PROGRAMA Nº 1198 | 20.11.2024

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EL DÍA EN QUE PORTUGAL Y ESPAÑA SE REPARTIERON EL NUEVO MUNDO

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Allí fue donde el 7 de junio de 1494 las dos grandes potencias de la época, Castilla y Portugal, llegaron a un acuerdo para repartirse las zonas de navegación del océano Atlántico y los territorios del llamado ‘‘Nuevo Mundo‘‘. Las disputas por el control de estos espacios entre las dos grandes potencias marítimas de entonces -Castilla y Portugal- comenzaron de inmediato Así que en marzo de 1494 representantes de Juan II de Portugal y de los Reyes Católicos (Isabel de Castilla y Fernando de Aragón) se reunieron por primera vez en Tordesillas. El objetivo era establecer un acuerdo que delimitara los ámbitos de actuación de cada reino y restableciera la paz entre las dos coronas.

Tordesillas era por aquel entonces una localidad importante de Castilla, un punto estratégico de paso gracias a su puente medieval sobre el río Duero. Las reuniones entre los embajadores de Juan II y de los monarcas españoles se desarrollaron en un magnífico e imponente palacio. De lo que se acordara dependía el futuro de la política atlántica de ambos reinos, por lo que tanto el rey portugués como los reyes castellanos siguieron muy de cerca el desarrollo de las negociaciones. A causa de su enfermedad, Juan II permaneció durante todas las conversaciones en Setúbal, una localidad portuguesa a 50 kilómetros al sur de Lisboa, pero intercambiando constantemente mensajes con sus embajadores.

Mientras tanto los Reyes Católicos siguieron las discusiones, primero desde la vecina localidad de Medina del Campo -a 24 kilómetros- y posteriormente la propia Tordesillas, residiendo en esa villa del 8 de mayo al 8 de junio. Así que cuando los reyes castellanos le preguntaron cómo pensaba que había que solucionar el conflicto entre España y Portugal. El pontífice, que era de origen español y que debía favores a los Reyes Católicos, admitió la propuesta pero, como le parecía excesivamente conveniente a los intereses de Castilla y descaradamente perjudicial a los de Portugal, en la bula que emitió desplazó la línea divisoria 100 leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde.

Cuando los reyes castellanos le preguntaron cómo pensaba que había que solucionar el conflicto entre ambos reinos cristianos, Colón propuso que se trazara una línea divisoria de norte a sur conocida como ‘‘Raya de Colón‘‘, que y según todos los indicios pasaba por Cabo Verde y las Azores En ese punto de la negociación, Juan II aceptó ese meridiano que parte el océano Atlántico de polo a polo. Pero en el proceso de discusiones de Tordesillas los portugueses solicitaron un desplazamiento de la línea divisoria a 370 leguas al oeste de Cabo Verde. Basaban esa petición en su necesidad de poder regresar de San Jorge de Mina -un puerto de dominio portugués ubicado en África, sobre la costa del golfo de Guinea, en el lugar que ocupa actualmente la ciudad de Elmina en Ghana- sin tener que invadir la costa castellana.

La reclamación de Juan II fue aceptada por los monarcas españoles, considerando que estaban concediendo a Portugal agua y nada más que eso. De esa manera, el 7 junio de 1494 las dos partes aceptan dividir el Océano Atlántico con una tercera y definitiva línea, la ‘‘Raya del Tratado de Tordesillas” situada a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Todo lo ubicado al este del meridiano pactado en Tordesillas sería para Portugal, mientras que lo que quedaba al oeste se lo adjudicaba Castilla. Los reyes Isabel y Fernando, así como sus embajadores, se frotaron las manos pensando que habían ganado la partida.

El tratado, dejaba todas las tierras del “Nuevo Mundo” en manos de la corona castellana, mientras que Portugal se tendría que conformar simplemente con agua. Un error gigantesco llamado Brasil, un enorme territorio entonces desconocido y que, al encontrase en extremo este de América, caía de lleno dentro de la zona de dominio portuguesa.

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