domingo, 27 de agosto de 2023

OSEAS

OSEAS
Aunque su Libro ocupa el primer lugar en la colección de los doce Profetas llamados «menores», OSEAS comenzó a ejercer la actividad profética unos años después que Amós. Como este último, y a diferencia de Isaías, su gran contemporáneo de Jerusalén, Oseas predicó en el reino del Norte, a quien él llama «Israel», «Jacob» y más frecuentemente «Efraím». Su época fue un período de abierta decadencia. Después del largo y próspero reinado de Jeroboám 11(787-747), el país se hundió en la anarquía. En quince años, cuatro reyes murieron asesinados. La realeza, dominada por las intrigas de los jefes militares, se debatía en medio de crisis constantes, provocadas por la incontenible expansión de Asiria, que conquistaba territorios, sometía a los pueblos, les imponía pesados tributos y les exigía una sumisión incondicional. En el libro de Oseas hay numerosas alusiones a este período turbulento, pero ningún indicio seguro nos permite saber si el profeta llegó a ver la caída de Samaría en el 722-721 a. C.

Todo el mensaje de Oseas tiene como tema principal el amor del Señor despreciado por su Pueblo. Su dramática experiencia conyugal le hizo penetrar en los secretos del corazón de Dios, que ama a Israel como un padre a su hijo y un esposo a su esposa. El es el primero entre los profetas que describe la relación entre el Señor e Israel en términos de unión matrimonial. El Dios de Oseas es un Dios apasionado, que se expresa con el lenguaje del amor: él manifiesta su ternura, sus celos, su ardiente deseo de ser correspondido y su violenta indignación al verse traicionado. Pero esa ternura no es un signo de debilidad. Es la fuerza de Dios, capaz de transformar al hombre y de hacer desaparecer en él hasta el recuerdo del pecado. Por eso su última palabra no es de rechazo y de condenación, sino que anuncia en términos de «alianza» una maravillosa restauración, que tendrá dimensiones cósmicas (2. 20-22).

El texto hebreo de este Libro no está muy bien conservado y muchos pasajes del mismo resultan poco inteligibles. De ahí que la traducción sea con frecuencia conjetural. Como casi todos los libros proféticos, también el de Oseas fue escrito en parte por el mismo profeta y en parte por sus discípulos. Además, numerosos pasajes parecen ser más bien un resumen que una reproducción exacta de su predicación oral. Las frases breves y la expresión extremadamente concisa, que dan tanta fuerza y belleza al estilo de este profeta, lo hacen a veces oscuro y difícil.

El mensaje de Oseas ha dejado huellas profundas en el Antiguo Testamento. A partir de él, el simbolismo conyugal se hizo clásico en los escritos proféticos. El Nuevo Testamento, por su parte, cita pasajes de Oseas o se inspira en ellos no menos de quince veces. De una manera especial, san Pablo y el Apocalipsis aplican a la unión de Cristo con la Iglesia el símbolo del matrimonio de Dios con su Pueblo (2 Cor. 11. 2; Ef. 5. 25-33; Apoc. 19. 7; 21. 2; 22. 17). Y san Juan llevará a su plenitud la revelación inaugurada por Oseas, al afirmar que «Dios es Amor» (1 Jn. 4. 8).

100 AÑOS DE LA RADIOFONÍA ARGENTINA: ¿ESTO PASO REALMENTE?


"El Alfa y la Omega" en su segmento de "Las Locas y Absurdas Aventuras de Musante y Guzmán", conmemoró los 100 años de la radio argentina el 27 de agosto, reflexionando sobre su impacto. El programa destacó cómo la radio se convirtió en una voz colectiva a lo largo de un siglo, conectando a la nación. Mencionó figuras clave como Enrique Telémaco Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mugíca, quienes lanzaron la primera transmisión en 1920. Se reconoció a héroes anónimos, ingenieros, locutores y productores que forjaron la historia radiofónica. La radio sobrevivió a desafíos tecnológicos y persiste en la era digital. El programa subrayó su capacidad para informar, educar y entretener, transmitiendo emociones e información a todos los rincones del país, unificando a Argentina a lo largo del tiempo.

LOS PARADIGMAS DEL CONCILIO VATICANO II-SEGUNDA PARTE

También con posterioridad al Vaticano II eclosionó en la teología el tema de la ecología. No sólo el tema de la urgencia del cuidado ambiental o la emergencia climática que parece estarnos situando al borde de un desastre planetario. La ecología llegó apenas a su madurez en los años 70 con el movimiento de la “ecología profunda”, que implica una manera revolucionaria de repensar la realidad, el cosmos y a nosotros mismos. Desde esta visión es toda la teología y todo el cristianismo el que hay que rehacer. Tarea no sólo urgente, por los mismos criterios que con los otros paradigmas, sino porque todo indica que estamos en los últimos años hábiles para evitar entrar en una pendiente sin retorno hacia un cambio climático severo, que puede extinguirnos como especie y llevarnos a la extinción de todo lo humano.

Aunque prácticamente desconocido en muchas regiones y apenas planteado por algunos grupos especialmente vigilantes, este paradigma tampoco es nuevo. Es una intuición que ya nos ha visitado varias veces en el tiempo de vida de la actual generación, pero que vuelve ahora “en espiral”, más adentro y más abajo, pertrechada con conocimientos auxiliares de la antropología cultural que la convierten en un desafío ya inaplazable. Plantea este paradigma la superación de aquel supuesto que otorgaba clásicamente a la religión la categoría de cuerpo especial de sabiduría y medio de realización espiritual avalado directamente por la Divinidad, revelado e incuestionable en las sociedades tradicionales. Hoy, la antropología cultural cree conocer, de un modo medianamente aceptable, las bases humanas de la espiritualidad.

Cree conocer cómo se ha producido el surgimiento de las religiones con el advenimiento de la sociedad agraria, los procesos de su elaboración y evolución, así como los mecanismos internos de su funcionamiento epistemológico y la función que en ellas tienen los mitos y las creencias. El Cristianismo -que es también una religión agraria- se ve desafiado. O cambia, en una auténtica metamorfosis, dejando de ser religión (agraria, neolítica) o desaparecerá. O continúa, más allá de ese formato agrario, o quedará históricamente superado. Desde esta perspectiva, un Concilio inter-religioso sería tal vez lo más urgente para que todas las religiones, todas ahora reunidas todos en Concilio, afrontaran de frente su futuro, en vez de cerrar los ojos a lo que las ciencias y la opinión pública creen que está apareciendo ya por el horizonte y comenzando a llenar el escenario.

Analizar hoy el campo religioso sólo en los términos generados por el Concilio Vaticano II resultaría absolutamente insuficiente. Un discernimiento actualizado debe desbordar los marcos ya estrechos del Concilio. Aunque hoy lográramos poner en práctica todo el Vaticano II -y estamos a mucha distancia de haberlo hecho-, quedaríamos todavía totalmente fuera de lo que son los planteamientos mínimos necesarios para comenzar a afrontar la problemática que hoy nos apremia. Quienes vivieron el Concilio en el propio momento, a corazón abierto, sintiéndose en la sintonía de la Iglesia universal, no pueden simplemente -con imposibilidad epistemológica- negar lo que vivieron o rechazarlo cuando se enfrentan a interpretaciones impuestas por decretos autoritarios posteriores.

Los muchos cristianos que abandonan la Iglesia Católica desde hace años testimonian la gravedad de la situación. Con los años, la situación ha cambiado tanto y tan rápidamente, que el conflicto de interpretaciones sobre el Concilio se hace insignificante ante la magnitud de los nuevos desafíos aparecidos, que se van acumulando hasta parecer inabarcables. Hoy la problemática conciliar ha quedado desbordada por otra mucho más honda. Por eso es por lo que la situación de crisis generalizada, de abandono por parte de millones de fieles, no se da sólo entre los católicos, sino también entre las Iglesias protestantes históricas. La problemática actual está mucho más allá del Concilio. Es simplemente humana, enteramente común a católicos y protestantes, y en realidad, común a todas las religiones, aunque algunas apenas están comenzando a experimentar la crisis y sus consecuencias.

Nos guste o no, el Concilio Vaticano II no logró ser “de feliz memoria” ni de recepción pacífica, más allá de la acogida inmediata y entusiasta con que fue recibido y de la vitalidad desbordante que suscitó en su primera etapa en las bases. Pronto surgió el miedo y la oposición declarada. No se pudieron implementar mediaciones concretas para la aplicación de sus directrices a la propia Iglesia, a su reforma democrática y participativa, a temas como el celibato, la sexualidad, la colegialidad, el Papado, etc. La situación se ha complicado posteriormente porque han pasado ya más de 50 años y no han cesado de aparecer nuevos desafíos desde la cultura, a los que se ha tratado de dar respuesta desde actitudes involutivas anti conciliares, cada vez más distantes de las nuevas propuestas.

El efecto es conocido: autoexilio de muchos cristianos, diálogo de sordos entre la teología y la doctrina oficial, distancia abismal entre la Iglesia jerárquica y la vanguardia cultural de la sociedad, contradicción entre el discurso oficial y la práctica moral real de los fieles, abandono de la Iglesia, regreso de las apostasías y pérdida masiva de fieles también en América Latina. Así como Mayo 68 saltó por encima de la problemática que había planteado el Concilio y la desbordó, así el tsunami cultural actual está saltando por encima de todas nuestras polémicas, encontrándonos en un estado de extrema debilidad, por la involución y por el conflicto de interpretaciones de un evento -el Vaticano II- ya superado.

La conclusión obvia es un inmenso interrogante: ¿Es posible imaginar a corto plazo siquiera un afrontamiento -no digamos una superación- de los desafíos pendientes? ¿Qué habrá de pasar para que se pueda y dar un cambio de actitud en la Iglesia jerárquica? ¿Y qué pueden y deben hacer, mientras, los cristianos y cristianas que creen estar interpretando lo que pasa, y no quieren renunciar a su derecho fundamental primario, el derecho a ser personas de su tiempo y a vivir según su conciencia?

TORMENTA DE SANTA ROSA, LA TORMENTA CON NOMBRE

Cada 30 de agosto, día en que se conmemora la festividad de la “Patrona de las Américas” en parte de la Argentina y Uruguay, la gente renueva las esperanzas de encontrarse con la famosa “Tormenta de Santa Rosa”. Con cierta frecuencia, unos días antes o después del 30 de agosto de cada año se registran tormentas eléctricas, lluvia y vientos, en el centro este de nuestro país y en el Uruguay. Pero no con la regularidad que todos pensamos. Además, para que sea tormenta el meteoro debe estar acompañado por una descarga brusca de electricidad atmosférica que se manifiesta por un resplandor breve llamado relámpago, y por un ruido seco llamado trueno; asociada a nubes convectivas que generalmente producen precipitaciones en forma de chaparrón de lluvia y/o granizo o nieve, como también vientos fuertes, así define “Tormenta” la ORGANIZACIÓN METEOROLÓGICA MUNDIAL.

A finales del invierno se observa un aumento de la radiación solar en superficie y un cambio en la posición de los sistemas de circulación atmosférica global que favorecen la entrada de aire cálido y húmedo desde el norte. Estas condiciones son las que favorecen el desarrollo de nubosidad por convección (el calor hace que el aire sea mas liviano y ascienda) y favorece que en consecuencia, puedan generarse tormentas. La “Tormenta de Santa Rosa”: en consecuencia, no es más que una de las primeras denominadas “tormentas equinocciales”, ya que se produce cerca del equinoccio de primavera para el hemisferio Sur (22 o 23 de Septiembre). Además, no se registra en todo el territorio argentino sino en las zonas central y oriental, mientras que las provincias de San Juan, Mendoza, La Rioja y Salta, rara vez se ven afectadas por este fenómeno. En el Uruguay, como en toda el área del Río de la Plata, la frecuencia de la “Tormenta de Santa Rosa” es similar a la de la Ciudad de Buenos Aires. También se observan fenómenos similares en Sudáfrica y en Australia.

Según estadísticas del SERVICIO METEOROLÓGICO NACIONAL, entre 1906 y 2012 sólo en 9 de los 107 años analizados, se produjeron tormentas el día 30 de agosto, día de Santa Rosa según el santoral católico. Si consideramos fechas próximas al 30 de agosto (entre el 25 de agosto y el 4 de septiembre), en Buenos Aires durante el mismo período, en 57 oportunidades (algo más del 50% de los casos) se produjeron tormentas en los días próximos al del santoral de Santa Rosa de Lima, aunque no siempre estuvieron asociadas a precipitaciones intensas y/o abundantes. El SERVICIO METEREOLOGICO NACIONAL aclara que eventualmente, pueden observarse tormentas (a veces intensas) aún antes del 25 de agosto, a las que la gente considera como “Tormenta de Santa Rosa”. También se resalta el aumento de la frecuencia de tormentas que se observa a partir de la década del 90: sólo en 1995, 2005, 2006 y 2007 no se observó este fenómeno durante los días considerados.

Es posible decir, entonces, que la “Tormenta de Santa Rosa” es un mito, aunque es muy probable que en el futuro se convierta en realidad pero debido a los efectos del calentamiento global, ya que se aprecia un incremento en la intensidad y frecuencia de tormentas en todo el centro-este del país. Cuenta la historia que en 1615, una banda de temibles corsarios holandeses estaban en la búsqueda de los tesoros que magnificó la leyenda de “El Dorado”, se aproximaron al puerto de El Callao como inicio de una expedición para tomar la ciudad de Lima donde se suponía, había parte de esa riqueza. El 21 de julio de ese año, muchos de los habitantes de la ciudad decidieron abandonar todo; otros organizarse para resistir la invasión y la iglesia dispuso que los fieles se reunieran para elevar sus rezos y de esa manera ser protegidos.

En la Basílica de Santo Domingo, una joven virtuosa llamada ISABEL FLORES DE OLIVA y apodada ROSA en honor a su belleza, ofrecía su vida en defensa del Santísimo Sacramento y arengaba a los fieles a orar e imitar su ejemplo. Estas fueron sus palabras en la Basílica, al esperar el ataque de los enemigos de la fe: “Aquí pondré mi cuerpo para que lo hagan pedazos y se detengan en hacer las injurias que temo ¡ay de mí!, han de hacer después a mi dulce Jesús”.

Sus plegarias fueron oídas y según se cuenta, sorpresiva y misteriosamente el corsario holandés se retiró sin atacar Lima. En realidad y volviendo a 1615, no hay relatos históricos que confirmen que haya habido una tormenta ese día… es más: algunos indican que los piratas holandeses habían sufrido algún revés militar en su intento por invadir Lima. De todos modos, la ciudad, sus templos y tesoros quedaron a salvo. Los limeños atribuyeron este “milagro” a la joven Rosa. De hecho, las imágenes de la santa la representan con un ancla a modo de colgante. SANTA ROSA DE LIMA es la patrona de las Américas, Perú y Filipinas.

EL MIEDO A CREER Y CRECER

Hoy podemos ver cómo la sociedad actual esta divida en grupos, en tribus. La vemos transformada en un reino de oprimidos y opresores: hombre/mujer, heterosexuales/homosexuales, blancos/negros, etc.
Vemos que hay una minoría alejada de la realidad, para ellos lo importante es estar ofendido/oprimido y no cabe el perdón, (…).

Así observamos que ser víctima permite juzgar al mundo y exigir culpables que merezcan ser castigados.

Pareciera que hay intenciones subliminales que desean inducirnos, sin que nos demos cuenta, a que debemos repensar las cosas, en todo sentido, reescribir historias, manipular producciones cinematográficas y animadas, establecer nuevas tendencias, manifestarse en contra de todo y contra todos.

Solo puedo decirte que tengo para ofrecerte o mejor contarte, tres opciones para que seas vos el que determine que decisiones tomar... y no los nuevos manipuladores que te quieren imponer.
Creas o no en la redención del género humano por el sacrificio de Jesús, te dejo estas tres opciones para que vivas completamente sin ataduras, sin límites.

Te quiere libre.
Que pienses.
Que seas vos quien tome las decisiones en tu vida. Y que aprendas de las consecuencias que te ocurran, para convertirte en una buena persona.

Asi vas a empezar a crecer y a creer cada día más en su misericordia, en su providencia y en su amor.
Te invito a que vuelvas a pensar… no hagas caso a los que hoy dicen: “[…] Haz lo que quieras. Esta será toda la ley”, porque te están induciendo a que te destruyas, a que te olvides de que somos responsables unos de otros, porque vivimos en un tejido de coexistencia en el que solo es posible vivir si se vive solidariamente, respondiendo unos por otros.

La decisión es tuya… no vayas por el camino ancho…, no entres por la puerta más grande, no pierdas minutos de tu vida, dándole like y viendo videos de TikTok, aunque te parezcan divertidos y graciosos, han lograron su objetivo que te vuelvas dependiente y beneficies a su usuario, aprovecha ese tiempo, para leer un libro, salir a caminar, o simplemente levanta la vista y verás que hay un mundo a tu alrededor por descubrir, haceme caso, se de lo que te hablo…

El PELADO Investiga
Para ANUNCIAR Informa (AI)
EXPEDIENTE 1
(EMITIDO EN EL PROGRAMA DE RADIO, DEL 04.08.2023)

LA FLOR DE LIS

En la heráldica francesa es un mueble muy difundido. Es una de las cuatro figuras más populares de la heráldica, junto con la cruz, el águila y el león. Se suele representar en color amarillo sobre un fondo azul. Tradicionalmente, se ha representado un campo de flores de lis, dispuestas de forma ordenada. Desde la Edad Media es considerada un símbolo de la realeza francesa. Uno de los primeros usos de un símbolo similar al de la Flor de Lis parece darse en la decoración de la Puerta de Ishtar en Mesopotamia, construida por Nabucodonosor II en el año 575 A.c.

El primer uso oficial de la Flor de Lis en occidente se remonta al siglo V junto a la expansión de la Iglesia Católica. Los manuscritos antiguos fueron traducidos al latín vulgar por San Jerónimo de Estridón por encargo de San Dámaso I para difundir el cristianismo a la plebe. Esta traducción se la conocería como Vulgata, donde se aprecia el emblema de la Flor de Lis dibujada en su portada. Existe la leyenda de la Sagrada Ampolla, la cual cuenta que el día del bautismo y coronación del rey franco Clodoveo I en la Catedral de Reims, llegó desde el cielo, transportada por una paloma hasta las manos del Obispo San Remigio, la Sagrada Ampolla, con un ramillete de lirios (esto es, flores de lis) conteniendo el óleo para ungir y santificar al rey significando así que su autoridad era de origen divino.

Otro uso conocido de la Flor de Lis como emblema se remonta al siglo XII, con el rey Luis VII, quien fuera el primer soberano en incorporarla a su escudo. A partir del siglo XIV, aparece también como emblema de la casa de Lancaster (dinastía real inglesa), para enfatizar su reivindicación al trono francés. El escudo de la casa de Lancaster incluye tres flores de lis y tres leopardos pasantes. Catalina de Lancaster (nieta de Pedro I de Castilla y abuela de Isabel la Católica) fue la patrocinadora del monasterio de Santa María la Real de Nieva en la provincia de Segovia, por eso puede verse allí su escudo con las tres flores de lis.

En el siglo XVI, era símbolo de la dinastía Valois en oro y parte del emblema de las familias nobiliarias tales como los de Candia quienes la portaban en rojo y los Farnesio en azul utilizando seis flores en su escudo de armas. En 1084, el rey de Castilla y de León Alfonso VI conquistó Madrid. Por aquellos días se sabía que en la muralla de la ciudad se hallaba escondida una imagen de la Virgen. El rey mandó llamar al último superviviente que sabía algo sobre esta cuestión, una mujer llamada María. Por tradición familiar sabía cómo era la imagen pero desconocía el lugar exacto donde pudiera estar. La reina Constanza de Borgoña (tercera esposa de Alfonso VI) la mandó llamar para poder hacer con su descripción lo que hoy se llamaría un "retrato robot". Una vez terminado, ordenó que se añadiera una Flor de Lis. De esta manera la Virgen de la Flor de Lis fue la primera representación de la Virgen que hubo en el Madrid conquistado. Más tarde se llegó a encontrar la talla escondida en la muralla y es la imagen que hoy se conoce como "La Almudena" (de almudaina = muralla).

En el siglo XII, el Rey Luis VI o el rey Luis VII (las fuentes están en desacuerdo) fue el primer monarca francés en usar la Flor de Lis en su escudo. Los reyes ingleses usaron más tarde el símbolo en sus armas para enfatizar sus reclamos sobre el trono de Francia. En el siglo XIV, la flor de lis se incorporó a menudo en las insignias de familia que se cosían en el manto del caballero, que era usado por su propietario sobre la cota de mallas, de ahí el término manto de armas. El propósito original de identificación en batalla derivó en un sistema de designación social de estatus después de 1483, cuando el rey Eduardo IV estableció el Colegio de Heráldica para supervisar los derechos del uso de las insignias de armas.

Durante el siglo XX el símbolo fue adoptado por el Movimiento Scout Mundial, organización presente en todo el mundo. Los scouts de todo el mundo la representan sobre fondo de color violeta morado, pintada en blanco o plateado y rodeada por cuerda que acaba en un nudo "llano" (nudo de la hermandad), y con dos estrellas de cinco picos en los pétalos exteriores. Cada pétalo representa uno de los tres principios y deberes (Dios, Patria y Hogar) y tres virtudes (Abnegación, Lealtad y Pureza) que todo Scout debe seguir y tener. Las estrellas representan la vida al aire libre y los diez artículos de la ley scout.

Si bien el fundador del movimiento scout, Sir Robert Stephenson Smith Baden Powell Lord of Gilwell, utilizó por primera vez la Flor de Lis en la India (1898), su uso como símbolo del movimiento scout lo adoptó en 1907 durante el campamento de Brownsea, considerado el momento formal de fundación del escultismo mundial. Hay quien afirma que la Flor de Lis scout es muestra de un supuesto vínculo que el fundador del Movimiento Scout, Robert Baden-Powell habría tenido con logias masónicas; aunque su mujer negó que él hubiera pertenecido jamás a alguna logia.

La Cruz de Santiago, símbolo de la Orden de Santiago, la tiene en tres de sus puntas: sobre ambos extremos del trazo horizontal y en el superior del vertical, hacia el extremo inferior se dibuja una espada. La Orden Militar de Santiago se creó en el siglo XII para defender a los peregrinos que visitaban la tumba del apóstol Santiago en Santiago de Compostela, España, quienes se distinguían exhibiendo este símbolo de color rojo en sus vestimentas y escudos. También se la puede encontrar en el escudo de Pablo VI (precisamente tres flores de lis). La Iglesia Católica la usa como símbolo mariano (de la Virgen) y es uno de los atributos de San José, de quien, dice la leyenda, habría florecido uno o tres lirios de su bastón (El brote de Jesé). En ocasiones, también como representación de la Santísima Trinidad, debido a los tres pétalos.

MARTIN LUTHER KING

Pastor baptista estadounidense, defensor de los derechos civiles. La larga lucha de los norteamericanos de raza negra por alcanzar la plenitud de derechos conoció desde 1955 una aceleración en cuyo liderazgo iba a destacar muy pronto el joven pastor Martin Luther King. Su acción no violenta, inspirada en el ejemplo de Gandhi, movilizó a una porción creciente de la comunidad afroamericana hasta culminar en el verano de 1963 en la histórica marcha sobre Washington, que congregó a 250.000 manifestantes. Allí, al pie del Lincoln Memorial, Martin Luther King pronunció el más célebre y conmovedor de sus espléndidos discursos, conocido por la fórmula que encabezaba la visión de un mundo justo: I have a dream (Tengo un sueño).

Pese a las detenciones y agresiones policiales o racistas, el movimiento por la igualdad civil fue arrancando sentencias judiciales y decisiones legislativas contra la segregación racial, y obtuvo el aval del premio Nobel de la Paz concedido a King en 1964. Lamentablemente, un destino funesto parece arrastrar a los apóstoles de la no violencia: al igual que su maestro Gandhi, Martin Luther King cayó asesinado cuatro años después. Hijo de un ministro baptista, Martin Luther King estudió teología en la Universidad de Boston. Desde joven tomó conciencia de la situación de segregación social y racial en que vivían los negros de su país, y en especial los de los estados sureños. Convertido en pastor baptista, en 1954 se hizo cargo de una iglesia en la ciudad de Montgomery, Alabama.

Muy pronto dio muestras de su carisma y de su firme decisión de luchar por la defensa de los derechos civiles con métodos pacíficos, inspirándose en la figura de Mahatma Gandhi y en la teoría de la desobediencia civil de Henry David Thoreau, las mismas fuentes que por aquellos mismos años inspiraban la lucha de Nelson Mandela contra el apartheid en Sudáfrica. En agosto de 1955 una humilde modista negra, Rosa Parks, fue detenida y multada por sentarse en la sección reservada para blancos de un autobús; King dirigió un masivo boicot de más de un año contra la segregación en los autobuses municipales.

En 1960 aprovechó una sentada espontánea de estudiantes negros en Birmingham, Alabama, para iniciar una campaña de alcance nacional. En esta ocasión, Martin Luther King fue encarcelado y posteriormente liberado por la intercesión de John Fitgerald Kennedy, entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos, pero logró para los negros la igualdad de acceso a las bibliotecas, los comedores y los estacionamientos. En el verano de 1963, su lucha alcanzó uno de sus momentos culminantes al encabezar una gigantesca marcha sobre Washington en la que participaron unas 250.000 personas, ante las cuales pronunció el discurso hoy titulado I have a dream (Tengo un sueño), una bellísima alocución en favor de la paz y la igualdad entre los seres humanos. King y otros representantes de organizaciones antirracistas fueron recibidos por el presidente John F. Kennedy, quien se comprometió a agilizar su política contra el segregacionismo en las escuelas y en la cuestión del desempleo, que afectaba de modo especial a la comunidad negra.

No obstante, ni las buenas intenciones del presidente, quien moriría asesinado meses más tarde, ni el vigor ético del mensaje de King, premio Nobel de la Paz en 1964, parecían suficientes para contener el avance de los grupos nacionalistas de color contrarios a la integración y favorables a la violencia, como Poder Negro, Panteras Negras y Musulmanes Negros. La permeabilidad de los colectivos de color (sobre todo de los que vivían en los guetos de Nueva York y de otros estados del norte) a la influencia de estos grupos violentos ponía en peligro el núcleo del mensaje de King, sobre el pacifismo. En marzo de 1965 encabezó una manifestación de miles de defensores de los derechos civiles que recorrieron casi un centenar de kilómetros, desde Selma, donde se habían producido actos de violencia racial, hasta Montgomery. La lucha de King tuvo un final trágico: el 4 de abril de 1968 fue asesinado en Memphis por James Earl Ray, un delincuente común de raza blanca. Mientras se celebraban sus funerales en la iglesia de Atlanta, una ola de violencia se extendió por todo el país. Ray, detenido por la policía, se reconoció autor del asesinato y fue condenado con pruebas circunstanciales. Años más tarde se retractó de su declaración y, con el apoyo de la familia King, pidió la reapertura del caso y la vista de un nuevo juicio.

Pese al valor de su obra escrita, ninguno de sus textos despertó la universal admiración del más famoso de sus discursos: el que pronunció el 28 de agosto de 1963 ante los 250.000 integrantes de la marcha sobre Washington, al pie del Monumento a Abraham Lincoln, el presidente que, un siglo antes, había abolido la esclavitud: «Hace cien años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos encontramos hoy, firmó la Proclamación de la Emancipación. Este trascendental decreto apareció como un gran fanal de esperanza para millones de esclavos que habían sido marcados con el fuego de una flagrante injusticia. Llegó como el amanecer jubiloso de la larga noche de su cautividad. Pero cien años después, la América de color sigue sin ser libre.»

Considerado una obra maestra de la oratoria, el nombre con que este discurso es conocido procede de su parte central, en la que reiterando la fórmula I have a dream (Tengo un sueño), Martin Luther King eleva a la condición de ideal la simple materialización de la igualdad: «Sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán algún día en una nación donde no se les juzgará por el color de su piel sino por las cualidades de su carácter». Valioso tanto como condensada expresión de sus principios como por su impresionante altura emotiva, su vigencia sigue conmoviendo más de medio siglo después.

Fuente:

lunes, 21 de agosto de 2023

MARCO POLO

Explorador y mercader veneciano. Su padre, NICOLÁS POLO, y su tío MATEO POLO, miembros de una ilustre familia de mercaderes de la próspera República Veneciana, ambicionaban comerciar con el pueblo tártaro de Oriente; ambos hermanos emprendieron conjuntamente una expedición hacia Oriente en el año 1255. Cuando hubo noticias de la llegada de los mercaderes al territorio, el emperador mongol KUBLAI KAN los mandó llamar, dado que la presencia de unos latinos constituía un hecho extraordinario. Durante catorce años NICOLÁS y MATEO POLO permanecieron entre los mongoles.

De regreso, LOS POLO actuaron como embajadores del emperador y visitaron al Papa en su nombre, para transmitirle el deseo de KUBLAI KAN de que éste enviara sabios y sacerdotes a visitar su Imperio. En el año 1271, y con la bendición del papa GREGORIO X, LA FAMILIA POLO (incluido MARCO, que a la sazón contaba diecisiete años) comenzó su segundo viaje por tierras orientales. Atravesaron Israel, Armenia, llegaron a las regiones de la actual Georgia y luego al golfo Pérsico. Desde allí remontaron hacia el norte, cruzaron Persia y después se adentraron en las montañas de Asia Central, siguiendo el itinerario de la ruta de la seda. La travesía del Pamir los condujo a los dominios del GRAN KAN KUBLAI.

Tras superar los desiertos que rodean Lob Nor, LOS POLO llegaron a KANCHEU, la primera ciudad realmente china, donde establecieron contacto con una civilización que practicaba una religión casi desconocida para Occidente, el budismo; permanecieron en el lugar un año, durante el cual se dedicaron al comercio. Reemprendieron entonces el viaje, acompañados de una escolta enviada por KUBLAI KAN para conducirles al nordeste de Pekín, donde el emperador tenía su residencia de verano. Pronto el soberano tomó a MARCO POLO bajo su protección personal, le demostró una confianza absoluta, y le comenzó a asignar todo tipo de misiones: así, por ejemplo, ingresó en el cuerpo diplomático de la corte y se convirtió en gobernador, por tres años, de la ciudad de Yangzhou. Su padre y su tío se dedicaron a los negocios, al tiempo que actuaban como consejeros militares de KUBLAI KAN.

Se desconocen los detalles de este período de la vida de MARCO POLO; sin embargo, mientras permaneció al servicio de KUBLAI KAN, tuvo oportunidad de viajar por todo el territorio de la dinastía mongol, que por entonces se hallaba en pleno apogeo, y adquirir conocimientos sobre la cultura y las costumbres de China. Destacaban el esplendor de la capital, su organización administrativa y la de todo el país, el sistema de correos, la construcción de obras públicas, el trabajo artesanal de la seda y el uso de papel moneda. Cuando LA FAMILIA POLO manifestó el deseo de partir, KUBLAI KAN no se opuso, aunque les confió todavía una última misión: escoltar hasta Persia, en un trayecto por vía marítima, a una princesa china que iba a casarse con un kan persa. En el año 1295 LOS POLO llegaron a Italia, donde fueron recibidos con tantas muestras de interés como de incredulidad, por lo que se vieron obligados a exponer sus riquezas para que la gente creyera sus historias.

Más adelante, en el transcurso de una batalla naval entre las flotas de Génova y Venecia, MARCO POLO, capitán de una galera veneciana, fue capturado por los genoveses. Durante los tres años que permaneció prisionero dictó el relato de su viaje a un compañero, escritor de profesión. El material se recopiló bajo el título de El descubrimiento del mundo, también conocido como El millón o Libro de las maravillas del mundo. Estas narraciones constituyen el primer testimonio fidedigno del modo de vida de la civilización china, de sus mitos y sus riquezas, así como de las costumbres de sus países vecinos: Siam (Tailandia), Japón, Java, Cochinchina (que corresponde a una parte de Vietnam), Ceilán (hoy Sri Lanka), Tíbet, India y Birmania.

GRAN CISMA DE ORIENTE Y OCCIDENTE

El Gran Cisma de Oriente y Occidente, también conocido como Gran Cisma (aunque a veces también se aplica este término al Cisma de Occidente) es el nombre dado al evento de mutua excomunión que separó al Papa y a la cristiandad de Occidente, de los patriarcas y cristiandad de Oriente, especialmente del principal de ellos, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla.
En el año 589, durante el Tercer Concilio de Toledo, donde tuvo lugar la solemne conversión de los visigodos al catolicismo, se produjo la añadidura del término filioque, por lo que el Credo pasaba a declarar que el Espíritu Santo procede no exclusivamente del Padre a través del Hijo como decía el credo Niceno, sino del Padre y del Hijo al decir:

Credo in Spiritum Sanctus qui ex Patre Filioque procedit.

En 1014 con motivo de su coronación como emperador de Sacro Imperio, Enrique II solicitó al papa Benedicto VIII la recitación del Credo con la inclusión del filioque. El papa, necesitado del apoyo militar del emperador, accedió a su petición con lo que por primera vez en la historia el filioque se usó en Roma.

En el año 1054, el Papa León IX quien, amenazado por los normandos, buscaba una alianza con Bizancio, mandó una embajada a Constantinopla encabezada por su colaborador, el cardenal Humberto de Silva Candida, y formada por los arzobispos Federico de Lorena y Pedro de Amalfi. Los legados papales negaron, a su llegada a Constantinopla, el título de ecuménico al Patriarca Miguel I Cerulario y, además, pusieron en duda la legitimidad de su elevación al patriarcado. El patriarca se negó entonces a recibir a los legados.

El cardenal respondió publicando su Dialogo entre un romano y un constantinopolitano, en el que se burlaba de las costumbres griegas y, tras excomulgar a Miguel I Cerulario mediante una bula que depositó el 16 de julio de 1054 sobre el altar de la Iglesia de Santa Sofía, abandonó la ciudad.

El 24 de julio de ese mismo año, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla respondió excomulgando al cardenal y a su séquito, y quemó publicamente la bula romana, con lo que se inició el Cisma, pues alegan que, en el momento de la excomunión, León IX había muerto y por lo tanto el acto del cardenal de Silva no habría tenido validez; añaden también que se excomulgaron individuos, no Iglesias.

Considerando estas críticas, se puede señalar que el Gran Cisma fue en realidad el resultado de un largo período de relaciones difíciles entre las dos partes más importantes de la Iglesia universal. Las causas primarias del cisma fueron sin duda las tensiones producidas por las pretensiones de suprema autoridad del Papa. Efectivamente, el Obispo de Roma reclamaba autoridad sobre toda la cristiandad, incluyendo a los cuatro Patriarcas más importantes de Oriente; los Patriarcas, por su lado, alegaban, con base en la Sagrada Tradición Apostólica y en las Sagradas Escrituras, que el Obispo de Roma solo podía pretender ser un "primero entre sus iguales" o "Primus inter pares". También tuvo gran influencia el Gran Cisma en las variaciones de las prácticas litúrgicas (calendarios y santorales distintos) y disputas sobre las jurisdicciones episcopales y patriarcales.

La Iglesia se dividía entonces a lo largo de líneas doctrinales, teológicas, políticas y lingüísticas (griego para las liturgias en Oriente, latín en las occidentales). Se puede alegar que ambas iglesias se reunieron en 1274, en el Segundo Concilio de Lyon y en 1439, en el Concilio de Basilea, pero en cada uno de estos eventos, las intenciones conciliares se vieron frustradas por el mutuo repudio posterior. En años recientes, algunas Iglesias orientales decidieron aceptar la primacía absoluta del Papa y ahora se denominan Iglesias orientales católicas.

Con todo, tanto la Iglesia Católica Ortodoxa como la Iglesia Católica Romana, que así se denominan a sí mismas, reivindican también la exclusividad de la fórmula: "Una, Santa, Católica y Apostólica" implicándose cada una como la única heredera legítima de la Iglesia primitiva o universal y atribuyendo a la otra el haber "abandonado la iglesia verdadera" durante el Gran Cisma.

No obstante estas consideraciones, tras el Concilio Vaticano II (1962), la Iglesia Católica Romana inició una serie de iniciativas que han contribuido al acercamiento entre ambas iglesias, y así el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenágoras I decidieron, en una declaración conjunta, el 7 de diciembre de 1965, «cancelar de la memoria de la Iglesia la sentencia de excomunión que había sido pronunciada»

LOS PARADIGMAS DEL CONCILIO VATICANO II-PRIMERA PARTE

El Vaticano II sí constituyó una auténtica revolución. Teorías, concepciones, normas, costumbres, prácticas, ritos, fórmulas... que llevaban cuatro siglos en vigor y eran consideradas prácticamente inmutables, fueron profundamente transformadas, al dar paso la Iglesia a una nueva mentalidad, a la mentalidad moderna. En el siglo 16 la Iglesia había reaccionado negativamente contra el pensamiento moderno, que vio concretado en la Reforma Protestante, de Lutero, a la que condenó.

Posteriormente, el Concilio de Trento se centró en la llamada Contrarreforma, una posición beligerantemente contraria a los valores modernos, de perpetuación de los valores antiguos y medievales y a la defensiva ante todo lo moderno. En esa situación continuaba la Iglesia a mediados del siglo 20, y ésa es la actitud que quebró, y que fue desechada sin dificultad, por el nuevo Concilio, convocado por el Papa Juan XXIII.

El Vaticano II suscitó un entusiasmo general como hacía tiempo no se recordaba en la Iglesia católica. Muchos grupos, comunidades, sacerdotes y fieles abrazaron la nueva mentalidad y se adentraron por el camino de las muchas reformas que proponía. Sin embargo, tantos cambios no iban a ser fáciles. El Concilio Vaticano II dio solamente un primer paso, sin imaginar que, a partir de ahí, la Iglesia no iba a poder dejar de continuar caminando, en las décadas sucesivas, en lo que ha sido quizá el período más denso e intenso de renovación y debate interno de toda su historia. No han dejado de aparecer nuevas ideas, replanteamientos, perspectivas y desafíos. Entraron en escena nuevos paradigmas teológicos, que plantean grandes desafíos para la reflexión y la acción.

Tras varios siglos de enfrentamiento con el desarrollo de la ciencia y con la nueva conciencia de la emancipación de la humanidad frente a la tutela religiosa, el Concilio Vaticano II puede ser calificado teológicamente como la reconciliación del catolicismo con la primera modernidad. Fue un primer intento, limitado y contradictorio. Fue una reconciliación parcial -en cuanto que no se aplicó a las mismas estructuras jurídicas de la Iglesia- y fue también contradictoria, en cuanto que para llegar al consenso hubo de incurrir en ambigüedades, introduciendo concesiones a los grupos opuestos. Pero, en todo caso, significó el desbloqueo del impase que se arrastraba desde hacía siglos y fue un buen inicio para un camino que se recorrería después, despertando enorme interés y una desbordante vitalidad.

El Concilio llegó muy tarde, con una demora de varios siglos en el establecimiento del diálogo con la modernidad. Los analistas sitúan después del Concilio Vaticano II la llamada revolución cultural de mayo del 68, una profunda vuelta de tuerca de la modernidad en la sociedad ya inicialmente globalizada, que planteó nuevos cambios hasta entonces no contemplados: revolución cultural, sexual y femenina, crítica al poder, al Estado, a la democracia formal, a los valores establecidos. La Iglesia católica vivió esta “revolución cultural” en plena efervescencia de la apertura conciliar. Y en primera línea, ya sin la defensa de la clásica “separación del mundo” con la que hasta entonces se había auto-protegido. Como el resto de la sociedad, no pudo tener distancia crítica para saber cuáles serían las consecuencias de aquella nueva propuesta cultural. Esto fue causa adicional e imprevista de un gran malestar en el sector conservador de la Iglesia, que achacó al Concilio la desorientación que estaba produciendo en la Iglesia la nueva revolución cultural, lo que desató una fuerte oposición interna al propio Concilio.

Muy pronto, a partir de los años 70, surgió en América Latina una nueva propuesta teológica, liderada en principio por la Conferencia de Obispos Latinoamericanos. La Teología de la Liberación quiso ser inicialmente la aplicación y adaptación del Concilio Vaticano II a la Iglesia del continente. Pero terminó siendo una reinterpretación del conjunto del Cristianismo con la introducción de tres dimensiones hasta entonces olvidadas: la historicidad -que dialogaba con la segunda modernidad-, el reino centrismo -poner en el centro, por encima de todo, por encima incluso de la Iglesia, la utopía de Jesús, que él llamaba “el Reino”, idea que desplazaba el eclesiocentrismo- y la opción por los pobres, que rompía la milenaria alianza con el poder político y económico, ruptura que fue calificada como “el acontecimiento eclesial más importante desde la Reforma Protestante”. América Latina produjo un estilo de teología que se expandiría a partir de entonces al Cristianismo universal.

La Teología de la Liberación se extendió a Asia, a África y a Europa y aun hoy pervive y con entusiasmo. La envergadura y la importancia de lo que planteaba y la transformación que llevó a cabo esta teología habría podido merecer y justificar un hipotético Concilio Vaticano III. Un factor decisivo en ese momento -en principio, ajeno a lo propiamente teológico- fue la elección en 1978 como Papa de Karol Wojtyla, quien había sido precisamente líder del Coetus minor -la minoría perdedora- de los obispos cuyas propuestas resultaron desechadas en el Concilio Vaticano II. Desde el punto de vista de las consecuencias para la teología cabe resaltar el nombramiento de Josef Ratzinger como encargado de la Congregación de la Doctrina de la Fe, quien con su Informe sobre la fe comenzó una campaña de reinterpretación involutiva del Concilio, de descalificación de la Teología de la Liberación y de persecución de los teólogos más creativos.

El Vaticano II abrió tímidamente esta puerta cuando propició una superación tímida del “exclusivismo” -pensar que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación-, reconociendo que las otras religiones también tienen “algunos elementos de verdad y de salvación”. A partir del área anglosajona del mundo, y sobre todo en Asia, donde el cristianismo experimentaba severamente la sensación de ser minoría en medio de una pluralidad religiosa insuperable, surgió el paradigma pluralista, un nuevo modelo de pensamiento que reinterpreta el Cristianismo no como “la única religión verdadera”, sino como una de las muchas religiones del mundo. A esto se suma otro paradigma: el feminismo: aunque las raíces del movimiento feminista son históricamente antiguas, su gran eclosión se ha dado apenas hace unas décadas, en el siglo 20. Y aunque procede de la sociedad civil, este paradigma ha sido ya asimilado en la teología y ha calado profundamente en sectores muy amplios del pensamiento y de las bases del cristianismo, especialmente en una gran mayoría de cristianas, tanto laicas como religiosas.

El paradigma feminista, auxiliado por los cada vez más numerosos estudios de género, ha mostrado hasta qué punto el cristianismo tradicional está influido por la ideología patriarcal, con la consiguiente marginación y minusvaloración de la dimensión femenina y de sus valores a todos los niveles, desde la imagen misma de Dios, hasta la organización de toda la vida cristiana. A nivel teórico, los logros de este paradigma son ya irreversibles y es en el nivel práctico, el nivel de la implementación de sus consecuencias en la vida eclesial, donde casi todo sigue por hacer. También en este caso, un cambio de paradigma tan profundo como propone el feminista, bien merecería en tiempos sanos todo un Concilio ecuménico, expresamente convocado para acogerlo con la profundidad y la coherencia necesarias.

domingo, 20 de agosto de 2023

SAN RAMON NONATO

San Ramón nació de familia noble en Portell, cerca de Barcelona, España en el año 1200. Recibió el sobrenombre de non natus (no nacido), porque su madre murió en el parto antes de que el niño viese la luz. Con el permiso de su padre, el santo ingresó en la orden de los Mercedarios, que acababa de fundarse. San Pedro Nolasco, el fundador, recibió la profesión de Ramón en Barcelona.

Progresó tan rápidamente en virtud que, dos o tres años después de profesar, sucedió a San Pedro Nolasco en el cargo de "redentor o rescatador de cautivos". Enviado al norte de África con una suma considerable de dinero, Ramón rescató en Argel a numerosos esclavos. Cuando se le acabó el dinero, se ofreció como rehén por la libertad de ciertos prisioneros cuya situación era desesperada y cuya fe se hallaba en grave peligro. Pero el sacrificio de San Ramón no hizo más que exasperar a los infieles, quienes le trataron con terrible crueldad.

Sin embargo, el magistrado principal, temiendo que si el santo moría no se pudiese obtener la suma estipulada por la libertad de los prisioneros a los que representaba, dio orden de que se le tratase más humanamente. Con ello, el santo pudo salir a la calle, lo que aprovechó para confortar y alentar a los cristianos y hasta llegó a convertir y bautizar a algunos mahometanos.

Al saberlo, el gobernador le condenó a morir empalado, pero quienes estaban interesados en cobrar la suma del rescate consiguieron que se le conmutase la pena de muerte por la de flagelación. San Ramón no perdió por ello el valor, sino que prosiguió la tarea de auxiliar a cuantos se hallaban en peligro, sin dejar escapar la menor ocasión de ayudarlos.

San Ramón encaró dos grandes dificultades. No tenía ya un solo centavo para rescatar cautivos y predicar el cristianismo a los musulmanes equivalía a la pena de muerte. Pero nada lo detuvo ante el llamado del Señor. Consciente del martirio inminente, volvió a instruir y exhortar tanto a los cristianos como a los infieles. El gobernador, enfurecido ante tal audacia, ordenó que se azotase al santo en todas las esquinas de la ciudad y que se le perforasen los labios con un hierro candente.

Mandó ponerle en la boca un candado, cuya llave guardaba él mismo y sólo la daba al carcelero a la hora de las comidas. En esa angustiosa situación pasó San Ramón ocho meses, hasta que San Pedro Nolasco pudo finalmente enviar algunos miembros de su orden a rescatarle. San Ramón hubiese querido quedarse para asistir a los esclavos en Africa, sin embargo, obedeció la orden de su superior y pidió a Dios que aceptase sus lágrimas, ya que no le había considerado digno de derramar su sangre por las almas de sus prójimos.

A su vuelta a España, en 1239, fue nombrado cardenal por Gregorio IX, pero permaneció tan indiferente a ese honor que no había buscado, que no cambió ni sus vestidos, ni su pobre celda del convento de Barcelona, ni su manera de vivir. El Papa le llamó más tarde a Roma. San Ramón obedeció, pero emprendió el viaje como el religioso más humilde.

Dios dispuso que sólo llegase hasta Cardona, a unos diez kilómetros de Barcelona, donde le sorprendió una violenta fiebre que le llevó a la tumba. El santo tenía aproximadamente treinta y seis años cuando murió el 31 de agosto de 1240. Cardona pronto se transformó en meta de peregrinaciones. Fue sepultado en la capilla de San Nicolás de Portell. El Papa Alejandro VII lo incluyó en el Martirologio Romano en 1657. San Ramón Nonato es el patrono de las parturientas y las parteras debido a las circunstancias de su nacimiento.

Fuente:
www.aciprensa.com 

domingo, 13 de agosto de 2023

AGATHIÓN

Es un demonio de temperamento afable y modesto, se presenta durante el mediodía, siendo un ser poco común en los registros infernales. A diferencia de los estereotipos demoníacos, se muestra amable incluso con aquellos que se dedican a investigar fenómenos paranormales y exorcismos.

Su pasividad y camaradería se hacen evidentes al aceptar sin resistencia las órdenes de quienes establecen un pacto con él. De hecho, es conocido por voluntariamente encerrarse en objetos mágicos como amuletos o talismanes para servir a su pactante.

Aunque adopta una forma humana durante el mediodía, algunos relatos ocultistas sugieren que también puede manifestarse con una apariencia más acorde a su naturaleza mitológica.

Lo sorprendente es que Agathión parece desafiar las tradiciones de pactos satánicos, ya que para establecer una conexión con él no se requieren rituales sangrientos o promesas excesivas, sino simplemente la palabra.

Este demonio, envuelto en enigmas, nos invita a reflexionar sobre la diversidad de seres que habitan en el imaginario colectivo y a cuestionar nuestras concepciones tradicionales sobre el mundo sobrenatural.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 2

MAXIMILIANO KOLBE

Franciscano polaco. Dedicado al periodismo católico, fue arrestado por la Gestapo en 1941, y se ofreció para morir en lugar de un compatriota polaco, casado y padre de familia, que había sido condenado al búnker del hambre. Cursó estudios de filosofía en la Universidad Georgiana de Roma, por la que se graduó en 1915, y de teología en la Facultad de Teología de San Buenaventura de la misma ciudad, que terminaría en 1919. Durante esa etapa de formación en la capital italiana creó, por sugerencia del rector Esteban Igundi, la Milicia de la Inmaculada junto con otros de sus compañeros. Fundada en 1917, la agrupación se extendería posteriormente por todo el mundo.

Investido sacerdote en 1918, de regreso a Polonia impartió clases de teología hasta que en enero de 1922 inició su apostolado mariano con su primera revista mensual polaca católica. En la Polonia comunista su publicación fue prohibida desde 1952 hasta 1981. En 1930 viajó a Japón, donde fundaría, en la región de Nagasaki, la segunda Ciudad o Jardín de la Inmaculada. Editó además una revista mariana en lengua nipona. Proyectó crear nuevas misiones marianas en Corea, China e India, pero diversas dificultades se lo impidieron.

De vuelta a su país, fue otra vez el superior de la Casa de la Inmaculada y cobró gran popularidad. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial fue deportado dos veces a Alemania por los nazis. En 1941 fue confinado en el campo de concentración de Auschwitz, tristemente célebre por sus horrores. En este lugar se ofreció voluntariamente para cumplir el suplicio impuesto a un padre de familia, que había sido condenado a morir de hambre. Cuando un oficial nazi le preguntó por qué lo hacía, Kolbe contestó: "porque soy un sacerdote católico". Kolbe murió de inanición en su celda, convertida hoy en lugar de peregrinación, y su ejemplar sacrificio se divulgó por todo el mundo. Fue beatificado por Pablo VI en 1971 y canonizado por Juan Pablo II en 1982.

EL FUSILAMIENTO DE LAS TRECE ROSAS ÍCONO DE LA REPRESIÓN FRANQUISTA


Se trato de trece mujeres con edades comprendidas entre los 18 y los 29 años, presas en la cárcel de Las Ventas por su supuesta actividad política.

Sus nombres eran Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso García, Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibañez, Julia Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil Olaya, Virtudes González García, Ana López Gallego, Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente.

La ejecución se justificaba oficialmente como castigo por el asesinato  del comandante de la Guardia Civil Issac Gabaldón, de su hija y de su chófer, que se atribuyó a una supuesta gran red comunista a la que habrían pertenecido las ajusticiadas; se trató, no obstante, de una condena injusta y falsa, ya que en el momento de esta muerte (el 27 de julio anterior) LAS TRECE ROSAS ya se encontraban en la prisión de Las Ventas.

Para los historiadores que han estudiado el caso, la ejecución (que se produjo simultáneamente a la de otros 43 varones, incluido un menor de 14 años) respondía más bien a la voluntad del régimen de Franco, tan sólo cuatro meses después de vencer la Guerra Civil, de reprimir a sus adversarios políticos y enviar un mensaje ejemplarizante a los ciudadanos.  La repercusión del incidente, se debió principalmente al rechazo internacional que suscitó, en gran medida por el perfil de las trece mujeres.

Se trataba de jóvenes que no habían participado de manera activa en la guerra, aunque algunas de ellas estaban vinculadas en distinto grado de intensidad a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) o al Partido Comunista  de España (PCE). No era el caso de todas, no obstante: por ejemplo, la pianista de 29 años Blanca Brisac Vázquez había sido detenida por mantener relación con un músico del PCE, sin que conste ninguna militancia por su parte.

De hecho, ocho de las trece asesinadas eran, en aquel momento, menores de edad, ya que la mayoría legal se situaba en 21 años.  Por ello, se organizó una campaña de protesta en París, impulsada por una hija de Marie Curie, que supuso el origen del sobrenombre con el que hoy son conocidas estas víctimas; una campaña que sin embargo no amilanó al régimen franquista, que continuó con la ejecución de la amplia mayoría de los 364 detenidos en relación con el atentado de Gabaldón.

El fusilamiento tuvo lugar en una tapia  del cementerio de La Almudena al este de Madrid, cercano a la prisión de Las Ventas. En dicho lugar se colocó por primera vez en 1988 una placa conmemorativa y desde entonces cada cinco de agosto se celebran homenajes a las Trece Rosas.

Fuente:

TEMPLE CHURCH

Es una iglesia de finales del siglo XII situada en Londres, entre Fleet Street y el río Támesis, construida por los caballeros templarios como su sede en Londres. En la época moderna, dos Inns of Court o asociaciones de abogados (La Inner Temple y la Middle Temple), usaron la iglesia. Es famosa por sus tumbas con efigies y por ser una iglesia redonda. Fue duramente dañada durante la Segunda Guerra Mundial pero ha sido restaurada en gran parte. El área que rodea a la iglesia es conocida como “Temple” y cerca de ella está la Estación de metro Temple, perteneciente a las línea verde (District) y amarilla (Circle).

A mediados del siglo XII, antes de la construcción de la iglesia, los Caballeros Templarios de Londres se reunían en un lugar en High Holborn en una estructura establecida por Hugo de Payns (ese lugar fue históricamente la sede de un templo romano en Londinium). Debido al rápido crecimiento de la orden, para la década de 1160 este lugar se les había quedado pequeño, y la orden compró el actual sitio para establecer un gran complejo monástico que sirviera de sede en Inglaterra. Además de la iglesia, el conjunto originalmente contenía residencias, instalaciones de entrenamiento militar, y terrenos de recreo para los monjes guerreros y los novicios, a los que no se les permitía ir al centro de la ciudad sin permiso del Maestro del Temple.

El edificio de la iglesia agrupa dos secciones separadas. La sección original de la nave, llamada Round Church, y una sección rectangular, construida aproximadamente medio siglo después, llamada Chancel. Para mantener las tradiciones de la orden, la nave de la iglesia fue construida a partir de un diseño circular basado en la Iglesia de Santo Sepulcro de Jerusalén. La nave tiene 16.76 metros de diámetro, y está rodeada de las primeras columnas libres de Mármol Purbeck. Es probable que las paredes y las cabezas grotescas estuvieran originalmente pintadas con colores. Fue consagrada el 10 de febrero de 1185 en una ceremonia presidida por Heraclius, Patriarca de Jerusalén. Se cree que Enrique II estuvo presente en la consagración.

La orden de los Caballeros Templarios era muy poderosa en Inglaterra. Prueba de ello es que el Maestro del Temple tenía asiento en el Parlamento como primus baro (primer barón del reino). El recinto era regularmente usado como residencia por reyes y representantes del Papa. El Temple también se usó como banco de depósito, a veces en contra de los deseos de la Corona de incautar los fondos de los nobles que habían confinado su riqueza allí. La independencia y riqueza de la orden a lo largo de toda Europa está considerada por la mayoría de los historiadores como causa principal de la caída de la orden.

En enero de 1215 William Marshall (que está enterrado en la nave cerca de sus hijos, bajo una de las 9 efigies de mármol de caballeros medievales) actuó de negociador durante una reunión en el Temple, entre el Rey Juan I y los barones, que exigían que Juan defendiera los derechos consagrados de la Carta de Coronación de su predecesor Ricardo I. William juró en nombre del rey que las quejas de los barones se abordarían en verano, lo que llevó a Juan a firmar la Carta Magna en junio.

Posteriormente William se convirtió en regente durante el reinado del hijo de Juan, Enrique III. Después Enrique expresó su deseo de ser enterrado en la iglesia y para ello, a principios del siglo XIII, se tiró el coro de la iglesia original y se construyó una nueva estructura, ahora llamada Chancel. Fue consagrada el día de la Ascensión de 1240 y agrupa un pasillo central y dos laterales de idéntica anchura. La altura de la cúpula es de 11 metros. Uno de los hijos de Enrique, que murió muy joven, está enterrado en el Chancel, pero Enrique al final cambió su voluntad con instrucciones de ser enterrado en la Abadía de Westminster.

Tras la destrucción y abolición de los Caballeros Templarios en 1307, Eduardo II tomó el control de la Iglesia como posesión real. Posteriormente se entregó a los Caballeros Hospitalarios, que alquilaron la Iglesia a dos colegios de abogados. Uno de ellos se mudó a la parte de la Iglesia que fue usada por los Caballeros Templarios, y la otra lo hizo a la parte destinada a los monjes, y compartieron el uso de la iglesia. Los colegios se agruparon en el Inner y Middle Temple, dos de las cuatro asociaciones de abogados o Inns of Court (las otras dos son Lincoln's Inn y Gray's Inn).

GANESH CHATURTHI LA FIESTA DEL DIOS DE LA SABIDURÍA

Entre finales de agosto y principios de septiembre se celebra en la India y otros países el festival Ganesh Chaturthi. Se trata de una celebración en honor de Ganesha, el Dios hindú de la Sabiduría, una divinidad que se representa con cabeza de elefante. Este festival se celebra el cuarto día del mes de Bhadrapada. Como es un calendario lunar la fecha nunca es la misma, aunque siempre cae entre finales de agosto y principios de septiembre. El Festival de Ganesh Chaturthi es el más importante de los que se celebran esos días en honor a Ganesha.

Se celebra en toda la India, pero especialmente en los estados de Maharashtra, Goa, Gujarat, Karnataka y Andhra Pradesh. La festividad ha traspasado fronteras y también se celebra en otros países y regiones donde viven seguidores de la tradición hindú. Por ejemplo, en Isla Mauricio. Para los hindús se trata de una celebración muy especial pues está dedicada al dios de la sabiduría y a prosperidad, adorado como dios de la felicidad y la buena fortuna. La creencia dice que durante su festival, que coincide con su cumpleaños, Ganesha nos da fuerza para superar los obstáculos en nuestras vidas y nos hace más fuertes.

¿QUÉ ES LA TRANSUSTANCIACIÓN?

Con la palabra transustanciación la Iglesia quiere expresar la verdad revelada de que en las especies de pan y vino consagradas está verdaderamente presente el Cuerpo y la Sangre del Señor.

Transustanciación es un término que nos remite al concepto filosófico de sustancia y accidentes, tal como lo formuló Aristóteles (recogido más tarde por Santo Tomás de Aquino).

De este modo, para explicar el cambio producido por la consagración en las especies de pan y vino, afirmamos que mientras sus accidentes (color, apariencia, sabor, textura, etc.) no han cambiado, sin embargo su sustancia (la de pan) sí se ha transformado en la sustancia del Cuerpo de Cristo.

Lo mismo se predicaría de su sangre. Transustanciación por tanto nos habla del cambio de sustancia (trans-sustancia) realizado en el pan y vino consagrados. Ya no son pan y vino, aunque parezcan pan y vino, pues son el Cuerpo y la Sangre del Señor. A ese cambio radical, a ese cambio en la sustancia es al que se refiere la transustanciación.

El término se usó en la doctrina de la Iglesia por primera vez en la carta CUM MARTHAE CIRCA del Papa Inocencio III de 29 de noviembre de 1202. Sin embargo, como definición dogmática definitiva fue recogido por el Concilio de Trento en el Decreto sobre el sacramento de la Eucaristía, en la 13ª sesión de 11 de octubre de 1551, en el que se dice:

"Cristo, Redentor nuestro, dijo ser verdaderamente su cuerpo lo que ofrecía bajo la apariencia de pan, de ahí que la Iglesia de Dios tuvo siempre la persuasión y ahora nuevamente lo declara en este santo Concilio, que por la consagración del pan y del vino se realiza la conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de Cristo Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su sangre. La cual conversión, propia y convenientemente, fue llamada transustanciación por la santa Iglesia Católica."

Este concepto fue nuevamente tratado por la doctrina magisterial del Papa Pablo VI (entre otros) con ocasión de su Encíclica MYSTERIUM FIDEI, de 3 de septiembre de 1965. Ciertas doctrinas procedentes de la fenomenología y la filosofía existencial, habían puesto en entredicho el concepto de transustanciación, proponiendo como alternativa la transignificación o la transfinalización.

En la encíclica del Papa Pablo VI recuerda que la transustanciación define completamente el cambio producido en las especies eucarísticas, mientras la sola referencia a la transignificación o la transfinalización no aclaran el concepto de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Por tanto, sin condenar el uso de esos términos, los declara insuficientes para expresar el dogma eucarístico.

La veneración con la que la Iglesia trata la doctrina consolidada y recibida, así como los términos que se usan para definirla, hace que si bien los conceptos de sustancia y accidentes son elaboraciones que pertenecen al ámbito filosófico y no forman parte del dominio común, en cambio la transustanciación expresa perfectamente el milagro realizado en cada Misa al convertir el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre del Señor y por ello sigue siendo un concepto plenamente válido para acercarnos a ese milagro del que somos testigos a diario.

Esta conversión se opera, de acuerdo a lo establecido en el Catecismo, en la plegaria eucarística con la consagración, mediante la eficacia de la palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo. Se considera que bajo las especies consagradas del pan y del vino, "Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad" (cf Cc. de Trento: DS 1640; 1651)" Dicha presencia eucarística se mantiene mientras subsistan las especies eucarísticas.

Los cristianos de la Iglesia ortodoxa aceptan también esta doctrina, opuesta a la doctrina luterana de la consubstanciación. Los protestantes la rechazan, a veces bajo el argumento de que a los judíos les tenían (y tienen) prohibido beber sangre y ellos aún estaban bajo esa ley.

La doctrina de la Transustanciación halla su base en la narración bíblica de la última cena y en la interpretación literal que de ella se hace. Se basa en las palabras de Cristo:

"Tomad y comed, esto es mi cuerpo"... "Tomad y bebed, esto es mi sangre"

Mateo 26, 26-29, Marcos 14, 22-25, Lucas 22, 14-20

Que -de acuerdo a este dogma- deben ser interpretados literalmente sin interpretaciones simbólicas, ya que el texto original del Evangelio según San Juan utiliza las palabras griegas "fagon" que significa literalmente "comer".

Esta presencia real fue negada por diversos grupos de manera directa o indirecta, como los docetas, y más tarde por Wyclif, Juan Calvino, Zwinglio, y en cierto aspecto Lutero, quien elaboró la doctrina de la Consubstanciación que aunque no negaba la presencia real, hacía permanecer la substancia del pan y el vino al lado de la substancia del cuerpo y sangre de Cristo.

La doctrina de la Transustanciación fue declarada sobre todo contra las sectas espiritualistas nacidas de la Iglesia Católica en el siglo XII, como los albigenses, cátaros o petrobrusianos, quienes atacaban la jerarquía eclesial, con ello el poder del sacerdote de consagrar y por último la presencia real de Cristo en la eucaristía. La doctrina fue reafirmada por el concilio de Trento esta vez contra los reformadores.

Para entender la doctrina de la Transustanciación se emplean dos términos filosóficos básicos: sustancia y accidentes. Sustancia es aquello que hace que una cosa sea lo que es. Accidentes son las propiedades no esenciales y que son perceptibles por los sentidos. Por ello en la Transustanciación la sustancia del pan cambia, por un milagro y por las palabras de la consagración que pronuncia el sacerdote, y se convierte en la sustancia del cuerpo de Cristo, el pan ya no tiene lo que lo hacía pan, ahora es el cuerpo de Cristo, de igual manera pasa con el vino, pero permaneciendo los accidentes del pan y el vino como su olor, textura, sabor. Como la substancia es la de Cristo, cualquier pedazo minúsculo contiene a Cristo todo entero, igualmente cualquier gota del vino. De este modo comiendo sólo el pan o bebiendo sólo el vino se come o bebe el cuerpo entero de Cristo.

El Catecismo de la Iglesia Católica afirma al respecto:
"La presencia del verdadero Cuerpo de Cristo y de la verdadera Sangre de Cristo en este sacramento, `no se conoce por los sentidos, dice S. Tomás, sino sólo por la fe, la cual se apoya en la autoridad de Dios'. Por ello, comentando el texto de S. Lucas 22,19: `Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros', S. Cirilo declara: `No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las palabras del Señor, porque él, que es la Verdad, no miente"