miércoles, 28 de agosto de 2013

MÓNICA DE HIPONA

Mónica nacida en Tagaste (en la actual Argelia). Sus padres la educaron en el cristianismo y la casaron con un hombre mayor pagano llamado Patricio, un hombre muy enérgico y de temperamento violento. Mónica iba a la iglesia cada día y soportó con paciencia el adulterio y los cóleras de su marido. Se ganó el afecto de su suegra en poco tiempo e incluso convirtió a Patricio al cristianismo y calmó su violencia. Mónica tuvo tres hijos. Uno de ellos fue Agustín, que le dio muchas alegrías por sus éxitos en los estudios, pero también la hizo sufrir por su vida descarriada. Mónica envió a Agustín al obispo para que lo convenciera de sus errores, pero el obispo le aconsejó a Mónica que siguiera rezando por su hijo, diciéndole "no se perderá el hijo de tantas lágrimas".

Sus padres encomendaron la formación de sus hijas a una mujer muy religiosa y estricta en disciplina. Ella no las dejaba tomar bebidas entre horas (aunque aquellas tierras son de clima muy caliente) pues les decía: "Ahora cada vez que tengan sed van a tomar bebidas para calmarla. Y después que sean mayores y tengan las llaves de la pieza donde esta el vino, tomarán bebidas alcohólicas y eso les hará mucho daño" Mónica le obedeció los primeros años pero, después ya mayor, empezó a ir a escondidas al depósito y cada vez que tenía sed tomaba un vaso de vino.

Más sucedió que un día regañó fuertemente a un obrero y éste por defenderse le gritó ¡Borracha! Esto le impresionó profundamente y nunca lo olvidó en toda su vida, y se propuso no volver a tomar jamás bebidas alcohólicas. Pocos meses después fue bautizada (en ese tiempo bautizaban a la gente ya entrada en años) y desde su bautismo su conversión fue admirable. Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad pero sus padres dispusieron que tuviera que esposarse con un hombre llamado Patricio. Este era un buen trabajador, pero de genio terrible, además mujeriego, jugador y pagano, que no tenía gusto alguno por lo espiritual. La hizo sufrir muchísimo y por treinta años ella tuvo que aguantar sus estallidos de ira ya que gritaba por el menor disgusto, pero éste jamás se atrevió a levantar su mano contra ella. Tuvieron tres hijos: dos varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por varias décadas.

Patricio no era cristiano, y aunque criticaba el mucho rezar de su esposa y su generosidad tan grande hacia los pobres, nunca se opuso a que dedicará de su tiempo a estos buenos oficios. El ejemplo de vida de su esposa logro su conversión. Mónica rezaba y ofrecía sacrificios por su esposo y al fin alcanzó de Dios la gracia de de 371 Patricio se hizo bautizar, y que lo mismo hiciera su suegra, mujer terriblemente colérica que por meterse demasiado en el hogar de su nuera le había amargado grandemente la vida a la pobre Mónica. Un año después de su bautismo, Patricio murió, dejando a la pobre viuda con el problema de su hijo mayor.

Cuando murió su padre, Agustín tenía 17 años y empezaron a llegarle a Mónica noticias cada vez más preocupantes del comportamiento de su hijo. En una enfermedad, ante el temor a la muerte, se hizo instruir acerca de la religión y propuso hacerse católico, pero al ser sanado de la enfermedad abandonó su propósito de hacerlo. Adoptó las creencias y prácticas de una la secta Maniquea, que afirmaban que el mundo no lo había hecho Dios, sino el diablo. Y Mónica, que era bondadosa pero no cobarde, ni débil de carácter, al volver su hijo de vacaciones y escucharle argumentar falsedades contra la verdadera religión, lo echó sin más de la casa y cerró las puertas, porque bajo su techo no albergaba a enemigos de Dios.

En cierta ocasión Mónica contó a un Obispo que llevaba años y años rezando, ofreciendo sacrificios y haciendo rezar a sacerdotes y amigos por la conversión de Agustín. El obispo le respondió: "Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas". Esta admirable respuesta y lo que oyó decir en el sueño, le daban consuelo y llenaban de esperanza, a pesar de que Agustín no daba la más mínima señal de arrepentimiento. A los 29 años, Agustín decide irse a Roma a dar clases. Ya era todo un maestro. Mónica se decide a seguirle para intentar alejarlo de las malas influencias pero Agustín al llegar al puerto de embarque, su hijo por medio de un engaño se embarca sin ella y se va a Roma sin ella. Pero Mónica, no dejándose derrotar tan fácilmente toma otro barco y va tras de él.

En Milán; Mónica conoce al santo más famoso de la época en Italia, el célebre San Ambrosio, Arzobispo de la ciudad. En él encontró un verdadero padre, lleno de bondad y sabiduría que le impartió sabios. Además de Mónica, San Ambrosio también tuvo un gran impacto sobre Agustín, a quien atrajo inicialmente por su gran conocimiento y poderosa personalidad. Poco a poco comenzó a operarse un cambio notable en Agustín, escuchaba con gran atención y respeto a San Ambrosio, desarrolló por él un profundo cariño y abrió finalmente su mente y corazón a las verdades de la fe católica. En el año 387, ocurrió la conversión de Agustín, se hizo instruir en la religión y en la fiesta de Pascua de Resurrección de ese año se hizo bautizar.

Agustín, ya convertido, dispuso volver con su madre y su hermano, a su tierra, en África, y se fueron al puerto de Ostia a esperar el barco. Pero Mónica ya había conseguido todo lo que anhelaba es esta vida, que era ver la conversión de su hijo. Ya podía morir tranquila. Y sucedió que estando ahí en una casa junto al mar, mientras madre e hijo admiraban el cielo estrellado y mientras hablaban sobre las alegrías venideras cuando llegaran al cielo, Mónica exclamó entusiasmada: "¿Y a mí que más me amarra a la tierra? Ya he obtenido de Dios mi gran deseo, el verte cristiano" Poco después le invadió una fiebre, que en pocos días se agravó y le ocasionaron la muerte. Falleció a los 55 años de edad del año 387.

martes, 27 de agosto de 2013

Que camino debe buscar el cristiano: la división o la unidad

Partiendo del texto de los Hechos de los Apóstoles, que conocemos bien: la conversión de Saulo, que luego se llamará Pablo, uno de los más grandes evangelizadores (cf. Hch 9,4-5). Saulo era un perseguidor de los cristianos, pero mientras recorre el camino que conduce a la ciudad de Damasco, de repente una luz lo envuelve, cae a tierra y oye una voz que le dice: ¿"Saulo, Saulo, por qué me persigues? Él pregunta: ¿"Quién eres, Señor?", y la voz responde: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues" (v. 3-5).

Esta experiencia de Pablo nos cuenta la profundidad de la unión entre los cristianos y el mismo Cristo. Cuando Jesús ascendió al cielo, no nos dejó huérfanos, sino con el don del Espíritu Santo, la unión con Él se ha vuelto aún más intensa. El Concilio Vaticano II en la Constitución Dogmática. Lumen Gentium, afirma que Jesús "comunicando su Espíritu, constituye místicamente como su cuerpo a sus hermanos, llamados de todos los pueblos"

La imagen del cuerpo nos ayuda a comprender este profundo vínculo Iglesia-Cristo, que Pablo ha desarrollado sobre todo en la primera Carta a los Corintios (cf. cap. 12). En primer lugar, el cuerpo nos llama a una realidad viva. La Iglesia no es una asociación benéfica, cultural o política, sino que es un cuerpo vivo, que camina y actúa en la historia. Y este cuerpo tiene una cabeza, Jesús, que lo guía, lo alimenta y lo sostiene.

Si se separa la cabeza del resto del cuerpo, la persona no puede sobrevivir. Así es en la Iglesia: debemos permanecer unidos cada vez más profundamente a Jesús: Pero no sólo eso: como en un cuerpo, es importante que corra la savia vital para que viva, así debemos permitir que Jesús obre en nosotros, que su Palabra nos guíe, que su presencia en la Eucaristía nos alimente, nos anime, que su amor dé fuerza a nuestro amar al prójimo.

En un segundo aspecto de la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Pablo dice que como los miembros del cuerpo humano, aunque diferentes y numerosos, forman un solo cuerpo, así nosotros fuimos todos bautizados mediante un solo Espíritu en un solo cuerpo (cf. 1 Cor 12:12-13). En la Iglesia, por lo tanto, hay una gran variedad, una diversidad de tareas y funciones; no hay la monótona uniformidad, sino la riqueza de los dones que el Espíritu Santo otorga. Pero hay la comunión y la unidad: todos están en relación unos con otros y todos participan en la formación de un solo cuerpo vital, profundamente unido a Cristo.

Recordemos bien: ser parte de la Iglesia quiere decir estar unidos a Cristo y recibir de Él la vida divina que nos hace vivir como cristianos, significa permanecer unidos al Papa y a los Obispos que son instrumentos de unidad y de comunión, y también significa aprender a superar personalismos y divisiones, entenderse mejor, armonizar la variedad y las riquezas de cada uno; en una palabra: a querer más a Dios y a las personas que están junto a nosotros, en la familia, en la parroquia, en las asociaciones. ¡Cuerpo y extremidades para vivir deben estar unidos! La unidad es superior a los conflictos, siempre.

Las divisiones entre nosotros, pero también las divisiones entre las comunidades: cristianos evangélicos, cristianos ortodoxos, cristianos católicos... pero ¿por qué divididos? Debemos tratar de lograr la unidad. Tenemos que orar entre nosotros, católicos, y también con los cristianos, orar para que el Señor nos dé la unidad: ¡la unidad entre nosotros! Pero, como tendremos la unidad entre los cristianos, si no somos capaces de tenerla entre nosotros los católicos, de tenerla en la familia -¡cuántas familias luchan y se dividen! Busquen la unidad que es la unidad que hace la Iglesia y la unidad que viene de Jesucristo. Él nos envía el Espíritu Santo para hacer la unidad.

El siguiente comentario, fue un extracto de la catequesis que diera el Papa Francisco el 19 de Junio de 2013.

Los Locos de la Azotea


Eran cuatro estudiantes de medicina de la Universidad de Buenos Aires, pero terminaron siendo los protagonistas de la primera transmisión radial de la Argentina, que fue escuchada por menos de cien personas. Imaginaban una radiofonía al servicio de la difusión cultural, pero luego el medio “explotó” y se transformó en un fenómeno de masas. Sin proponérselo, aquellos fanáticos de la “telefonía sin hilos” cambiaron para siempre la vida cotidiana de los argentinos.

El hecho como tal ocurrió exactamente a las nueve de la noche del 27 de agosto de 1920, pero se venía incubando desde hacía diez años, cuando los cuatro muchachos decidieron unir sus esfuerzos. Sus nombres eran Enrique Susini, Miguel Mujica, César Guerrico y Luis Romero Carranza. Pero todos ellos quedaron abrazados a la historia popular con el cariñoso apelativo grupal de los locos de la azotea. Ellos fueron los verdaderos fundadores de la radiofonía en la Argentina.

En la Argentina, un hecho incidental marcó el comienzo de la historia. En 1910, Guillermo Marconi llegó a Buenos Aires para continuar sus ensayos. El inventor del “telégrafo sin hilos” desarrolló desde aquí muchas pruebas de transmisión (las hacía desde Quilmes, en la zona sur del conurbano bonaerense), utilizando un barrilete de unos seis metros cuadrados con el que se remontaba una antena. Desde allí, logró enlaces con Irlanda y Canadá. Precisamente, aquellos ensayos en la tierra cervecera fueron la semilla que encendió el entusiasmo de los locos de la azotea.

El grupo de estudiantes de medicina quedó deslumbrado por las posibilidades que suponía el desarrollo de Marconi. A partir de entonces, no se detendrían hasta lograr una transmisión radial. Los cuatro amigos siguieron investigando con pasión cualquier información referente a los principios de Herz, Braun o Marconi. Ni siquiera los detuvo el comienzo de la Primera Guerra Mundial, cuando el desarrollo de la radio se convirtió en parte de un arsenal cubierto por el secreto. Por el contrario, aprovecharon la oportunidad.

La Argentina había sido neutral en el conflicto, pero los militares argentinos querían tener información sobre los efectos de los gases en el frente de batalla y sobre... radiotransmisores. Por eso, en 1917, la Armada le pidió al joven médico y “loco de la azotea” Enrique Susini que viajara a Francia. Fue ese viaje el que le permitió a Susini regresar al país con algunos equipos de 5 Kw. que habían sido usados por el ejército francés. “Éramos médicos estudiosos de los efectos eléctricos en medicina y también radioaficionados lo suficientemente bien informados como para estar a la vanguardia. Pero básicamente éramos personas imaginativas, amantes de la música y el teatro. Por eso se nos ocurrió que este maravilloso invento podía llegar a ser el más extraordinario instrumento de difusión cultural”, refirió Susini años más tarde sobre el grupo que lideraba y las posibilidades del nuevo medio.

Según el historiador Edgardo Roca, la radiotelefonía argentina nació como un entretenimiento de aficionados que jugaban a transmitir y recibir. “Pero el tiempo —afirma—, transformó el hobby de los locos de la azotea en algo imprescindible en todos los hogares”. La historia cambiaría a partir de una ópera transmitida desde el Teatro Coliseo. Aquella noche de 1920, se emitió con un micrófono al que le habían agregado una bocina para sordos y con un transmisor de 5 vatios (que parecía atado con alambres) en la azotea del teatro. Y el milagro fue posible. Las primeras palabras de la emisión:

“Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el festival sacro de Ricardo Wagner, Parsifal, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten”.

Tal fue la presentación que ofreció el propio Enrique Susini hacia las 9 de la noche de aquel 27 de agosto histórico. La transmisión fue realizada con éxito, aunque fuera escuchada por menos de cien personas, las únicas que entonces poseían auriculares “a galena” en Buenos Aires. Es que los parlantes y las válvulas eléctricas aún no formaban parte de la tecnología de los receptores. A partir de ese momento, los programas siguieron sin interrupciones. Al siguiente día, se transmitió Aída, por la tarde nuevamente Parsifal y a la noche, Iris, con Gilda Dalla Rizza y Benjamino Gigli. El lunes emitieron en directo Rigoleto y después Manón, con las actuaciones especiales de la compañía lírica del Teatro Municipal de Río de Janeiro.

El debate sobre si aquella fue o no la primera emisión radial aún sigue abierto. Algunos consideran que la transmisión desde el teatro Coliseo fue la “partida de nacimiento” de la radio: quizás el debate no sea relevante en sí mismo, sino por su valor en dar a conocer esta historia sobre el ingenio y la capacidad de aquellos cuatro radioaficionados argentinos. La emisión de Parsifal dio a luz a L.O.R, Radio Argentina, la primera licenciataria de la radiodifusión nacional. L.O.R transmitiría regularmente desde diversos teatros, inclusive desde el propio Teatro Colón, reafirmando su vocación por la difusión artística.

El 12 de octubre de 1922, también realizó lo que podría denominarse la “primera cobertura periodística” al emitir el discurso de la asunción presidencial de Marcelo T. de Alvear. De inmediato, se instaló el debate sobre si la radiofonía debía ser o no comercial. Susini fue uno de los que más se opuso. Su opinión era que si había surgido como un medio de difusión para la cultura, debía seguir así. Pero muchos vieron el potencial comercial que se abría ante sus ojos. Y así se fueron incluyendo los avisos comerciales en la programación, hasta llegar a ser un medio sostenido únicamente por publicidad.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Eran creíbles los Apóstoles de Jesús - Segunda Parte

La arqueología también puede darnos una mano, en esta tarea de intentar conocer mejor la situación social de Pedro y Andrés. En efecto, gracias a antiguas inscripciones descubiertas entre los restos del antiguo pueblo, los arqueólogos han podido identificar y estudiar la casa en la que vivían los dos pescadores, en Cafarnaúm. Se trataba de una vivienda amplia, un poco más grande que la mayoría de las otras casas halladas en Cafarnaúm. Estaba formada por un conjunto de siete habitaciones, agrupadas alrededor de un patio común. En cada una de ellas residía una familia.

Así se entiende que el evangelista Marcos diga que la casa era “de Simón y de Andrés” (Mc 1,29), o sea, de los dos hermanos. Cada uno de ellos tendría su mujer y sus hijos, que vivirían en una habitación distinta. A esto hay que agregar que también en esa casa vivía la suegra de Simón (Mc 1,30), la cual a su vez podía haber tenido otros miembros de la familia, como su marido, o hermanos. Era, pues, un complejo habitacional compartido al menos por esas tres familias, además de otros posibles integrantes del mismo clan.

Aunque no era una casa lujosa, se pudo comprobar que estaba situada en el centro mismo del pueblo, a sólo dos cuadras de la gran sinagoga, sobre la avenida principal de la ciudad, y a metros de la orilla del lago. Todo esto revela el nivel socioeconómico elevado de sus ocupantes. Volvamos ahora a la pregunta inicial: ¿eran los apóstoles de Jesús gente ignorante y ruda? Si resumimos las conclusiones que hemos presentado hasta aquí, más bien parece lo contrario.

Eran dueños de una pequeña empresa de pesca, que contaba con varios jornaleros más como empleados. Se habían trasladado de su Betsaida natal a Cafarnaúm para obtener especiales beneficios fiscales, mostrando así su capacidad de emprendimiento y su gran tacto para los negocios. Eran personas hábiles, que dominaban su oficio de pescadores, y que se manejaban muy bien en el mundo del comercio y las finanzas.

Tres de ellos (y tal vez algún otro más), por ser de Betsaida, eran bilingües, lo cual les permitía moverse con soltura tanto en los ambientes judíos como en los círculos de lengua griega. Llevaban un nivel de vida acomodado, como se deduce de la casa que tenían en Cafarnaúm (amplia y cómoda, en pleno centro del pueblo, y a dos cuadras de la sinagoga), y por la casa identificada por los arqueólogos en Betsaida como perteneciente a gente de la misma profesión.

Como empresarios eran hombres libres: podían elegir cuándo trabajar y cuándo cortar su jornada laboral. Habían hecho además una importante inversión en barcas y en redes, que les aseguraba un puesto de trabajo y una cierta independencia económica. Todo esto nos enseña que cuando Pedro, hablando con Jesús sobre las riquezas, le dijo: “Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte” (Mc 10,28), no estaba haciendo ningún alarde, ni exagerando las cosas. Cuando esos pescadores lo dejaron todo, en verdad dejaron mucho.

Juan, al final de su Evangelio, describe una escena de pesca en la que participan siete apóstoles: Simón Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Tomás el Mellizo, Natanael y otros dos cuyos nombres no se citan (Jn 21,1-11). Parece, pues, que al menos la mitad de los discípulos (y precisamente los más significativos) eran pescadores. Ahora bien, por el nivel de vida del que gozaban estos profesionales, podemos concluir que no eran en absoluto gente ignorante, inculta y ruda, sino más bien personas idóneas para su tiempo, preparadas y hábiles, capaces de comprender un mensaje como el predicado por Jesús, asumirlo con sus vidas, y transmitirlo a las comunidades cristianas posteriores. Por lo tanto, la credibilidad del Evangelio y la fiabilidad de las tradiciones que ellos comunicaron, por ese lado quedan a salvo.

Los apóstoles de Jesús eran expertos pescadores, y habían organizado sus vidas alrededor de su profesión. Pero un día se cruzaron con Jesús, y descubrieron que aquel inmenso lago, fuente de sus riquezas y prosperidad económica, ya no les atraía. Y tomaron la gran decisión de sus vidas: dejarlo todo para irse con Jesús. Así comprendieron que lo realmente valioso no era lo que habían dejado, sino lo que habían adquirido. Porque cuando uno decide seguir a Jesús, descubre que las demás cosas no valían tanto como antes pensaba.

La actitud de los apóstoles nos enseña que el seguimiento de Jesús no es para gente mediocre. No es para quienes no tienen nada más que hacer en la vida, o no encuentra otra cosa a la cual dedicarse. No es para los desilusionados del mundo, o los que quieren huir de las realidades materiales. No. Es para quienes tienen mucho que hacer en la vida. Para los que tienen emprendimientos, están llenos de trabajo, repletos de actividades, y con grandes ambiciones en sus negocios. Pero que a pesar de eso descubren en el seguimiento del Señor un camino más perfecto para su oficio, y por eso deciden seguirlo. La felicidad es poder andar cada día con la seguridad, la paz, la tranquilidad que da Jesús de Nazaret, sin importar a dónde nos lleve él. Porque si andamos con Jesús, no existe el camino hacia la felicidad. La felicidad es el camino.

Ariel Álvarez Valdés
Biblista

La fe y el medio ambiente

Cuando hablamos de medio ambiente, de la creación, nuestro pensamiento se dirige a las primeras páginas de la Biblia, al Libro del Génesis, donde se afirma que Dios puso al hombre y a la mujer en la tierra para que la cultivaran y la cuidaran (cf. 2:15). Y podemos preguntarnos: ¿Qué significa cultivar y cuidar la tierra? ¿Realmente estamos cultivando y resguardando lo creado?, ¿o lo estamos explotando y descuidando?

El verbo "cultivar" nos recuerda la atención que el agricultor tiene por su tierra, para que dé frutos, y éstos sean compartidos: ¡cuánta atención, pasión y dedicación! Cultivar y cuidar la creación es una indicación de Dios dada no sólo al principio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; significa hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos.

Nosotros, en cambio, a menudo llevados por la soberbia del dominio, del poseer, de manipular, de explotar; no "custodiamos la creación", no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que debemos cuidar. Estamos perdiendo la actitud de la admiración, de la contemplación, de la escucha de la creación; y por lo tanto ya no somos capaces de leer lo que Benedicto XVI llama "el ritmo de la historia de amor entre Dios y el hombre" ¿Por qué sucede esto? Porque pensamos y vivimos de una manera horizontal, nos hemos alejado de Dios, no leemos sus signos.

Pero "cultivar y cuidar" incluye no sólo la relación entre nosotros y el medio ambiente, entre el hombre y la creación, sino que comprende también las relaciones humanas. Los Papas han hablado de ecología humana, estrechamente vinculado a la ecología ambiental. Estamos viviendo un momento de crisis; lo vemos en el ambiente, pero sobre todo lo vemos en el hombre. ¡La persona humana está en peligro! – esto es cierto ¡hoy la persona humana está en peligro! ¡He aquí la urgencia de la ecología humana! Y el peligro es grave porque la causa del problema no es superficial, sino profunda: no es sólo una cuestión de economía, sino de ética y de antropología.

La Iglesia lo ha subrayado tantas veces. Y muchos dicen: sí es justo, es verdad... pero el sistema sigue como antes, porque las que dominan son las dinámicas de una economía y de una finanza que carecen de ética. El que manda hoy no es el hombre, es el dinero, el dinero. El dinero manda. Dios, nuestro Padre ha dado la tarea de custodiar la tierra, no el dinero. Sino de custodiarnos, a los hombres y las mujeres. Esta "cultura del descarte" tiende a convertirse en mentalidad común, que contagia a todos. La vida humana, la persona ya no se perciben como un valor primordial que ha de ser respetado y protegido, especialmente si son pobres o discapacitados, si aún no sirve -como el niño que está por nacer- o ya no es necesario -como los ancianos. Esta cultura del descarte nos ha hecho insensibles incluso a los desperdicios, a los residuos de los alimentos, que es aún más despreciable, cuando en todo el mundo, por desgracia, muchas personas y familias sufren hambre y desnutrición.

En el pasado, nuestros abuelos eran muy cuidadosos de no tirar nada de los restos de comida. El consumismo nos ha habituado tanto a lo superfluo y al desperdicio de la comida diaria, que a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va mucho más allá de los simples parámetros económicos. ¡Recordemos bien, sin embargo, que la comida que se tira es como si fuera robada de la mesa de los pobres y de los hambrientos!

El evangelio narra el milagro de los panes: Jesús da de comer a la multitud con cinco panes y dos peces. Y la conclusión del pasaje es importante: "Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas". (Lc 9:17) ¡Jesús pide a sus discípulos que no se pierda nada: que no haya desperdicios! Y hay este hecho de las doce cestas: ¿Por qué doce? ¿Qué quiere decir esto? Doce es el número de las tribus de Israel, simbólicamente representa a todo el pueblo. Y esto nos explica que cuando la comida se comparte de manera justa, solidaria, no se priva a nadie de lo necesario, cada comunidad puede satisfacer las necesidades de los más pobres. La ecología humana y la ecología ambiental caminan juntas.

El siguiente comentario, fue un extracto de la catequesis que diera el Papa Francisco el 05 de Junio de 2013.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Mensaje del Papa Francisco a los fieles en San Cayetano 2013

¿Qué quiere decir "Pueblo de Dios"?

En primer lugar, significa que Dios no pertenece de manera propia a ningún pueblo; porque es Él quien nos llama, nos convoca, nos invita a ser parte de su pueblo, y esta invitación esta dirigida a todos, sin distinción, porque la misericordia de Dios "quiere la salvación para todos "(1 Tim 2:04). Jesús no dice a los Apóstoles y a nosotros que formemos un grupo exclusivo; un grupo de élite. Jesús dice: "Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos" (cf. Mt 28,19). Pablo afirma que en el pueblo de Dios, en la Iglesia, "no hay ni judío ni griego... porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28).

Aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, a los que son temerosos o a los indiferentes, a los que piensan que ya no pueden cambiar: ¡El Señor también te está llamando a ti a ser parte de su pueblo y lo hace con gran respeto y amor!, ¡Él nos invita a hacer parte de este pueblo; pueblo de Dios!

¿Cómo se convierte en miembro de este pueblo? No es a través del nacimiento físico, sino por medio de un nuevo nacimiento. En el Evangelio, Jesús dice a Nicodemo que hay que nacer de lo alto, del agua y del Espíritu para entrar en el Reino de Dios (cf. Juan 3:3-5). Es a través del Bautismo que nosotros somos introducidos en este pueblo, a través de la fe en Cristo, don de Dios que debe ser alimentado y hecho crecer en toda nuestra vida.

Preguntémonos: ¿Cómo puedo hacer crecer la fe que he recibido del Bautismo?; ¿cómo hago crecer esta fe que yo he recibido y que el pueblo de Dios tiene?; ¿cómo hago para hacerla crecer?

¿Cuál es la ley del pueblo de Dios? Es la ley del amor, amor a Dios y amor al prójimo, según el nuevo mandamiento que nos ha dejado el Señor (cf. Jn 13,34). Un amor, sin embargo, que no es sentimentalismo estéril o algo vago, sino que es el reconocer a Dios como único Señor de la vida y, al mismo tiempo, aceptar al otro como un verdadero hermano, superando divisiones, rivalidades, incomprensiones, egoísmos; las dos cosas van de la mano.

¿Qué misión tiene este pueblo? La de llevar al mundo la esperanza y la salvación de Dios: ser signo del amor de Dios que llama a todos a la amistad con Él; ser levadura que hace fermentar toda la masa, sal que da sabor y preserva de la corrupción, luz que ilumina. A nuestro alrededor, basta abrir un periódico, para ver que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa.

¿Cuál es el objetivo de este pueblo? El fin es el Reino de Dios, iniciado sobre la tierra por Dios mismo, y que debe ampliarse hasta el cumplimiento, cuando aparecerá Cristo, vida nuestra. El fin entonces es la plena comunión con el Señor, entrar en su misma vida divina, donde viviremos la alegría de su amor sin medida. ¡Aquella alegría plena!

Ser Iglesia es ser pueblo de Dios, de acuerdo con el gran proyecto de amor del Padre, quiere decir ser el fermento de Dios en esta nuestra humanidad, quiere decir anunciar y llevar la salvación de Dios en este mundo nuestro, que a menudo se pierde, necesitado de tener respuestas que alienten, que den esperanza, que den nuevo vigor en el camino.

Que la Iglesia sea un lugar de la misericordia y de la esperanza de Dios, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio. Y para sentirse recibido, amado, perdonado, animado. La Iglesia debe tener las puertas abiertas para que todos puedan venir y nosotros debemos salir de esas puertas y anunciar el Evangelio.

El siguiente comentario, fue un extracto de la catequesis que diera el Papa Francisco el 12 de Junio de 2013.

¿Sabías Qué?

El guardabosque estadounidense Roy C. Sullivan fue alcanzado siete veces en su vida por un rayo. La primera vez (1942) sólo sufrió la pérdida de la uña del dedo gordo de un pie; en la segunda (1969) se le quemaron las cejas; en la tercera (1970) sufrió quemaduras en el hombro izquierdo; en la cuarta (1972) se le quemó el pelo; en al quinta (1973) de nuevo se le quemó el pelo y también las piernas; en la sexta (1976) resultó herido en un tobillo, y en la séptima y última (1977) sufrió quemaduras en el pecho y en el estómago. Tras sobrevivir a tantos y tan peligrosos accidentes, Sullivan, se dice que desilusionado por un desengaño amoroso, se suicidó en 1983, disparándose un tiro.

Cierto día de 1159 el Papa Adriano IV (1115-1159), único pontífice inglés de la historia, regresaba caminando hacia su residencia tras haber pronunciado uno de sus acerados sermones maldiciendo y amenazando de excomunión al emperador Federico I, cuando se detuvo ante una fuente pública para refrescarse. Mientras bebía, una mosca le entró accidentalmente por la boca y se le quedó atragantada en la garganta. Los médicos, avisados inmediatamente, no pudieron extraerla y el pontífice murió poco después asfixiado.

Según el Libro Guiness, el ciudadano francés Michel Lotito, nacido en 1950, es conocido en todo el mundo como el Cometodo, por ser capaz de ingerir y digerir vidrio y metal sin mayores problemas. Los médicos que le han examinado creen que es capaz de digerir 900 g. de metal diarios.  Desde 1966 se ha comido, delante de testigos, cosas tan variadas como 10 bicicletas, 1 carrito de supermercado (en 4 días y medio), 7 televisores, 6 lámparas de techo y 1 avión ultraligero.

jueves, 1 de agosto de 2013

Nos vemos en Cracovia 2016


“Queridos jóvenes, tenemos una cita en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en 2016, en Cracovia, Polonia. Pidamos, por la intercesión materna de María, la luz del Espíritu Santo para el camino que nos llevará a esta nueva etapa de gozosa celebración de la fe y del amor de Cristo”: con estas palabras antes del rezo del Ángelus el Papa Francisco anunció el mediodía del domingo en Río, la próxima ciudad anfitriona de la JMJ…

Palabras del Papa antes del Rezo del Ángelus:

Queridos hermanos y hermanas
Al final de esta Celebración Eucarística, con la cual elevamos a Dios nuestro canto de alabanza y gratitud por todas las gracias recibidas durante esta Jornada Mundial de la Juventud, quisiera antes agradecer a Monseñor Orani Tempesta y al Cardenal Rylko las palabras que me dirigieron. Les agradezco también a ustedes, queridos jóvenes, por todas las alegrías que me dieron en estos días. ¡Gracias! Llevo a cada uno de ustedes en mi corazón.

Ahora dirigimos nuestra mirada a la Madre del cielo, la Virgen María. En estos días, Jesús les ha repetido con insistencia la invitación a ser sus discípulos misioneros; ustedes escucharon la voz del Buen Pastor que los llamó por su nombre y ustedes reconocieron la voz que les llamaba (cf. Jn 10,4). ¿No es verdad que, en esta voz que resuena en sus corazones, sintieron la ternura del amor de Dios? ¿No es verdad que ustedes experimentaron la belleza de seguir a Cristo, juntos, en la Iglesia? ¿No es verdad que ustedes han comprendido mejor que el Evangelio es la respuesta al deseo de una vida todavía más plena? (cf. Jn 10,10). ¿No es verdad?

La Virgen Inmaculada intercede por nosotros en el Cielo como una buena madre que cuida de sus hijos. Que María nos enseñe con su vida qué significa ser discípulo misionero. Cada vez que rezamos el Angelus, recordamos el evento que ha cambiado para siempre la historia de los hombres. Cuando el ángel Gabriel anunció a María que iba a ser la Madre de Jesús, del Salvador, Ella, aún sin comprender del todo el significado de aquella llamada, se fió de Dios y respondió: «Aquí está la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Pero, ¿qué hizo inmediatamente después? Después de recibir la gracia de ser la Madre del Verbo Encarnado, no se quedó con aquél regalo; se sintió responsable y marchó, salió de su casa y se fue rápidamente a ayudar a su pariente Isabel, que tenía necesidad de ayuda (cf. Lc 1,38-39); realizó un gesto de amor, de caridad, y de servicio concreto, llevando a Jesús en su seno. Y este gesto lo hizo diligentemente.

Está aquí, queridos amigos, nuestro modelo. Aquella que recibió el don más precioso de Dios, como primer gesto de respuesta se pone en camino para servir y llevar a Jesús. Pidamos a la Nuestra Señora que nos ayude también a nosotros a transmitir la alegría de Cristo a nuestros familiares, a nuestros compañeros, a nuestros amigos, a todas las personas. ¡Nunca tengan miedo de ser generosos con Cristo! ¡Vale la pena! Salgan y vayan con valentía y generosidad, para que cada hombre y cada mujer puedan encontrar al Señor.

Queridos jóvenes, ya tenemos marcado el encuentro para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en 2016, en Cracovia, Polonia. Por la intercesión materna de María, pidamos la luz del Espíritu Santo para el camino que nos llevará a esta nueva etapa de gozosa celebración de la fe y del amor de Cristo.

Fuente:

El papa Francisco, a los obispos: "No pueden tener psicología de príncipes"


El papa Francisco dijo que los obispos deben conducir el rebaño, "que no es lo mismo que mandonear", y tienen que ser pastores cercanos a la gente, sencillos y austeros, "hombres que no tengan psicología de príncipes', que no sean ambiciosos".

El pontífice hizo estas manifestaciones en el discurso que dirigió al comité de coordinación del Consejo Episcopal Latinoamericao (CELAM), formado por 45 obispos de América Latina, con los que se reunió en Río de Janeiro antes de regresar a Roma, una vez clausurada la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.

El papa Bergoglio se refirió a la Misión Continental, el documento surgido de la V reunión del Celam, celebrada en Aparecida (Brasil) el 2007, donde se trazaron las líneas a seguir por la Iglesia Latinoamericana para encarar el siglo XXI y la nueva evangelización.

Refiriéndose a los obispos, el papa dijo que los prelados son quienes conducen la pastoral.

"El Obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear", dijo el papa.

Los prelados, subrayó, deben ser pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre, pacientes y misericordiosos, "hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida".

"Tienen que ser hombres que no tengan "psicología de príncipes", que no sean ambiciosos, capaces de estar velando sobre el rebaño que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene unido: vigilar sobre su pueblo con atención sobre los eventuales peligros que lo amenacen, pero sobre todo para cuidar la esperanza", dijo.

Francisco agregó que el sitio del Obispo para estar con su pueblo es triple: "o delante para indicar el camino, o en medio para mantenerlo unido y neutralizar los desbandes, o detrás para evitar que alguno se quede rezagado, pero también porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos".

"Estamos un poquito retrasados en lo que a Conversión Pastoral se refiere. Conviene que nos ayudemos un poco más a dar los pasos que el Señor quiere para nosotros en este hoy de América Latina y el Caribe", añadió.

EL DOCUMENTO DE APARECIDA

En un largo discurso, Francisco analizó el documento de Aparecida y señaló que la Iglesia es institución, pero cuando se erige en "centro" acaba transformándose en una ONG, se vuelve cada vez más autorreferencial y se debilita su necesidad de ser misionera.

"De 'Institución' se transforma en "Obra". Deja de ser Esposa (de Cristo) para terminar siendo administradora, de servidora se transforma en 'controladora'", señaló.

Aparecida, prosiguió, quiere una Iglesia Esposa, Madre, Servidora, que facilite la fe y no sea "una controladora de la fe".

El Obispo de Roma se refirió asimismo al clericalismo, del que dijo, "es también una tentación muy actual" en Latinoamérica.

"Curiosamente, en la mayoría de los casos, se trata de una complicidad pecadora: el cura clericaliza y el laico le pide por favor que lo clericalice, porque en el fondo le resulta más cómodo. El fenómeno del clericalismo explica, en gran parte, la falta de adultez y de cristiana libertad en buena parte del laicado latinoamericano", denunció el papa.

Francisco señaló que existe en América Latina una forma de libertad laical que se expresa fundamentalmente en la piedad popular y agregó que la propuesta de los grupos bíblicos, de las comunidades eclesiales de base y de los Consejos pastorales va en la línea de superación del clericalismo y de un crecimiento de la responsabilidad laical.

El papa destacó que Aparecida ha propuesto la renovación interna de la Iglesia y dijo que es necesario con frecuencia que los obispos analicen si el trabajo que hacen es más pastoral que administrativo. Francisco destacó que Aparecida ha propuesto la renovación interna de la Iglesia y dijo que es necesario con frecuencia que los obispos analicen si el trabajo que hacen es más pastoral que administrativo, promueven la misericordia de Dios, hacen partícipes de la misión a los fieles, si les apoyan "superando cualquier tentación de manipulación o sometimiento indebido".

Francisco también citó algunas "tentaciones" contra la misión, entre ellas el "reduccionismo socializante, que abarca desde el liberalismo de mercado hasta el marxismo; la ideologización psicológica, que reduce el encuentro con Jesucristo a un conocimiento, y la propuesta agnóstica que se da en grupos de elitistas, los denominados católicos ilustrados, por ser herederos de la Ilustración".

Fuente

“La autoridad se ejercita y se muestra en la capacidad de servicio”: el Papa al CELAM


En el marco de la JMJ el Papa Francisco quiso encontrar a los Obispos responsables del Consejo Episcopal Latinoamericano (C.E.L.A.M.), presentes en Río con ocasión de la Reunión General de Coordinación, del 29 de julio al 2 de agosto.

Discurso del Papa

1. Introducción
Agradezco al Señor esta oportunidad de poder hablar con ustedes, hermanos Obispos, responsables del CELAM en el cuatrienio 2011-2015. Hace 57 años que el CELAM sirve a las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe, colaborando solidaria y subsidiariamente para promover, impulsar y dinamizar la colegialidad episcopal y la comunión entre las Iglesias de esta Región y sus Pastores.

Como Ustedes, también yo soy testigo del fuerte impulso del Espíritu en la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y El Caribe en Aparecida, en mayo de 2007, que sigue animando los trabajos del CELAM para la anhelada renovación de las iglesias particulares. Esta renovación, en buena parte de ellas, se encuentra ya en marcha. Quisiera centrar esta conversación en el patrimonio heredado de aquel encuentro fraterno y que todos hemos bautizado como Misión Continental.

2. Características peculiares de Aparecida
Existen cuatro características que son propias de la V Conferencia. Son como cuatro columnas del desarrollo de Aparecida y que le dan su originalidad.

1) Inicio sin documento
Medellín, Puebla y Santo Domingo comenzaron sus trabajos con un camino recorrido de preparación que culminó en una especie de Instrumentum laboris, con el cual se desarrolló la discusión, reflexión y aprobación del documento final. En cambio, Aparecida promovió la participación de las Iglesias particulares como camino de preparación que culminó en un documento de síntesis. Este documento, si bien fue referencia durante la Quinta Conferencia General, no se asumió como documento de partida. El trabajo inicial consistió en poner en común las preocupaciones de los Pastores ante el cambio de época y la necesidad de recuperar la vida discipular y misionera con la que Cristo fundó la Iglesia.

2) Ambiente de oración con el Pueblo de Dios
Es importante recordar el ambiente de oración generado por el diario compartir la Eucaristía y otros momentos litúrgicos, donde siempre fuimos acompañados por el Pueblo de Dios. Por otro lado, puesto que los trabajos tenían lugar en el subsuelo del Santuario, la “música funcional” que los acompañaba fueron los cánticos y oraciones de los fieles.

3) Documento que se prolonga en compromiso, con la Misión Continental
En este contexto de oración y vivencia de fe surgió el deseo de un nuevo Pentecostés para la Iglesia y el compromiso de la Misión Continental. Aparecida no termina con un Documento sino que se prolonga en la Misión Continental.

4) La presencia de Nuestra Señora, Madre de América

Es la primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano y El Caribe que se realiza en un Santuario mariano.

3. Dimensiones de la Misión Continental
La Misión Continental se proyecta en dos dimensiones: programática y paradigmática. La misión programática, como su nombre lo indica, consiste en la realización de actos de índole misionera. La misión paradigmática, en cambio, implica poner en clave misionera la actividad habitual de las Iglesias particulares. Evidentemente aquí se da, como consecuencia, toda una dinámica de reforma de las estructuras eclesiales.

El “cambio de estructuras” (de caducas a nuevas) no es fruto de un estudio de organización de la planta funcional eclesiástica, de lo cual resultaría una reorganización estática, sino que es consecuencia de la dinámica de la misión. Lo que hace caer las estructuras caducas, lo que lleva a cambiar los corazones de los cristianos, es precisamente la misionariedad. De aquí la importancia de la misión paradigmática.

La Misión Continental, sea programática, sea paradigmática, exige generar la conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados y hombres de buena voluntad. El discípulo de Cristo no es una persona aislada en una espiritualidad intimista, sino una persona en comunidad, para darse a los demás. Misión Continental, por tanto, implica pertenencia eclesial.

Un planteo como éste, que comienza por el discipulado misionero e implica comprender la identidad del cristiano como pertenencia eclesial, pide que nos explicitemos cuáles son los desafíos vigentes de la misionariedad discipular. Señalaré solamente dos: la renovación interna de la Iglesia y el diálogo con el mundo actual.

Renovación interna de la Iglesia
Aparecida ha propuesto como necesaria la Conversión Pastoral. Esta conversión implica creer en la Buena Nueva, creer en Jesucristo portador del Reino de Dios, en su irrupción en el mundo, en su presencia victoriosa sobre el mal; creer en la asistencia y conducción del Espíritu Santo; creer en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y prolongadora del dinamismo de la Encarnación.

En este sentido, es necesario que, como Pastores, nos planteemos interrogantes que hacen a la marcha de las Iglesias que presidimos. Estas preguntas sirven de guía para examinar el estado de las diócesis en la asunción del espíritu de Aparecida y son preguntas que conviene nos hagamos frecuentemente como examen de conciencia.

1. ¿Procuramos que nuestro trabajo y el de nuestros Presbíteros sea más pastoral que administrativo? ¿Quién es el principal beneficiario de la labor eclesial, la Iglesia como organización o el Pueblo de Dios en su totalidad?

2. ¿Superamos la tentación de atender de manera reactiva los complejos problemas que surgen? ¿Creamos un hábito pro-activo? ¿Promovemos espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios? ¿Somos conscientes de la responsabilidad de replantear las actitudes pastorales y el funcionamiento de las estructuras eclesiales, buscando el bien de los fieles y de la sociedad?

3. En la práctica, ¿hacemos partícipes de la Misión a los fieles laicos? ¿Ofrecemos la Palabra de Dios y los Sacramentos con la clara conciencia y convicción de que el Espíritu se manifiesta en ellos?

4. ¿Es un criterio habitual el discernimiento pastoral, sirviéndonos de los Consejos Diocesanos? Estos Consejos y los Parroquiales de Pastoral y de Asuntos Económicos ¿son espacios reales para la participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral? El buen funcionamiento de los Consejos es determinante. Creo que estamos muy atrasados en esto.

5. Los Pastores, Obispos y Presbíteros, ¿tenemos conciencia y convicción de la misión de los fieles y les damos la libertad para que vayan discerniendo, conforme a su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía? ¿Los apoyamos y acompañamos, superando cualquier tentación de manipulación o sometimiento indebido? ¿Estamos siempre abiertos para dejarnos interpelar en la búsqueda del bien de la Iglesia y su Misión en el mundo?

6. Los agentes de pastoral y los fieles en general ¿se sienten parte de la Iglesia, se identifican con ella y la acercan a los bautizados distantes y alejados?

Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se lo puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en este camino, es la de la identidad católica concebida como pertenencia eclesial.

Diálogo con el mundo actual
Hace bien recordar las palabras del Concilio Vaticano II: Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (cf. GS, 1). Aquí reside el fundamento del diálogo con el mundo actual.

La respuesta a las preguntas existenciales del hombre de hoy, especialmente de las nuevas generaciones, atendiendo a su lenguaje, entraña un cambio fecundo que hay que recorrer con la ayuda del Evangelio, del Magisterio, y de la Doctrina Social de la Iglesia. Los escenarios y areópagos son de lo más variado. Por ejemplo, en una misma ciudad, existen varios imaginarios colectivos que conforman “diversas ciudades”. Si nos mantenemos solamente en los parámetros de “la cultura de siempre”, en el fondo una cultura de base rural, el resultado terminará anulando la fuerza del Espíritu Santo. Dios está en todas partes: hay que saber descubrirlo para poder anunciarlo en el idioma de esa cultura; y cada realidad, cada idioma, tiene un ritmo diverso.

4. Algunas tentaciones contra el discipulado misionero
La opción por la misionariedad del discípulo será tentada. Es importante saber por dónde va el mal espíritu para ayudarnos en el discernimiento. No se trata de salir a cazar demonios, sino simplemente de lucidez y astucia evangélica. Menciono sólo algunas actitudes que configuran una Iglesia “tentada”. Se trata de conocer ciertas propuestas actuales que pueden mimetizarse en la dinámica del discipulado misionero y detener, hasta hacer fracasar, el proceso de Conversión Pastoral.

1. La ideologización del mensaje evangélico. Es una tentación que se dio en la Iglesia desde el principio: buscar una hermenéutica de interpretación evangélica fuera del mismo mensaje del Evangelio y fuera de la Iglesia. Un ejemplo: Aparecida, en un momento, sufrió esta tentación bajo la forma de asepsia. Se utilizó, y está bien, el método de “ver, juzgar, actuar” (cf. n. 19). La tentación estaría en optar por un “ver” totalmente aséptico, un “ver” neutro, lo cual es inviable. Siempre el ver está afectado por la mirada. No existe una hermenéutica aséptica. La pregunta era, entonces: ¿con qué mirada vamos a ver la realidad? Aparecida respondió: Con mirada de discípulo. Así se entienden los números 20 al 32. Hay otras maneras de ideologización del mensaje y, actualmente, aparecen en Latinoamérica y El Caribe propuestas de esta índole. Menciono sólo algunas:

a) El reduccionismo socializante. Es la ideologización más fácil de descubrir. En algunos momentos fue muy fuerte. Se trata de una pretensión interpretativa en base a una hermenéutica según las ciencias sociales. Abarca los campos más variados, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista.

b) La ideologización psicológica. Se trata de una hermenéutica elitista que, en definitiva, reduce el”encuentro con Jesucristo” y su ulterior desarrollo a una dinámica de autoconocimiento. Suele darse principalmente en cursos de espiritualidad, retiros espirituales, etc. Termina por resultar una postura inmanente autorreferencial. No sabe de trascendencia y, por tanto, de misionariedad.

c) La propuesta gnóstica. Bastante ligada a la tentación anterior. Suele darse en grupos de élites con una propuesta de espiritualidad superior, bastante desencarnada, que termina por desembarcar en posturas pastorales de “quaestiones disputatae”. Fue la primera desviación de la comunidad primitiva y reaparece, a lo largo de la historia de la Iglesia, en ediciones corregidas y renovadas. Vulgarmente se los denomina “católicos ilustrados” (por ser actualmente herederos de la Ilustración).

d) La propuesta pelagiana. Aparece fundamentalmente bajo la forma de restauracionismo. Ante los males de la Iglesia se busca una solución sólo en la disciplina, en la restauración de conductas y formas superadas que, incluso culturalmente, no tienen capacidad significativa. En América Latina suele darse en pequeños grupos, en algunas nuevas Congregaciones Religiosas, en tendencias a la “seguridad” doctrinal o disciplinaria. Fundamentalmente es estática, si bien puede prometerse una dinámica hacia adentro: involuciona. Busca “recuperar” el pasado perdido.

2. El funcionalismo. Su acción en la Iglesia es paralizante. Más que con la ruta se entusiasma con la “hoja de ruta”. La concepción funcionalista no tolera el misterio, va a la eficacia. Reduce la realidad de la Iglesia a la estructura de una ONG. Lo que vale es el resultado constatable y las estadísticas. De aquí se va a todas las modalidades empresariales de Iglesia. Constituye una suerte de “teología de la prosperidad” en lo organizativo de la pastoral.

3. El clericalismo es también una tentación muy actual en Latinoamérica. Curiosamente, en la mayoría de los casos, se trata de una complicidad pecadora: el cura clericaliza y el laico le pide por favor que lo clericalice, porque en el fondo le resulta más cómodo. El fenómeno del clericalismo explica, en gran parte, la falta de adultez y de cristiana libertad en buena parte del laicado latinoamericano. O no crece (la mayoría), o se acurruca en cobertizos de ideologizaciones como las ya vistas, o en pertenencias parciales y limitadas. Existe en nuestras tierras una forma de libertad laical a través de experiencias de pueblo: el católico como pueblo.

Aquí se ve una mayor autonomía, sana en general, y que se expresa fundamentalmente en la piedad popular. El capítulo de Aparecida sobre piedad popular describe con profundidad esta dimensión. La propuesta de los grupos bíblicos, de las comunidades eclesiales de base y de los Consejos pastorales va en la línea de superación del clericalismo y de un crecimiento de la responsabilidad laical.

Podríamos seguir describiendo algunas otras tentaciones contra el discipulado misionero, pero creo que éstas son la más importante y de más fuerza en este momento de América Latina y El Caribe.

5. Algunas pautas eclesiológicas
1. El discipulado-misionero que Aparecida propuso a las Iglesias de América Latina y El Caribe es el camino que Dios quiere para este “hoy”. Toda proyección utópica (hacia el futuro) o restauracionista (hacia el pasado) no es del buen espíritu. Dios es real y se manifiesta en el”hoy”. Hacia el pasado su presencia se nos da como “memoria” de la gesta de salvación sea en su pueblo sea en cada uno de nosotros; hacia el futuro se nos da como “promesa” y esperanza. En el pasado Dios estuvo y dejó su huella: la memoria nos ayuda a encontrarlo; en el futuro sólo es promesa… y no está en los mil y un “futuribles”. El “hoy” es lo más parecido a la eternidad; más aún: el”hoy” es chispa de eternidad. En el “hoy” se juega la vida eterna.

El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un “hoy” pero “en tensión”. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión. No admite la auto referencialidad: o se refiere a Jesucristo o se refiere al pueblo a quien se debe anunciar. Sujeto que se trasciende. Sujeto proyectado hacia el encuentro: el encuentro con el Maestro (que nos unge discípulos) y el encuentro con los hombres que esperan el anuncio.

Por eso, me gusta decir que la posición del discípulo misionero no es una posición de centro sino de periferias: vive tensionado hacia las periferias… incluso las de la eternidad en el encuentro con Jesucristo. En el anuncio evangélico, hablar de “periferias existenciales” des-centra, y habitualmente tenemos miedo a salir del centro. El discípulo-misionero es un des-centrado: el centro es Jesucristo, que convoca y envía. El discípulo es enviado a las periferias existenciales.

2. La Iglesia es institución pero cuando se erige en “centro” se funcionaliza y poco a poco se transforma en una ONG. Entonces, la Iglesia pretende tener luz propia y deja de ser ese “misterium lunae” del que nos hablaban los Santos Padres. Se vuelve cada vez más autorreferencial y se debilita su necesidad de ser misionera. De “Institución” se transforma en “Obra”. Deja de ser Esposa para terminar siendo Administradora; de Servidora se transforma en “Controladora”. Aparecida quiere una Iglesia Esposa, Madre, Servidora, facilitadora de la fe y no controladora de la fe.

3. En Aparecida se dan de manera relevante dos categorías pastorales que surgen de la misma originalidad del Evangelio y también pueden servirnos de pauta para evaluar el modo como vivimos eclesialmente el discipulado misionero: la cercanía y el encuentro. Ninguna de las dos es nueva, sino que conforman la manera cómo se reveló Dios en la historia. Es el “Dios cercano” a su pueblo, cercanía que llega al máximo al encarnarse. Es el Dios que sale al encuentro de su pueblo. Existen en América Latina y El Caribe pastorales “lejanas”, pastorales disciplinarias que privilegian los principios, las conductas, los procedimientos organizativos… por supuesto sin cercanía, sin ternura, sin caricia. Se ignora la “revolución de la ternura” que provocó la encarnación del Verbo. Hay pastorales planteadas con tal dosis de distancia que son incapaces de lograr el encuentro: encuentro con Jesucristo, encuentro con los hermanos.

Este tipo de pastorales a lo más pueden prometer una dimensión de proselitismo pero nunca llegan a lograr ni inserción eclesial ni pertenencia eclesial. La cercanía crea comunión y pertenencia, da lugar al encuentro. La cercanía toma forma de diálogo y crea una cultura del encuentro. Una piedra de toque para calibrar la cercanía y la capacidad de encuentro de una pastoral es la homilía. ¿Qué tal son nuestras homilías? ¿Nos acercan al ejemplo de nuestro Señor, que “hablaba como quien tiene autoridad” o son meramente preceptivas, lejanas, abstractas?

4. Quien conduce la pastoral, la Misión Continental (sea programática como paradigmática), es el Obispo. El Obispo debe conducir, que no es lo mismo que mandonear. Además de señalar las grandes figuras del episcopado latinoamericano que todos conocemos quisiera añadir aquí algunas líneas sobre el perfil del Obispo que ya dije a los Nuncios en la reunión que tuvimos en Roma. Los Obispos han de ser Pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre; pacientes y misericordiosos. Hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que no tengan “psicología de príncipes”. Hombres que no sean ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la expectativa de otra. Hombres capaces de estar velando sobre el rebaño que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene unido: vigilar sobre su pueblo con atención sobre los eventuales peligros que lo amenacen, pero sobre todo para cuidar la esperanza: que haya sol y luz en los corazones.

Hombres capaces de sostener con amor y paciencia los pasos de Dios en su pueblo. Y el sitio del Obispo para estar con su pueblo es triple: o delante para indicar el camino, o en medio para mantenerlo unido y neutralizar los desbandes, o detrás para evitar que alguno se quede rezagado, pero también, y fundamentalmente, porque el rebaño mismo también tiene su olfato para encontrar nuevos caminos.

No quisiera abundar en más detalles sobre la persona del Obispo, sino simplemente añadir, incluyéndome en esta afirmación, que estamos un poquito retrasados en lo que a Conversión Pastoral se refiere. Conviene que nos ayudemos un poco más a dar los pasos que el Señor quiere para nosotros en este “hoy” de América Latina y El Caribe. Y sería bueno comenzar por aquí.

Les agradezco la paciencia de escucharme. Perdonen el desorden de la charla y, por favor, les pido que tomemos en serio nuestra vocación de servidores del santo pueblo fiel de Dios, porque en esto se ejercita y se muestra la autoridad: en la capacidad de servicio. Muchas gracias.

Fuente:

"Quiero lío, quiero que la Iglesia salga a la calle", dice Francisco a los jóvenes argentinos


La catedral Metropolitana de San Sebastián resultó estrecha para recibir a los miles de jóvenes y peregrinos argentinos que llegaron a Río de Janeiro para saludar al papa Francisco. En un acto que no estuvo programado en la agenda oficial del Pontífice, decidió reunirse por un momento con sus compatriotas, que se calcula llegaron más de 40 mil peregrinos.

En un discurso improvisado, el papa Francisco les pidió a los jóvenes que hagan "lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle".

"Los jóvenes tienen que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos", dijo.

Para el papa la Iglesia debe dejar la "mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, sino salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG"!, insistió.

Aquí el texto íntegro del mensaje del papa Francisco a los jóvenes argentinos:

"Gracias, gracias, por estar hoy aquí, por haber venido. Gracias a los que están adentro y muchas gracias a los que están afuera, a los 30 mil me dicen que hay afuera. Desde acá los saludo, están bajo la lluvia. Gracias por el gesto de acercarse, gracias por haber venido a la Jornada de la Juventud, yo le sugerí al doctor Gasbarri que es el que maneja, que organiza el viaje, si hubiera un lugarcito para encontrarme con ustedes. Y en medio día tenía arreglado todo, así que también quiero agradecer públicamente también al doctor Gasbarri, esto que ha logrado hoy.

Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá dentro va a haber lío va a haber, que acá en Río va a haber lío va a haber, pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, sino salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!

Que me perdonen los obispos y los curas, si alguno después le arma lío a ustedes, pero es el consejo. Gracias por lo que puedan hacer. Miren, yo pienso que en este momento esta civilización mundial se pasó de ‘rosca', se pasó de ‘rosca', porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos.

Exclusión de los ancianos, por supuesto, porque uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida es decir, no se cuida a los ancianos pero también está una eutanasia cultural. No se los deja hablar, no se los deja actuar. Exclusión de los jóvenes, el porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo y sin empleo es muy alto y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo, o sea esta civilización nos ha llevado a excluir dos puntas que son el futuro nuestro.

Entonces los jóvenes tiene que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmitamos la sabiduría de los pueblos.

En el pueblo argentino, yo se los pido de corazón a los ancianos, no claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo que transmite la justicia, que transmite la historia, que trasmite los valores , que transmite la memoria de pueblo. Y ustedes, por favor, no se metan contra los viejos, déjenlos hablar, escúchenlos y lleven adelante. Pero sepan, sepan que en este momento ustedes los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino: exclusión. No se dejen excluir, ¿está claro? Por eso creo que tienen que trabajar.

Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio. Es un escándalo que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros, es un escándalo, y que haya muerto en la cruz, es un escándalo, el escándalo de la cruz. La cruz sigue siendo escándalo pero es el único camino seguro, el de la cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús. Por favor, ¡no licuen la fe en Jesucristo!, hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana pero, por favor, ¡no tomen licuado de fe!

¡La fe es entera, no se licua, es la fe en Jesús!, es la fe en el hijo de Dios hecho hombre que me amó y murió por mí. Entonces hagan lío, cuiden los extremos del pueblo que son los ancianos y los jóvenes, no se dejen excluir y que no excluyan a los ancianos, segundo, y no licúen la fe en Jesucristo.

Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos que hacer padre?, Mira lee las bienaventuranzas que te van a venir bien y si querés saber qué cosa práctica tienes que hacer, lee Mateo 25 que es el protocolo con el cual nos van juzgar. Con esas dos cosas tienen el programa de acción: las bienaventuranzas y Mateo 25 no necesitan leer otra cosa, se los pido de corazón.

Bueno, les agradezco ya esta cercanía. Me da pena que estén enjaulados. Pero les digo una cosa, yo por momentos siento qué feo que es estar enjaulado, se los confieso de corazón.

Los comprendo y me hubiera gustado estar más cerca de ustedes pero comprendo que por razón de orden no se puede. Gracias por acercarse, gracias por rezar por mí. Se los pido de corazón, necesito, necesito de la oración de ustedes, necesito mucho. Gracias por eso.

Les voy a dar la bendición y después vamos a bendecir la imagen de la Virgen que va a recorrer toda la república y la cruz de San Francisco que van a recorrer misionariamente.

Pero no se olviden: hagan lío, cuiden los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos que son los ancianos y los jóvenes, y no licuen la fe".

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“Su servicio lo ha demostrado: hay más dicha en dar que en recibir”: el Papa saluda a los voluntarios de la JMJ


Antes de retornar a Roma el Papa quiso reunirse con los miles de jóvenes que en estos días ofrecieron lo mejor de sí como voluntarios de la JMJ, manifestándoles sincero agradecimiento por su dedicación y empeño, que sin duda ha contribuido al rotundo éxito de esta “semana de los jóvenes” del mundo en Río. “Cada uno de ustedes, a su manera, les dijo, ha sido un medio que ha facilitado a miles jóvenes tener ‘preparado el camino’ para encontrar a Jesús. Y éste es el servicio más bonito que podemos realizar como discípulos misioneros: Preparar el camino para que todos puedan conocer, encontrar y amar al Señor. A ustedes, que en este período han respondido con tanta diligencia y solicitud a la llamada para ser voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud, les quisiera decir: Sean siempre generosos con Dios y con los otros. No se pierde nada, y en cambio, es grande la riqueza de vida que se recibe" (RC-RV)

Discurso del Papa
Queridos voluntarios
Buenas tardes

No podía regresar a Roma sin haberles dado las gracias personal y afectuosamente a cada uno de ustedes por el trabajo y la dedicación con que han acompañado, ayudado, servido a los miles de jóvenes peregrinos; por tantos pequeños gestos que han hecho de esta Jornada Mundial de la Juventud una experiencia inolvidable de fe. Con la sonrisa de cada uno de ustedes, con su amabilidad, con su disponibilidad para el servicio, han demostrado que “hay más dicha en dar que en recibir” (Hch 20,35).

El servicio que han prestado en estos días me ha recordado la misión de san Juan Bautista, que preparó el camino a Jesús. Cada uno de ustedes, a su manera, ha sido un medio que ha facilitado a miles jóvenes tener “preparado el camino” para encontrar a Jesús. Y éste es el servicio más bonito que podemos realizar como discípulos misioneros: Preparar el camino para que todos puedan conocer, encontrar y amar al Señor. A ustedes, que en este período han respondido con tanta diligencia y solicitud a la llamada para ser voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud, les quisiera decir: Sean siempre generosos con Dios y con los otros. No se pierde nada, y en cambio, es grande la riqueza de vida que se recibe.

Dios llama a opciones definitivas, tiene un proyecto para cada uno: descubrirlo, responder a la propia vocación, es caminar hacia la realización feliz de uno mismo. Dios nos llama a todos a la santidad, a vivir su vida, pero tiene un camino para cada uno. Algunos son llamados a santificarse construyendo una familia mediante el sacramento del matrimonio. Hay quien dice que hoy el matrimonio está “pasado de moda”; en la cultura de lo provisional, de lo relativo, muchos predican que lo importante es “disfrutar” el momento, que no vale la pena comprometerse para toda la vida, hacer opciones definitivas, “para siempre”, porque no se sabe lo que pasará mañana.

Yo, en cambio, les pido que sean revolucionarios, que vayan contracorriente; sí, en esto les pido que se rebelen contra esta cultura de lo provisional, que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, que no son capaces de amar verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a “ir contracorriente”. Atrévanse a ser felices.

El Señor llama a algunos al sacerdocio, a entregarse totalmente a Él, para amar a todos con el corazón del Buen Pastor. A otros los llama a servir a los demás en la vida religiosa: en los monasterios, dedicándose a la oración por el bien del mundo, en los diversos sectores del apostolado, gastándose por todos, especialmente por los más necesitados. Nunca olvidaré aquel 21 de septiembre –tenía 17 años- cuando, después de haber entrado en la iglesia de San José de Flores para confesarme, sentí por primera vez que Dios me llamaba. ¡No tengan miedo a lo que Dios pide! Vale la pena decir “sí” a Dios. ¡En Él está la alegría!

Queridos jóvenes, quizá alguno no tiene todavía claro qué hará con su vida. Pídanselo al Señor; Él les hará ver el camino. Como hizo el joven Samuel, que escuchó dentro de sí la voz insistente del Señor que lo llamaba pero no entendía, no sabía qué decir y, con la ayuda del sacerdote Elí, al final respondió a aquella voz: Habla, Señor, que yo te escucho (cf. 1 S 3,1-10). Pidan también al Señor: ¿Qué quieres que haga? ¿Qué camino he de seguir?

Queridos amigos, de nuevo les doy las gracias por lo que han hecho en estos días. No olviden lo que han vivido aquí. Cuenten siempre con mis oraciones y estoy seguro de que yo puedo contar con las de ustedes.

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