domingo, 30 de abril de 2023

La FIGURA de María Magdalena en el CINE: 🎥 una representación REALISTA y sin PREJUICIOS


Rescatando la verdadera figura de una mujer fuerte y luchadora. Una mirada a la mujer detrás del mito religioso. Una representación auténtica de una figura histórica. Una exploración cinematográfica. Una revisión cinematográfica auténtica. Una representación realista y sin prejuicios.

NUESTRA SEÑORA DE LUJAN

La historia comienza en el siglo XVII cuando Antonio Farías Saa, un hacendado portugués afincado en Sumampa (Santiago del Estero), le escribió a un amigo suyo de Brasil para que le enviara una imagen de la Virgen en cuyo honor quería levantar una ermita. El amigo le envió dos, la que le había sido encargada y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Al llegar a Argentina, ambas imágenes fueron colocadas en una carreta y partieron desde Buenos Aires a Santiago del Estero pero al llegar a las proximidades del río Luján la carreta se detuvo por una fuerza misteriosa contra la que no pudieron las dos yuntas de bueyes que la arrastraban. Eso hizo que el boyero decidiera aliviar el peso de la carga.

A pesar del escaso tamaño de la Virgen, en el momento que bajaron el cajoncito que la transportaba, los bueyes insinuaron la posibilidad de reanudar la marcha, por lo que intentaron acomodarla nuevamente entre la carga pero, al subirla, nuevamente la carreta tornó a detenerse. Descendida por segunda vez la imagen, una vez más el vehículo pudo andar. Parecía imposible que el pequeño envoltorio y su mínimo peso impidieran mover la carreta. El boyero entendió entonces que, lo único que podía impedir la continuidad de la marcha, era el deseo de la Virgen de quedarse en ese lugar. Los hombres comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver que la Virgen no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo. La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron el su casa, la noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, y además le dedico a la Virgen un negrito para cuidarla y encargarse de mantener encendida una lámpara al pie del oratorio que, cada vez fue más popular a raíz de los milagros que, según relata Manuel, comenzaron a registrarse.

En este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674. La tradición nos dice que Manuel, realizaba curas milagrosas con el sebo de las velas de la capilla y relataba a los peregrinos los viajes de la Santa Virgen, que salía de noche para dar consuelo a los afligidos. Manuel guardaba de los viajes de la Señora los abrojos se desprendían del vestido de la Virgen. Con los años, don Rosendo falleció y el lugar quedo casi abandonado, pero éste hombre fue siempre fiel y continuó al servicio de la Virgen. Doña Ana Mattos, viuda de Siqueyras era una señora que tenia gran cantidad de tierras a orillas del río Luján, ella quería llevar la imagen a su casa y realizarle una capilla, para ello en el año 1674, habló con el Cura Juan de Oramas, administrador de los bienes de don Rosendo y la colocó en su casa, pero la Santa Virgen desapareció y la encontraron en su antigua ermita (capilla), doña Ana volvió a llevar la imagen a su casa y por segunda vez regresó a la estancia de don Rosendo.

La dama consultó entonces a las autoridades eclesiásticas y civiles, quienes viajaron al lugar y examinaron lo sucedido, esta vez la Virgen fue trasladada en una devota peregrinación y en compañía de Manuel. Desde ese momento la imagen no retornó más a su antigua capilla. Doña Ana donó el terreno para la realización del nuevo templo en el año 1677 lugar en donde actualmente se encuentra la hermosa Basílica de Luján. El clérigo don Pedro de Montalbo estaba muy enfermo y desahuciado, en 1684 viajó a Luján, casi moribundo fue llevado a la capilla. El Negro Manuel le ungió el pecho con el sebo de la lámpara que ardía en el altar y le dio de beber una infusión con abrojos de los que solía desprender del vestido de la Virgen. Don Pedro sano milagrosamente y agradecido se quedo como primer capellán, de lo que es hoy la Basílica de Luján.

EL PROFETA ELÍAS

La historia del profeta Elías está en la Biblia en el Libro Primero de los Reyes capítulos 17 al 21, y en el segundo Libro de los Reyes, capítulos 1 y 2. Reinaba en Israel Acab, un hombre de débil voluntad que se dejaba dominar por su esposa Jezabel, que era pagana y extranjera y deseaba imponer entre el pueblo la religión de los falsos dioses. Esta mujer perversa hizo asesinar a los profetas y sacerdotes del Dios verdadero, de los cuales solamente se salvaron de la muerte unos cien a quienes escondió en cavernas Abdias, el mayordomo del rey, y los alimentó durante la época de máximo peligro. Elías se libró de la muerte huyendo a su tierra natal, al otro lado del Jordán, y yéndose después a una ciudad fenicia, llamada Sarepta.

Pero cuando parecía que ya Jezabel iba a lograr destruir por completo la religión en Israel, entra en escena el gran campeón del a religiosidad, Elías, y empieza el combate total entre las fuerzas del bien y las del mal. Elías aparece de repente en pleno reinado de Acab, para anunciar, que como un castigo por haber abandonado la verdadera religión, vendrá sobre la nación un verano de tres años seguidos. Y en efecto deja de llover durante 36 meses y el hambre y la sed hacen estragos. Por orden de Dios, Elías se retira a vivir a una cueva junto a una fuente de agua. Allá los cuervos le llevan pan por la mañana y carne por la tarde, El profeta viste pobremente: una tosca piel de camello y una correa (así vestirá más tarde Juan Bautista). Cuando la fuente de agua se secó, Dios le ordenó que se fuera a vivir a una ciudad extranjera, llamada Sarepta.

Al llegar a Sarepta se encuentra con una viuda que está recogiendo leña para cocinar. Él le dice: "Por favor, tráeme en un jarro un poco de agua para beber". Mientras ella lo iba a buscar, la llamó y le dijo: "Tráeme también en la mano un pedazo de pan". Pero ella respondió: "¡Por la vida del Señor, tu Dios! No tengo pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a preparar un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos". Elías le dijo: "No temas. Ve a hacer lo que has dicho, pero antes prepárame con eso una pequeña galleta y tráemela; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así habla el Señor, el Dios de Israel: El tarro de harina no se agotará ni el frasco de aceite se vaciará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la superficie del suelo". Ella se fue e hizo lo que le había dicho Elías, y comieron ella, él y su hijo, durante un tiempo. El tarro de harina no se agotó ni se vació el frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por medio de Elías". (1º Reyes 17-10,16).

El primer caso de un resucitado, que se narra en Biblia, sucedió en tiempos del profeta Elías. El hijo de la viuda que lo hospedaba se enfermó gravemente y se murió. La pobre mujer desconsolada le reclamó al profeta el por qué le tenía que suceder a ella tan grande desgracia. Elías se dedicó a rezar con toda fe junto al cadáver del niño y Dios resucitó al muerto. La madre del jovencito, al ver a su hijo vivo otra vez, exclamó: "Ahora sí reconozco que tú eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor está verdaderamente en tu boca". (1º Reyes 17-24)

Elías hizo que el rey Acab reuniera a todo el pueblo de Israel, junto al Monte Carmelo y también a los 450 profetas del falso dios Baal. Y estando todos allí reunidos les hizo este desafío: y dijo: "...Si el Señor es Dios, síganlo; si es Baal, síganlo a él". Pero el pueblo no le respondió ni una palabra. Luego Elías dijo al pueblo: "Como profeta del Señor, he quedado yo solo, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. Traigamos dos novillos; que ellos se elijan uno, que lo despedacen y lo pongan sobre la leña, pero sin prender fuego. Yo haré lo mismo con el otro novillo: lo pondré sobre la leña y tampoco prenderé fuego. Ustedes invocarán el nombre de su dios y yo invocaré el nombre del Señor: el dios que responda enviando fuego, ese es Dios". (1º Reyes 18-21,24).

Y más adelante nos cuenta el relato bíblico: “A la hora en que se ofrece la oblación, el profeta Elías se adelantó y dijo: "¡Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel! Que hoy se sepa que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya hice todas estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que les ha cambiado el corazón". Entonces cayó el fuego del Señor: Abrazó el holocausto, la leña, las piedras y la tierra, y secó el agua de la zanja. Al ver esto, todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y dijo: "¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!". Elías les dijo: "¡Agarren a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno!". Ellos los agarraron: Elías los hizo bajar al torrente Quisón y allí los degolló”. (1º Reyes 18-36,40)

Cuando la malvada reina Jezabel supo que habían acabado con los sacerdotes de su falso dios Baal, dio orden a los guardias que asesinaran a Elías. Al enterarse huyo por el desierto, para salvar su vida, al llegar al Monte Horeb o Sinaí se escondió allí. En ese lugar sintió que Dios se le iba a aparecer. Y llegó un violento huracán, pero allí no iba Dios. Pero de pronto sucedió un espantoso terremoto, pero ahí no estaba Dios, de inmediato vino un fuego devorador, y allí tampoco llegaba Dios, luego en seguida sintió una suave brisa, y ahí sí venía Dios. Y el Señor mandó a Elías que volviera otra vez a Israel y que consagrara a Eliseo como su sucesor, y a Jehú como nuevo rey. Y desde aquella aparición, aprendió a no ser violento (como el huracán) ni duro (como el terremoto) ni voraz (como el fuego) sino suave y amable (como la brisa).

El profeta nombró como su sucesor a Eliseo y fue avisado por Dios de que iba a ser llevado al cielo. En compañía de Eliseo llegó al río Jordán y lo tocó con su manto, y el río se abrió en dos y pasaron al otro lado sin mojarse los pies, luego Elías dijo a Eliseo: "Pide lo que quieres que haga por antes de que sea separado de tu lado". Eliseo respondió: "¡Ah, si pudiera recibir las dos terceras partes de tu espíritu!". "¡No es nada fácil lo que pides!, dijo Elías; si me ves cuando yo sea separado de tu lado, lo obtendrás; de lo contrario, no será así". Y mientras iban conversando por el camino, un carro de fuego, con caballos también de fuego, los separó a uno del otro, y Elías subió al cielo en el torbellino.

Al ver esto, Eliseo gritó: "¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!". Y cuando no lo vio más, tomó sus vestiduras y las rasgó en dos pedazos. Luego recogió el manto que se le había caído a Elías de encima, se volvió y se detuvo al borde del Jordán. Después, con el manto que se le había caído a Elías, golpeó las aguas, pero estas no se dividieron. Entonces dijo: "¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?". El golpeó otra vez las aguas; estas se dividieron hacia uno y otro lado, y Eliseo cruzó. El grupo de profetas de Jericó, que lo habían visto de enfrente, dijeron: "¡El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo!". (2º Reyes 1-9,15)

LA LEYENDA DE LA LAGUNA DE MELINCUÉ

Cuenta la leyenda que sobre la laguna vivían, en la Toldería Mayor, el Gran Cacique Melín, junto con su mujer Nube Azul y su hijo Cué. Que los tres se amaban por sobre todas las cosas. Y que ella defendía y cuidaba a su hombre del cual estaba perdidamente enamorada. Tanto lo amaba Nube Azul, que cuando él salía de excursiones, ella no hablaba con nadie hasta que regresara. Y que durante todo ese tiempo, sus ojos derramaban lágrimas que, ella decía, sólo eran de dolor y de amor. En una de las excursiones realizadas por el ejército, un grupo de indios Ranqueles, liderados por el cacique Melín, fue emboscado a la orilla de la gran laguna y aniquilado.

A la matanza sólo sobrevivió su esposa. Ella huyó en su caballo, un tordillo brioso e inteligente que la llevó mal herida hasta una de las islas de la laguna. Ahí la mujer, aterida de dolor y furiosa por la muerte de su hombre y de Cué, el hijo de ambos, maldijo a los blancos antes de morir. En su agonía, y llamando al lugar Melincué, por su hombre y su hijo, le deseó al pueblo que las aguas de la laguna crecieran y, que de a poco, fueran tapando con sus olas todo el lugar. Y el agua creció, creció tanto que anegó campos y llegó al pueblo. Se apoderó de él durante varios años, haciendo que sus moradores vivieran en un continuo estado de alerta.

El éjido quedó bajo las aguas, y miles de hectáreas quedaron estériles. Pues la altura de la laguna, ya transformada en lago, las fue anegando pausada pero efectivamente. Los moradores más antiguos aseguran que, en noches de lluvia, el espíritu de la india sopla y sopla para que el agua llegue al pueblo. Y dicen también que hasta que no haya un acto de desagravio por tamaña matanza, su espíritu lleno de furia, dolor y amor por su familia y su pueblo seguirá rondando, y los males no cesarán de llegar sobre la población y el espejo de agua.

Fuente:

www.airedesantafe.com.ar

¿POR QUÉ SON 7 LOS GRANADEROS QUE CUSTODIAN EL MAUSOLEO DEL GENERAL SAN MARTÍN?

En 1826 regresaban a Buenos Aires los últimos 76 granaderos de la cruzada independentista. No los recibieron con loas ni nada. Volvían andrajosos, enfermos, tras 10 años de no ver a su familia ni su terruño. Los repartieron en diferentes reparticiones del ejército así nomás, como si fueran comunes soldados.

Rivadavia días después de la llegada de éstos, decide disolver el cuerpo de granaderos. 54 años más tarde, el 28 de mayo de 1880, llega al puerto de Bs. As. El vapor Villarino, traía los restos del Gral. San Martín a su morada final. Por entonces, tantas décadas después, solo quedaban SIETE GRANADEROS vivos. Y sin ponerse de acuerdo, se visten con sus andrajosos uniformes, guardados con cariño y respeto.

Marcharon a caballo a recibir a San Martín. Lo acompañaron hasta su tumba y se quedaron, en guardia, toda la noche. Don José había vuelto a la Patria. Todos lo vieron, todos supieron que eran Esos granaderos. Al alba, dejaron su guardia y no los volvieron a ver. Jamás supieron los nombres, jamás se los preguntaron.

Años después, Roca, firma el decreto que crea al regimiento de Granaderos, con base al mejor de caballería. Usando de parada, el uniforme diseñado por San Martín. Pero Fue Figueroa Alcorta quien los nombra a los granaderos como escolta presidencial y, desde entonces, todas las mañanas, marchan 7 granaderos, desde casa rosada hasta la catedral.

Siete granaderos, turnándose al cabo del día, en la guardia, para custodiar a Don José. Por eso son siete, y no un número mayor o par. Por los siete anónimos que lo escoltaron y cuidaron en su primera noche.

Fuente:

EN LOS TIEMPOS DE LA ESVÁSTICA

RAINER ZITELMANN –nombre que parece sugerir un origen judío- es un autor que pese a su juventud, goza de una sólida reputación académica. Nació en 1957, es decir, doce años después de la muerte del personaje al que ha dedicado sus investigaciones desde que se licenció en Historia. Su ensayo, HITLER, es uno de los primeros frutos del trabajo de una generación libre de recuerdos y de los subsiguientes condicionamientos personales. Altamente recomendable para el lector que busque objetividad. El objetivo de las disposiciones económicas antisemitas era obligar a los judíos a abandonar Alemania. Para este propósito se aunaron los esfuerzos tanto de los nacionalsocialistas como de los sionistas. Ya en 1933 se había iniciado una colaboración entre los organismos oficiales alemanes (GESTAPO incluida) y los hebreos, con el fin de favorecer la emigración fuera de Alemania de la población judía. En efecto, en los cinco años comprendidos entre 1933 y 1937, abandonaron Alemania unos 130.000 judíos, de los cuales 38.400 hallaron refugio en la nueva patria palestina.

Aquí tenemos una prueba de la manipulación de la verdad, practicada durante casi medio siglo. Al ofrecernos esta noticia de una colaboración entre nazis y sionistas (los unos tratando de librarse de los judíos, los otros interesados en su expulsión para dar forma al sueño del nuevo Israel en un territorio que llevaba siglos siendo árabe), ZITELMANN no nos revela el resultado de descubrimientos en archivos secretos: la colaboración entre la esvástica y la estrella de David se realizó a la luz del día y hasta los periódicos de la época hablaron de ella. Nosotros, que no pudimos leer esos periódicos, no hemos sabido nada porque los historiadores siempre han ocultado ese embarazoso tema. Prosigue el joven historiador: “El que el número de emigrados judíos no haya sido superior se debió, por una parte, a la aplicación cada vez más restrictiva que realizaban numerosas naciones de las disposiciones referidas a las migraciones judías; y, por otra parte, a la actitud de numerosos judíos alemanes, que siguieron haciéndose ilusiones sobre el régimen nazi hasta los últimos meses de 1937. Un ejemplo de ello es “la llamada a los judíos de Alemania” lanzada a finales de diciembre de 1937 por la Delegación Nacional de los Judíos Alemanes, en la que se invitaba a la población judía a “no dejarse llevar por injustificados sentimientos de pánico”.

El antisemitismo nazi no se topó con una oleada de solidaridad nacional, por el contrario, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia –países con mayores comunidades hebreas- cerraron las puertas en las narices a los israelitas que salían de Alemania. ¿Fue éste otro de los efectos de la política del poderoso movimiento sionista, que pretendía oponer a toda costa el mayor número de judíos a los árabes de Palestina, obligando a cerrar cualquier otra vía a los exiliados? Para responder a esta pregunta conviene no olvidar los tratados de posguerra (secretos) entre Israel y la Unión Soviética, para sacar a los judíos de las fronteras soviéticas y desviarlos directamente y sin escalas a Tel-Aviv. La noticia de la perseverante ilusión de los judíos alemanes acerca de las intenciones del nazismo puede ser útil en el momento de valorar la airada polémica contra la Iglesia católica por el acuerdo alcanzado con Hitler –Concordato- en julio de 1933, ¡Cuatro años y medio antes de que los propios judíos alemanes juzgaran, injustificado, el alarmismo excesivo! Pero el 21 de marzo de aquel 1937, en las 11.500 parroquias católicas del Reich se leyó la MIT BRENNENDER SORGE (en español, CON ARDIENTE INQUIETUD) es una encíclica del papa Pío XI sobre la situación de la Iglesia en la Alemania nazi, publicada el 14 de marzo de 1937. A diferencia de otras encíclicas llamadas por las primeras palabras en latín, esta recibe el nombre de las primeras palabras en la lengua en que fue originalmente publicada, el alemán.

En la encíclica el Papa advirtió, dos años antes de la Segunda Guerra Mundial: «Todo el que tome la raza, o el pueblo, o el Estado, o una forma determinada del Estado, o los representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de la sociedad humana [...] y los divinice con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado e impuesto por Dios», en una clara señal de crítica hacia los aspectos pseudo religiosos y las teorías raciales del régimen nacionalsocialista alemán. Al día siguiente el VÖLKISCHER BEOBACHTER, órgano oficial del Partido Nazi, publicó una primera réplica a la encíclica, pero sorprendentemente fue también la última. El ministro alemán de propaganda, JOSEPH GOEBBELS, con el control total de prensa y radio que ya tenía por esas fechas, decidió que lo más conveniente para el régimen era ignorar completamente la encíclica.

JOSEPH GOEBBELS anotó en su diario: “Ahora, los curas tendrán que aprender a conocer nuestra dureza, nuestro rigor y nuestra inflexibilidad”

Lo comentado fue extracto del
Libro Leyendas Negras de la Iglesia, 
de Vittorio Messori, 14º Edición.

EL MAYO FRANCÉS

Se conoce como Mayo Francés o Mayo del 68 la cadena de protestas que se llevaron a cabo en Francia y, especialmente, en París durante los meses de mayo y junio de 1968. Esta serie de protestas fue iniciada por grupos estudiantiles de izquierdas contrarios a la sociedad de consumo, a los que posteriormente se unieron grupos de obreros industriales y, finalmente y de forma menos entusiasta, los sindicatos y el Partido Comunista Francés. Como resultado, tuvo lugar la mayor revuelta estudiantil y la mayor huelga general de la historia de Francia, y posiblemente de Europa Occidental, secundada por más de 9 millones de trabajadores. Estuvo vinculado con el movimiento hippie que se extendía entonces. La magnitud de las protestas no había sido prevista por el gobierno francés, y puso contra las cuerdas al gobierno de Charles de Gaulle, que llegó a temer una insurrección de carácter revolucionario tras la extensión de la huelga general. Sin embargo, la mayor parte de los sectores participantes en la protesta no llegaron a plantearse la toma del poder ni la insurrección abierta contra el Estado, y ni tan siquiera el Partido Comunista Francés llegó a considerar seriamente esa salida. El grueso de las protestas finalizó cuando De Gaulle anunció las elecciones anticipadas que tuvieron lugar el 23 y 30 de junio.

Los sucesos de mayo y junio en Francia se encuadran dentro de una ola de protestas protagonizadas, principalmente, por sectores politizados de la juventud que recorrió el mundo durante 1968. Estos sucesos se extendieron por la República Federal Alemana, Suiza, España, México, Argentina, Uruguay, Estados Unidos y Checoslovaquia. La crisis de mayo de 68 en Francia surge al término de una década de prosperidad económica sin precedentes. Sin embargo, desde hacía un año se manifestaban los primeros síntomas serios de un grave deterioro de la situación económica. El número de desempleados aumentaba de forma notoria, y al empezar 1968 ya eran 500.000. La juventud se veía particularmente afectada, y las circunstancias habían llevado el gobierno a crear en 1967 la ANPE (Agence nationale pour l'emploi). La crisis industrial amenazaba ya a muchos sectores, y la larga huelga de los mineros de 1963 había sido muestra del profundo malestar de la minería francesa ante un declive imparable. En las afueras de las grandes urbes, unas extensas barriadas de chabolas, los bidonvilles, se habían extendido desde mediados de los años 1950. El más poblado, el de Nanterre, alcanzaba los 14.000 habitantes en 1965 y se encontraba justo enfrente de la universidad donde iban a surgir los primeros movimientos contestatarios estudiantiles. Internacionalmente, la década de los 60 vivió una serie de cambios a nivel mundial que llevaron al cuestionamiento del sistema de dominación europeo y, sobre todo, estadounidense sobre los territorios coloniales o recientemente independizados de África, Asia y América Latina.

El triunfo de la Revolución Cubana y el auge de movimientos izquierdistas en Latinoamérica, y especialmente la guerra de Vietnam generaron un amplio movimiento de solidaridad en gran parte de Europa y de los propios Estados Unidos que canalizó la oposición al imperialismo. Los años 60 en Francia - al igual que en el resto de occidente - fueron una época de acelerados cambios culturales. La época estaba caracterizada por la aceleración del éxodo rural y el surgimiento de la sociedad de consumo, cada vez más influida por los medios masivos de comunicación (mass media) que generalizaban la cultura de masas. Es además en los años 60 cuando los jóvenes se convierten en una categoría socio-cultural logrando su reconocimiento como un actor social que establece procesos de adscripción y diferenciación entre sus opciones y las de los adultos. Estos procesos se desarrollan a través de las subculturas juveniles nacidas a partir de finales de los años 1950, dentro de movimientos contraculturales como la cultura underground y los movimientos beatnik e hippie. Esta juventud tenía sus propios ídolos musicales como los Beatles, Rolling Stones, cantautores como Bob Dylan y Léo Ferré, etc. Muchos de estos movimientos cuestionaron y criticaron el estilo de vida plástico ofrecido por el mercado de consumo y la organización capitalista de la posguerra.

El punto de inflexión del movimiento se da en la noche del 10 de mayo, conocida como "La Noche de las Barricadas". Decenas de miles de estudiantes acuden a las barricadas del Barrio Latino. Las negociaciones iniciadas con el rectorado de la Sorbona fracasan, al tiempo que las autoridades siguen sin aceptar la liberación de los detenidos. La policía disuelve las barricadas por la fuerza, produciéndose los más duros enfrentamientos de todo el mes de mayo con cientos de heridos. Al día siguiente, carros blindados se desplegaron por la capital francesa. Ante los sucesos de los días anteriores se convocaría una huelga general para el lunes 13 de mayo. La manifestación de ese día congregó a 200.000 personas, mientras 9 millones de trabajadores en toda Francia seguían la convocatoria de huelga. Tras la misma, grupos de estudiantes marcharon a la Sorbona, que había reabierto sus puertas tras la llegada del primer ministro Georges Pompidou de un viaje por Asia Central, ocupándola. La toma de la Sorbona estará dirigida por un Comité de Ocupación que dotará a la Universidad de una serie de servicios básicos para los estudiantes alzados (enfermería, comedores e incluso guardería). Al día siguiente los trabajadores de Sud Aviation en Nantes y los de Renault en Cleon, Flins, Le Mans y Boulogne Billancourt ocuparon sus fábricas.

Poco a poco la huelga se extiende, paralizando la mayor parte de la Francia industrial. Ante esta situación, el gabinete de Pompidou acepta, el 25 de mayo, el abrir negociaciones con los representantes de los obreros en huelga. Estas negociaciones se plantean a tres bandas: patronos, sindicatos y gobierno. Las negociaciones concluyen el 27 de mayo con los Acuerdos de Grenelle, en los que se recoge un incremento del 35% en el salario mínimo industrial y del 12% de media para todos los trabajadores. Sin embargo, la mayor parte de los trabajadores en huelga rechazan el acuerdo. Al día siguiente François Mitterrand, en rueda de prensa, pide al gobierno de De Gaulle su dimisión, afirmando que desde el 3 de mayo no había Estado, y se postula como candidato a la presidencia. El 12 de junio, De Gaulle decreta la disolución e ilegalización de los grupos de extrema izquierda y prohíbe las manifestaciones callejeras durante dieciocho meses. En total una decena de colectivos izquierdistas son ilegalizados, sus publicaciones prohibidas y varios de sus líderes arrestados. El día 15 Raymond Marcellin, Ministro de Interior desde el 31 de mayo, amnistió a 50 militantes presos de la OAS condenados por asesinato, entre los que se encontraban generales de la extrema derecha como Raoul Salan (que habían conspirado para derrocar a De Gaulle) con el objetivo de crear grupos de acción ciudadana contra los "elementos incontrolables".

Durante un violento mes de junio, la totalidad de los centros de trabajo vuelven a la normalidad, bien por acuerdos de los trabajadores, bien por la intervención policial. Tras las elecciones de junio, el gobierno francés reconoció la necesidad de emprender una política de reformas profundas para hacer frente al malestar social existente en el país. En abril de 1969 se celebró un referendum sobre el proyecto de regionalización (una de las principales reivindicaciones políticas de aquellos momentos era una mayor descentralización del Estado) y la reforma del Senado, que De Gaulle planteó como un plebiscito sobre su gestión al anunciar que abandonaría la presidencia si no triunfaba el SÍ. Sin embargo, los franceses votaron mayoritariamente por el NO, provocando la retirada de De Gaulle de la escena política. Estos resultados mostraron que De Gaulle y su generación no eran, para la población francesa, los que podían llevar a cabo la reforma social y política que necesitaba el país. La derrota gaullista marca el inicio del fin de la generación de líderes políticos que habían dirigido Europa Occidental desde el fin de la II Guerra Mundial, al tiempo que enterraba el modelo de liderazgo personalista que hasta el momento había marcado la Quinta República francesa.

LOS ANUNNAKI

Los Anunnaki (antigua transcripción acadia por el sumerio Anunna) son un grupo de deidades sumerias y acadias que son identificados en los textos como los Anunna y con los Igigi, los dioses menores. Originalmente pertenecían al panteón de la ciudad de Nippur. Se mencionan también en Lagash y en Eridú. En esta última ciudad los Anunna eran cincuenta. Según la mitología mesopotámica, los Anunna eran, inicialmente, los dioses más poderosos y vivían con Anu en el cielo. Posteriormente, sin que se haya establecido un motivo claro de este cambio, fueron los Igigi los considerados como dioses celestes mientras el término Anunna se empleaba para designar a los dioses del Inframundo, especialmente a siete dioses que hacían la función de jueces en el Inframundo.

En el mito de Atrahasis se afirma que, antes de la creación del hombre, los dioses tenían que trabajar para vivir. Entonces, los Anunna lograron que una categoría de dioses inferiores, los Igigi, trabajaran para ellos, hasta que se rebelaron y rehusaron continuar trabajando. Entonces Enki creó a la humanidad para que esta asumiera la responsabilidad de realizar las tareas que los dioses menores habían abandonado y a través del culto suministrarían el alimento a los dioses. En el poema Enûma Elish, fue Marduk quien creó la humanidad y después dividió a los Anunna entre el cielo y la tierra y les asignó tareas. A continuación, los Anunna, agradecidos a Marduk, fundaron Babilonia y edificaron un templo en su honor, llamado Esagila. En el Poema de Gilgamesh, la morada secreta de los Anunna estaba en el Bosque de los Cedros. En la versión sumeria del Viaje de Inanna a los Infiernos, los Anunna ejercen una labor de jueces del Inframundo y condenan a muerte a la diosa Inanna en su enfrentamiento contra su hermana Ereshkigal.

La reinvención del término de los Anunna a través de su forma acadia, Anunnaki, surgió en 1964, tras la publicación del libro Mesopotamia antigua: retrato de una civilización muerta, del asiriólogo Adolph Leo Oppenheim, quién popularizó este concepto que fue tomado por distintos blogs y personajes del mundo esotérico y de pseudociencias de Internet. El azerbaiyano Zecharia Sitchin publicó una decena de libros conocidos como Crónicas de la Tierra a partir de los años 1970. En ellos, supuestamente quedaban traducidas tablas sumerias de escritura cuneiforme y textos bíblicos en su escritura original. En el libro El 12º planeta narra la llegada de los Anunnaki a la Tierra procedentes de un supuesto planeta llamado Nibiru hace unos 450 000 años: seres altos de unos 3 metros de altura de piel blanca, cabellos largos y barba, quienes se habrían asentado en Mesopotamia y que, por ingeniería genética, aceleraron la evolución del Neanderthal a Homo Sapiens aportando su propia genética, por la necesidad de tener trabajadores esclavos.

Según los escritos de Sitchin, la tecnología y poder de los Anunnaki aún no habría sido superada, planteando que podían efectuar viajes espaciales y manejar la ingeniería genética hace 450 000 años, y que habrían dejado sus rastros en toda la Tierra con tecnología aún desconocida, por ejemplo, en la construcción de pirámides (egipcias, mayas, aztecas y chinas), en el círculo megalítico de Stonehenge, en el "puerto espacial de Baalbeck", en las líneas de Nazca y en Machu Pichu. Las suposiciones de Sitchin han sido descartadas por científicos, historiadores y arqueólogos, que están en desacuerdo con su "traducción" de textos antiguos y su comprensión errónea de la física.

domingo, 23 de abril de 2023

CONCILIO DE NICEA

Fue convocado por el emperador romano Constantino I, quien acababa de imponer su dominio sobre la totalidad del Imperio Romano después de vencer a Licinio. Previamente, Constantino ya había dado muestras de sus simpatías por el Cristianismo al dictar el Edicto de Milán del año 313, que daba a los cristianos libertad para reunirse y practicar su culto sin miedo a sufrir persecuciones. No obstante, el emperador era consciente de las numerosas divisiones que existían en el seno del Cristianismo, por lo que, siguiendo la recomendación de un sínodo dirigido por Osio de Córdoba en ese mismo año, decidió convocar un concilio ecuménico de obispos en la ciudad de Nicea, donde se encontraba el palacio imperial de verano. El propósito de este concilio debía ser establecer la paz religiosa y construir la unidad de la Iglesia cristiana.

En aquellos momentos, la cuestión principal que dividía a los cristianos era la denominada controversia arriana, es decir, el debate sobre la naturaleza divina de Jesús. Un sector de los cristianos, liderado por el obispo de Alejandría, Alejandro, y su discípulo y sucesor Atanasio, defendía que Jesús tenía una doble naturaleza, humana y divina, y que por tanto Cristo era verdadero Dios y verdadero Hombre; en cambio, otro sector liderado por el presbítero Arrio y por el obispo Eusebio de Nicomedia, afirmaba que Cristo había sido la primera creación de Dios antes del inicio de los tiempos, pero que, habiendo sido creado, no era Dios mismo.

Aunque todos los obispos cristianos del Imperio fueron formalmente convocados a reunirse en Nicea, en realidad asistieron alrededor de 300 (según san Atanasio), o quizá un número ligeramente inferior. La mayoría de los obispos eran orientales, si bien participaron también dos representantes del Papa Silvestre. El concilio fue presidido por Osio de Córdoba. También estuvo presente Arrio y algunos pocos defensores de sus posiciones teológicas. La posición contraria a Arrio fue defendida, entre otros, por Alejandro de Alejandría y su joven colaborador, Atanasio.

Frente a la herejía de Arrio, que negaba la verdadera divinidad de Jesucristo, el Concilio de Nicea (325) fijó la ortodoxia cristiana al definir que el Hijo es “consustancial” con el Padre. Una palabra no bíblica, “consustancial”, es introducida en el Credo para defender, con términos nuevos, la peculiaridad de la fe cristiana, profesada desde los orígenes: Jesucristo es el Hijo encarnado, de la misma sustancia que el Padre, unido esencialmente al Padre. No es una criatura, ni una especie de ser intermedio entre Dios y los seres creados, sino “Dios de Dios y Luz de Luz”. Sólo si Jesucristo es verdadero Dios, nosotros estamos salvados.

El Concilio de Nicea tiene lugar en un momento particularmente significativo, por cuanto estaba cuajando la instauración de un sistema de Iglesia imperial. Un teólogo notable como Eusebio de Cesárea se sentía fascinado por la idea de la convergencia, en los planes de Dios, entre el Cristianismo y el Imperio. La Providencia había guiado los destinos de la historia para hacer coincidir la aparición del Mesías con la paz imperial; la monarquía celeste con la monarquía romana.

El emperador Constantino personificaba, a los ojos de Eusebio, esa feliz coincidencia. Su papel no era meramente político, sino también religioso. Hará falta esperar el genio de San Agustín para que se plantee la adecuada distancia entre la Ciudad terrena y la Ciudad de Dios. En la “Vita Constantini”, Eusebio de Cesárea exagera el papel desempeñado por el Emperador en los concilios y, en concreto, en el Concilio de Nicea. Al emperador le atribuye la tarea de abrir los debates, reconciliar a los adversarios, convencer a unos y doblegar a otros, instando a todos a la concordia. Constantino, según la imagen que de él nos da Eusebio, parece imponerse, incluso en cuestiones doctrinales, sobre los obispos reunidos en el Concilio.

¿Es real esta visión? ¿Puede sostenerse, con argumentos, la idea de que Constantino manipuló el Concilio de Nicea, imponiendo a todos los Obispos, con la finalidad de garantizar la unidad religiosa del Imperio? La realidad se distancia de esta imagen trazada por Eusebio. Es verdad que el Emperador defendió la relación entre la Iglesia y el Imperio; entre el bien del Estado y el bien de la Iglesia, pero su participación en el Concilio de Nicea, aunque destacada, fue mucho menos importante de lo que Eusebio de Cesárea nos quiere hacer creer.

Constantino convocó el Concilio de Nicea con la finalidad de fomentar la unidad y eliminar la herejía. Se sintió obligado a velar por las resoluciones dogmáticas y disciplinares, pero jamás aspiró a suplantar a los Obispos. La intervención imperial la entendía como meramente subsidiaria, puesto que la norma última en cuestiones doctrinales había de ser, como de hecho fue, las tradiciones y los cánones eclesiales y la asistencia del Espíritu Santo a los Obispos. Únicamente si los Obispos no conseguían hacer cumplir las decisiones conciliares, el Emperador estaba dispuesto a intervenir para aplicarlas; jamás para imponerlas él mismo.

Constantino no reclama para sí una supremacía sobre el concilio en cuestiones de fe; prerrogativa que, junto a otras, sí está dispuesto a reconocerle Eusebio, quien convierte al emperador en algo más que un guardián de la Iglesia, viendo en él la cúspide religiosa suprema del mundo visible. Más allá de visiones precipitadas, bien sean polémicas o apologéticas, el estudio serio de las fuentes se presenta, también en este caso, como el único recurso para reconstruir, de modo fiable, el pasado.

LA RESURRECCIÓN EN EL ISLAM

La creencia en, "El día de Resurrección", yawm al-Qiyāmah (también conocido como yawm ad-dīn,"El día del juicio final" y as-sā`a, "La última hora") es también crucial para los musulmanes. El Corán acentúa la resurrección corporal, una rotura del entendimiento preislámico de muerte. Esto declara que la resurrección será seguida de la reunión de toda la humanidad, culminando en su juicio por Dios.

El Corán hace referencia a varios pecados que pueden condenar a una persona al Jahanam (como la incredulidad, la usura y la falta de honradez). Los musulmanes ven el paraíso, Janah, como un lugar de alegría y dicha, con referencias del Corán que describen sus rasgos y los placeres físicos de dicho lugar.

Hay también referencias a una aceptación de mayor júbilo por Dios. Tradiciones místicas en el Islam colocan estos placeres divinos en el contexto de una conciencia extática de Dios.

El difunto, entre la muerte y la resurrección, vive una etapa, una suerte de vida pasajera que el Corán denomina «la vida de intervalo», loarzajiyya. El Corán habla de ella brevemente.

«Cuando la muerte llega a uno de los impíos, éste exclama: "¡Señor mío! ¡Devuélveme a la vida! ¡Tal vez sea capaz de hacer una obra piadosa entre las cosas que desatendí!". No, lo que dice son meras palabras; detrás de los hombres hay una barrera (barzají) hasta el día en que sean resucitados» (Corán 23,101-102).

En otras palabras, los muertos oyen y sienten incluso lo que pasa entre los vivos; sus sentidos son más finos que los de éstos últimos.

La vida barzajiyya -llamémosla «vida de la tumba»-comienza, como ya hemos visto, con el interrogatorio de los dos ángeles. El diálogo entre el muerto y los ángeles se inspira en un versículo del Corán (el 32 de la azora 14): «Dios fortalece a aquéllos que creen con palabra firme en la vida de este mundo y en la vida futura...».

Existe igualmente otra escena en un hadiz del profeta que describe la vida de la tumba: «La tumba puede ser un jardín del paraíso o bien un hoyo del infierno». Ornar, el segundo califa, se llegó un día al cementerio de Qalib y gritó con fuerza: «¿Os habéis encontrado con lo que os había prometido vuestro Señor?» Uno de los acompañantes le pregunta: «¿Gritas a los muertos?». Él le contestó: «Vosotros no me oís mejor que ellos» (según Bujari 1370).

Paradójicamente, el profeta describe las más de las veces los tormentos de la tumba y no su lado paradisíaco.

«El profeta se puso en pie para pronunciar un discurso sobre la prueba por la que pasa el muerto en la tumba, y los musulmanes que lo escuchaban se pusieron a armar un gran ruido (debido a su miedo)» (según Bujari 1373).

Nos sería imposible dar cuenta aquí de todos los de­talles con que se describen los tormentos de la tumba. Sería recuperar un inmenso folclore.

Después viene la resurrección. La llamada a la resurrección comienza con un sonido de trompeta. «Se toca la trompeta: ¡Éste es el día de la amenaza!» (Corán 50,19).

A partir de esta llamada a la resurrección, los infieles se sentirán muy mal. Ellos preferirán proseguir su vida de tum­ba, pues saben lo que les espera cuando llegue su juicio final.

«Se toca la trompeta, y de sus tumbas salen corriendo hacia su Señor. Entonces dirán: "¡Ay de nosotros! ¿Quién nos ha arrancado de nuestros lechos? ¡Esto es lo que el Clemente había prometido! ¡Los profetas estaban en lo cier­to!"» (Corán 36, 51-52).

Según el Corán, la Sunna y todo el patrimonio del Islam, los musulmanes creen que Dios resucitará a todos los que han muerto desde la creación hasta el final de los tiempos.

LA BATALLA DEL MAR DEL CORAL

En Abril de 1942 era un gran mes para los sueños expansionistas del Imperio Japonés. El Mikado controlaba en el continente parte de China, Corea, Indochina, Indonesia, Malasia, Singapur y Birmania; en Oceanía disponía de las Filipinas, las Islas Marshall, Islas Gilbert, Islas Palau, Islas Marianas, Wake, Nueva Bretaña, Islas Salomón y había comenzado la invasión de Nueva Guinea. Su siguiente objetivo era un sueño que Japón perseguía desde hacía décadas: Clavar la bandera del Sol Naciente en Australia. Pero para ello era necesario despejar los arrecifes y el Mar del Coral. “Operación MO” fue el nombre con que los japoneses denominaron a la campaña del Mar del Coral. El plan básicamente era seguir consolidando posiciones en Nueva Guinea y Rabaul, para luego avanzar sobre Nueva Caledonia, las Islas Fidji y Samoa, y por último asegurar el cerco naval sobre Australia ocupando Tulagi y las Islas Salomón Meridionales. Durante ese trayecto supuestamente los portaaviones estadounidenses tendrían que hacer aparición y los japoneses tendrían oportunidad de destruirlos.

La Flota Imperial Japonesa estaba compuesta para la operación por tres portaaviones, los pesados Shokaku y Zuikaku, y el ligero y ya anticuado Shoho. Les acompañaban seis cruceros, siete destructores y el petrolero de abastecimiento Toho Maru. Un total de 23 navíos disponía el contraalmirante Chuichi Hara al mando de todos estos, ayudado por el vicealmirante Takeo Takagi de la 5ª División de Portaaviones con el Shokaku y Zuikaku, más el Grupo de Escolta del almirante Arimoto Goto con el Shoho y la Fuerza de Submarinos del capitán Noburu Ishizaki. Dos batallas distintas tenían en mente los japoneses una vez que se lanzaran al Mar del Coral. En un principio la misión de la flota era desembarcar a un contingente en Port Moresby, capital de Nueva Guinea para completar el asedio sobre la isla y otra sección ocupar Tulagi más los archipiélagos cercanos. Mientras se hacía eso, los japoneses esperaban atraer a la flota americana, si fuese posible con portaaviones, para hundirlos. Por eso mismo la Marina Imperial Japonesa tenía al inicio de la Operación MO un total de 53 barcos, los cuales se irían reduciendo para invadir sus respectivos objetivos mientras los restantes se preparaban para hacer frente al enemigo. Un plan perfecto.

Si Japón conseguía la victoria en la batalla, Australia quedaría aislada de Estados Unidos y Europa, con lo cual no tendría más remedio que pedir la paz, lo que daría a la larga el triunfo al Eje. Por una suerte casual del destino, el 17 de Abril de 1942 los servicios secretos estadounidenses habían conseguido descifrar el código japonés “Púrpura (Purpple)” y averiguar todo los movimientos y planes nipones que tenían proyectados sobre el Mar del Coral. Como no cabía esperar, se avisó inmediatamente a la persona más idónea en el Pacífico, Nimitz. A pesar de conocer los planes del enemigo, la situación de los Aliados no era muy propicia para llevar una incursión en el Mar del Coral. Australia para empezar carecía de aviación. Los portaaviones americanos USS Hornet y USS Enterprise regresaban de una incursión sobre Tokyo y el portaaviones USS Saratoga se encontraba en reparaciones. Comprendiendo las escasas fuerzas navales de las que disponía, Nimitz ordenó a otras escuadras mucho más lejanas en diversos frentes del Pacífico que viniesen, arriesgándose de ese modo a que llegara la flota japonesa antes que ellos. De Pearl Harbor salió la Task Force 11 con el portaaviones USS Lexington, dos cruceros pesados y cinco destructores; al mismo tiempo en el Mar del Coral se reunía a la Task Force 17 con el portaaviones USS Yorktown, tres cruceros pesados, seis destructores y un buque cisterna.

Al amanecer del 8 de Mayo de 1942 los aviones de reconocimientos norteamericanos y japoneses despegaron de sus respectivos portaaviones casi simultáneamente para localizarse unos con otros. A las 8:15 horas de la mañana el reconocimiento estadounidense informó de que los portaaviones japoneses se hallaban a 175 millas al Oeste de la Task Force 17. Un poco después el reconocimiento nipón también informó a los suyos de la posición de los norteamericanos. Ambos bandos se había encontrado mutuamente. Entre las 9:00 y 9:25 horas, despegaron del USS Yorktown 24 SBD Dauntless, 9 Devastator y 2 cazas Wildcat, pero cinco minutos más tarde se dificultó el despegue del USS Lexington porque otro piloto de reconocimiento transmitió un mensaje erróneo sobre otra posición diferente de los barcos japoneses, pasado esto, echaron proa al cielo con un margen de retraso considerable. Los japoneses más favorablemente pusieron en el aire sus aviones también, para ello contaban con 122 aparatos, mientras que los americanos 121, número totalmente igualado para que el Mar del Coral pudiese convertirse en la primera batalla entre portaaviones de la Historia.

Cuando los SBD Dauntless llegaron a la altura de la flota japonesa, decidieron esperar cubriéndose en las nubes a la espera de los Devastator. Sobre las 10:57 los estadounidenses comenzaron el ataque. El portaaviones Zuikaku lanzó cazas Zero en el aire y se protegió con una densa pantalla de fuego desde su artillería antiaérea, eso hizo que los norteamericanos cambiaran el objetivo hacia el portaaviones Shokaku. Los Dauntless picaron contra el Shokaku y le impactaron con una bomba en la banda de estribor que provocó un incendio en el combustible y otra bomba en el taller de reparaciones de popa. A las 11:07 un grupo de 11 torpederos Devastator atacaron al Shokaku sin resultado, aunque un Dauntless logró encajarle otra bomba en la cubierta. Los aviones norteamericanos se retiraron sin haber hundido un sólo barco, sin embargo aunque el Shokaku siguió flotando y sus incendios fueron apagados, su comandante ordenó llevarlo a Truk para repararlo. Por culpa de la metralla e incendios murieron 108 japoneses.

En el mismo instante en que estaba finalizando la incursión americana sobre la flota japonesa, un grupo nipón de 33 bombarderos en picado Aichi Val, 18 torpederos Nakajima y 18 cazas Zero localizaron a los portaaviones enemigos USS Lexington y al USS Yorktown. En cuanto los portaaviones americanos vieron lo que se les venía encima empezaron a escupir fuego con todo su potencial antiaéreo, ya que apenas contaban con cazas porque en aquel momento se encontraban de regreso desde la zona de los portaaviones japoneses. A las 11:18 horas los Nakajima lanzaron varios torpedos contra los dos portaaviones, esquivando el USS Yorktown esquivó ocho con hábiles maniobras a la vez que también evitó las bombas que le cayeron en picado. En cambio al USS Lexington le lanzaron torpedos a distancias más próximas imposibles de esquivar, por eso dos le impactaron en la banda de babor y en la de estribor.

Después del ataque con torpedos los bombarderon en picado encajaron al USS Lexington dos bombas en la cubierta, rompiéndole una de ellas la sirena de emergencia del barco que avisaba a los marineros del peligro. El último ataque se realizó contra el USS Yorktown que recibió la explosión en la superfície de una bomba de 400 kilogramos, artefacto que le atravesó hasta la cuarta cubierta. Cuando se retiraron los japoneses el USS Lexington estaba muy mal herido e imaginaron que se hiría a pique en custión de horas. Caída la noche del 8 de Mayo de 1942, la Batalla del Mar del Coral había finalizado. Una de las consecuencias más inmediatas a la batalla, es que aunque la victoria fue sin duda de Japón, el Imperio del Sol suspendió el asalto a Port Moresby, lo que permitió a Estados Unidos y Australia respirar para reorganizarse. Estados Unidos tuvo unas pérdidas bastante considerables. Le fueron hundidos el portaaviones pesado USS Lexigton, el destructor USS Sims y el buque cisterna USS Neosho; además de tener 659 muertos y 69 aviones derribados. Japón en la Batalla del Mar del Coral sufrió la pérdida de un portaaviones ligero y anticuado de escaso valor, el Shoho. Paralelamente murieron 700 japoneses y 77 aviones fueron derribados.

Una vez más, al igual que en Pearl Harbor, los Estados Unidos sufrieron una derrota militar naval en el Mar del Coral. La pérdida del portaaviones pesado USS Lexington, “Lady Lex” conocido por los marineros, supuso un duro golpe para la ya baja moral de los Estados Unidos. Daba la impresión de que ganar a los japoneses fuese algo imposible. Los japoneses calificaron la batalla como un éxito, algo que indudablemente lo era.

Sin embargo las órdenes desde Tokyo fueron las de suspender la expansión japonesa en el Mar del Coral hasta que la flota de Estados Unidos no hubiera quedado más reducida. Tal decisión política fue un error estratégico que Japón lo pagaría muy caro, ya que en esos mares tenía superioridad y sobretodo bases aéreas por las distintas islas desde donde protegerse. Sin embargo la nueva política de Tokyo iba a ser erróneamente abandonar esa zona segura, para viajar al Pacífico Central, concretamente a la Isla de Midway, batalla en la que cambiarían las tornas en Junio de 1942. Independientemente del resultado del encuentro, la Batalla del Mar del Coral supuso el nacimiento de una nueva doctrina de enfrentamiento naval consistente en el uso por parte de ambas flotas de los portaaviones para hundirse.

HALFAS EL DEMONIO QUE DESTRUYÓ SODOMA Y GOMORRA

HALFAS, llamado casi siempre "EL DESTRUCTOR DE CIUDADES", es un demonio anterior a los grimorios y libros prohibidos de la Edad Media. Los pocos libros malditos que se encargan de su biografía sostienen que este demonio sólo encuentra satisfacción para sus impulsos a través de la aniquilación y la ruina.

Suele verse a HALFAS registrando los desolados parajes de las batallas buscando carroña. Nadie ha verificado que en su rostro habitara alguna vez una sonrisa, y las leyendas aseveran que su odio es tan implacable como la muerte misma. La Biblia no lo menciona, pero un antiguo mito hebreo sostiene que HALFAS estuvo presente en la destrucción de las ciudades de SODOMA Y GOMORRA, incluso contradiciendo las órdenes del propio LUCIFER.

Si bien aquellas ciudades cayeron bajo la ira de Dios, ofendido por actividades ilegítimas que contravenían el ocioso devenir del deseo, algunos cuentan que HALFAS, ansioso de participar de un evento de destrucción de tamaña envergadura, luchó palmo a palmo junto a las más colosales jerarquías angélicas, uniendo al Cielo y el Infierno en único y temible acto de injusticia.

LOS SECRETOS DE LA TORRE DE LOS INGLESES


Un monumento emblemático de la ciudad: se trata de la Torre Monumental o como se la conoció desde sus orígenes, la Torre de los Ingleses. El cambio de nombre fue después de la guerra de las Islas Malvinas. Este monumento formó parte de los regalos que distintos países le hicieron a la Argentina con motivo del primer centenario de la Revolución de Mayo. La Torre fue un presente de los residentes británicos en el país. Se encuentra emplazada en la actual plaza Fuerza Aérea Argentina (anteriormente a este espacio se lo llamaba Plaza Britannia) y la numeración correcta es Avenida del Libertador 49 y está circunvalada por Libertado, Ramos Mejía y San Martín.

La Torre fue inaugurada el 24 de Mayo de 1916, habiéndose colocado la piedra fundamental en Mayo de 1910. Su construcción se retrasó por el desarrollo de la primer Guerra Mundial. La ubicación fue fijada en el predio donde originalmente se hallaba la Usina de Gas de Retiro y desde la cual se distribuía el combustible para el alumbrado público. El diseño es del arquitecto Poynter, de estilo renacentista y tiene 75,5 metros de altura. Está revestida con una combinación de ladrillos rojos y piedra labrada. La firma que la construyó fue Hopkins y Gardom.

La estructura está emplazada sobre un basamento con cuatro escalinatas a cada lado y vertederos en sus esquinas. En la entrada principal se encuentra una placa de mármol grabada donde puede leerse "Los residentes británicos al Gran Pueblo Argentino Salud, 25 de Mayo de 1910". Y en las restantes caras existen frisos ornamentados con soles y diferentes emblemas del Imperio Británico: La flor del Cardo; La rosa de la Casa Tudor; El dragón rojo de Gales y el Trébol de Irlanda.

También se encuentran los escudos de Argentina y del Reino Unido. Se destacan los emblemas de Inglaterra y de Escocia: un Unicornio y el León Rampante. La Torre tiene a la altura de un sexto piso, todo un balcón perimetral en voladizo al que puede accederse además de la escalera, por un ascensor antiguo, vidriado y enrejado que al ir ascendiendo se puede apreciar al costado del mismo el péndulo del reloj de 4 metros de altura y 100 kilos de peso.

Más arriba está el mecanismo del reloj que posee cuatro cuadrantes realizados en opalina inglesa y las campanas de bronce. La mayor de ellas que pesa 7 toneladas y el carillón que marca los cuartos de hora pesa alrededor de 3000 kilos. Como una curiosidad más, es conveniente puntualizar que la Torre solo tiene de Argentina, arena y agua, ya que los ladrillos y el cemento Portland, como todo el resto de los materiales que la componen fueron traídos de Inglaterra, inclusive los operarios que trabajaron en su construcción también eran ingleses.

La Torre estuvo muchos años cerrada por los destrozos ocasionados por vándalos, con motivo de la Guerra de Malvinas y para lograr su definitiva restauración se debió recurrir a fotografías de la época porque los planos originales estaban en Inglaterra y nuestro país en aquel momento había suspendido sus relaciones diplomáticas con el Reino Unido.

NELSON MANDELA

Nelson Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, un poblado de 300 habitantes cerca de Umtata en el Transkei. Pertenecía al clan Madiba de la etnia xhosa. Al finalizar la secundaria, comenzó a estudiar en el Colegio Universitario de Fort Hare para obtener su título de Bachiller en Artes. Allí fue elegido como miembro del Consejo de Representantes Estudiantiles, fue expulsado junto con un compañero, por participar en una huelga estudiantil. Se trasladó a Johannesburgo, donde en 1941 completó sus estudios de bachillerato por correspondencia en la Unisa. Luego estudió derecho abogacía graduándose en 1942. Después de la creación del Partido Nacional Sudafricano en 1948, con su política de segregación racial, (el apartheid), Mandela cobra importancia dentro del Congreso Nacional Africano, especialmente en la Campaña de desobediencia civil de 1952, y el Congreso del Pueblo de 1955, en el que la adopción de la "Carta de la Libertad" provee el programa principal en la causa contra el apartheid. Durante esta época, Mandela y el abogado Oliver Tambo dirigen un despacho de abogados que proporciona consejo legal de bajo costo a muchos negros que de otra manera no hubieran tenido representación legal.

Inicialmente comprometido con los métodos no violentos de resistencia, siguiendo la inspiración de Gandhi, Mandela y otros 150 compañeros son arrestados el 5 de diciembre de 1956 y sentenciados a prisión, que cumplen entre 1956 hasta ser liberados en 1961, cuando se les declaró no culpables. Entre 1952 y 1959, el Congreso Nacional Africano sufre una ruptura, y surge una nueva clase de activistas negros, los africanistas, en demanda de acciones más drásticas contra el régimen del Partido Nacional. La dirección del Congreso Nacional Africano, liderada por Albert Lutuli, Oliver Tambo y Walter Sisulu, sienten no sólo que los acontecimientos se precipitan, sino también que su liderazgo comienza a estar en juego. En consecuencia refuerzan su posición mediante alianzas con pequeños partidos políticos de diversa representación étnica, intentando aparecer con horizontes más amplios que los africanistas.

En 1959 el Congreso Nacional Africano pierde su soporte militante cuando la mayoría de los africanistas, con apoyo económico de Ghana y ayuda de los Basotho en el Transvaal, se separan para formar el Congreso Pan-Africano (PAC), bajo la dirección de Robert Sobukwe y Potlako Leballo. En marzo de 1960, tras la Masacre de Sharpeville sufrida por los activistas del PAC, y la consecuente exclusión política del SACP y el ANC, ambos se suman al Movimiento de Resistencia Africano (renegados liberales), y el PAC comienza la resistencia armada. El ANC/SACP utiliza la Conferencia Pan-Africana de 1961, en la que todos los partidos deciden una estrategia común, para una dramática llamada a las armas de Mandela, anunciando la formación del comando “Lanza de la Nación”, a imagen de los movimientos guerrilleros judíos (Irgún). Dicho comando fue dirigido por el mismo Mandela, este último estuvo involucrado en el planeamiento de actividades de resistencia armada y era considerado un terrorista tanto por las autoridades del régimen sudafricano como por la ONU.

Mandela abandonó en secreto el país y se encontró con los líderes africanos en Argelia y otros lugares. Empieza a descubrir la profundidad del apoyo al Congreso Pan-Africano, y la creencia generalizada de que el Congreso Nacional Africano era una pequeña asociación tribal Xhosa manipulada por blancos comunistas, y retorna entonces a Sudáfrica decidido a reorganizar los elementos nacionalistas africanos en la alianza parlamentaria. Fue el prisionero número 466/64, esto es que fue el preso número 466 en 1964 en la isla de Robben, durante 17 años en precarias condiciones. Posteriormente pasaría otros 10 años más en otras dos prisiones diferentes, sumando una pena total de 27 años. El gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones de que fuera puesto en libertad. Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país, una figura legendaria que representaba la falta de libertad de todos los hombres negros sudafricanos.

Nelson Mandela fue encarcelado en la prisión de Robben Island, donde permaneció durante dieciocho de sus veintisiete años de presidio. Mientras estuvo en la cárcel, su reputación creció y llegó a ser conocido como el líder negro más importante en Sudáfrica. En prisión, él y otros realizaban trabajos forzados en una cantera de cal. Las condiciones de reclusión eran muy rigurosas. Los prisioneros fueron segregados por raza y los negros recibían menos raciones. Los presos políticos eran separados de los delincuentes comunes y tenían menos privilegios. Mandela, como prisionero del grupo más bajo de la clasificación, sólo tenía permitido recibir una visita y una carta cada seis meses. Las cartas, si llegaban, eran a menudo retrasadas durante largos períodos y leídas por los censores de la prisión.

En febrero de 1985 el Presidente Botha ofreció la liberación condicional de Mandela a cambio de renunciar a la lucha armada. Coetsee y otros ministros habían desaconsejado a Botha que tomara esta decisión, argumentando que Mandela nunca comprometería a su organización a abandonar la lucha armada a cambio de la libertad personal. Mandela rechazó de hecho la oferta, haciendo un comunicado a través de su hija Zindzi diciendo: "¿Qué libertad se me ofrece, mientras sigue prohibida la organización de la gente? Sólo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede entrar en los contratos."

En sus últimos años ha tenido diferentes problemas de salud, derivados principalmente de su estancia de 27 años en prisión y de su avanzada edad; su última aparición pública se remonta a la ceremonia de clausura del Mundial de Fútbol de 2010 celebrado en Sudáfrica. En febrero de 2011, fue hospitalizado brevemente con una infección respiratoria, atrayendo la atención internacional. En diciembre de 2012 fue hospitalizado por sus problemas respiratorios hasta en cuatro ocasiones, contraídos durante su estancia las cárceles y para la eliminación de cálculos biliares.

A principios de marzo de 2013, se le realizara una operación quirúrgica con éxito, Mandela fue hospitalizado, en Pretoria en estado grave, el 8 de junio de 2013 por una infección pulmonar. Después de cuatro días, se informó de que su estado se había estabilizado, estando en un "estado grave, pero estable". El 23 de junio se comunicaba que tiene paralizados el 50% del hígado y los riñones y CBS revelaba que Mandela estuvo 40 minutos tirado en una carretera con un paro cardíaco por una avería en su ambulancia la noche de su último ingreso.

domingo, 16 de abril de 2023

¿CUÁNDO SE CUMPLIRÁN LAS PROFECÍAS DEL APOCALÍPSIS?-Segunda Parte

Un segundo problema preocupaba a los cristianos de fines del siglo I: la persecución desatada contra ellos por el Imperio Romano. Aún estaba fresca en su memoria la locura tristemente célebre de Calígula (37-41), y sobre todo de Nerón (54-68), quien unos años antes había perseguido cruelmente a los cristianos en Roma y había hecho morir al apóstol Pablo, a san Pedro y a muchos otros. Ahora, en el momento en que Juan escribe, el delirio imperial ha vuelto a instalarse. Domiciano ha decidido imponer el culto al emperador, y exige que se lo llame “Señor y Dios”. La reacción de los cristianos es inmediata. Su único Dios y Señor es Jesucristo. ¿Cómo podían admitir semejantes pretensiones de Domiciano? Al ver el rechazo de los cristianos, Domiciano desató una nueva y feroz persecución que ahogará en sangre a las comunidades creyentes. Frente a este segundo problema Juan compone la segunda parte de su libro (capítulos 12-20). En ella busca darles ánimo y esperanza, y alentarlos en medio de las durísimas pruebas por las que atravesaban. Ellos se preguntaban cuánto tiempo más duraría este horror, cuándo intervendría Dios en favor de ellos y acabaría con las pretensiones totalitarias del gobierno de Roma. Y él les responde mediante imágenes y visiones.

En el capítulo 12 una mujer (que representa a la Iglesia) enfrenta a un gran Dragón (el Imperio Romano) que quiere devorar a sus hijos (los cristianos), y sale victoriosa. Con lo cual el autor anuncia el triunfo de los creyentes frente a la persecución que se había desatado. Sigue la visión de las dos Bestias (capítulo 13). La primera representa, otra vez, al Imperio Romano, pues tiene siete cabezas (como las siete colinas de Roma) y títulos ofensivos (los títulos divinos que usaba el emperador). La segunda Bestia (también llamada en 19,20 “el Falso Profeta”) es la encargada de hacer propaganda para que todos adoren a la primera Bestia; representa, por lo tanto, a la propaganda oficial del estado, o sea a la religión romana montada por el emperador para seducir y convencer a los cristianos de que lo veneraran a él como dios; lo cual estaba logrando en muchas comunidades. En el capítulo 17 la ciudad de Roma vuelve a aparecer, esta vez presentada con la figura de una gran Prostituta (capítulo 17). Y a continuación describe su destrucción, y cómo gritan y se lamentan aquellos que antes amaban, pecaban y negociaban con esta Prostituta (capítulo 18). El castigo de Roma concluye con alegres cantos en el cielo, donde se oye resonar el aleluya triunfal (capítulo 19). Una última visión presenta a un Jinete montado en un caballo blanco, que lucha contra la Bestia y sus aliados y la vence. El Jinete (Cristo), arroja a la Bestia (el Imperio romano) a un lago de fuego.

Toda la segunda parte del Apocalipsis, pues, consiste en el anuncio esperanzador del pronto final de la persecución. Con el lenguaje propio de la apocalíptica, el autor repite siempre lo mismo mediante diversas imágenes, símbolos y figuras: Dios reserva un gran castigo contra la ciudad de Roma, contra el emperador que se creía Dios, y contra sus autoridades y magistrados, mientras que los cristianos que se mantuvieron fieles hasta el final serán liberados de todo mal. Una profecía llena de consuelo para los que tenían que perseverar en medio de tanta violencia y sufrimiento. Después del fin de la persecución, el Apocalipsis anuncia la llegada de un reino de 1000 años de duración (capítulo 20). Con esto el autor quiere decir que el cristianismo seguirá existiendo un largo tiempo, expresado simbólicamente en 1.000 años. Y el encarcelamiento de la Serpiente indica que el poder de Satanás, es decir, del mal, estará a partir de ese momento limitado en su poder pues ya existe en el mundo el Evangelio de Jesucristo. El libro termina con la majestuosa visión de los cielos nuevos y tierra nueva, y una nueva ciudad de Jerusalén que baja desde el cielo. ¿Cuándo aparecerán estos cielos nuevos y tierra nueva? En realidad para el Apocalipsis también éstos ya han aparecido. Al acabarse la persecución, el autor anuncia que se inaugurará una nueva era para toda la humanidad (decir “cielo y tierra” equivale a decir toda la humanidad), con una nueva ciudad de “Jerusalén” en reemplazo de la anterior. De ella formarán parte todos los santos de la tierra, es decir, los que procuran vivir de acuerdo con la Palabra de Dios.

Al poco tiempo de aparecer el cristianismo, ya estuvo a punto de abortarse. Dos grandes obstáculos (la ruptura con los judíos, y la persecución romana) le salieron al cruce, y casi lo ahogaron cuando apenas estaba naciendo. Era lógico, entonces, que quienes se habían adherido a este nuevo movimiento se preguntaran si tenía futuro, si valía la pena jugarse la vida por el Evangelio o estaba destinado a desaparecer como otras tantas corrientes religiosas surgidas y luego desaparecidas a lo largo de la historia. Ante esta candente cuestión, en la que los creyentes ponían en juego nada menos que su vida, Juan escribió su Apocalipsis para decirles que el cristianismo, recientemente aparecido, no era una corriente religiosa más, sino que estaba destinada a durar para siempre. Que el judaísmo no impediría su desarrollo y que el Imperio Romano no lograría eliminarlo. Que los cristianos podían, nomás, confiar tranquilamente en la nueva Iglesia, porque contaba con la protección de Dios para siempre. El Apocalipsis no habla, por lo tanto, del fin del mundo como algunos creen. ¿De qué les hubiera servido a aquellos cristianos desesperados y perseguidos por los romanos, los detalles del fin del mundo que supuestamente vendría miles de años después? ¿Para qué Juan los iba a prevenir de algo que sucedería siglos más tarde, cuando no sabían si al día siguiente estarían vivos?

Juan, que era un cristiano preocupado por la situación presente de sus hermanos, les quiso anunciar una noticia gozosa y esperanzadora para todos ellos: que el cristianismo saldría triunfante frente a la opresión de los judíos y a la persecución de los romanos, los dos grandes dramas del momento. Todas las profecías del Apocalipsis, pues, ya se han cumplido (del mismo modo que ya se han cumplido las profecías de Isaías, de Jeremías, o de Jesús sobre la destrucción de Jerusalén). No obstante, el libro sigue teniendo un mensaje para nosotros los lectores modernos. Porque hoy también el cristianismo se ve jaqueado por diversas persecuciones, y se ven tentados de preguntarse: ¿tiene futuro esta fe? ¿No habría que admitir que el mal, la violencia, el fraude, la corrupción, la mentira, están venciendo y que debemos pasarnos a sus filas antes de que nos terminen de matar por buscar otro ideal? ¿Tiene sentido obstinarse en los valores cristianos frente a un mundo que, como una Bestia feroz, parece devorar a quienes los practican? A todos ellos el Apocalipsis les contesta que sí. Que del mismo modo que salió triunfante de las potencias enemigas en sus comienzos, la fe cristiana está destinada a triunfar también ahora. Que nunca podrán ser derrotados el bien y la justicia que predica el cristianismo. Y que quienes estén del lado del mal, no tienen ya futuro. Por eso Juan, en su libro, dejó escrita la esperanza y la ilusión más grande jamás contada.

Biblista
Ariel Alvarez Valdez

EL PAPA MÁS GRANDE DE LA HISTORIA NO QUERÍA SER PAPA

Monte Caelio, 590. Bien entrada la noche en Roma y sus alrededores, todavía hay quien no duerme en el Monasterio de San Andrés. El padre Gregorio prepara su equipaje iluminado por pequeña vela: muy poca ropa y muchos libros. Debe darse prisa. La escolta que lo llevará a Roma no tardará en llegar. ¿Quién tuvo la loca idea de elegirlo como sucesor del Santo Pontífice? ¿Él, pequeño monje de nada en absoluto? Pero de eso la gente no quiere saber nada. Hasta la carta que envió al emperador para defender su caso fue interceptada. Terminado el equipaje, el monje coge sus alforjas y sale de puntillas del monasterio.

Toma el camino que desciende del cerro en dirección opuesta a la ciudad del trono de San Pedro. Afortunadamente, la luz de la luna llena le da buena visibilidad. Con suerte, llegará al pueblo antes del amanecer. Poco tiempo después se escucha el toctotoc de un pequeño burro en el que va montado una persona que le resulta familiar. Trota silenciosamente hasta alcanzarlo.

– Es muy tarde para un paseo nocturno, ¿no crees? – le pregunta el padre Valentín, frenando el paso de su montura.

Claro. ¿Quién, aparte de Valentín, un amigo fiel y padre superior del monasterio, podría haber adivinado exactamente a dónde se dirigía? Gregorio sabe que no puede huir, cargado como está. Pero no se detiene.

– Sabes tan bien como yo que no soy digno de esta tarea. Ni siquiera soy obispo. Elegí la vida monástica para servir a Dios con humildad y paz.

Para su sorpresa, Valentín no intenta razonar con él ni se interpone en su camino. Al contrario, desmonta de su montura y camina junto a él.

– Sin embargo, te niegas al camino por el que te envía, comenta este último.

– No fue Dios sino los hombres quienes me eligieron.

– Tu claridad mental te ha convertido en el mejor apocrisiario (representante de la Iglesia de Roma) en Constantinopla. Roma está en peligro. Tu dones para mediar estos conflictos son necesarios. ¿No lo entiendes?

Las palabras de Valentín no dejan indiferente a Gregorio, pero se resiste a creer que es él el que Roma necesita. Los desbordes del Tíber, la peste, los lombardos que esperan la oportunidad de volver a atacar ¿Qué puede hacer él para resolver ese caos?

– Solo se me da bien rezar y escribir obras pías. ¿Cómo puedo hacer esto desde el trono de San Pedro?

Esta vez, Valentin frunce el ceño.

– Si te entiendo correctamente, ¿quieres servir a Dios pero solo de la manera que más te convenga? Cuidado Gregorio, esto difícilmente suena a humildad. Recuerda servir al Señor según su voluntad, no la tuya.

Estas palabras despiertan en Gregorio el recuerdo de su consagración a Dios, y finalmente se detiene. Su voto no fue solo un voto de servicio, sino también de obediencia. Ya sea por miedo o por deseo de consuelo, este escape lo hizo aún más indigno de Dios de lo que ya lo había sido. ¡Ah, qué tonto! Aquí está rojo de vergüenza ante el Dios que tanto ama.
Sin embargo, la angustia no lo abandona. Ciertamente, con su experiencia como asesor del difunto Papa, sabe qué esperar, pero no logra imaginar cómo resolver tales conflictos.

– No tengas miedo, le dice su fiel amigo. Nunca estarás solo.

Se escuchan gritos en la cima de la colina y las luces de las antorchas aparecen cerca del monasterio. Le buscan para acompañarle a Roma.

– Señor, piensa, iré a donde tú quieras. Así que, por favor, no abandones a tu indigno servidor.

A pesar de su desgana inicial, Gregorio I nunca falló en su deber como Papa. Murió el 12 de marzo de 604 y fue canonizado cincuenta años después, tras una vida de devoción a los enfermos, reformas litúrgicas, negociaciones de paz y propagación de la fe más allá de las fronteras.

Junto a san Agustín, san Ambrosio y san Jerónimo, es uno de los primeros doctores de la Iglesia. Al ocupar su lugar en el trono de San Pedro, este Papa se hizo servidor de todos.

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