, quizá gritar, por una misma.

Por las que tienen miedo, por las que callaron sus voces, por las que mataron, por las que aún no se dan cuenta de su valía, por las "familias" que las esclavizan, por las que creen que nacieron para sufrir y esa es su condición soportando a un varón que no las aprecia, por las que trabajan de sol a sol en condiciones de explotación, por las golpeadas, violadas, despreciadas, rechazadas, maltratadas y abandonadas, para que escuchen otras voces y sepan que tienen la fuerza, inteligencia, belleza y la vitalidad para ser ellas mismas.

Que sepan que el verdadero amor, no hace sufrir, no engaña, no aparta, no desprecia, no abandona, el amor no es machista y que si viven eso sepan que no es amor y se liberen para empezar a vivir una vida plena a la que tienen todo el derecho del mundo. La dignidad y el amor propio no se negocian y es tuyo. Mi respeto y cariño por las jóvenes y por las que pintan canas, que hoy luchan por un presente y un futuro dignos.

Que sepan que el verdadero amor, no hace sufrir, no engaña, no aparta, no desprecia, no abandona, el amor no es machista y que si viven eso sepan que no es amor y se liberen para empezar a vivir una vida plena a la que tienen todo el derecho del mundo. La dignidad y el amor propio no se negocian y es tuyo. Mi respeto y cariño por las jóvenes y por las que pintan canas, que hoy luchan por un presente y un futuro dignos. ¡Que nadie nos quite la alegría de vivir y de amar, que nadie desdibuje nuestra sonrisa, ¡ALÉGRATE DE SER MUJER! y sí, me gustan las flores y las tarjetas y la danza, la música...un abrazo inmenso para cada una de ustedes mujeres.


Desde Perú en su segmento exclusivo “Colores del Paraíso” Cela Talavera.

EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

El 28 de febrero de 1909 se celebró por primera vez en Estados Unidos el Día de las mujeres socialistas tras una declaración del Partido Socialista de los Estados Unidos. En agosto de 1910 la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague, proclamó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, a propuesta de la socialista alemana Luise Zietz apoyada por Clara Zetkin, como una jornada de lucha por los derechos de las mujeres. La propuesta fue aprobada unánimemente por la conferencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, entre ellas las tres primeras mujeres elegidas para el parlamento finés.

El objetivo era promover la igualdad de derechos, incluyendo el sufragio para las mujeres. Como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague el año anterior, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se celebró por primera vez (el 19 de marzo) en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de un millón de personas, que exigieron para las mujeres el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

El 25 de marzo, más de 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes, murieron en el trágico Incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos, y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre. En 1913, en el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron en vísperas del a primera guerra mundial, las mujeres de Rusia celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de dicho año. En 1914 en Alemania, Suecia y Rusia se conmemora por primera vez, de manera oficial, el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. En el resto de Europa, las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo para protestar por la guerra y para solidarizarse con las demás mujeres.

Estando aún en plena Primera Guerra Mundial, en la que ya habían muerto 2 millones desoldados rusos, se produjo la Revolución de Febrero, que marcó la primera etapa de la Revolución rusa de 1917 En la primera mitad de febrero de 1917, el inicio de una hambruna provocó revueltas en la capital Petrogrado, actual San Petersburgo. El 8 de marzo de 1917se celebró una serie de mítines y manifestaciones con motivo del Día Internacional de la Mujer que progresivamente alcanzaron un fuerte tono político y económico. Incidentes entre amas de casa en las largas colas por conseguir pan se convirtieron en manifestaciones espontáneas contra la monarquía y a favor del final de la guerra.

Comenzó así el levantamiento popular que acabó con la monarquía, sin preparación ni coordinación de los partidos revolucionarios. Después de la revolución de octubre, la feminista Alexandra Kollontai (que desde su nombramiento como Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública logró el voto para la mujer, que fuera legal el divorcio y el aborto) consiguió que el 8 de marzo se considerase fiesta oficial en la Unión Soviética, aunque laborable.
 
El 8 de mayo de 1965 por decreto del USSR Presidium del Sóviet Supremo de la Unión Soviética de la URSS se declaró no laborable el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Desde su aprobación oficial por la Unión Soviética tras la Revolución rusa de 1917 la fiesta comenzó a celebrarse en otros muchos países. En China se celebra desde 1922, en España se celebró por primera vez en 1936.

El Día Internacional de la Mujer ha adquirido a lo largo del siglo XX una dimensión mundial para las mujeres del mundo. El movimiento internacional en defensa de los derechos de la mujer es creciente y es reforzado por la Organización de Naciones Unidas que ha celebrado cuatro conferencias mundiales sobre la mujer y ha contribuido a que la conmemoración del Día Internacional de la Mujer sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica.

Fuente:

¿HAY EN LA BIBLIA UN APÓSTOL MUJER?

Estamos acostumbrados a imaginar a los apóstoles como si hubieran sido todos varones. Sin embargo, pocos saben que hubo una vez una apóstol mujer, muy amiga de San Pablo, que trabajó posiblemente en la ciudad de Éfeso y que incluso fue encarcelada con él. Su nombre era Junia, y aparece mencionada al final de la Carta a los Romanos. Allí Pablo, al despedirse de sus lectores, les dice: “Saluden a Andrónico y a Junia, mis parientes y compañeros de prisión, ensalzados entre los apóstoles, que llegaron a Cristo antes que yo” (Rm 16,7). Resulta asombroso que Pablo no sólo le dé el título de apóstol a una mujer, sino que incluso diga que es “ensalzada” entre los apóstoles, es decir, que su fama sobresale por encima de los demás apóstoles. Debió de ser realmente una joven extraordinaria. Pero el nombre de esta mujer ha provocado y sigue provocando, grandes discusiones entre los biblistas. El motivo es que, para muchos estudiosos, Junia es el nombre de un varón. En efecto, la palabra griega Iounian puede traducirse al castellano de dos maneras: como “Junia”, y entonces se trataría de una mujer, o como “Junias” (con “s” final), y entonces sería nombre de varón, abreviado de “Juniano”.

¿Cómo averiguar el género de este nombre? Hay una sola forma y consiste en fijarse qué clase de acento lleva la palabra. Si Iounian está escrito con acento agudo (Iounían), es nombre de mujer; y si está escrito con acento circunflejo (Iouniân), es nombre de varón. Pero desgraciadamente no podemos hacer esto. ¿Por qué? Porque cuando San Pablo escribió su Carta a los Romanos, en el siglo I, no existían los acentos en la escritura griega. Sólo a partir del siglo VIII o IX se los comenzó a usar. Por lo tanto, es inútil consultar los manuscritos más antiguos para salir de la duda sobre el sexo de Junia. Pero eso no significa que sea imposible averiguarlo. Existen otros indicios que pueden ayudarnos a descifrar este enigma. En primer lugar, tenemos el testimonio del manuscrito más antiguo que existe de la Carta a los Romanos: el llamado Papiro 46. Fue escrito alrededor del año 180 (es decir, unos ciento veinte años después de que Pablo escribiera su carta original). Ahora bien, el autor de este papiro, cuando llega al pasaje al que nos referimos, en vez de escribir el nombre de “Junia” escribió “Julia”; esto demuestra que el escriba estaba pensando claramente que se trataba de una mujer y no de un hombre.

En segundo lugar, está el hecho de que todas las lenguas antiguas a las que fue traducida la Carta a los Romanos (el latín, el copto y el sirio), todas sin excepción transcriben el nombre en su forma femenina. Un tercer indicio, y más importante todavía, lo tenemos en el testimonio de casi todos los Santos Padres y escritores antiguos que comentaron la Carta a los Romanos. Siempre que hablaron de este personaje, lo consideraron una mujer. Por ejemplo Orígenes (en el siglo III), al hacer referencia al nombre de Junia, lo escribe en su forma femenina. También San Juan Crisóstomo, obispo de Constantinopla, un día que predicaba en la Catedral sobre la Carta a los Romanos, dijo conmovido: “Ser apóstol es algo grande. Pero ser «ensalzada» entre los apóstoles, ¡qué extraordinaria alabanza significa eso! ¡Caramba! ¡Aquella mujer debió de haber tenido una gran personalidad, para merecer el título de apóstol!”. Después de él, una larga fila de autores (como San Rufino, San Jerónimo, Teodoreto de Ciro, Ecumenio, San Juan Damasceno, Haymo, Rabano Mauro, Lanfranco de Bec, Atto de Vercelli, Teofilacto, San Bruno, Pedro Abelardo, Pedro Lombardo) afirmaron sin dudarlo que el ilustre apóstol elogiado por Pablo era una mujer.

Este es un dato muy importante, porque nos muestra que a todos los escritores antiguos la palabra Junia les sonaba espontáneamente a nombre femenino y no masculino; es decir, que en esa época el nombre no era usado por varones. La única voz discordante, a lo largo de todos estos siglos, es la de Epifanio de Salamina (en el siglo IV). Este monje, en contra de todas las opiniones antiguas, es el único que afirmó que Junia era un varón; y para aportar más datos, dijo que llegó a ser obispo de Apamea, en Siria. Sin embargo los estudiosos consideran las palabras de Epifanio poco creíbles, por dos razones. Primero, porque en el mismo lugar donde escribe que Junia era un hombre, Epifanio escribe también que Priscila, la conocida mujer del judío Áquila (Hch 18,2) ¡era un varón! Y segundo, porque Epifanio es famoso por su misoginia. En uno de sus libros llamado Panarion, este Padre de la Iglesia escribió frases como: “Las mujeres verdaderamente son una raza débil, poco fiable y de inteligencia mediocre”; “El Diablo sabe cómo vomitar ridiculeces a través de las mujeres”; “La mujer se descarría fácilmente, es débil y poco sensata”; “Detrás de todos los errores hay una mala mujer”.

Resulta lógico, pues, que un escritor como Epifanio, con ideas tan negativas sobre el sexo femenino, buscara evitar por todos los medios que una mujer estuviera incluida entre los apóstoles, máxime teniendo en cuenta que se la elogiaba como “ensalzada entre todos los apóstoles”. Por eso el testimonio de Epifanio, único que considera a Junia un varón, debe ser dejado de lado. Por lo tanto, debemos concluir que todos los Padres de la Iglesia, hasta la Edad Media, tuvieron a Junia por mujer; y al menos uno de ellos (Crisóstomo) se sintió feliz de poder llamarla “apóstol”. A partir del siglo VIII aparece la novedad de los acentos, en la lengua griega. Por lo tanto, los nuevos manuscritos que empiezan a circular en esta época los incluyen. Así, nosotros podemos fijarnos cuál es el acento que los escritores pusieron sobre el nombre de Iounian en las nuevas copias de la Carta a los Romanos. ¿Y con qué nos encontramos? Con que los manuscritos compuestos a partir del siglo VIII ponen sobre Junia el acento propio de un nombre femenino (Iounían). Junia, pues, sigue siendo considerada una mujer.

Pero en el siglo XIII empiezan a surgir las primeras dudas sobre el género de este nombre, rompiendo el amplio consenso que había existido entre los Padres y escritores de la Iglesia durante doce siglos. Un teólogo y filósofo italiano, llamado Egidio de Roma, se convirtió en el primero en afirmar que Junia era un varón, y empezó a llamarlo “Junias”. Pero Egidio no se basaba en ninguna prueba, ni en ningún argumento. La única explicación que daba era que una mujer no podía haber sido apóstol, y por lo tanto Junia tenía que haber sido un varón. Tal prejuicio se convirtió así en el gran argumento para negar lo que siempre se había afirmado: la feminidad de Junia. Y desde entonces, muchos se adhirieron a esta postura y la defendieron. El infundio que Egidio echó a andar adquirió pronto grandes proporciones, y la hipótesis de “Junias” fue ganando nuevos adherentes. Pero como “Junias” era un extraño nombre para un varón, y para hacer más plausible esta teoría, sus defensores comenzaron a decir que se trataba de una forma abreviada del nombre “Juniano”.

Sin embargo, los estudios modernos han demostrado que nunca, en ningún escrito antiguo, sea en griego o en latín, se encontró jamás un hombre llamado “Junias”. En cambio mujeres llamadas Junia existen muchísimas, más de 250 en la literatura antigua. Por lo tanto, hoy no caben dudas de que Junia era una mujer, a pesar de que actualmente algunas Biblias traigan erróneamente el nombre en su forma masculina.

domingo, 19 de febrero de 2023

¿FUE TENTADO JESÚS POR EL DIABLO?-Primera Parte

A mucha gente le cuesta aceptar que Jesús haya sido tentado por el diablo. Y en el fondo es porque consideran a la tentación como algo deshonroso para la persona, como una debilidad, una deficiencia. Sin embargo no es así. La tentación no es ni buena ni mala. Es simplemente inevitable. La Biblia sostiene que Jesús era verdadero hombre, semejante en todo a los demás hombres (Heb 2, 17). Que "padeció y tuvo tentaciones" (Heb 2, 18). Y que él "puede entender nuestra debilidad pues tuvo las mismas tentaciones que nosotros, sólo que jamás pecó" (Heb 4, 15). Pero las tentaciones que le sucedieron a Jesús según el Evangelio resultan rarísimas. ¿Cómo puede decirse que son las mismas que las de nosotros? En primer lugar, extrañamente el diablo aparece de un modo frontal, sin camuflajes ni caretas, lo cual contradice la forma habitual en que suele representárselo. Y así, a rostro descubierto lo invita a pecar. En segundo lugar, se le aparece una sola vez en toda su vida, al final de un ayuno de 40 días en el desierto; lo desafía, y al ser derrotado se va y no vuelve nunca más durante su ministerio. ¡Qué diferente de nosotros que sufrimos el aguijón de las tentaciones todos los días! Por si fueran poco insólitas estas tentaciones, aparece Jesús cambiando extravagantemente de escenario. La primera tentación, por ejemplo, ocurre en el desierto. Pero para la segunda, el diablo aparece trasladándolo personalmente al Templo de Jerusalem (Mt 4, 5).

¿Cómo lo transportó? ¿Alzándolo? ¿Volando? Esto exigiría aceptar que el diablo realizó un portento impresionante. ¿De dónde sacó poder para obrar milagros, cuando la tradición bíblica sostiene que sólo Yahvé puede hacerlos? (Sal 72, 18; 86, 10; 136, 4). En la tercera tentación se lo presenta al diablo llevándolo esta vez a un monte alto, donde le muestra todos los reinos y países del mundo (Mt 4, 8). ¿Existe en la tierra esta extraordinaria montaña, desde donde se pueda contemplar semejante espectáculo? ¿Y cómo pudo Jesús permanecer cuarenta días en el desierto sin comer y sobre todo sin beber? La deshidratación no perdona a nadie. A menos que Jesús haya hecho un milagro para no sufrirla, pero entonces ¿qué sentido tenía su ayuno? Hubiera sido una mera burla. Finalmente, ¿cómo se enteraron los discípulos de este duelo en el desierto? ¿Andaba Jesús contando estas intimidades personales? Todo esto invita a suponer que, si bien Jesús tuvo tentaciones durante su vida, la forma como están aquí contadas no es histórica. Se trata más bien de una creación literaria de los evangelistas con el fin de dejar una enseñanza religiosa, una idea válida para la vida de los creyentes, que tropiezan con sus tentaciones en el desierto de la vida. En primer lugar, Jesús tuvo tentaciones no un solo día sino todos los días de su vida. Él mismo les dijo una vez a sus apóstoles: "Ustedes me han acompañado a lo largo de todas mis tentaciones, por eso les daré un Reino como mi Padre me dio a mí" (Lc 22, 28-29).

¿En qué tentaciones lo acompañaron sus apóstoles? No ciertamente en las del desierto, donde aparece solo, sino a lo largo de su vida pública. En efecto, por los Evangelios sabemos que quisieron tentar a Jesús muchas veces. Como cuando "se le acercaron los fariseos y saduceos para tentarlo y le pidieron una señal en el cielo" (Mt 16, 1). O la vez que le preguntaron "para tentarlo: ¿puede uno por cualquier motivo divorciarse de su mujer?" (Mt 19, 3). O cuando él contestó a los que le interrogaban si había que pagar o no los impuestos: "¡Hipócritas! ¿Por qué me tientan?" (Mt 22, 18). O el día en que le trajeron una mujer sorprendida en adulterio "para tentarlo" (Jn 8, 6). La vida de Jesús, como se ve, estuvo atiborrada de tentaciones, pero los autores bíblicos quisieron resumirlas sólo en 3, porque éste es un número simbólico que aparece muchas veces en la Biblia con el sentido de "totalidad". Tal simbolismo quizá le venga por el hecho de que 3 son las dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro. Por lo tanto decir 3 es de algún modo decir "siempre" o "todo". Por ejemplo, los 3 hijos de Noé (Gn 6, 10) representan a la totalidad de sus descendientes. Y las 3 veces que Pedro negó a Jesús (Mt 26, 34) simbolizan la totalidad de las veces que le fue infiel. Las 3 tentaciones del Señor reflejan, entonces, todas las veces que él estuvo expuesto a ellas durante su vida.

¿Por qué eligieron los evangelistas esas 3 tentaciones? ¡Ahí está la clave y el secreto de todo el relato! Las eligieron para trazar un paralelo con lo sucedido con el pueblo de Israel luego de la salida de Egipto. Según el Antiguo Testamento, después de atravesar prodigiosamente el Mar Rojo (Éx 14, 15-31), los israelitas entraron en el desierto (Éx 15, 22), conducidos por el Espíritu de Yahvé (Is 63, 13-14). Allí permanecieron 40 años (Núm 31, 13) y sufrieron principalmente 3 tentaciones. Teniendo en cuenta estos detalles, los autores bíblicos presentan a Jesús como el nuevo pueblo de Israel, que vino a reemplazar al antiguo. Por eso todos los detalles vuelven a repetirse: Jesús después de atravesar con prodigios las aguas del Jordán al bautizarse (Mt 3, 13-17), entra en el desierto 40 días (4, 1), conducido por el Espíritu de Yahvé, donde tuvo 3 tentaciones (Mt 4, 1-11; Lc 4, 1-13). ¿Y por qué Jesús viene a reemplazar al antiguo Israel? Porque éste había fracasado. Cada vez que había tenido tentaciones en el desierto, había salido derrotado. En cambio Jesús sale victorioso de esas mismas tentaciones. Por eso ahora él forma el nuevo pueblo, la nueva raza de hombres, y puede realizar el programa liberador encomendado por Dios al antiguo Israel, el cual no había podido llevarlo a la práctica por su infidelidad. Así, según los evangelistas, la primera tentación de Jesús tiene por escenario el desierto. Allí los escritores lo imaginan que, tras 40 días sin comer, siente hambre y el tentador lo incita a dejar su plan de ayuno y convertir las piedras en pan.

Ahora bien, el pueblo de Israel tuvo la misma experiencia. Después de salir de la esclavitud de Egipto y entrar a la libertad del desierto, por 40 años experimentó un hambre parecida. Ante la escasez de alimento, el pueblo sí cayó en la tentación. Se reveló contra Moisés, anheló poderes especiales para hacer aparecer alimento, y hasta llegó a añorar tener poder para volver a la esclavitud de Egipto, en donde comía bien. (Éx 16). Muchos años después, Moisés le echaría en cara esta debilidad, diciéndole que deberían haber pensado que no sólo de pan vive el hombre, sino también de todo lo que sale de la boca de Yahvé (Deut 8, 3). Pero cuando le sobrevino esa misma tentación a Jesús, se negó a usar sus poderes especiales en beneficio de sí mismo, y recordando aquellas palabras de Moisés se las presentó al diablo y lo derrotó.

Extractado de la Revista Vida Pastoral
Editorial San Pablo - Argentina
Biblista y Teólogo
Ariel Álvarez Valdés

BANDERA NACIONAL ARGENTINA


El 27 de febrero de 1812, Belgrano estableció dos baterías de artillería en ambas orillas del río Paraná, próximas a la entonces pequeña población conocida como Villa del Rosario (la actual ciudad de Rosario). En esa misma fecha, hacia las 18:30 hs, y en solemne ceremonia, Belgrano dispuso que fuera por primera vez enarbolada una bandera de su creación (se presume que de dos franjas horizontales, blanca la superior y celeste la inferior). La tradición señala que esa primera bandera izada por Belgrano fue confeccionada por una vecina de Rosario de nombre María Catalina Echevarría de Vidal2 y quien tuvo el honor de izar la enseña fue un civil, Cosme Maciel, también vecino de Rosario. En esta ciudad se encuentra el Monumento Histórico Nacional a la Bandera asentado en el Parque Nacional a la Bandera.

“¡Soldados de la Patria! En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro Excmo. Gobierno: en aquel, la batería de la "Independencia", nuestras armas aumentaran las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo "¡Viva la Patria!"”

El Gobierno Nacional el 3 de marzo de 1812 prohibió al general Belgrano utilizarla, por razones de política internacional, ordenándole que la ocultara disimuladamente y que la reemplazase por la usada en la Fortaleza de Buenos Aires (La Rojigualda). Como Belgrano partió hacia el norte para hacerse cargo del Ejército del Norte, no tomó conocimiento de la orden de desechar la bandera. Luego de avanzar a San Salvador de Jujuy, el 25 de mayo de 1812 celebró el segundo aniversario de la Revolución de Mayo con un Te Deum en la Iglesia matriz, durante el cual el canónigo Juan Ignacio Gorriti la bendijo. El 29 de mayo Belgrano informó al gobierno:

“(...) el pueblo se complacía de la señal que ya nos distingue de las demás naciones (...)”

El Triunvirato amonestó por ello a Belgrano el 27 de junio, quien contestó el 18 de julio diciendo:

“La guardaré silenciosamente para enarbolarla cuando se produzca un gran triunfo de nuestras armas”.

El 24 de julio la entregó al Cabildo de Jujuy. El triunfo lo obtuvo él mismo el 24 de septiembre de 1812 en la Batalla de Tucumán. En enero de 1813 Belgrano volvió a confeccionar otra bandera, lo cual fue aceptado por la Asamblea del Año XIII al iniciar sus deliberaciones el 31 de enero de 1813, siempre y cuando fuera sólo usada como bandera del Ejército del Norte, y no del estado. El 13 de febrero de 1813 después de cruzar el río Pasaje (desde entonces llamado también Juramento), el Ejército del Norte juró obediencia a la Asamblea del Año XIII mientras el Barón de Holmberg sostenía una bandera celeste y blanca.

El 20 de febrero de 1813 se libró la Batalla de Salta, en la cual Belgrano logró un triunfo completo. Esta es la primera batalla que fue presidida por la bandera celeste y blanca, como bandera del Ejército del Norte. La bandera fue adoptada oficialmente como símbolo de las Provincias Unidas del Río de la Plata el 20 de julio o 25 de julio de 1816 por el Congreso General Constituyente de San Miguel de Tucumán. Es el mismo Congreso que había proclamado el 9 de julio de 1816 la Independencia argentina. En dicho Congreso participaron diputados que representaron a Tarija y otras zonas al norte de Argentina, actual Bolivia. En esa sesión se confirmó el uso de la bandera creada por Manuel Belgrano como la única bandera de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Esta bandera es la que la República Argentina recibió en herencia.

SAMAEL

En la tradición judía, SAMAEL o SATANÁS era el Ángel de la Fuerza, el jefe del Quinto Cielo y uno de los siete regentes del mundo, servido por millones de ángeles. Residía en el Séptimo Cielo. Pero al rebelarse contra Dios al principio de los tiempos perdió su lugar en la casa del padre. Extrañamente, SAMAEL no es mencionado jamás en los textos canónicos, por lo tanto es difícil encontrarlo en los índices doctrinales bíblicos o en las enciclopedias.

No obstante esta particularidad, SAMAEL fue notablemente célebre en los grimorios y libros prohibidos de la Edad Media, y también entre los heterodoxos: talmudistas, apocalípticos, gnósticos, rabinos jasídicos y comentaristas del Tarot y de la Cábala. Todos ellos se han ocupado de SAMAEL, convirtiéndolo en protagonista de acontecimientos tan remotos como fascinantes. Es realmente difícil descifrar si SAMAEL es un ángel o un demonio.

En un pasaje del Talmud, se dice que SAMAEL es de hecho el ángel guardián de Esaú; y que él mismo es un arcángel de Dios. En los MANUSCRITOS DE NAG HAMMADI, fechados en el siglo IV d. C., SAMAEL es el tercer nombre del demiurgo, acompañado por YALDABAOTH y SAKLAS. Tal vez por eso su nombre puede traducirse literalmente como "SEVERIDAD DE DIOS". Fue también una especie de consorte de LILITH, LA MADRE DE LOS VAMPIROS, a quién ayudó en su faena de conservar el amor de Adán convirtiéndose en amante de la insulsa Eva.

Sin la intervención directa de SAMAEL, el drama del Edén, representado en aquel árbol del conocimiento y una manzana apócrifa, nunca hubiese ocurrido. Tras la separación de Adán y Eva, en el mismo instante en que LILITH consolaba ardorosamente al hombre primordial, SAMAEL se acercó a Eva, la madre del género humano; y con ella engendró, nada menos que a Caín, fundador de la estirpe de los condenados.

Otras versiones aseguran que SAMAEL fue el marido de ISER, también conocida como ZEMUNÍN, aquella afable protectora de las cortesanas, a las que ayudaba a salir de su condición siempre que realmente lo desearan. Tal vez una de las aventuras más interesantes atribuidas a SAMAEL es aquella que lo relaciona con el Diluvio universal, tanto en la epopeya original de Gilgamesh como en la réplica que transmite el Génesis. Algunas crónicas sostienen que de hecho consiguió introducirse como polizón en el Arca. Allí mantuvo relaciones clandestinas con una de las piadosas pero ardientes nueras de Noé, transgrediendo la prohibición de fornicar que había establecido el Patriarca para todas las parejas de la nave mientras durase la cólera de Dios.

No solo SAMAEL y aquella nuera de Noé se entregaron al placer; el perro y el cuervo los secundaron, lo que los condenó a ser expulsados del recinto de los elegidos, este eludió hábilmente la condena al abandonar el Arca tal como había ingresado en ella, clandestinamente, afrontando las aguas sin ningún temor, ya que su vida y su cuerpo ocupaban apenas el espacio de una gota de miel.

MARÍA MUJER COTIDIANA

Situar a María en su vida cotidiana a menudo se nos escapa y centramos nuestra mirada en las intervenciones divinas que la sitúan en un plano enormemente cercano al misterio, a veces incluso fundiéndose en Él. Dichos acontecimientos trascienden lo meramente humano y nos hacen, quizá, dejar en un segundo lugar la vida diaria de María; olvidando así, que esa vida de cada día tiene mucho que contarnos y aclararnos de aquella de quien afirmamos que es Madre de Dios y Madre nuestra.

Acercarse a la biografía de María de Nazaret se hace difícil principalmente por la escasa referencia que de ella encontramos en los evangelios, pero sin duda de esos pasajes, contados, pero a la vez ricos en contenido, podríamos deducir sin temor a equivocarnos, la grandeza de una mujer de a pie a quien no todo le vino resuelto por el hecho de haber sido elegida por Dios para que en la plenitud de los tiempos diera acogida en su seno a Jesús.

No tuvo que ser nada fácil abrirse al proyecto de Yahvé en sus años adolescentes, el "hágase" dicho al ángel no es una respuesta idealista propia de sus años, sino una respuesta consciente que se traduce en coherencia a los pocos días en su actitud de servicio con Isabel. Puede decir "Si" a Gabriel porque entiende perfectamente que llevar en sus entrañas al Mesías supone hacer presente el Reino que Él viene a instaurar y que esto no se hace en un único instante sino a lo largo de toda la vida y en todas las situaciones que ésta trae consigo.

San Juan relata otra escena en la que este compromiso con la construcción del Reino se hace patente en un gesto humano y sencillo de María: su sensibilidad femenina ante el apuro de los novios de Caná, "no tienen vino", ¡qué propio de una mujer intuir que algo no va bien en los rostros preocupados de los anfitriones!
María es extraordinaria y a la vez un testimonio cuya proyección resulta para el cristiano un modelo de configuración por su forma de aterrizar en lo habitual y diario.

Es extraordinaria en su disponibilidad y fe absolutas. Sus "Si" firmes y confiados a la voluntad de Dios nos hacen percibir que Ella era una criatura especial, diferente, pensando incluso que pudiera estar hecha de otra pasta distinta a la nuestra. Sin embargo... María es plenamente humana, plenamente mujer, plenamente cotidiana. Es en esta cotidianidad de María donde se va forjando la fuerza interior para radicalizar la opción por Dios en Nazaret, Belén, Caná, Getsemaní o Jerusalén; porque a pesar de la admiración que pueda producir lo grandioso: DIFÍCIL, inmensamente difícil, ES LO PEQUEÑO.

María vive intensamente cada momento, haciendo de él un instante y un lugar privilegiado de encuentro con Dios. Es la fidelidad en los pasos pequeños y constantes del andar cotidiano lo que cristaliza en un "Si" absoluto en las situaciones que exigen una contundencia valiente y generosa.

Sin duda, las grandes obras maestras se realizan a través de numerosas pinceladas, todas ellas de una calidad indiscutible.

Como diría Leonardo Boff: "...Ella es una humilde, pobre y anónima aldeana; pero en Ella también se encuentra el punto de convergencia de los impulsos vitales femeninos... como madre, esposa, hermana y amiga".

Todas estas dimensiones incuestionablemente femeninas y cotidianas constituyen el marco perfecto para que María, sin dejar de ser una mujer como nosotras, sea una colaboradora excepcional y directa con el plan salvífico de Dios. Asume constantemente los acontecimientos del día a día como su historia de salvación personal, en la que lo ordinario y lo extraordinario, lo sencillo y lo complicado, lo grande y lo pequeño; adquiere un sentido decidido de entrega y de comunión con el ser humano y con lo divino.

María vive como nadie al servicio del proyecto de Dios porque es capaz de transformar la rutina en oportunidad para hacer presente el Reino, porque abraza ilusionada el don de la vida para dar, y porque aun habiendo sido elegida por Dios no introduce su vida en un paréntesis al margen del resto de la humanidad, sino que sigue siendo una mujer de a pie, una mujer cotidiana.

HISTORIA DE SAN BALTASAR

San Baltasar, Santo Rey Baltasar o Santo Cambá (siendo kambá: ‘negro, morocho’, en idioma guaraní) es un santo venerado en Argentina, basado en el rey mago Baltasar, perteneciente a la creencia popular. Su culto se practica en la zona del Litoral: Corrientes, Entre Ríos, este del Chaco y Formosa.

Se mantienen prácticas musicales y religiosas de raigambre afromestiza, algunas de las cuales tienen antecedentes en la antigua Cofradía. Este culto se practica de manera paralitúrgica, pues para la Iglesia católica san Baltasar no está canonizado.

A este santo están dedicados los chamamés candombes Cambá cuá (agujero o cueva de negros, en idioma guaraní) y Cambá jeroký (baile de morenos o negros), compuestos por Osvaldo Sosa Cordero, conocedor de la festividad y de la música desarrollada en este evento por haber nacido en Concepción Yaguareté-Corá, y por haber sido asiduo asistidor a bailes afroporteños mientras vivía en Buenos Aires. También destacan las charandas (género musical también conocido como zemba, el nombre antiguo de este género), Charanda negra y "Charanda de la libertad" de Zitto Segovia.

En la ciudad de Concepción Yaguareté-Corá (Corrientes), el día del santo, celebrado el 6 de enero de cada año, se realizan actividades como actos religiosos, ofrendas y entretenimientos musicales. En esta localidad hay varias capillas familiares dedicadas a este santo, las más conocidas y populares son la Capilla Norte (o Capilla Chica) y la Capilla Sur (o Capilla Grande).

En Empedrado (Corrientes), también, cada 6 de enero los devotos y “promeseros” bailan en grupo de parejas, varones y mujeres, jóvenes, niños y ancianos, la danza denominada zemba o charanda. De neto origen afroamericano, es un baile rítmico con canto, que propicia el desarrollo de una coreografía ceremonial específica, en la pista de tierra preparada al efecto y que compromete cada año a una multitud de creyentes que rinden con esta danza su homenaje y devoción al Santo Cambá” (‘santo negro’, en idioma guaraní).

La instrumentación se compone de un tambor (tronco ahuecado) de dos parches de cuero, uno en cada extremo, que es percutido con ambas manos por dos “Tamboreros” que se sientan a horcajadas sobre el tronco-tambor, de 2,5 m de largo por 70 cm de diámetro, que se coloca en forma horizontal sobre el suelo. Lo acompañan: un triángulo metálico, guitarras criollas, acordeón y un coro de voces que entonan el estribillo alusivo al acto, cuyos versos son muy antiguos. En estas dichas ceremonias se rinde culto al Santo Cambá, mediante toques, bailes y danzas de gran influencia africana (charandas o zembas, candombes, etc.).

BARÓN DE BADEN-POWELL

(Robert Stephenson Smyth, primer Barón de Baden-Powell; Londres, 1857 - Nyeri, 1941) General inglés. Baden-Powell destacó particularmente por la heroica defensa que hizo de Mafeking durante 217 días en el transcurso de la Guerra de los Boers (1899-1902), así como por ser el fundador de los Boy Scouts (1907), organización en la que Baden-Powell era a menudo designado con sus inciales, B.P. También ayudó a su hermana, Agnes Baden-Powell, en la gestación de la rama femenina de la organización, las Girl Guides. Educado en el elitista Chaterhouse School de Londres, en el año 1876 ingresó en el ejército británico, en el que formó parte del 13º Regimiento de Húsares en la India. Entre los años 1884 a 1885, Baden-Powell participó en las guerras de Bechuanaland y Sudán, en donde sorprendió gratamente al Estado Mayor por el magnífico uso que hizo de globos aerostáticos para observar los movimientos enemigos.

Desde 1888 a 1895 estuvo destinado sucesivamente en la India, Afganistán, Zululandia y Axanti (actual Costa de Oro). En esta última guerra estuvo al mando de un batallón de indígenas que se destacó por su fiereza en la lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo. Poco antes del estallido de la Guerra de los Boers (1899-1902), Baden-Powell fue enviado a África del Sur, donde desempeñó varios puestos de relevancia que le sirvieron para ascender en el escalafón militar. Sirvió como oficial del Estado Mayor en la campaña de Matabeleland (actual Zimbabwe), y detentó los grados de coronel de Caballería no Regular en Sudáfrica y teniente coronel de la Quinta Guardia de Dragones. En la Guerra de los Boers defendió con valentía y con apenas 1.200 hombres, desde el 12 de octubre de 1899 al 17 de mayo de 1900, la plaza de Mafeking contra un numeroso ejército bóer, hasta que fuerzas inglesas acudieron a levantar el sitio. Como premio a semejante comportamiento, Baden-Powell fue ascendido al grado de general. Entre los años 1900 a 1903, estuvo al frente de la organización y dirección de las fuerzas policiales en la región del Transvaal.

De regreso a Inglaterra, fue nombrado inspector general de Caballería y fundó, en el año 1904, la Cavalry School Metheravon, en Wiltshire. Por méritos de guerra, fue ascendido al grado de general de división y, posteriormente, en 1907, al de teniente general. En 1910, Baden-Powell decidió retirarse del ejército activo para dedicarse por entero a los Boy Scouts, organización juvenil que había creado dos años antes y que pronto se difundió de una manera extraordinaria por el mundo entero. La organización de Baden-Powell se estructuró en base a la confianza sin límites que todos sus miembros tenían que demostrar sobre sí mismos y en un código propio de conducta moral muy próximo al militar. Baden-Powell puso en práctica todos sus conocimientos en el campo de la obtención de información sobre un territorio hostil conseguidos durante sus duras expediciones por África y la India.

En 1920, organizó en Londres la primera reunión mundial de los Boy Scouts, The Boy Scouts Jamboree (Gran Reunión de Exploradores Scouts), en la que fue aclamado por unanimidad presidente mundial de la organización. Durante los 92 años de existencia del movimiento, alrededor de unos 250 millones de personas han pertenecido alguna vez en su vida a los Boy Scouts. Como premio a sus méritos y servicios a la Corona (el último de ellos desempeñado en el departamento de Inteligencia británico durante la Primera Guerra Mundial), en el año 1929 obtuvo la baronía para su apellido, además del reconocimiento y múltiples condecoraciones con las que fue galardonado en diferentes países, entre ellas la Gran Cruz de Alfonso XII (España) y la Gran Cruz Orange-Nassau (Holanda). Nombrado presidente de la Royal Geographic Society, los últimos años de su vida los pasó en Kenia, ya que por motivos de salud tuvo que alejarse del húmedo y frío clima londinense.